Un reciente estudio internacional propone una nueva metodología para que la renaturalización (o rewilding, por su nombre en inglés) de un espacio natural sea exitosa, y advierte de que “se han destruido ecosistemas enteros, lo que supone una disminución continua de la biodiversidad".
Los últimos ejemplares de la zona aún no han desaparecido porque existe el área protegida del Parque Nacional de Doñana, según un estudio del CSIC, en el que destaca el declive del 95% que ha sufrido la especie en cuatro décadas fuera de este espacio protegido.
La asociación los relaciona con la Refinería de Petróleos de Repsol situada en el Valle y anuncia que interpondrá varias denuncias ante la Administración por la llegada de "miles de litros de hidrocarburos" que se extendieron cientos de metros a lo largo del cauce. Además, ve necesario realizar una campaña de sondeos ante la posible existencia de bolsas de hidrocarburos en el subsuelo que podrían ser empujados a superficie con la subida del nivel freático.
El consumo de este tipo de productos está aumentando, pero no se eliminan en las depuradoras, por lo que llegan al agua pudiendo afectar no solo a los individuos, sino a las poblaciones. A medida que crece la contaminación del mar, la situación empeora y se desconoce si existe riesgo de que estos contaminantes alcancen al ser humano, según revela una investigación llevada a cabo en la Universidad del País Vasco.
Desde hace unos 30 años no nacían ejemplares de esta amenazada rapaz en la Sierra Oeste de Madrid, donde la especie se extinguió como reproductora a principios de los años noventa. Es también la primera vez que un proyecto de reintroducción logra que esta ave se reproduzca en territorio madrileño. Se trata del proyecto Aquila a-LIFE, coordinado por Grefa.
Investigadores de la institución docente participan en un proyecto europeo que promueve enfoques sostenibles para la conservación de la riqueza que se encuentra bajo tierra.
Servirá para realizar una retención sectorizada de estos contaminantes ante la situación constatada de aportes en continuo que se acumulan en la barrera situada en Guardamar.
Los voluntarios reunieron 459 botellas de plástico, 603 tapones, 309 bolsas y envoltorios de comida, 130 fragmentos de tuberías de riego o goteo y gran cantidad de otros objetos o fragmentos plásticos no reconocibles, garrafas de plástico, cajas de poliestireno, varios zapatos y mecheros. Aun siendo una cantidad abundante, la organización destaca que es "sensiblemente inferior a la de ocasiones anteriores, sobre todo debido a los 20 años de sucesivas campañas.
Ha reforestado un área de aproximadamente 5.000 metros cuadrados con más de 350 plantones de varias especies propias de la zona, fundamentalmente cuernecillo de mar y azucena de mar. Además, se han instalado carteles para informar sobre esta flora de interés especial.
La escultura se realizará con botellas, envases de plástico, redes de pesca o bolsas recogidas por voluntarios en distintas salidas de limpieza de costa o de otros orígenes. Su elaboración, en la que puede participar cualquier persona interesada, comienza hoy se prolonga hasta el miércoles, en la localidad costera, donde quedará expuesta del 18 al 30 de abril.