El seguimiento de estos animales, realizado por la Fundación Oceanográfic, revela que uno de los cinco ejemplares permanece en las costas de la Región. El estudio científico permitirá obtener información valiosa para su conservación, como sus desplazamientos o las principales amenazas globales a las que se enfrenta esta especie, catalogada como vulnerable y que está recuperándose en el litoral mediterráneo.
Arrastradas por los vientos y el agua, ofrecen una información igual de fiable, y más económica, que otros dispositivos usados hasta el momento, como boyas, planeadores, radares o satélites. Este método permite, además, analizar una parte del comportamiento de las aves marinas que apenas se ha estudiado con anterioridad.
La esperanza de los implicados en su suelta del Zoo de Riga, entidad en la que nacieron los pollos, es que los animales vuelvan en primavera a su lugar de suelta y con el tiempo se conviertan en los primeros buitres negros que se hayan reproducido en Bulgaria en décadas.
Es la primera cita en la Región (hay solo dos más en España) de esta especie africana y del Oriente Medio, y su descubrimiento ha levantado un simpático y enriquecedor revuelo en las redes en torno a su identificación.
La obra repasa su biología y ecología, los indicios que deja, las opiniones de expertos internacionales o los conflictos que genera, pero también incluye algo olvidado en la mayoría de los textos sobre este fabuloso animal: su anatomía, fundamental para valorar al bellísimo cánido. Y si te la compras por haber leído este post, tienes descuento...
Esta herramienta de restauración ecológica se conoce como Forestería Análoga y aspira a crear paisajes ecológicamente estables y socioeconómicamente productivos.
La especie, que está considerada en situación crítica y estuvo muy cerca de desaparecer, se está recuperando gracias a los trabajos de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia y la Universidad Politécnica de Cartagena. La población silvestre llegó a ser de un único individuo en la Comunidad Valenciana y un pequeño grupo en las inmediaciones de la diputación cartagenera de El Llano del Beal.
Entre los hallazgos más llamativos se citan el caballito de mar de hocico corto y de hocico largo y una holoturia del Atlántico, pero hay también estrellas de mar, tiburones, especies de interés comercial y hasta bioindicadoras que se dejan ver en las aguas marinas más cercanas a la ciudad, y que ahora recoge en un colorido libro editado por la Autoridad Portuaria de Cartagena.
Un nuevo estudio científico ha identificado "señales de selección en genes potencialmente relacionados con la mejora del aprendizaje a través del olfato y la capacidad de recordar dónde se encuentran los alimentos", mejoras que podrían ser cruciales para los ejemplares que viven donde la disponibilidad de recursos suele ser menor.