Hoy sí, el viento ha descendido y ha permitido un día ajetreadísimo entre mirar al cielo y anotar. Una de esas jornadas bonitas que tanto le gustan a Susana Noguera Hernández, naturalista y voluntaria habitual del seguimiento de la migración de aves en Tarifa, que nos trae otra de sus envidiables CRÓNICAS DE LA MIGRACIÓN DE AVES DESDE EL ESTRECHO
Por sus valores ambientales, históricos y culturales. Huermur remarca que esta protección resulta indispensable para brindarle las medidas y cuidados necesarios de forma periódica, pues junto al Palmeral Grande de Zaraiche, configuran un bien natural único en la huerta murciana.
En ocasiones, en Tarifa el viento no es propicio para salvar el obstáculo del mar. Hay que hacer un menor esfuerzo en el conteo de aves... y pueden los voluntarios dedicarse a otras aficiones.
Otro buen día en Tarifa, hasta que el viento de levante ha frenado el paso. Es una nueva entrega de las CRÓNICAS DE LA MIGRACIÓN DE AVES DESDE EL ESTRECHO de la naturalista Susana Noguera Hernández.
Esta planta no soporta las temperaturas ni a salinidad de la laguna costera. Su inclusión en este documento nos transmite la sensación de dejadez, falta de interés... Y luego está pensar en la cantidad de jóvenes que han aprendido que la Posidonia está en el mar Menor.
600 abejeros, 500 milanos, alimoches, primillas, culebreras... Un nuevo envío de las CRÓNICAS DE LA MIGRACIÓN DE AVES DESDE EL ESTRECHO de la naturalista Susana Noguera Hernández.
Entre las piezas intervenidas hay una tortuga carey completa, colmillos de elefante, figuras de marfil, varios animales completos y partes de ellos como un botellero hecho de patas de rinoceronte o un cenicero de hipopótamo.
Algo está sucediendo este año que hace que la Región de Murcia esté recibiendo más visitas que nunca de las cigüeñas blancas. Ya se han contado dos bandos importantes por Moratalla (el último pasó primero por Tazona y Los Olmos, en Castilla-La Mancha) y parece que hay otro ahora mismo en Águilas...
Esta ave tiene la peculiaridad de que exhibe mucha variedad de plumajes, entre juveniles, hembras, machos... y con diferentes coloraciones. Nos lo cuenta la naturalista Susana Noguera Hernández, que está viviendo la migración en el Estrecho.
Se trata de la Rhizostoma luteum, que puede medir más de medio metro de diámetro y pesar más de 12 kilos, y puede verse en nuestro litoral. Durante muchos años se ha dudado incluso de su existencia. Entre sus peculiaridades, la madre medusa lleva a sus descendientes protegidos entre sus brazos orales hasta que los libera en un ambiente propicio.