Tomás Rodríguez Estrella, doctor en Geología y profesor titular jubilado de la UPCT

"Tenemos que hacernos amigos de los terremotos"

Desde principios de enero hasta hoy, la Región de Murcia ha experimentado más de una veintena de pequeños movimientos de tierra, de magnitud de 1,5 a 2,9, hasta el que ayer sacudió la zona de Albudeite, que alcanzó los 4,1 grados y generó cierta alarma y mucho revuelo en las redes sociales. Sin embargo, Para Tomás Rodríguez Estrella, doctor en Geología y profesor titular jubilado de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT), esto no tiene nada de raro. Lo suyo sería que “nos hiciéramos amigos de los terremotos” y estar prevenidos, ya que vivimos en una zona sísmica, pero no alarmarnos.

TERREMOTO DEL 2 DE MARZO

El Servicio de Seguridad y Emergencias del 1-1-2 recibió ayer casi un centenar de llamadas alertando e informando de movimientos sísmicos en la Región de Murcia. Las llamadas respondían al terremoto ocurrido a las 20:08 horas, de magnitud 4,1 y con epicentro al suroeste de Albudeite, al que le sucedió un segundo temblor, a las 20:16 horas, esta vez de magnitud 3.2 y con epicentro al sur de Albudeite (imagen superior).

Las comunicaciones procedían de Murcia, Molina de Segura, Alguazas, Alcantarilla, Alguazas, Alhama de Murcia, Archena, Bullas, Cieza y Santomera, así como de poblaciones de provincias limítrofes como Orihuela, Elda, Almansa y Hellín. Sólo se han reseñado daños (leves) en el falso techo de una vivienda de Bullas y no hay heridos.

Ante este terremoto, el director de Seguridad Ciudadana y Emergencias ha activado el Plan Especial de Protección Civil ante el Riesgo Sísmico en la Región de Murcia (Plan Sismimur) en su fase de intensificación y seguimiento de la información, situación 0, fase que se debe poner en marcha "por la ocurrencia de fenómenos sísmicos ampliamente sentidos por la población y requerirá de las autoridades y órganos competentes una actuación coordinada, dirigida a intensificar la información a los ciudadanos sobre dichos fenómenos".

Rodríguez Estrella pone como ejemplo a Japón, donde experimentan con frecuencia temblores de magnitud 6 y 7 grados, “pero todo está bien construido y no pasa nada”. Allí “hasta los rascacielos están preparados. Tienen, como si dijéramos, 'ruedas' en el suelo, y cuando llega la onda sísmica, que es como una ola de mar, el rascacielos se adapta a la superficie de la onda; sólo se cae algo de las mesas y las lámparas se mueven; pero cuando la onda pasa, todo el mundo sigue trabajando”. Así, dice el experto, “están prevenidos”.

Porque prevenir es, para este profesor, lo más importante. Por el contrario, predecir, sólo se puede hacer a medias: “de los terremotos, sabes dónde se pueden originar, pero no cuándo”. El dónde son las fallas sismotectónicas, que ya están muy bien definidas, y sencillamente no hay que edificar ni construir infraestructuras sobre ellas, “no como el trasvase Tajo-Segura, que corta a la Falla de Alhama de Murcia (la más activa de España) por tres sitios”, lamenta.

Y en cuanto a la sucesión de terremotos que se ha sentido en la Región estos días, tiene la impresión de que los movimientos anteriores han sido precursores de éste más importante, “y a partir de aquí, lo normal suele ser que haya réplicas, como reajuste de materia a ese desorden de bloques que se ha producido bajo tierra”, y no espera un terremoto de mayor magnitud.

Este último sismo está relacionado con una falla a la que el propio profesor bautizó allá por el año 1979. Él le puso el nombre de Falla de Vélez Rubio – Elche – Alicante, que fue aceptada por la comunidad científica y rebautizada como Falla NorBética. Esta larga falla de más de 80 kilómetros de longitud “ha estado dormida en su trazado regional”, describe, porque fuera de la Región sí ha experimentado movimiento. Por tierras murcianas, más tranquilas hasta ahora, su recorrido es muy profundo. Arranca en Abanilla y pasa por Lorquí, Ceutí, Sur de Albudeite, Campos del Río y Sur de Fortuna, y viene acompañado de puntos termales y rocas volcánicas como las conocidas fortunitas o los llamados 'volcanes de sal triásicos' (diapiros) de Abanilla.

Pero Rodríguez Estrella no está "excesivamente preocupado". Estos movimientos del mes pasado le parecen “relativamente pequeños” toda vez que su magnitud máxima ha sido de 2,9. Sólo considera importante al de ayer, con un 4,1, y al cual, además, se valoró inicialmente con una magnitud inferior para luego subírsela “cuando lo normal es que ocurra al contrario”, detalla.

“Lo menos malo de este terremoto de Albudeite ha sido su relativa gran profundidad. El hipocentro estaba a 12 kilómetros. Cuanto más profundo, menos daño se origina”, incide, para recordar que el triste terremoto de Lorca ocurrió a solo dos kilómetros de profundidad, “es que estaba ahí mismo”, recuerda.

La Falla NorBética se sitúa entre otras dos fallas que discurren también en dirección noreste suroeste, y que son la famosa Falla de Alhama de Murcia, al sur, y la Falla de Crevillente, al norte, que en ocasiones se pueden resentir también con los movimientos de las fallas contiguas. Todas estas fallas, apunta asimismo, son paralelas al límite en el que se encuentran las placas tectónicas Euroasiática, al norte, y Africana, al sur, y donde la primera se sumerge bajo la segunda. “España se está hundiendo”, bromea, y eso explica muchos de estos movimientos.

Por lo demás, un terremoto es también un buen indicio de que la Tierra está todavía viva. “Eso significa que el planeta recibe el calor del sol, pero también del interior de la tierra; sin eso no puede haber vida, estaríamos en un planeta muerto”. Este hecho inevitable constituye, quizá, otra razón para tener que “hacernos amigos de los terremotos”, como dice el profesor Rodríguez Estrella.

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Mónica Rubio. Periodista y Bióloga.