La llamativa visita de alcas a la Región y su dudoso recibimiento

Grupo de alcas en el Puerto de Cartagena. Foto: Carmen Álvarez Montalbán.

El alca común, una preciosa ave invernal que recuerda a un pingüino, está dejándose ver estos días de manera extraordinaria en dársenas y bahías en una cantidad tal que ha llamado la atención de los vecinos y visitantes del litoral mediterráneo. Esta llegada está propiciada por una inusual tormenta en el norte de Europa, que obliga a los animales a desplazarse y, en casos, hasta perder su ruta habitual y asomarse a otras latitudes. Los expertos relatan que no es tanto que haya más ejemplares que otros años, sino que su comportamiento les lleva a estar "más a la vista". El pronóstico es que el mal tiempo arrecie allá y aún lleguen aquí en mayor número. No todas superan la difícil prueba y el resto, cansadas y despistadas, experimentan en ocasiones un dudoso recibimiento, enredándose en los hilos de pesca, clavándose sus anzuelos o incluso siendo expulsadas a patadas.

Esta ave está en el imaginario colectivo porque suyas son esas diminutas crías que, aún bolitas de plumón, con tan sólo 12 ó 14 días de vida y todavía incapaces de volar, abandonan su desprotegido nido y se lanzan del acantilado para continuar después, junto a sus padres, su vida mar adentro.

Prueba de la dureza del viaje es la aparición de ejemplares muertos en la Región de Murcia, como se recogen en listados de grupos especializados: dos en el puerto de La Curra (Cartagena), una en la playa de Las Delicias (Águilas), otra más La Azohía (Cartagena), otro cadáver en el puerto de Águilas y hasta seis alcas muertas de nuevo en la aguileña la playa de Las Delicias... También son recogidas en mal estado, como ocurrió en la Marina de Cope... "Aficionados a la ornitología están dando aviso al Centro de Coordinación Forestal de los hallazgos en la costa y los agentes medioambientales los están recogiendo y llevándolos al centro de recuperación en los casos que tienen suerte", relata la naturalista Susana Noguera, que ha realizado varias visitas a la costa para contemplar a esta distinguida avifauna.

Los avistamientos, ahonda, "se suceden por todo el litoral mediterráneo español: Villajoyosa, Cabo Huertas, Cullera, Denia (Alicante); Gandía, Sagunto, río Turia... se unen a las regionales: seis en el Puerto de Águilas, Se sabe que el día 13 entraron al Mediterráneo 145 alcas por hora desde la isla de Tarifa, y el 27 contabilizaron más de 1.000. Igualmente, en Guipúzcoa han detectado más de 8.000 álcidos en paso. Asimismo, han llegado hasta Grecia el pasado fin de semana, lo que supuso la primera cita de esta especie en el país heleno".

SÍ, PARECE UN PINGÜINO

 

Con una altura que apenas alcanza los 40 centímetros y un aspecto tan similar a un pingüino que lleva en multitud de ocasiones a que lo confundan con estas especies, el alca común (Alca torda) se hace un ave simpática.

     La confusión no es tan alarmante. Al respecto, Antonio Fuentes apunta que "efectivamente, los parientes más cercanos del alca gigante, que es en realidad el pingüino original, seguramente son las alcas o los araos. Y el alca gigante acabó extinguiéndose a mediados del siglo pasado", deja caer. Sucumbió víctima de la sobreexplotación pesquera, que hizo reducir su alimento, y sobre todo de una intensa caza y recolección de huevos y plumas, facilitado por ser muy confiada, además de que no podía volar.

     En un principio fue la única ave que recibía el nombre de pingüino (del galés pen gwyn, que significa "cabeza blanca", haciendo alusión a sus dos manchas); mientras que nuestros actuales pingüinos se conocían como "pájaros bobos", con la mala fama y relajación de trato que ello acarrea.

Los ejemplares que se ven en esta época suelen formar parte de la llegada de jóvenes e inmaduros, que arriban a la cornisa cantábrica y al litoral mediterráneo procedentes principalmente de las islas Británicas -aunque también residen en Escandinavia, Islandia y las costas atlánticas de Francia-, permaneciendo aquí entre octubre y marzo.

Sin embargo, en realidad no es tanto que hayan llegado en un gran número como que se comportan de manera algo diferente a la habitual. En otros años, ocasionalmente se les ve usar los puertos a modo de refugio, para después salir a buscar comida. Pero éste, los ornitólogos coinciden en que han entrado "muy temprano, más de lo habitual, muy cerca de la bocana de los puertos e incluso alimentándose allí mismo -y, por tanto, son más visibles a los vecinos-, y sobre todo ha llamado la atención que entrasen tan directas. Con condiciones duras en el periodo migratorio y de muda, llegan justitos de fuerza y donde primero han llegado, se están metiendo”, explica Antonio Fuentes ‘Cuco’, responsable de la Red de Observación de Aves y Mamíferos Marinos (RAM) en Cabo de Palos.

Muchos llegan agotados y débiles. En el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre (CRFS) de El Valle (Murcia) han ingresado este año cuatro ejemplares: dos a principios de año y otros dos ahora, coincidiendo con la dispersión de juveniles. Desde el Centro detallan que uno de ellos llegó como cadáver, siendo imposible determinar la causa de la muerte. De los tres ejemplares vivos, uno presentaba una interacción pesquera, con un sedal y anzuelo enredado en las patas y cuyas heridas no permitieron la recuperación del animal. Los dos ejemplares ingresados en noviembre han sido juveniles en estado de desnutrición; uno de ellos no logró recuperarse y el otro continúa ingresado.

A todas las aves se les tomaron muestras de gripe aviar (virus de Influenza Aviar de Alta Patogenicidad -IAAP-). Sabiendo que esta enfermedad ha afectado a las colonias británicas sobre todo de alcatraz y págalo grande -no tanto a gaviotas, charranes o araos, que también- había un poco de expectativa, cuenta Fuentes. De hecho, desde principios de 2022 el Programa de Vigilancia de la Influenza Aviar en España se ha intensificado a fin de detectar de manera precoz estos casos en aves silvestres, especialmente sobre las especies objetivo con mayor riesgo de infección y capacidad de trasmitir el virus, que son las aves acuáticas y acuáticas migratorias, subrayan desde el Centro. En El Valle, todas han resultado negativas excepto la última, que está pendiente de analizarse por el laboratorio nacional de referencia.

El mayor ingreso de esta especie el el CRFS de El Valle se produjo en 2009, con nueve individuos juveniles recogidos a la vez. En todo caso "parece que éste es un año de los que se consideran buenos para ver alcas en el Mediterráneo", apunta también Fuentes. Esto sucede con cierta periodicidad, aunque "no se sabe bien por qué hay años en los que el número de álcidos en general es superior a otros. Sí se sabe que las causas están relacionadas con fenómenos meteorológicos y con la oceanografía. Pero ahora mismo la situación es difícil de cuantificar, la entrada de aves marinas en otoño al Mediterráneo es muy dispersa; por eso es mejor realizar el conteo después, en la salida prenupcial", añade.

Como contrapartida, ahonda el experto, "las anillas rescatadas y las aves localizadas van a aportar una gran cantidad de información, muy buena de cara a conocer este tipo de fenómenos. Además, el grado de desconocimiento sobre la especie es grande; al contabilizar colonias se habla de una horquilla va desde algo más de 800.000 a un millón de individuos; y eso que es bastante más sencillo que en el paso, en el que ves bandos de 20 ó 40 aves alimentándose. Es muy complejo dar datos de esta especie, nos queda muchísimo por aprender", sostiene.

Ante una interacción pesquera, las heridas que pueden producirse o el estado de desnutrición del animal, al llevar un tiempo sin comer, van a dificultar su supervivencia por lo que va a necesitar asistencia veterinaria, advierten desde el centro de recuperación. "La aparición de cualquier ave silvestre herida, enferma o incluso muerta debe ser comunicada", añaden además. Por ello, lanzan tres indicaciones sobre cómo actuar a toda aquella persona que tenga contacto con aves silvestres:

  • Cualquier persona que encuentre un ave silvestre enferma o muerta, deberá ponerse en contacto con las autoridades medioambientales o de sanidad animal de la comunidad autónoma y en ningún caso tocar o manipular el ave encontrada.
  • Este contacto se hará a través del 112 o del Centro de Coordinación Forestal (Cecofor) para su recogida (en la Región de Murcia 968 177 500 / 646 95 84 48 WhatsApp).
  • Cualquier ave silvestre sospechosa de enfermedad infectocontagiosa (viva o muerta) deberá ser enviada al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre El Valle, preferentemente a través de su equipo de recogidas.

Ola de frío, anuncio de un duro invierno y dudoso recibimiento

El norte Europeo está bajo una severa ola de frío. La prensa especializada -https://www.severe-weather.eu/- indica que la nieve en el hemisferio norte ha alcanzado su mayor extensión para un mes de noviembre y se sitúa "entre sus mayores cotas en 56 años", por lo que consideran que "aumenta la probabilidad de un pronóstico de frío temprano en el invierno tanto en América del Norte como en Europa". Si bien hacen falta que se analicen otros factores implicados, la extensión de la nieve en esta zona, "representa un parámetro importante para el pronóstico de principios de invierno", detallan.

"Esta entrada tan fuerte de alcas en el Mediterráneo está motivada por unas condiciones muy duras en el Atlántico norte", explica Susana Noguera. Detalla la naturalista que la meteorología ha forzado a las aves a bajar rápidamente a latitudes más sureñas porque las condiciones en el Atlántico son muy duras en este momento. "La pérdida de musculatura por el desgaste del viaje y que la disponibilidad de alimento es menor en el Mediterráneo que en el Atlántico puede estar dificultando que muchas aves puedan recuperarse y estar detrás de la alta mortalidad que estamos observando a lo largo del litoral".

Además de alcas, agrega, las últimas semanas se observan números inusuales de otras especies, como paíños boreales en la costa Cantábrica, donde se han visto más de 2.400 en una sola jornada el pasado 19 de noviembre, relata. Otras especies vistas en las últimas semanas en números elevados en el Cantábrico son las gaviotas enanas, mientras que en embalses del interior de la Península aparecen falaropos picogruesos y gaviotas tridáctilas, aves que han llegado exhaustas arrastradas por el temporal.

Sabedora del esfuerzo de estos animales, Noguera lamenta haber sido testigo directo de tratos irrespetuosos sobre ellos, y de conocerlos también por noticias que le llegan de otros aficionados: "Al menos dos alcas han muerto a consecuencia de pescadores de caña. Las alcas con necesidad de reponer fuerzas atrapan el cebo de los anzuelos. Pero éstas fueron sacadas del agua y, una vez extraído el anzuelo, devueltas al mar. En uno de los casos el pescador arrojó al alca al agua de una patada", se duele. También ha conocido la desagradable noticia de "un pescador orinando a un arao común con aspecto de estar debilitado en el puerto de Chipiona".

Mientras tanto, nuestra visitante está incluida en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, y es el álcido más frecuente en España a lo largo de la invernada, aunque no se reproduce en nuestro país y en la Región se le considera ocasional. Esta ave bicolor vuela batiendo rápida y enérgicamente sus alas muy pegada a la superficie del mar, a menudo con varios ejemplares 'en fila india' -llamados trenes-. Y cuando se sumerge en busca de peces -arenque, capellán y lanzón-, bucea ágilmente hasta unos siete metros de profundidad y ejecuta veloces quiebros que merece la pena contemplar. Para ello, es preciso que, en lo que queda de su esforzada entrada a nuestras costas, tenga el alca común un buen recibimiento.

NOTICIA RELACIONADA: Cabo de Palos, el gran observatorio de aves marinas (1 Mayo. 2017)

    

Izda: Alcas muertas playa de las Delicias (Águilas). Dcha: Alca orillada la Azohía (Cartagena), foto de Nerea Martínez Arnal.

Galería del resto de imágenes (arriba):

   + Imagen 2: Alca torda débil hallada en Marina de Cope y remitida al CRFS El Valle.

   + Imagen 3: Alca nadando en el Puerto de Cartagena, foto: Susana Noguera Hernández.

Con agradecimiento a los observadores que nos han facilitado las imágenes.

Mónica Rubio. Periodista y Bióloga.