Cabo de Palos, el gran observatorio de aves marinas

Desde la segunda quincena de febrero a la primera de junio es buena época para visitarlo

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Págalo pomarino captado en Cabo de Palos este año, durante una sesión de la RAM. Imagen: José Navarro Leandro.

Estas jornadas que transcurren entre la segunda quincena de febrero y la primera de junio constituyen una buena época para visitar Cabo de Palos y su oferta de aves de paso. De hecho "quizá sean los mejores días para observar aves marinas por nuestras costas, tanto por variedad como por cantidad" valora Antonio Fuentes, responsable de la Red de Observación de Aves y Mamíferos Marinos (RAM) en este punto geográfico. Fuentes, que acude una vez al mes, a lo largo de todo el año, a este lugar para cumplir con su compromiso de recopilación de datos -que se usarán después a nivel internacional-, explica que en estas fechas se puede "disfrutar de la migración prenupcial de multitud de especies, tanto marinas como terrestres. Infinidad de aves regresan a sus áreas de reproducción procedentes de África y de zonas muy alejadas en el Océano Atlántico", describe.

El experto detalla que, en cuanto a abundancia, las pardelas cenicienta y balear son las especies que en mayor número podemos observar durante las épocas migratorias, porque también es magnífica la migración postnupcial, y ambas hacen de Cabo de Palos un gran observatorio de aves marinas. Y es que en los dos casos se dan picos notables, que superan en ocasiones las 6.000 aves a la hora en la migración postnupcial de la pardela cenicienta, entre finales de octubre y mediados de noviembre, y casi 2.000 de pardela balear, que entre noviembre y enero completa el paso prenupcial.

alcas_jose_navarro_leandro_r_pq_ok.pngLa razón de estos números estriba en que las aguas que rodean Cabo de Palos son muy frecuentadas por estas especies en paso, ya que, dice el voluntario, les sirven de 'atajo' entre importantes áreas de alimentación e invernada, por ejemplo entre el Mar de Alborán y las colonias de cría u otras áreas de alimentación situadas más al Norte, como pueden ser el Golfo de Valencia y las Islas Baleares, respectivamente.

Fuentes, Cuco para sus colegas 'pajareros', se detiene un momento en la pardela cenicienta para contar que es una de las dos especies de procelariformes que nidifican en la Región de Murcia, junto al paíño común. El técnico explica que estas aves migradoras, tras su largo viaje de regreso al Mediterráno, llegan muchas veces exhaustas, "y dado que enseguida deben comenzar con el cortejo, necesitarán un gran aporte de alimento para cubrir estas necesidades energéticas extras. Por tanto, durante este período también podemos disfrutar desde Cabo de Palos de grandes concentraciones de gaviotas y pardelas alimentándose, bien de forma natural o aprovechando los descartes pesqueros".

En el caso de los álcidos, continúa Fuentes, principalmente el alca común y el frailecillo tienen una especial relevancia en el contexto más amplio del litoral levantino, aunque los números son muy inferiores. Ello "sitúa a Cabo de Palos como uno de los mejores lugares para la observación de estas especies en el Mediterráneo Occidental", señala.

Al respecto del frailecillo, esa simpática ave de pico multicolor durante el apareamiento, detalla que las primeras semanas de primavera son las mejores fechas para poder disfrutar de su observación en nuestro litoral. Este año, algún día ha contado cantidades significativas. Sin embargo, gran parte del interés de las observaciones que realizó reside más en "la dificultad de observar frailecillos desde la costa debido a su pequeño tamaño y al vuelo rápido casi a ras de agua. Es una población invernante relativamente escasa en el Mediterráneo y con una distribución eminentemente pelágica (que vive en mar abierto) durante todo su ciclo biológico", aclara Cuco.

Casi agazapado detrás de sus prismáticos, su telescopio o su cámara de fotos, con su gorro y pañuelo al mentón los días de frío -hay que ir muy temprano al punto de observación- desde su atalaya de Cabo de Palos contempla, por un lado, la marcha de especies que han pasado aquí el invierno, como algunas anátidas, álcidos, págalos o alcatraces, entre otras muchas; y por otro, la llegada de aves que se reproducen en el Mediterráneo como pardelas cenicientas o charranes, además de otras especies terrestres como abubillas, currucas o hirundínidos (golondrinas, aviones…).

Por todo ello, considera que "la Región es un lugar muy importante en el conjunto del país en lo que se refiere a aves marinas, ya que las aguas de Cabo de Palos no sirven solamente como corredor migratorio sino también como zona de alimentación e incluso reproducción en sus islas e islotes". Como ejemplo cita la gran colonia de gaviotas de Audouin que había hasta hace unos años en Isla Grosa, y que en parte se va recuperando en zonas cercanas del litoral, o el cormorán moñudo. Pero a su vez lamenta que "la ornitología marina lleva muchos años de retraso con respecto a la terrestre, de ahí que lugares como Cabo de Palos, Punta de Calaburras (Fuengirola) o Melilla, siendo lugares excepcionales para la observación de aves marinas, sean poco conocidos por los aficionados".

observadores_r_pq_ok.pngMientras él, a veces solo a veces bien acompañado, se asienta en Cabo de Palos, otros compañeros están en Tarifa, Chipiona (Cádiz), Peñíscola (Castellón), Cullera (Valencia), Cabo San Lorenzo (Asutrias) o en Aveiro (Portugal), entre otros 'cabos' (puntos de observación). Todos, el mismo día del mes y con el mismo horario de tres horas, que comienza a las 08:30 en invierno y una hora antes en verano. Y todos manejan un mismo listado de 66 aves y diez mamíferos (delfines, calderones, orcas, rorcuales y marsopas). Y así van recopilando datos haga sol, viento, lluvia o calma, dato que, por cierto, hay que apuntar.

Pero la RAM es aún joven. La serie histórica de datos apenas tiene 10 años, y los expertos estiman que hacen falta alrededor de 30 años de información para detectar cambios significativos en abundancia. Si además se tiene en cuenta que la unidad de muestreo es mensual, "aún es pronto para detectar cambios en las tendencias de la mayoría de especies. Se trata de un proyecto a largo plazo", aclara Fuentes, aunque algunas conclusiones sí que son interesantes. Así, en el trabajo presentado en el VI Congreso de ACAP en Barcelona en septiembre pasado (IAPC6), "no se encontraron cambios significativos en las tendencias de las especies de pardelas y paíños a lo largo de estos diez años. Incluso a pesar de tener una buena cobertura espacial, no siempre se tiene la fortuna de detectar simultáneamente grandes picos de abundancia en todos los cabos. Sin embargo, sí que notamos diferencias en la distribución de especies y de abundancias entre cabos, y esto es muy interesante, ya que nos va indicando qué lugares o áreas son más importantes para cada una de las especies observadas. También vemos que existen cabos con poca abundancia de aves que, sin embargo, tienen mayor diversidad de especies que otros, y estas también son cosas que hay que valorar".

Por otro lado "en los últimos inviernos hemos notado un aumento en las observaciones de algunas especies antes mucho más escasas, como es el caso del alcatraz atlántico o el págalo grande, o el 'descubrimiento' de Cabo de Palos como ruta migratoria para los frailecillos, por citar algunos ejemplos".

En sentido negativo sitúa "las observación cada vez más escasa de grandes balsas de alimentación de pardela balear o de ejemplares de gaviota reidora. Sin embargo, es arriesgado afirmar que se trate de un aumento o disminución 'real' de las poblaciones, ya que sobre las observaciones desde costa intervienen muchos factores como los climatológicos o la disponibilidad de alimento, que pueden llevarnos a ciertos 'engaños' en los resultados. Por ejemplo, esa disminución en las balsas de pardelas puede deberse a que han cambiado su zona de alimentación más al norte o más al sur por diversos factores, y sin embargo no existe una disminución real de la abundancia, solamente un cambio en la distribución". "Ese es el valor de la RAM, ¡hay muchos ojos mirando al mar cada primer sábado de mes!", concluye.

El birdwatching en la Región

Dando el salto de las especies marinas a la observación de aves en general, una actividad conocida internacionalmente como birdwatching, Fuentes defiende el gran atractivo de la Región gracias a "la variedad de hábitats con la que contamos dentro de un espacio relativamente pequeño, las buenas infraestructuras a nivel de carreteras y alojamiento, o la cercanía a otros lugares de interés ornitológico como los humedales del Sur de Alicante o las zonas esteparias manchegas". Todo ello, deslucido quizá por "la falta de alguna especie 'emblemática', como el águila imperial o el quebrantahuesos, que pueda dar la impresión de que no somos un destino de primer orden para el turismo ornitológico. Sin embargo, es lo contrario". "Creo que en lo relativo a turismo de naturaleza, Murcia sigue siendo una gran desconocida, en ese sentido se echa en falta más apoyo e implicación por parte de la Administración para promocionar esta fuente de riqueza". 

Y asegura "sin duda" que Cabo de Palos es una de las zonas más privilegiadas de la Región. "Aunque parezca que 'barro un poco para casa', Cabo de Palos, la zona Sur del Mar Menor, Calblanque y las sierras litorales de Cartagena conforman una de las mejores zonas para la observación de aves, no solo en la Región, sino del Sureste ibérico, con el valor añadido de ser un área de gran importancia en cuanto a su flora y estructuras geológicas. Evidentemente , también hay que destacar la relevancia de la zona en lo que a fauna y flora marina se refiere", repasa.

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Un grupo de alcas cruzando Cabo de Palos. Imagen: José Navarro Leandro. (Arriba: Grupo mixto de frailecillos y alcas. Imagen: Francisco Javier Navarro).

Mónica Rubio. Periodista y Bióloga.

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La Red de Observación de Aves y Mamíferos Marinos (RAM) es un proyecto que nace en 2005 por parte de un grupo de ornitólogos de la zona cantábrica, al que se sumaron aficionados del Mediterráneo a partir de 2007. En esencia, es una red formada por observadores que, de forma libre, altruista y voluntaria, están interesados en el estudio y conservación de las aves marinas y de cetáceos.

La principal actividad es la realización, desde la costa, de censos coordinados, simultáneos y con una metodología estandarizada. La finalidad es obtener información a medio-largo plazo de la situación real de la abundancia y movimientos de las aves marinas y de los cetáceos en la Península Ibérica, Baleares y Norte de África. Para ello también colaboran con distintos grupos conservacionistas y otras entidades en la realización de censos, atlas de invernantes, anuarios ornitológicos, o similares.

Desde la RAM ya han presentado ya algunos trabajos en congresos científicos. "La generación de series de datos como la RAM puede ser muy útil para los planes de gestión de áreas litorales protegidas o, por ejemplo, para las futuras estrategias marinas", apunta Antonio Fuentes, responsable de la RAM en Cabo de Palos desde 2002, año en que comenzó a realizar observaciones de manera más constante, aunque ya tenía una larga experiencia a sus espaldas.

Una actividad, por cierto, no exenta de anécdotas. Así, a lo largo de este tiempo han tenido la oportunidad de colaborar en el rescate de embarcaciones o de cetáceos a la deriva, e incluso en una ocasión la Guardia Civil les quiso revisar el material fotográfico que tenían; el motivo pudieron averiguarlo después: el Rey emérito estaba 'de escapada' en un yate frente a nosotros en el Cabo.

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¿Existe alguna ave indicadora de cómo está la salud de nuestras aguas costeras?

"Todas las aves no son igual de buenas a la hora de indicar cuál es la salud de nuestros océanos. Por ejemplo, las pardelas apenas se ven afectadas por vertidos de crudo, mientras que los álcidos son los más afectados. Gaviotas y pardelas interaccionan con artes de pesca de palangre y de arrastre, pero no así los álcidos…

Así que en un contexto regional, si hubiera que elegir una especie que fuera capaz de decirnos por sí sola cómo marchan las cosas, aún a riesgo de ser injustos, elegiríamos a la pardela balear o a la pardela cenicienta por varios motivos. La pardela balear se encuentra en peligro crítico de extinción, por lo que un número elevado de observaciones podría ser un indicador de una mejoría de su estatus. A la vez, es de hábitos costeros, por lo que buenas agregaciones en el litoral nos indicarían que hay recursos alimenticios disponibles. Y por el contrario, una ausencia total de la especie podría indicarnos que algo no muy bueno estaría sucediendo… Y en el segundo caso, la Región posee una pequeña población reproductora de pardelas cenicientas, especie que es extremadamente filopátrica, por lo que una disminución en el número de parejas reproductoras también nos estaría indicando que algo malo está pasando con los adultos…".

 

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Arriba: Antonio Fuentes en Cabo de Palos.

Siguientes imágenes: cormorán moñudo, alcatraz y varios cormoranes grandes.