Kilovatios solares solidarios contra la pobreza energética
Una propuesta de la Fundación Desarrollo Sostenible para poder donar los excedentes de la energía solar fotovoltaica
Una propuesta de la Fundación Desarrollo Sostenible (FDS) plantea facilitar a los poseedores de pequeñas instalaciones generadoras de energía solar fotovoltaica la opción de poder donar sus kilovatios hora sobrantes a familias con menos recursos, en vez de regalarlos a la red como obliga la legislación española actual.
Según describe Emilio Ballester, presidente de la Fundación Desarrollo Sostenible y responsable de esta idea (abajo a la derecha), la norma que regula el autoconsumo en España señala que para las instalaciones fotovoltaicas de menos de 10kW, que son en su mayoría instalaciones domésticas, en el momento de volver a inyectar a la red sus kilovatios excedentes, los titulares deben regalarlos al sistema. Pero no define claramente a qué destinatario se dirige. Sin embargo, al mismo tiempo, esta norma indica que si otro usuario los necesita y los consume, éste sí tiene que abonarlos.
Ante esta situación, Ballester plantea que un usuario que posea este tipo de instalaciones, puesto que debe regalar su excedente, pueda disponer de la opción de dirigirlos hacia personas en situaciones desfavorecidas, a ONGs o a entidades similares, al igual que puede hacerlo cualquier ciudadano con su dinero, o recurriendo, por ejemplo, a una banca ética.
Para Ballester, esta solución “es algo de lógica", y matiza que "se me ocurre porque aquí, en relación a otros países, hay una normativa tan particular y tan rara -por llamarla de alguna forma-...”, deja caer.
“Es una idea perfectamente viable que hoy, con los contadores inteligentes, no tiene ninguna dificultad. Con ellos, cada vez que tú consumes un kilovatio hora, en ese mismo instante la compañía eléctrica lo sabe, y cada vez que tú viertes un kilovatio hora a la red también lo sabe. Son kilovatios hora que alguien ha cobrado y que alguien los cede, lo único que habría que hacer es contabilizarlos. Ya se han puesto contadores inteligentes en la mayoría de los sitos y para final del año que viene es obligatorio que todo el mundo los tenga”, recuerda. De forma que lo que faltaría sería un ajuste administrativo, “pero técnicamente se podría empezar mañana, y para el usuario no conlleva ningún cambio, salvo una nueva opción de poder ser donante”.
Además, añade Ballester, “estos datos se obtienen vía redes, se conocen instantáneamente, no es algo que haya que preguntar o contabilizar después. Todo lo que se está vertiendo a la red de forma gratuita ahora ya se podrían añadir. Se trata de, con un poco de muchos, hacer un mucho para otros”.
La idea le rondaba hace ya tiempo y la ha bautizado como 'Banesol': un banco que administre los kilovatios no usados y donados; y que ha dado a conocer a través del blog de la FDS. “Son de esas cosas que siempre sospechas que se podían hacer y vas con la mente abierta buscando y mirando. Yo no lo conozco en ningún otro país. No quiero decir que no exista esto o cosas similares, pero yo no lo he visto y conozco bastante del mundo energético también fuera de España”, expone.
Así, repasa cómo en otros países, la regulación de los excedentes se resuelve con distinas posibilidades. Por ejemplo, la modalidad de cobro consiste en verter a la red la cantidad sobrante de kilovatios hora con un precio, y periódicamente –final de mes o trimestralmente- se cobran a precio de mercado.
También, dependiendo de las políticas de cada país, puede ocurrir que este precio de cobro se incentive dando una prima o un apoyo al kilovatio hora. Se hace así porque además de ser un kilovatio hora limpio se entiende que conlleva valores añadidos que no tienen otros kilovatios hora de la red, como que se produce en horas de máximo consumo, o el hecho de que va reduciendo la dependencia energética del exterior porque se produce localmente y no hay que comprar ni gas natural, ni carbón ni similares. Y otro valor es que además genera empleo local, porque quien instala es una empresa habitualmente del entorno, y también quien mantiene la instalación. Son los valores añadidos, que en algunos países se incentivan poniéndole un precio equivalente al precio con el que se consume de la red como mínimo.
Y en otros países se aplica el Balance Neto, con un contador que registra lo que se produce y se vierte a la red, y otro que registra lo que se consume de la red. Y al final solo se factura la diferencia en caso de que sea negativa para el usuario, esto es, que haya consumido más de lo que ha generado en su instalación. Para evitar que alguien entienda la fórmula del Balance Neto como negocio, la mayoría de legislaciones que lo contemplan hacen un balance anual, y así un usuario puede producir mucho más por el día para consumir por la noche, y mucho más en verano para poder consumirlo en invierno, cuando hay menos sol. "Y como normalmente, cuando alguien va a ponerse una instalación, siempre que tenga superficie suficiente va a diseñar para que le sobre un poco, este sistema sirve también para evitar que alguien pueda ponerse la instalación para que le sobre mucho y obtener una cuenta siempre negativa para la compañía y que se pueda convertir en un cierto negocio”, aclara el técnico.
En España, cuando la instalación es de más de 10 kW de potencia contratada, los excedentes no se regalan, sino que se ingresan en la red y se cobra el kilovatio hora al precio del pull, que es el precio mayorista. Viene a ser el precio de lo que se produce 'al por mayor' y que oscila, por ejemplo, entre los 4 y los 6 céntimos. Pero el precio de compra a la compañía eléctrica para uso por kilovatio hora, en los momentos en los que se necesitan más energía que la que se produce, suele partir de los 14 ó 15 céntimos. “Y eso desincentiva la producción de energía limpia”, apunta Ballester.
Para el responsable de la FDS, el Balance Neto “es lo lógico, lo que debería haber aquí; y además permitiría la creación del banco de kilovatios también para estos usuarios porque lo que se hace es un cómputo anual: al final del año se empieza de cero, y el saldo que se genere con la compañía se pierde. De esta forma, la propuesta sería nutrir también ese banco de kilovatios limpios con esos sobrantes que cada uno tuviera a finales de año", explica.
Por ahora, la propuesta ha tenido un cierto eco y el presidente de la Fundación Energías Renovables, Domingo Jiménez Beltrán, le ha llamado para decirle que le parece una idea genial y rompedora.
Pero cree que faltan apoyos institucionales. Al respecto, incide en que la noticia lanzada hace pocos días por el presidente de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, Pedro Antonio Sánchez, de que la Región se liberaba del impuesto al sol, “no es nueva” y recuerda que la ley se aprobó justo en las vísperas de las últimas elecciones municipales, y modificaba la ley de energías renovables de la Región de Murcia, considerando aisladas ciertas instalaciones. Después el Gobierno de Madrid lo recurrió y la llevó al Constitucional pidiendo dos cosas: que se suspendiera la aplicación de la ley de Murcia y que se declarara inconstitucional, situación que ya se resolvió este verano a favor de la Región (ver repor sobre la noticia en elclickverde). Lo que verdaderamente lamenta es que los diputados del PP de Murcia que están en Madrid en el Congreso "han votado siempre a favor de las leyes que impiden o dificultan el autoconsumo fotovoltaico y en contra de las propias decisiones y manifestaciones del PP en Murcia". "En Murcia se dice una cosa y en Madrid se hace otra, y en la Asamblea Regional no se apoya con la fuerza con que se debería apoyar”, concluye Ballester.
La FDS es una entidad no lucrativa de carácter privado. Surgida en la Región de Murcia, está integrada por cuatro entidades y cuenta como uno de sus objetivos proponer "un modelo de desarrollo que sea económicamente viable, que garantice el bienestar social, que asegure el uso racional de los recursos naturales y que respete la diversidad cultural", según se indica en su página web.
(Imágenes de cabecera y E. Ballester: FDS; imagen de cierre: Imsegra Renewable Sources SL).