Una jornada de voluntariado en el Else de ANSE

Entre el mar y el cielo: investigando cetáceos y aves

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Arriba, calderón común. Abajo, dos delfines listados nadando a la proa del Else.

Son las ocho y media de la mañana. El Else, el emblemático barco destinado a la investigación científica de la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE), comienza a hacer las maniobras para salir del puerto. En la cabina, Paco, el patrón, mueve la rueda del timón, pregunta por la visibilidad y vierte órdenes. José Luis Murcia Abellán, el técnico investigador de la campaña científica, pone en marcha a sus voluntarios, que conforman una tripulación variada en conocimientos y experiencias pero uniforme en entrega. Colocar una boya en popa, confirmar que no se chocará con las embarcaciones atracadas alrededor, recoger amarras y retirarlas de las zonas de paso... poco a poco, el motovelero gira, con cierto lamento de las maderas, y enfila la salida. En media hora, los primeros oteadores han de estar en sus puestos y todavía hay que organizar el orden de las tareas.

No son mascotas

José Luis Murcia considera que "los cetáceos tienen un gran enemigo en la esteoritipación que nos ha vendido la tele y los delfinarios". Según esta imagen, comenta, es un animal que siempre sonríe, no para de jugar en el mar y aparentemente derrocha felicidad. Pero "la sonrisa del delfín es antropizar a la especie, ya que tienen la cara siempre así y el gesto no significa nada. Son animales salvajes que en su vida normal se ven sometidos a presiones como el resto de animales, esto es, alimentarse, encontrar pareja, reproducirse, sobrevivir. La gente que conoce a los delfines solo de los delfinarios se asombraría de la complejidad de las relaciones que pueden llegar a establecer entre ellos y con el medio en el que viven, actuando a veces de una manera que el hombre podría denominar cruel, lo que vuelve a ser una antropización de su comportamiento", aclara. Y pone como ejemplo que "hace años, la gente pensaba que los chimpancés eran nuestros primos selváticos que vivían felices en el bosque comiendo frutos todo el día. Cuando salieron a la luz las tácticas de caza, el gusto por la carne e incluso el hecho de que cometieran infanticidios, mucha gente cambió su manera de ver las cosas, pero ello añadió una dimensión de complejidad a su comportamiento que solo podía hacerlos más interesantes. Con los delfines pasa exactamente lo mismo. Recomendaría a todo el mundo que se viera el documental The Cove, de distribución gratuita, para que comenzaran a romper con la imagen del delfín de delfinario".

gaviotas-audouin-y-patiamar.pngEn cuanto las últimas construcciones portuarias quedan atrás, el Else fija su rumbo. Mar adentro. A buscar aves marinas y cetáceos. En proa se sitúan los dos primeros voluntarios que comienzan a trabajar. Se dividen el horizonte en dos mitades de 90 grados. La tarea, que se prolongará durante una hora, consiste en detectar a simple vista las aves que sobrevuelen el mar o descansen posadas entre las olas. Gradualmente, las tostadas pardelas, el pequeño y rápido paíño, las gaviotas o los migrantes fumareles van cayendo en la ficha de recogida de datos, donde se registran distancia, altura, actitud y otros aspectos más. Los peces voladores, brillantes y fugaces como flechas, van saltando a babor y estribor, sorprendiendo con su destelleante lomo. “Son como los saltamontes del campo, que saltan cuando pisas”, comenta Irene, una de los seis voluntarios. También hay hueco para ellos en la ficha. Y para los cetáceos. Hay quien es capaz de ver a simple vista la lejana espuma producto del chapoteo y de sus piruetas. Otros los detectan tras un barrido con los prismáticos, cuando distinguen las aletas asomarse entre las olas. Pero pueden pasar horas sin que aparezcan. Muchas. Y el sol aprieta. Y a pesar de que lo que prima a bordo es el trabajo científico y la correcta cumplimentación de todos los datos para el proyecto, es inevitable que cada vez que se vea un grupo de cetáceos, el día se convierta en una fiesta. Siempre causa excitación. Incluso a Murcia, quien lleva ya muchas travesías y cientos de fichas rellenadas.

jose_luis_murcia_proa_ok_ecv_pq.jpg"Después de tantas salidas, emociona siempre más lo grande en cuanto a cetáceos y lo raro en aves. Pero si llevamos varios días de sequía, te puede emocionar de nuevo cualquier cosa", reconoce el biólogo. Además, "si sales con un grupillo de novatos, te hace ilusión enseñarles el primer delfín, aunque hayas visto la especie decenas de veces. Si hay especies objetivo, como es el caso del presente proyecto, siempre emociona verlas. Y después siempre hay favoritos. En mi caso, soy más de aves y dentro de éstas, el frailecillo es mi preferido. Hay inviernos en que registramos hasta 50 avistamientos y no me canso de ninguno, claro que hay inviernos en que se hace mucho de rogar", relata.

Ante un avistamiento de cetáceos, lo primero que hay que hacer es acercarse, si se dejan -que no siempre es el caso-, hasta un punto en el que son ellos quienes se acercan a curiosear. Rápidamente se colocan en la proa, uno, dos, cinco... y nadan saltando entre los surcos que practica el Else en el agua. Si el motovelero avanza a buen ritmo, aguantan el tirón, pero pierden el interés cuando deceleramos, y se desperdigan. delfines-mulares-aletas-ecv.pngY el trabajo incluye contarlos y fotografiarlos a todos y principalmente al delfín mular para el Catálogo Provisional de Aletas de Delfín mular del proyecto 'Acuicultura y delfines: colaboración en la creación de bases científicas para una gestión en Red Natura 2000', de forma que hay que retratar la aleta dorsal, el lomo o ambos objetivos según la especie ya que ello permitirá el seguimiento individualizado de los animales; y hay seguir a un grupo y luego a otro si se separan. En este momento, toda la tripulación está volcada en colaborar en lo que puede, señalando a un ejemplar, localizando un grupo o ayudando con la cámara acuática. Y solo después, con las tareas hechas, podrán dedicarse a contemplar su comportamiento, observar a las crías y deleitarse.

Cada 20 minutos, un tercer voluntario implicado en los cometidos del momento va introduciendo al ordenador todos los datos anotados en las fichas y otros muchos que el programa incluye, como profundidad -cien metros, cuatrocientos, mil ochocientos metros...-, velocidad del viento, fuerza -¡que no pase de tres o no podremos trabajar!-, altura de las olas, visibilidad y hasta la proximidad de otros barcos, cuya presencia pudiera interferir con la observación.

Al finalizar la hora, los tres puestos rotan, de manera que desde que se entra en la primera plaza hasta que se sale de la última transcurren tres horas. El resto del día, hasta que llega de nuevo el turno, es tiempo libre. Pueden los voluntarios dedicarlo a la lectura, a los crucigramas, a la charla, a dormir..., pero la intensidad del viaje hace que muchos sigan oteando el horizonte. No es necesario, ni siquiera recomendable, pero lo hacen. “Alguno he tenido que ha terminado con conjuntivitis de tanto mirar”, lamenta Murcia. No es la única prueba del esfuerzo que se hace a bordo, ha habido alguna dislocación de hombro en un gesto ordinario, pero lo habitual es que todo transcurra afanosa pero ordenadamente.

else_voluntarios_ecv_pq.jpgY luego quedan las tareas domésticas, tales como preparar los aperitivos -el mar da hambre y se madruga mucho-, hacer la comida, fregar o barrer. Son poca cosa, y solo se hace algo pesado cuando la mar está movida, ya que en la tripa del barco el bamboleo se nota mucho más. La biodramina con cafeína ha salvado varios mareos a bordo. También “mirar al horizonte durante muchos minutos y con mucha fe”, como recomienda el patrón. Hay que hacerle caso, la experiencia está ahí para algo.

Casi 40 voluntarios han pisado ya este año el tablaje del Else. No tienen que ser expertos, pero sí haber asistido a un minicursillo impartido por el propio Murcia en las instalaciones de ANSE. Estos voluntarios han cubierto hasta ahora las dos primeras campañas del motovelero. Restan aún dos más para completar los 40 días de navegación efectiva y el resto de los compromisos del proyecto en el que está inmerso, denominado 'Delfín mular y Calderón gris en LICs marinos de Murcia y Andalucía: reevaluando su estatus poblacional en Red Natura 2000', que cuenta con el apoyo y la colaboración de la Fundación Biodiversidad, dependiente del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.

Su objetivo en la Región es recabar datos que permitan evaluar la situación de las poblaciones de las dos especies de cetáceos citadas en el título en los Valles Submarinos del Escarpe de Mazarrón, un paraje distinguido como Lugar de Interés Comunitario (LIC).

Una buena geografía

La costa de la Región reúne una serie de características que la hacen buena para la observación de cetáceos. "De Cabo de Palos a Cabo de Gata, la plataforma continental es muy estrecha, ganándose profundidad rápidamente una vez salimos a navegar. Esto hace que podamos encontrar cerca de costa no solo especies típicamente costeras como el delfín mular, si no también el resto de especies, asociadas a una profundidad mayor", dice Murcia. Y recuerda que Cabo de Palos es un hito geográfico no solo para navegación humana, sino también para "las dos grandes especies de cetáceos del Mediterráneo, el rorcual común y el cachalote, que suelen pasar en sus cercanías a lo largo de sus migraciones anuales". En cuanto a aves, apunta, "baste decir que en la Isla de las Palomas y en el Islote de San Juan de Terreros cría la pardela cenicienta, que los islotes de Hormigas y Palomas de nuevo son con toda probabilidad las colonias de cría más grandes para el paíño europeo en todo el Mediterráneo occidental, que en las salinas de Torrevieja crían en verano cerca de 3.000 gaviotas de Audouin -algunas pocas más en las de San Pedro-, y que la zona comprendida entre Cabo de Palos y Tabarca acoge una extensa comunidad de aves marinas invernantes que incluye desde alcatraces a págalos, pasando por alcas y frailecillos", repasa el experto. A todo ello se suma a la presencia de un complejo sistema de cañones submarinos al sur de Portman, en la Bahía de Mazarrón, en Garrucha y en Caboneras "a los que encontramos asociados gran número de avistamientos de calderón común y algunos de cachalote".

delfines-mulares-muchos-nad_pq.pngEl delfín mular (Tursiops truncatus) (imagen de al lado) es objeto de este estudio "por ser especie incluida en la Directiva Hábitats de la unión Europea (Directiva 92/43/CEE) y aparecer como 'vulnerable' en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas", relata Murcia. Además, mantiene poblaciones en el LIC de los Escarpes Submarinos de la Bahía de Mazarrón. A esto hay que sumarle su accesibilidad, ya que es costero y se encuentra asociado a varias actividades humanas como la pesca de arrastre y la acuicultura, lo que facilita su seguimiento. Por ello, quizá, en ocasiones el voluntario es feliz testigo de las evoluciones un grupo juguetón de mulares, saltando en la lejanía, contra el horizonte, a modo de estampa de una postal.

Sin embargo, observarlo presenta una dificultad intermedia entre los tres delfines de hocico prominente de la zona ya que se encuentra en regresión en muchas partes del Mediterráneo, sobre todo debido a interacciones con actividades humanas, como la sobrepesca, aumento del tráfico marítimo, molestias derivadas de embarcaciones de recreo o contaminación de las redes tróficas, relata Murcia.

En mayor o menor medida, detalla el técnico, todas las poblaciones de cetáceos del Mediterráneo deben de estar sometidas a amenazas parecidas. Así, el delfín común (Delphinus delphis), actualmente el más escaso, fue, al parecer, bastante más abundante a nivel local de lo que lo es ahora, y es posible que su declive esté relacionado con el hundimiento de la pesquería de la sardina en la región de unos años a esta parte.

delfin_listado_ecv-natu_ok_pq.jpgCon todo ello, hoy, el delfín listado (Stenella coeruleoalba) (imagen de al lado) es el más común. Su blanca franja lateral lo delata y es muy corriente que se deje ver.

El calderón gris (Grampus griseus), por su parte, está incluido en el proyecto "por que según los indicadores de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) está como insuficientemente evaluado en la zona, y nos pareció que era hora de cambiar eso", cuenta Murcia.

calderon_comun_varios_juntos_peq_ecv_natMás posibilidades hay de cruzarse con el calderón común (Globicephala melas) (al lado). Según se van acercando al barco, el ambiente se impregna de una sensación de mayor gravedad. Por ejemplo, cuando un macho fornido se acerca a estribor a explicar quién es el jefe. El animal es hermoso y corpulento, “pero no de los más grandes que pueden verse por aquí”, matiza el experto.

Sobre el delfín mular se han hecho estimaciones de tamaño de población para años anteriores; y del calderón gris se poseen datos de avistamientos de años anteriores, pero no ha sido calculado hasta ahora el tamaño de sus población. Para mejorar estos conocimientos, el barco va trazando diversos trayectos cada día que se hace a la mar, si el tiempo lo permite, y recala después en los puertos de Cartagena, Cabo de Palos y Águilas en Murcia, y en Garrucha en Almería. Este año, además, científicos y técnicos de la asociación para la Conservación, Información y Estudio sobre Cetáceos (Circe) subirán a bordo para marcar delfines mulares con emisores de satélite, y como en ejercicios anteriores, también participarán en el análisis final de todos los datos obtenidos.

La toma de datos de estas dos especies no es incompatible con la del resto de especies de cetáceos (delfín listado y delfín común, calderón común, cachalote y rorcual común) así como de aves y tortugas, "por lo que recopilamos la mayor cantidad posible de información que después podemos usar en otros proyectos de seguimiento y evaluación de poblaciones", explica Murcia, quien cuenta con una larguísima experiencia en proyectos similares de investigación con cetáceos, aves marinas e incluso con tortugas. "Se podría decir que las especies objetivo son también paraguas, ya que gracias a la financiación que hay para su estudio, de manera accesoria permiten la recogida de datos de otras especies no tan atractivas -no es el caso de los cetáceos pero si de las aves-. El problema luego es el tratamiento de los datos, pero ahí están, a la espera de que podamos usarlos en publicaciones o en evaluaciones del estado de las poblaciones de las distintas especies", deja caer el técnico, quien, por cierto, se halla todo el mes embarcado en el Buque Oceanográfico Ramón Margalef, surcando el Cantábrico con una investigación científica en la que participa como observador del grupo de investigación de depredadores superiores, esto es, de nuevo, los cetáceos.

cabo_de_palos_25_ecv_pq.jpgA lo largo de las dos campañas cerradas este año hasta ahora se ha visto bien al delfín mular, pero ningún grupo de calderón gris. Aparte de estas especies, sí ha habido suerte con el delfín listado, el más habitual, calderón común, e incluso se han visto un cachalote y dos rorcuales comunes.

Las aves también dan alegrías. Ver un frailecillo es cosa curiosa, pero también un cormorán mar adentro, o un aguilucho pálido. Lo mismo que cuando se observa un poderoso atún, un pez espada o las siempre agradecidas tortugas marinas.

Y así, el día transcurre entre fichas, "¿dónde está el lápiz?", prismáticos, brújulas, "¡¿cómo funcionaba el angulómetro?!", la hora de la comida -que te puede tocar haciendo guardia en el puesto de observación-, gorros, sudor, baño de relax, vuelta al trabajo y mucha, mucha, mucha crema solar.

A eso de las seis y media de la tarde, según la jornada, la tripulación llega a puerto. Es hora de asearse y salir a cenar. Han sido unas 10 horas de trabajo y más de 100 kilómetros de viaje. No está mal. Mañana más.

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NOTICIA RELACIONADA: ¡Por allí soplaaaaa! Todos los cetáceos que puedes ver por la costa de la Región de Murcia (28 Mar. 2012)

Mónica Rubio. Periodista y Bióloga.

Más fotos

El Else:

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Calderón común:

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Delfines mulares:

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Delfín listado:

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¡Embárcate en octubre!

La Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE) ha convocado para octubre un nuevo cursillo de formación sobre avistamiento de aves marinas y cetáceos, que abre la posibilidad de participar en una de las campañas que aún le quedan por cubrir al motovelero Else este año.

Sin pasar por el cursillo, no se puede embarcar. Lo bueno es que no se necesita ningún conocimiento previo para asistir.

Y, después, para la selección de voluntarios para las navegaciones, el tener experiencia es la segunda condición discriminante, "pero normalmente la gente suele venir sin experiencia o casi sin ella", aclara José Luis Murcia, técnico científico del Else.

De este modo, resulta que "los voluntarios son todos o en su mayoría nuevos en la actividad y cuesta mucho trabajo ponerlo en marcha". Sin embargo, el técnico se aplica en formar grupos mixtos en cuanto a experiencia "para que me echen una mano y tengan bajo vigilancia a los novatos, y vayan reforzando a su vez los conocimientos adquiridos al comunicárselos a personas con menos experiencia". De todas formas, resume, "bastan un par de navegaciones para saber quién va a volver y acaba adquiriendo una experiencia suficiente y quién no vuelve por que ya ha satisfecho su deseo de ver cetáceos. Evidentemente, los grupos en los que todas las personas tienen experiencia o que ya es el tercer día seguido de navegación con la misma gente a bordo las cosas ya son mucho más fáciles de manejar", medita.

Todavía quedan 20 días de navegación, porque una cosa es la programación inicial y otra las salidas efectivas a la mar que la meteorología del día permite. 

Normalmente, en verano Murcia no tiene problemas para llenar la embarcación, pero no ocurre lo mismo en invierno. "Tiene que ver con la disponibilidad de la gente y de lo mucho que te apetezca pasar un día en el mar: si uno cálido con posibilidades de baño, o uno frío sin baño", explica Murcia.

ANSE lleva muchísimos años investigando al mar y sus habitantes. En la década de los 80 ya recopilaba datos de varamientos o colaboraba en estudio sobre mortalidad de tortugas, y en 1998 arrancó el programa de seguimiento de cetáceos y se hizo con el Else.

Así que si eres de los que se anima, recuerda, el 9 de octubre tienes una cita imprescindible.