Repartidas entre talleres de formación de voluntariado y asistentes a charlas, alrededor de 200 personas han aprendido diversos aspectos de los humedales y saladares propios del mar Menor dentro del proyecto 'Recuperación de criptohumedal hipersalino y especies en Peligro de Extinción', de Ecologistas en Acción (EEA). La protagonista de esta iniciativa, y en torno a la cual ha girado todo, es la charca hipersalina recién creada en la orillas de la laguna, del estilo de las que antiguamente abundaban en la zona, fomentaban la biodiversidad y le imprimían al entorno un carácter peculiar.
Dentro de las acciones contempladas en el proyecto, se convocaron dos talleres de formación de voluntariado a finales de abril y principios de mayo en los que se dieron a conocer los orígenes de estos criptohumedales y su conformación, así como los hábitats, fauna y flora propios de estos ecosistemas que bordean el mar Menor. Al mismo tiempo, se formó sobre cómo realizar el seguimiento de parámetros del agua (niveles, salinidad, temperatura y oxígeno disuelto), y de la avifauna.
En la parte práctica, los voluntarios han colaborado en la colocación de un pequeño oteadero, la eliminación de especies exóticas y de residuos en el terreno, realizaron señuelos de charrancitos en yeso, reconocieron artemias en microscopio y han ayudado a la naturalización de los islotes para hacerlos atractivos a las aves.
Para cubrir los aspectos divulgativos, también se han impartido charlas con el fin de explicar los humedales y sus múltiples funciones, tanto en el IES Mediterráneo de Cartagena como para la Asociación Los Alcázares Ecocultural.
La idea de crear esta nueva charca parte de la constatación de que el carrizo se estaba adueñando de la zona, colonizando grandes áreas, homogenizando con ello el terreno y también la fauna que lo visita; así como de la inquietud por recuperar un ecosistema que caracterizaba al lugar: las charcas hipersalinas.
Una vez creada, implicando además a la población en su conocimiento y respeto, y aun ya finalizado el proyecto, la idea de EEA es continuar con el mantenimiento de las condiciones del lugar, en la marina del Carmolí. Para ello, desde la ONG se está monitorizando la zona y se practica el seguimiento de especies con medios que la entidad va a ceder al menos durante los próximos cinco años, y todo ello con la idea de seguir contando también con la colaboración de los voluntarios. El seguimiento de especies es un aspecto importante del proyecto ya que uno de sus objetivos es devolver a la zona parte de la biodiversidad perdida por la aplastante presencia del carrizal y, en concreto, la recuperación de especies en Peligro de Extinción. Así, se espera fomentar las visitas del chorlitejo patinegro, el crecimiento de Artemia salina y de Limonium y hasta poder contemplar al emblemático fartet.
En este sentido, y ya de cara a la etapa final del proyecto, el biólogo especialista en las poblaciones de este pequeño pez acaba de redactar un informe positivo que permitirá traslocar una población inicial de entre 100 y 500 individuos. "Con esto se asegura un reducto de peces suficiente y localizado dentro del área crítica de recuperación, como marcan los planes de recuperación", destaca Brígida Aránega, una de los dos coordinadores del proyecto, junto a Juan Carlos Blanco.
A partir de aquí, queda que la charca sea bien acogida tanto por la población que la visite como por la flor ay fauna para la que se ha construido.
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2018-07-13