Hemos pasado este fin de semana una jornada deliciosa de avistamiento de fauna marina, relajación y libertad a bordo del velero Karyam, y queremos compartirla con los lectores. Cuando escribo estas líneas, el cerebro aún reproduce el leve oleaje mediterráneo, eficazmente combatido con una buena dosis de biodramina. Me sirve para recordar las buenas sensaciones de la salida marinera. Embarcar, encontrarte caras amigas, conocer personas a las que te une el cariño por la naturaleza, la acogida de la tripulación, el buen ambiente... todo augura un buen viaje.

La partida desde Mazarrón se planifica sobre la casi total seguridad de que se van a observar cetáceos. Las aves no son tan confiables. El mar es una enorme promesa de avistamientos. La inmensa masa de agua está llena de vida y en el imaginario de los preparativos de la salida marinera se cuelan delfines mulares, frailecillos y afables tortugas marinas. Muchas observaciones posibles. Luego la realidad se impone, pero el grado de satisfacción no decae, sigue por las nubes. De hecho, la goleta se cruzó con varios grupos de delfines listados -al menos, unos 150 individuos en total, calcularon desde Cetáceos y Navegación, empresa organizadora de la actividad-, lo que nos permitió conocer algunas claves de su comportamiento. Las hembras con sus crías, como era el caso, no interactúan apenas con las embarcaciones, nos contó Tuca, bióloga marina y guía experta en cetáceos que nos acompañaba.

Tuca había intentado a primera hora darnos a conocer las distintas especies de cetáceos que podríamos encontrarnos, pero la aparición de un ave -no recuerdo cual, pero alcatraz no fue, que aparecieron más tarde- interrumpió su charla y ya nunca más se supo. Los participantes, en su mayoría grandes pajareros, se arremolinaron a estribor, engancharon los prismáticos y ya. "Una pardela cenicienta, dos, tres... , gaviota de Audouin, cormoranes grandes y moñudos, ¡¡hay uno anillado, ¿alguien ve la anilla?!... ¿es pardela balear? sííí...".

Y resulta que la jornada transcurre rápida. Antonio Fuentes, 'Cuco', experto en avifauna marina -es responsable de la Red de Observación de Aves y Mamíferos Marinos en Cabo de Palos-, nos hacía girar la mirada de babor a estribor con cada avistamiento. Incluidos los fantásticos peces voladores, que en un primer vistazo se pueden confundir con aves. "Parecen martines pescadores", comparó un viajero.

Los delfines vinieron después, casi a la hora de comer, que hubo de retrasarse, por supuesto. Nadie quería perderse la contemplación del lomo alargado de estos bellos animales asomando entre las olas, y sobre todo la presencia de varios ejemplares pequeños. Los neonatos acapararon gran parte de nuestra atención. Nadaban ágiles al lado de las madres y, de vez en cuando, nos obsequiaban con algún breve salto. Seguimos durante un buen rato los movimientos de estas crías con emoción.

Los calderones comunes aparecieron más tarde. Se les ve poderosos, oscuros, potentes como torpedos. Vimos varios grupos y nos entusiasmó una familia de seis miembros -quizá más, ya que posteriormente se les unió otro ejemplar tras su ascenso desde las profundidades- que nadó durante un minuto al lado del velero. Era fascinante oír su enérgica respiración tan cerca de nosotros, verlos expulsar agua por el opérculo y, sobre todo, escuchar sus chillidos con los que se comunicaban. Había en la familia dos ejemplares pequeños que, de nuevo, fue fascinante contemplar. Tuca aprovechó para relatarnos sus inmersiones en busca de calamares. "Bajan a 600 ó 700 metros de profundidad y allí pueden estar cazando durante unos 20 minutos antes de salir a respirar. Eso tiene que ser cansado", contaba. Sentada en la proa, retomó en lo que pudo su charla y nos describió hasta tres especies de calderones, sus diferencias en la capa de grasa que los envuelve y las cicatrices que presentan. Al hilo de la actualidad nos habló de los zifios, y respondiendo a nuestras preguntas, también de las orcas. En ese momento, nos dijo, estábamos surcando los famosos cañones de la costa murciana, y bajo nuestros pies se acumulaba una mole de agua de más de 2.000 metros de profundidad. Pensarlo, impone.

Antonio Méndez, el patrón del barco, había parado los motores. Siempre lo hacen así cuando contactan con grupos de mamíferos. Tuca y Yaiza, ésta última marinera y observadora de la tripulación, insistieron en el respeto que se debe a estos animales, y en la necesidad de difundir los comportamientos correctos en los encuentros: dejar distancia -que sean ellos quienes terminen de acercarse- no tocarlos, no nadar con ellos, muy en particular no interceptar su trayectoria o atravesar el grupo... todo ello, recogido en el Real Decreto 1727/2007, de 21 de diciembre, por el que se establecen medidas de protección de los cetáceos.

Un aperitivo amenizó la media mañana, y después comimos a la sombra del techado sobre la amplia mesa fijada al suelo. La goleta surcaba segura el mar y nos paseó por la impagable costa murciana, atravesando lugares de interés comunitario y zonas de especial protección para las aves, pertenecientes a la Red Natura 2.000 de la Unión Europea. Desde Mazarrón hasta Bolnuevo, para girar después al norte hacia El Portús y regresar bordeando la sierra de La Muela, Cabo Tiñoso, Cala Cerrada... y de vuelta a puerto. El día a bordo de la goleta Karyam (leído 'kariam'), de origen turco, nos ofreció la oportunidad de desconectar de los afanes diarios y dejarse llevar por la brisa. Un viaje sin mirar el reloj al hogar de delfines, calderones, alcatraces, paíños, tortugas marinas o peces voladores. No lo vimos todo, quizá en el próximo viaje...

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Mónica Rubio. Periodista y Bióloga
2022-10-24

 

  • Un grupo de delfines listados nada bajo la quilla del Karyam
    Un grupo de delfines listados nada bajo la quilla del Karyam.
  • Familia de calderones, a babor
    Familia de calderones, a babor.
  • Paisaje de la costa murciana, de regreso hacia el puerto
    Paisaje de la costa murciana, de regreso hacia el puerto.
  • Parte del pasaje, durante el viaje. Antonio Fuentes, 'Cuco', sentado el último a la derecha
    Parte del pasaje, durante el viaje. Antonio Fuentes, 'Cuco', sentado el último a la derecha
  • Una pasajera y Tuca (dcha.), avistando fauna para avisar al pasaje
    Una pasajera y Tuca (dcha.), avistando fauna para avisar al pasaje .
  • Tuca, explicando la fauna marina. Atrás Antonio, el patrón del barco, y Yaiza
    Tuca, explicando la fauna marina. Atrás Antonio, el patrón del barco, y Yaiza.
  • Isla posadero de gaviotas y cormoranes en Mazarrón
    Isla posadero de gaviotas y cormoranes en Mazarrón.