Varamientos: cuando la foto se convierte en letal

Multitud de cetáceos y tortugas están llegando a la costa con una "desnutrición brutal"

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Multitud de cetáceos están varando este verano en las costas del sureste, junto a tortugas marinas. Más que otros años. En su gran mayoría, llegan "con una desnutrición brutal, y todas todas las tortugas nos están defecando plásticos", alerta Eva María Morón, coordinadora de la ONG Equinac, dedicada a atender los varamientos de tortugas marinas y cetáceos en el litoral de la provincia de Almería. Y esto no es lo peor. A ello se une que muchos de los que llegan con vida, sucumben a la vorágine por conseguir una foto o un contacto con el animal. Esta actitud conlleva, una y otra vez, el peor de los finales: la muerte del débil ser que yacía en la arena.

equinac_cetaceo_orilla_1.jpgEquinac avisa de que es época de varamiento de crías vivas y muertas. No saben muy bien por qué hay más hallazgos este año. "Se hace muy difícil poder determinar las causas de las muertes de animales que, o están en estado de descomposición, o no tenemos medios para realizar análisis inmediatos, por lo que nos tenemos que guiar por lo que vemos a nivel macroscópico. Lo que sí hemos visto es que los animales llegan todos muy delgados", cuenta la entidad en su página de Facebook. En todo caso, Morón añade que "ahora hay más varamientos porque el mar está cada vez peor y los animales no encuentran alimento. El Gobierno nacional ya ha reconocido que el mar está esquilmado; que, por ejemplo, se está pescando bacaladilla en una cantidad doce veces mayor de lo sostenible". Situaciones como ésta, relata, hacen que los delfines comunes y listados, que son de cierta profunidad, no encuentran qué comer y tienen que acercarse a la costa a buscar comida. Pero aquí les ocurren dos cosas: que no saben defenderse en un territorio que no es el suyo, y que se topan con el delfín mular, que les dobla en tamaño y fuerza. Los delfines mulares tienen más recursos para moverse por la costa, saben por ejemplo buscarse la vida en las piscifactorías, y cuando se encuentran, hay pelea. Al ser los mulares más grandes, los atacan y los matan. Por eso, los delfines muertos que aparecen sobre la costa son principalmente de las dos primeras especies.

Pero, además, llama mucho la atención estos días el lamento lanzado desde Equinac sobre el desastroso comportamiento de los ciudadanos cuando se encuentran con un cetáceo varado. Lejos de pensar en el bienestar animal o en la trascendencia de la vida, el descubrimiento se convierte en una arrebatada competición por obtener una imagen con el frágil ser vivo. De un tiempo a esta parte, parece que se han perdido todos los escrúpulos y más vale un selfie que la vida de un animal salvaje.

El último caso lo denunciaba ayer la entidad en su página de Facebook:

"Nos avisaba el 112, una cría de delfín viva aparecía en una playa muy concurrida de Mojácar. El coordinador de los socorristas acudía al lugar rápidamente, así como integrantes de Equinac. El socorrista perdía los nervios al ver a cientos de personas abalanzadas sobre el animal, mientras que un chico, finalmente, podía llegar hasta la cría y apartar a toda la muchedumbre, pero ya era tarde, sólo nos separaban unos minutos hasta poder llegar a ella, una hembra lactante de delfín listado, que fallecía al momento. Posiblemente no hubiéramos conseguido sacarla adelante, pero lo hubiéramos intentado. Una vez más constatamos que el ser humano es la especie más irracional que existe, son muchos los incapaces de sentir empatía por un ser vivo solo, asustado, muerto de hambre, sin su madre y aterrorizado, porque muchos de vosotros, en vuestro egoísmo, lo único que queréis es fotografiarlo y toquetearlo, aunque el animal sufra por el estrés". "Seguimos igual, no hay forma, veis un delfín vivo y la obsesión por tocarlo y fotografiarlo os hace a muchos pasar de todo, pasar del sufrimiento y el estrés que sufren estos animales, pasar del respeto y consideración", resumían en la entrada.

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Los miembros de Equinac, ONG orientada al rescate y recuperación de fauna marina y salvaje, aprovechan sus salidas dirigidas a salvar o recoger ejemplares para difundir todo tipo de conocimientos entre las figuras implicadas, como los socorristas con quienes tratan. "Cuanta más información tenga el personal de playas, mucho mejor", mantienen.

         En sus instalaciones, en crecimiento, se ocupan de los cuidados clínicos y también realizan análisis de diversos tipos para conocer las causas de las muertes.

         En verano reciben muchos avisos de animales vivos porque hay más gente que puede ser testigo, en invierno la mayoría se trata de ejemplares muertos.

        Y generalmente, se encuentran más cetáceos que tortugas, salvo el año pasado, en el que entró mucha tortuga laúd muerta con interacciones con artes de pesca. El palangre se ha reducido, pero el trasmallo y el arrastre aún hacen mucho daño.

Morón lamenta al respecto que todavía hay gente que les recrimina estas denuncias, alegando una ignorancia. "Devolver el cetáceo al mar puede ser una reacción instintiva, pero manipularlo para hacer fotos, eso ya no", determina, y recuerda el caso de una mujer que tomó a la cría de delfín en brazos para hacerse una foto, y el animal terminó cayendo al suelo, y "eso es denunciable", resuelve tajante. Así lo relataban también en su red social: "¿coger a una cría de delfín, aterrorizado, y usarlo para hacerle fotos a tus hijos? Estos animales están protegidos, la ley prohíbe realizar este tipo de actuaciones, y si en ese momento Equinac llega a tener conocimiento del varamiento y llegamos a estar allí, estas personas tendrían una denuncia. El desconocimiento no tiene absolutamente nada que ver con el respeto, empatía y la lógica".

La portavoz reconoce que su defensa es muy intensa. No en vano llevan desde 2001 trabajando "gratis por y para los animales, y hacemos todas las labores de educación que podemos, pero no podemos estar enseñando sentido común", lamenta. Y añade: "la gente tiene una obsesión enfermiza por ir a tocar a los animales y ellos sufren un estrés brutal".

Por contra, desde Equinac saben cómo manejarlos para reducir ese estrés y sufrimiento y favorecer su superviviencia. Por eso es fundamental que reciban la alerta cuanto antes. Esto es, que quien divise a un animal varado llame al 112. Porque el 112 se pone en contacto con ellos y en cuestión de uno o dos minutos están hablando con la persona que ha realizado el hallazgo. A través del móvil van dando las primeras indicaciones de cómo manipular al ejemplar, cómo retirar a la gente que se agolpa, qué hacer, qué no hacer, o les informan de que ya han llamado a la Guardia Civil para que se presente en el lugar y les eche una mano... y de este modo consiguen salvar vidas. Después, como la entidad tiene voluntarios distribuidos por toda la costa, tardan de diez a quince minutos en personarse. "Así un varamiento se puede controlar a la perfección, hasta la gente, una vez informada, colabora un montón", se alegra Morón. "Pero si no nos enteramos hasta más tarde...", deja caer... Si no se enteran, ocurre lo de Mojácar, donde pudieron comprobar que el bebé delfín tenía espuma en el espiráculo, lo que quería decir que había muerto de shock, que a causa del estrés tan grande que había sufrido, la cría había decidido dejar de respirar (hay que recordar que los delfines tienen respiración voluntaria).

Así que la ONG insiste en recordar que "es muy importante que si se ve un animal marino varado no se reintroduzca, no actúes por tu cuenta, sino que hay que avisar al 112, para que sea el equipo de rescate de la zona especializado en atención a varamientos, quien atienda al animal". Y recuerda que si está varado "es porque está mal" y siempre se trata de "animales muertos de miedo".

Y por todo eso, Equinac anima además a difundir con una imagen (en el despiece de la derecha) la necesidad de llamar al 112 e invita a que los simpatizantes la coloquen en sus perfiles o portadas. "Si entre todos contribuimos a difundir el mensaje, llegaremos a más gente, y eso beneficia a los animales", sugieren. Lo que menos necesitan es el estrés del manoseo. Cogerlos para hacerse un selfie puede ser el último acto que resistan antes de darse por vencidos y morir. La última foto puede ser, para ellos, mortal. Nosotros dejamos esa imagen y una serie de fichas sobre cómo actuar ante un varamiento. Para evitar que las fotografías, es decir, la actitud, se conviertan en letales.

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(NOTA: Imágenes: Equinac)

Mónica Rubio. Periodista y Bióloga.