Una futura red de ‘Hoteles para abejas solitarias’ busca diez huertos urbanos de España


Arriba, un ejemplar de una pequeña abeja del género Hoplitis. Más abajo, un abejorro Xylocopa. Imágenes: La Granja de Bitxos.

Las abejas solitarias están perdiendo los hábitats donde hacer sus nidos. Estas maravillosas aliadas de la naturaleza en general y de la agricultura en particular, inmersas en el brutal declive que sufren todos los insectos, se enfrentan cada vez a mayores dificultades para localizar pequeños huecos naturales donde dejar a salvo a la descendencia. Ahora, un nuevo proyecto aspira a crear para ellas una red de hoteles específicos con los que compensar esta carencia y divulgar su beneficioso laboreo. Y, para ello, busca por toda España diez huertos urbanos comunitarios en los que instalar la próxima primavera sus ‘Hoteles para abejas solitarias’.

Aunque los hoteles se distribuirán por todo el país, por ahora las zonas definitivas no están confirmadas. Lo más probable es que se escojan diez localizaciones y en cada una de ellas se instalen cuatro ‘hoteles' destinados principalmente a los géneros Osmia, Anthidiumy Megachile. También se incluyen algunos abejorros, como los del género Xylocopa(abejorros "carpinteros"), que pueden utilizar los orificios de mayor tamaño de los hoteles, aunque suelen ser bastante territoriales y es mejor tenerlos separados para que no interfieran con especies menos "valientes", advierte Antonio Rubio, presidente y técnico medioambiental de La Granja de Bitxos, entidad encargada del apartado técnico de este proyecto auspiciado por La Granja San Francisco.

Una vez instalados de forma totalmente gratuita, los hoteles deberán ser revisados periódicamente y tener un mantenimiento que prolongue su función, evitando la excesiva proliferación de parásitos y otros inconvenientes que puedan surgir. Para hacer más cómoda esta tarea, todas sus partes son sustituibles con el fin de poder ir renovándolas cuando es necesario, como los tocones de madera con orificios y las cánulas de cartón.

Si se cumple este mantenimiento, otro aspecto positivo de esta iniciativa es que estas estructuras se pueden usar de forma ilimitada y podrán ser sucesivamente habitadas por diferentes generaciones de abejas.

Los hoteles en sí aún no están definidos. La Granja de Bitxos también se encarga de su diseño -deben tener las dimensiones precisas-, instalación y seguimiento. “De momento estamos todavía con la selección de huertos, pero lo ideal sería tenerlos instalados para la próxima primavera y poder así ‘hospedar’ a los primeros inquilinos de la temporada”, avanza Rubio.

El experto señala asimismo que durante su uso valorarán mucho la implicación por parte de los usuarios, y anima a que les manden fotos de toda actividad que vayan viendo en los ‘hoteles’ para recopilar "mucha más información de todos los ocupantes en cada zona y crear un vínculo con los agricultores”.

NIDOS LINEALES

 

En las abejas solitarias, cada hembra emprende su propio nido en cavidades tubulares.

   Para ello, en primavera construye una serie de celdas dispuestas una detrás de otra, formando una línea. Cada celda lleva un único huevo, que la madre aprovisiona con néctar y polen -el alimento de todas las abejas-, y en casos dejan pedazos de hojas, antes de cerrar y comenzar con la siguiente celda.

   El huevo eclosionará en su fecha, según cada especie, pasando generalmente un año antes de que el nuevo adulto salga al exterior.

El problema para estos intrigantes himenópteros, que no producen miel ni cera pero son grandes polinizadores, surge del hecho de que, para anidar, necesitan oquedades. Así, excavan en el suelo, emplean los huecos de las cañas, el interior de tallos secos de algunas plantas y otro tipo de orificios con forma de tubo o, muy a menudo, aprovechan galerías en troncos de árboles muertos creadas por los xilófagos -seres comedores de madera-. Pero “en los entornos agrícolas normalmente no hay árboles, ya que son retirados para cultivar; y en caso de haberlos, si mueren, se cortan y se queman rápidamente, no se suelen dejan in situ para que se descompongan y puedan ser atacados por xilófagos, que sería lo natural. Si a esto le añadimos la 'manía' de eliminar cualquier planta que no forme parte del cultivo, obtenemos campos en los que resulta muy complicado encontrar pequeños refugios u orificios que en un entorno natural abundarían. Demasiada 'limpieza' -que le llaman algunos- y homogeneidad en los huertos genera un gran descenso de fauna auxiliar (o beneficiosa). Para compensar esta carencia y que, en este caso concreto, algunos himenópteros solitarios tengan más oportunidades de criar, aportamos estos agujerillos de forma artificial con ‘hoteles’ de insectos”, explica Rubio.

“En las ciudades se nota mucho el incremento de huertos municipales y particulares y esto sin duda beneficia la biodiversidad urbana, además de su función educativa y social importantísima, pero, a mi parecer, lo que más favorece a los insectos beneficiosos urbanos, como es el caso de las abejas, son gestos tan simples como dejar de emplear herbicidas químicos por cuestiones puramente estéticas en jardines y zonas verdes -no cuesta tanto aprender a convivir con flores silvestres- y dar prioridad a especies vegetales autóctonas que, además de beneficiar más a nuestra fauna, también están mejor adaptadas a la sequía que la mayoría de plantas ornamentales, sabiendo que la tendencia climática es que cada vez llueva menos”, detalla Rubio.

Por ello, entre otros requisitos, lo que el proyecto busca son huertos urbanos comunitarios en los que lo más importante es que no se empleen pesticidas químicos de ningún tipo, así como que exista una buena presencia de flora auxiliar que aporte alimento, y materiales de construcción en muchos casos, a las abejas.

En este sentido, Rubio tiene claro que a la hora de beneficiar a estos insectos “es mucho más importante dejar de usar insecticidas y herbicidas que el hecho en sí de instalar ‘hoteles’ de insectos: un rodal de ‘malas hierbas’ es un oasis de biodiversidad que aporta néctar y polen a las abejas y otros insectos beneficiosos cuando no hay flores en el huerto", asegura.

Pero los ‘hoteles’ para abejas tienen a su favor que, además de aportar cavidades de forma artificial, sirven para realizar labores educativas e inciden de manera muy notoria en la divulgación: “los hoteles son vistosos y llaman la atención, y el rodal de malas hierbas no, aunque sea igualmente positivo para las abejas ¡o más!”, explica, para añadir que, a la par que todo eso, existe también la imperante necesidad de “divulgar la gran diversidad de abejas silvestres que tenemos en nuestro entorno y su enorme importancia”.

De hecho, “cuando se habla del ‘declive de las abejas’ la mayoría de la gente piensa únicamente en la abeja melífera, pero existen más de 25.000 especies de abejas en el mundo y todas ellas están en declive, y son igual de importantes para nuestros ecosistemas y cultivos”, reivindica el también licenciado en Ciencias Medioambientales.

Las abejas solitarias son unas grandes desconocidas cuya existencia se ve incluso más amenazada que otras especies por la llegada de la gran invasora, la Vespa velutina, que ha elevado el nivel de alarma y hace que muchos observadores agredan primero al insecto solitario y luego pregunten si era la famosa avispa asiática. Rubio recuerda cómo hace unas semanas se compartió una imagen falsa de "avispa asiática invasora" 28.000 veces por Facebook desde una cuenta de la policía local, lo que le da credibilidad, y muchas otras veces lo hace la propia prensa ¿Cómo se compensa esto con divulgación? ¿Cuánta gente compartirá la publicación que aclare el error (si es que la hay)? Normalmente el alarmismo llega mucho más lejos que la información útil, por lo que resulta tremendamente complicado educar sobre animales que tienen un estigma tan arraigado”, lamenta.

Por eso insiste en que “nos hace falta mucha educación medioambiental en todos los aspectos". Un conocimiento que nos haga caer en la cuenta de que en España hay más de 1.000 especies de abejas, la mayoría solitarias y todas ellas polinizadoras. Algunas, de hecho, resultan hasta 60 veces más eficaces que la abeja melífera. Bellas y diversas, las abejas, en colmena o como éstas, las solitarias, son todas insustituibles.

  
A la izquierda, datos de contacto con La Granja de Bitxos, con un ejemplar de Anthidium. A la derecha, una abeja del sudor repleta de polen (Pixabay).

Mónica Rubio. Periodista y Bióloga.