Todos los mapas, extraídos de la Nota de Prensa del Magrama.

La pardela cenicienta pasa prácticamente toda su vida en alta mar y acude a las islas del litoral sólo para reproducirse. Hacia finales de mayo o principios de junio, la hembra pondrá un solo huevo del que nacerá una cría. Únicamente se reproduce en dos puntos de la costa española, y uno es la murciana Isla de Las Palomas. La pardela cenicienta necesita que tanto el mar como la tierra mantengan sus buenas condiciones para poder sobrevivir, y es una de las aves que se va a ver beneficiada por la declaración de 43 nuevas áreas de protección marinas en España.

Estas 43 áreas conforman la propuesta del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama) que está estos días en exposición pública. Se trata de una serie de enclaves destinados a proteger a las aves las marinas mediante la salvaguarda de sus hábitats. Las marinas constituyen el grupo más amenazado entre las aves. La contaminación del agua, el tráfico marítimo, las infraestructuras o la captura accidental son sólo algunas de sus amenazas. La declaración de estas áreas bien como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPAs), bien como LICs (Lugares de Interés Comunitario) -en el caso de cuatro de ellas-, conllevará una atención especial hacia los lugares donde encuentran su refugio, su alimento  y que, en definitiva, aseguran el futuro de la especie.

Además, si todas estas áreas alcanzan este reconocimiento, España se convertirá en uno de los países europeos con mayor superficie marina protegida. Su extensión sería del 4%, más cerca ya del 10% pactado con Europa para el año 2020, aunque aún un poco lejos del 20% al que aspiran las ONG de conservación y las recomendaciones científicas. Pero son escalones necesarios, y este listado “supone un avance”, afirma Óscar Esparza, coordinador de Áreas Marinas Protegidas de WWF, quien recalca que, tras la aprobación, “el reto es su protección eficaz”, lo que se logrará elaborando un Plan de Gestión para cada área recién declarada. Y es algo que Esparza ve muy factible: “Ahora, el nivel de concienciación social y los compromisos del Estado con Europa hacen difícil que todo esto se quede en un mero Plan de Gestión”, apunta.

Desde WWF, como desde otras entidades ecologistas, celebran esta propuesta. “Todos los pasos que se dan son muy importantes. No puede existir un Plan de Gestión sin un reconocimiento previo de las áreas. Después tocará trabajar todos los implicados y llegar a un acuerdo en el interés común de que el mar esté bien conservado, porque ello favorece a la pesca, al turismo y a la naturaleza”, apunta el técnico de la ONG del panda. La relación de áreas en exposición es el resultado de un largo trabajo en el que han participado las partes interesadas, y que tomó como base para escoger las ZEPAs un listado elaborado por la Sociedad Española de Ornitología (SEO). A partir de ahí, la propuesta final y el resto de superficies protegidas surgió de un proyecto denominado Life+Indemares, coordinado por la Fundación Biodiversidad con la participación de hasta nueve socios más: Magrama, IEO, CSIC, CEMMA, SECAC, ALnitak, SEO/Birdlife, Oceana y WWF.

El Ministerio ya lanzó una propuesta similar en octubre de 2011, con el Gobierno anterior, que fue rechazada por varias comunidades autónomas al considerar que no habían tomado parte en la medida necesaria. Ahora, este factor ha sido subsanado y el resultado es una colección de “zonas muy importantes y bien delimitadas. Creo que la propuesta está bastante madura y que los participantes han quedado bastante satisfechos tras la negociación”, considera Esparza.

A la Región de Murcia le tocan dos áreas, calificadas como ZEPAs. Son dos superficies compartidas con nuestras comunidades vecinas, una al norte, denominada 'Tabarca - Cabo de Palos', que incluye toda la costa del Mar Menor que da al Mar Mayor así como Isla Grosa e Isla Hormigas; y otra al sur de nuestra costa, llamada 'Islotes litorales de Murcia y Almería', que engloba a la Isla de Las Palomas. Ambas son visitadas con asiduidad por aves marinas que necesitan de atención y protección para evitar el declive de sus poblaciones; aves, en general, doblemente amenazadas porque sufren los deteriores de sus hábitats terrestres y marinos. Y precisan de ambos recursos, la tierra firme y la mar, para alimentarse, reproducirse o cumplir cualquier otra de sus funciones biológicas.

El área de 'Tabarca - Cabo de Palos' recoge el mayor número de especies de aves marinas. Son seis, entre ellas, el ave que vive alejada de la costa más pequeña del litoral europeo, el paíño europeo (Hydrobates pelagicus). Aquí se encuentra también la famosa gaviota de Audouin (Larus audouinii), que reúne en esta zona a la tercera población reproductora del mundo. Con ellas conviven la pardela balear (Puffinus mauretanicus), la gaviota picofina (Larus genei), el charrán común (Sterna hirundo) y el charrancito común (Sterna albifrons), estos dos últimos conocidos popularmente como 'golondrinas de mar'. Y, bajo ellas, las extensas praderas de Posidonia. En esta futurible ZEPA se encuentra Isla Grosa, muy conocida entre los aficionados murcianos a la ornitología por las sucesivas y fructíferas campañas de anillamiento de ANSE. Esta isla llegó a albergar a buena parte de la gaviota de Audouin que, parece ser, se ha desplazado hacia el norte, dentro del área de la ZEPA.

En los 'Islotes litorales de Murcia y Almería' se valora la presencia de pardela cenicienta (Calonectris diomedea) y, de nuevo, el paíño europeo (Hydrobates pelagicus). Mucho más abajo, entre las praderas de plantas subacuáticas, bucea tranquila la tortuga boba.

Esparza, que es murciano de la capital y que se formó en la práctica como biólogo en la Reserva Marina de Cabo Palos, las conoce bien. Con esta medida, dice “se reconoce el valor que tienen y se obtendrán beneficios no sólo para el ecosistema, sino también para el desarrollo de las actividades humanas”.

Regulaciones

Porque una de las cosas que el técnico de WWF quiere destacar es que la declaración de una figura de protección para un área concreta es algo bueno para todos. Las regulaciones que recaen sobre una ZEPA marítima afectan a aspectos como la pesca y otras explotaciones, el tráfico marino y las infraestructuras, y las actividades de ocio y turismo, pero “los Planes de Gestión no gestionan de forma muy directa las actividades humanas y suelen ser compatibles”, matiza. Es decir, de forma habitual, las actividades no son eliminadas de las zonas protegidas, sino que “en general, se trata de aplicar buenas prácticas”, apunta el experto. Así, por ejemplo, hay medidas disuasorias muy fáciles para evitar la captura accidental de aves, como los cormoranes, en las redes de pesca; también se puede ordenar espacialmente las actividades para evitar el descontrol o mal uso del recurso; o lograr evitar conflictos entre actividades y optimizar su eficacia, todo ello permitiendo el bienestar animal, enumera Esparza. Más ejemplos sencillos son la reducción de luces innecesarias para disminuir el impacto lúmínico mediante su reorientación, modificación del tipo de luz o colocación de escudos, entre otras medidas; o realizar el seguimiento de la calidad de las aguas y reducir los niveles de contaminación de éstas.

La exposición pública de este listado durará quince días (hasta el 15 de noviembre), durante los cuales el Gobierno recopilará las alegaciones presentadas por los interesados. Después, ha de evaluar estas alegaciones y darles respuesta, y el proceso acabará cuando estas alegaciones queden resueltas, lo que puede producirse antes de finales de año. Una vez aprobados, estos espacios engrosarán la conocida Red Natura 2000, referidos en este caso al mar y a las aves marinas y, por último, la orden del Magrama determina un plazo de dos años para redactar el Plan de Gestión de las ZEPAs.

Además, la propuesta de SEO contemplaba en origen algunas zonas más merecedoras de protección, áreas que por diversos motivos han sido retiradas del listado ministerial. La orden indica al respecto que antes de final de año se someterá a información pública una nueva orden ministerial con la propuesta de otros cinco espacios LIC marinos. Podrían haber sido seis, pero hay un área conflictiva, en Fuerteventura, con intereses petrolíferos, y aunque el Proyecto Life+Indemar la avala igualmente, parece que su propuesta como LIC no se producirá tan fácilmente. 

En cualquier caso, si esas áreas también llegaran a preservarse, la superficie marina protegida en España rondaría un notable 8%. Además, estos LICs se sitúan en parcelas alejadas de la costa, cosa que agrada a los ecologistas. “Las zonas de alta mar son las menos conocidas y más desprotegidas. Actualmente, casi toda la protección marina de España es costera. Estos LICs atienden a la presencia de hábitats singulares, cetáceos y otros valores que merecen protección”, apunta Esparza. Esperemos que sea el siguiente escalón...