juan manuel ruiz, científico del ieo e integrante del estudio de la vegetación de la laguna
Pese al hallazgo de nueva vegetación en el fondo, "no podemos hablar de recuperación del mar Menor"
Un cangrejo rodeado de oreja de liebre (Caulerpa prolifera). Abajo a la derecha, una nacra, entre oreja de liebre y de Posidonia oceanica. Imágenes: IEO.
El hallazgo de nuevas manchas de vegetación en los fondos del mar Menor no responde a una mejora del estado de la laguna, sino a una capacidad de ciertos organismos de aprovechar momentos óptimos para crecer. Juan Manuel Ruiz, investigador del Instituto Español de Oceanografía (IEO) e integrante del estudio, explica que "no podemos hablar de recuperación. La situación del mar Menor sigue siendo crítica. Lo que sí se ve es que ahora mismo, a pesar de su estado crítico, la laguna tiene unos mecanismos de recuperación que se activan en cuanto tiene una oportunidad, y entre esos mecanismos se encuentran determinadas especies que ante la más mínima condición óptima saben aprovecharla y rápidamente vuelven a recolonizar el fondo".
Los datos, que se han obtenido en el marco de la campaña que el IEO y la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE) desarrollan para estudiar la evolución de la vegetación en el mar Menor, corresponden al finales de julio y principios de agosto pasados y a "unas prospecciones muy preliminares", detalla Ruiz.
Durante el trabajo pudieron comprobar que en fondos donde el año pasado había desaparecido prácticamente toda la vegetación ahora aparecían algunas manchas del alga Caulerpa prolifera, conocida como oreja de liebre,"y eso solo ha sido posible gracias a que entre febrero de este año y aproximadamente junio, el agua ha estado más transparente, lo que ha favorecido que haya un poco más de luz, de modo que las especies que son capaces de crecer más rápido lo han hecho", relata.
Pra el investigador, "esto es bueno porque uno de los problemas que tenemos es que, al desparecer la vegetación, toda la cantidad de materia orgánica acumulada por años y años queda al descubierto, y puede ser liberada a la columna de agua, que es donde está el plancton. Pero si la vegetación vuelve a colonizar los fondos habría más control sobre esos nutrientes del sedimento".
Lo que pasa, se detiene, es que "eso solo ha ocurrido entre febrero y junio; a partir de junio todos sabemos que ha vuelto a aparecer otro episodio de turbidez que no ha alcanzado los máximos del año pasado pero sí ha tenido la intensidad suficiente como para que la luz no vuelva a llegar al fondo, por lo que no sabemos qué va a pasar con esas pequeñas áreas colonizadas, porque si la situación de turbidez se extiende mucho en el tiempo puede volver a desaparecer y estos intentos de recuperación se verían frustrados", advierte.
El científico no habla de mejora de la laguna. "Si se ha producido un nuevo periodo de turbidez es porque la laguna no se está recuperando en ese sentido. Podemos ver ventanas temporales en las que se dan algunos síntomas de recuperación, pero que hayan aparecido estas machas de Caulerpa o que el agua se haya puesto transparente significa, como ya dijimos después del primer informe que presentamos de la primera campaña oceanográfica, que en cuestión de una serie de meses el mar Menor tenía capacidad para renovar el agua. En este sentido, pensamos que en esos meses se han favorecido las condiciones para que el agua se renueve, y si se renueva el agua se favorece esa transparencia. Entonces, esto ha sido una muestra de que el mar Menor está trabajando con sus mecanismo internos y que cada vez que tiene una oportunidad la aprovecha". Pero, sostiene, la recuperación hay que mirarla a medio-largo plazo. "Si vuelve a haber un episodio de turbidez, estos síntomas de mejora desaparecen y volvemos a empezar. Con lo cual, la recuperación hay que verla como un proceso no de un año para otro, sino a más largo plazo y obtener una tendencia de cierto parámetros, ciertos cambios en determinadas variables clave. Pero esto de que está mejorando no lo podemos decir, porque lo que nos ha demostrado el episodio de turbidez es que no está mejor, es que sigue en un estado alterado".
Además, Caulerpa prolifera es prácticamente lo único que han encontrado."Hablamos solo de un tipo de vegetación, las otras praderas, como Cymodocea, no han mostrado ninguna recuperación y eso es importante porque la capacidad de reacción de estas especies es menor que el alga".
Aun y todo, Ruiz considera que "se ha exagerado demasiado" la parte negativa de la oreja de liebre. Reconoce que por un lado se trata de un alga que "por su modo de crecer es capaz de producir mucha materia orgánica y alterar las condiciones del sedimento", describe, y que por otro lado pertenece a un grupo que tiene unos compuestos químicos capaces de inhibir el crecimiento de otras especies "y por ello son praderas de algas a las que se les atribuye una baja biodiversidad".
Sin embargo, considera que la cuestión principal es el contexto en el que estamos, "que es un escenario con unas altas concentraciones de nutrientes en las que cualquier compartimento que sea capaz de manejar esos nutrientes y almacenarlos al menos aunque sea durante un tiempo corto, va a ser bienvenido". Estos compartimentos, aclara, son organismos como las algas, las nacras y hay quien suma también a las medusas. "De hecho, todos nos hemos preguntado por qué el fenómeno de enturbiamiento se produjo de una forma tan brusca, y pensamos que fue porque han existido esos almacenes o depósitos de nutrientes y contaminantes que han permitido que a medida que ha pasado el tiempo no haya habido un enverdecimiento del agua, sino que cuando esos depósitos han llegado a su capacidad límite el enturbamiento ha sido brusco". Aunque es una hipótesis para el mar Menor, en el mundo hay conocidos ejemplos reales, apunta.
En este contexto donde hay un aporte de nutrientes que antes no había "el papel que han jugado estas algas ha sido crucial porque han actuado de reservorios de esos depósitos y han permitido mantener la calidad del agua evitando la proliferación de fitoplancton. El que vuelva a colonizarse, si bien no sería lo deseable desde cierto punto de vista, desde otro punto sí que es favorable porque va a permitir ir tapizando esos sedimentos que pensamos que son una fuente de nutrientes ahora importante".
En todo caso, el estudio, financiado por la Fundación Biodiversidad, se encuentra ahora en pleno muestro y el trabajo se prolongará hasta octubre. Habrá que esperar hasta esta nueva cita para conocer los últimos datos y hacer un análisis completo.