María Teresa Campo García, técnica de Gestión de la Unidad de Defensa del Medio Natural (CARM)

"Nuestros bosques sobrevivirán al tomicus y a la sequía" (I)

"La procesionaria es una plaga endémica estabilizada: nunca conseguiremos su eliminación"

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Llevamos apenas un par de días de lluvia en la Región. Por estas fechas es bien recibida, pero la pregunta que sobrevuela es si será suficiente para revitalizar nuestros bosques después de estar sometidos a una intensa sequía y al ataque de las plagas. "Los sistemas forestales de la Región de Murcia conseguirán superar este verano sin duda alguna, pero alcanzando nuevos equilibrios en los estratos arbóreos, de matorral y herbáceo para adaptarse a las condiciones climáticas reinantes", asegura al respecto María Teresa Campo García, técnica de Gestión de la Unidad de Defensa del Medio Natural de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia (CARM).

Para Campo García, "es indudable que los bosques de la Región de Murcia están atravesando una situación difícil como consecuencia de las variaciones en los modelos de comportamiento climático, pero los efectos sobre los sistemas forestales y su estrato arbóreo son geográficamente muy heterogéneos". La respuesta ante las condiciones impuestas por el cambio climático, dice, se ha dejado notar con mayor intensidad en las áreas más térmicas de la franja litoral, Valle del Guadalentín o Valle del Segura, ubicadas en cotas inferiores a los 500-600 metros sobre el nivel del mar y con exposición de solana. "En estas zonas los efectos son evidentes, manifestándose visualmente a través de la mortalidad directa de pies por sequía o por el ataque de perforadores tras una fase previa de debilitamiento".

Campo García señala sobre este extremo que "se debe tener en cuenta que, de forma global, la Tierra se ha enfrentado a lo largo de su historia a un constante cambio, al que todas las especies han debido adaptarse o desaparecer. Pero el problema actual no es el cambio, sino que la velocidad a la que se está produciendo pone en peligro de forma acelerada el actual equilibrio de especies y formaciones vegetales del área mediterránea. Estos problemas son puestos de manifiesto claramente en la Estrategia de Adaptación al Cambio Climático de la UE, que pronostica para el área mediterránea modificaciones sustanciales en los procesos naturales con incrementos de temperatura o modificación en los patrones de precipitación".

En este sentido, añade que "son numerosos los factores que determinan un nuevo equilibrio, como son las características del suelo, la cantidad y regularidad de las precipitaciones, la exposición a la radiación solar de la masa o la propia adaptación del árbol a su estación particular".

Recuerda, además, que "un nivel de precipitaciones y una distribución temporal similar a la de las últimas décadas en cada una de las áreas geográficas de la Región de Murcia sería suficiente para recuperar el vigor de las masas arbóreas. El problema al que se enfrenta la gestión forestal es que los modelos de precipitación han variado sustancialmente en cantidad de precipitación y distribución temporal, tal y como se demuestra al comparar los datos del Atlas Climatológico de la Región de Murcia elaborado con datos del periodo 1971-2000, con datos más recientes correspondientes a los últimos 15 años. El núcleo del problema ha sido la reducción tan drástica que han sufrido importantes superficies forestales, que durante los últimos años han recibido precipitaciones un 65-75 % inferiores a esta media histórica", apunta.

el_valle_naturaleza_sequia_tomicus_proceEl estrato arbóreo, cuenta la técnica, es el más visible para los ciudadanos y el que aporta innumerables beneficios relacionados con las funciones hidrológicas o la mitigación del cambio climático a través del secuestro de carbono, por lo que la preocupación por su persistencia es patente entre la sociedad.

Nuestros bosques, que actualmente ocupan 511.293 hectáreas, han sido atacados en diversas áreas y con distinta intensidad por dos agentes endémicos: la procesionaria del pino y el tomicus. Sobre este asunto, la experta, que trabaja en concreto en la gestión de las plagas forestales, apunta que "el nivel de ataque de la procesionaria no se encuentra relacionado con las precipitaciones, aunque la recuperación de la masa foliar del arbolado se retrasa significativamente en el caso de que el árbol disponga de escasas reservas hídricas. Durante este último ciclo biológico de la procesionaria 2015/2016, los daños por defoliación han sido abundantes, coincidiendo además con escasez de recursos hídricos, lo que ha dificultado la recuperación de la masa foliar perdida. El caso de Tomicus destruens es muy diferente, ya que la escasez de precipitaciones combinada con temperaturas extremas provoca el debilitamiento de los árboles y el consiguiente ataque de estos perforadores".

Ahora bien, "no existe un límite crítico de precipitación a partir del cual se puedan vencer los problemas originados por la sequía y los perforadores. Las áreas afectadas por perforadores durante el periodo 2013/2016 corresponden con precipitaciones históricas muy variables que oscilan desde menos de los 300 mm/año en las franjas costeras hasta más de 450 mm/año en áreas interiores según los datos ofrecidos por el citado Atlas Climatológico regional. Existe una clara adaptación de los árboles a la calidad de estación en la que habitan, pudiendo sobrevivir en un rango muy amplio de precipitación". 

Como patrones generales se puede describir que las zonas más afectadas por la sequía y por los perforadores se encuentran distribuidas en altitudes comprendidas entre los 200 y los 600 metros sobre el nivel del mar. En este intervalo de 400 metros de altitud se concentra el 67% del área afectada. Algo similar ocurre con la pendiente del terreno, donde las mayores incidencias de los problemas sanitarios se centran en pendientes comprendidas entre los 10º y los 25º de inclinación, representando el 72% de las áreas afectadas. El factor orientación es también muy significativo, dado que el 79% de las afecciones de sequía y perforadores se encuentran en orientaciones suroeste, sur y sureste; mientras que, en orientaciones noroeste, norte y noreste se encuentra únicamente un 3% de afección.

Igualmente, en relación a las lluvias, el estudio muestra que el 76% de las zonas afectadas registra una precipitación media anual comprendida entre 300-375 mm. Y respecto a la temperatura ocurre algo similar, encontrándose que el 53% de la superficie afectada registra una temperatura media anual de 15-17ºC.

Todo ello, sin olvidar que, en realidad, el área afectada no se trata de una superficie continua, sino que en un mismo monte se pueden encontrar muy diversos grados de afección determinados por diversos factores.

( Continuará en breve con el reportaje "Nuestros bosques sobrevivirán al tomicus y a la sequía" (II) )

Mónica Rubio. Periodista y Bióloga.

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Especies endémicas

A María Teresa Campo, técnica de Gestión de la Unidad de Defensa del Medio Natural de la CARM, le gusta precisar que tanto la procesionaria del pino (Thaumetopoea pytiocampa) como el tomicus o perforador del pino (Tomicus destruens), son especies endémicas de la Región totalmente distintas y que actúan muy diferentemente ante las mismas condiciones climáticas.

+ El Tomicus destruens, al igual que el resto de perforadores, es un agente de debilidad. A pesar de que se trata de una especie primaria que ataca y mata árboles que no están atacados previamente por otros patógenos, necesita cierta debilidad del arbolado para penetrar en el tronco y no ser rechazado por los mecanismos de defensa de los pinos, como son las resinas que taponan los orificios y quedan atrapados los insectos. Cuando hay episodios de sequía prolongada como actualmente, los árboles se debilitan tanto que no tienen el vigor suficiente como para rechazar los ataques y los insectos perforan galerías en los troncos de los pinos para realizar las puestas acabando de anillar los árboles y por tanto matándolos.

+ La procesionaria es una plaga endémica que además está estabilizada, esto quiere decir que por muchos medios que utilizáramos para su eliminación, nunca lo conseguiríamos. Se trata de una plaga que en principio no mata los pinos, pero la voracidad con la que defolia los pinos les debilita tanto que se pierde años de crecimiento del pinar. En condiciones de precipitación normales los pinos renuevan sus acículas y el pinar vuelve a su estado anterior. Cuando hay sequías prolongadas, los pinos no pueden generar nuevos ramillos y por tanto se secan.

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"La procesionaria es una plaga endémica que además está estabilizada, esto quiere decir que por muchos medios que utilizáramos para su eliminación, nunca lo conseguiríamos".