Diego Frutos, vicepresidente de la Junta de Hacendados en los últimos diez años; Juan Alcaide, presidente del Sindicato de Riegos de Molina de Segura (y no miembro de la Asociación para la defensa de la Huerta -Huermur-, como dijimos aquí al principio, aunque sí próximo a ella); y la bióloga María del Carmen Martínez Cano se presentan el próximo día 18 a las elecciones para escoger al futuro presidente de la Junta de Hacendados de la Huerta de Murcia, en sustitución de Sigifredo Hernández, quien ha estado doce años en el cargo. En elclickverde queremos que nos muestren su visión de la huerta y las directrices que, en caso de resultar elegido, seguirían en su mandato. Hoy hablamos con Diego Frutos.

Frutos (a la izquierda, imagen de archivo), hasta hace unos días vicepresidente de la Junta de Hacendados, cargo al que ha tenido que renunciar para presentarse a estas elecciones, se declara "huertano a tiempo total, biznieto, nieto e hijo de huertanos". Es procurador de cuatro heredamientos de donde él mismo riega sus tierras, y tiene la satisfacción de haber sido elegido por sus regantes y de explicar que en alguno de ellos lleva más de 30 años como procurador "porque empecé muy joven".

- ¿Cómo ve la Huerta de Murcia en estos momentos?

- La veo en un momento difícil porque normalmente los géneros en la mayoría de los casos no valen dinero. Ésta es la única pega que se puede tener. Ahora llevamos unos años de bonanza porque tenemos agua en cantidad suficiente y se riega y se planta; no es que esté mal. Lo que no es muy loable es la rentabilidad de la misma, aunque los huertanos ya estamos acostumbrados a sobrevivir. Otro problema, entre otras cosas, es que nuestra huerta, salvo alguna excepción, está muy parcelada, está dividida en pequeñas parcelas. La gente las mantiene, las cultiva... pero su economía no puede basarse en lo que producen y tienen que buscar su medio de vida en otro lugar. Eso no quiere decir que no mantengan sus parcelas arregladas, pero cuando lo que se cultiva no es rentable, a veces se desesperan. Cuando se tiene que meter dinero se descorazonan un poco y a lo mejor la deja un poco de lado. Pero soy optimista y pienso que cada uno, en la medida de lo posible, mantiene su parcela.

- ¿Cuáles van a ser las líneas principales de su mandato, en caso de resultar elegido?

- No pueden ser otras que el respeto a nuestras ordenanzas o estatutos. Hacer valer nuestros derechos como Comunidad de Regantes de riegos tradicionales de la Cuenca del Segura. También la mejora de nuestros cauces dentro de las posibilidades legales que haya y, aparejado a ello, la mejora de nuestro regadío; y la mejor posible distribución del agua. En definitiva, los inconvenientes propios de nuestra huerta afrontarlos de la mejor manera posible que el momento lo permita.

- En este sentido, ¿cómo contempla la gestión de entubamientos que se ha venido llevando a cabo?

- El tiempo dirá lo que se puede hacer. Mi actuación siempre se basará en la mejora de nuestra Comunidad y de su regadío, y soy consciente de lo que le estoy diciendo. Lo único que posiblemente no voy a hacer es estar peleándome con todo el mundo en contra de las leyes establecidas. Pero lo que sí quiero dejar claro es que cualquier ley que nos favorezca y que nos acoja la trataré de llevar a efecto y hacerla cumplir, en cuestiones sobre las que ahora mismo no me voy a pronunciar pero que están en la boca de todos. El tiempo dirá, con arreglo a cada momento, lo que podemos hacer.

- ¿Y la venta de agua, ha sido una práctica ilegal?

- Es legal, porque así lo contempla la legislación. Hay mucha polémica, lo que pasa es que esto se puede contemplar desde el momento en que se pueden hacer las cosas. A nosotros, hace cuatro o cinco años se nos propuso hacer una cesión de agua, y como no había posibilidad de hacerla porque las existencias que había no lo permitían, pues no se hizo, porque lo primero son nuestros regantes y nuestros hacendados, entre otras cosas porque es nuestra obligación. El año pasado se hizo una cesión de uso a petición de la Confederación Hidrográfica del Segura e incluso de la Consejería de Agricultura, de cara a las necesidades que había, y porque teníamos agua en cantidad suficiente. Entonces, y sin perjuicio de nuestros regantes, porque se regó adecuadamente, se hizo. Además, aparte de esos cinco hectómetros que se cedieron, cuando terminó el año hidrológico todavía quedaban dos o tres hectómetros que no se habían consumido. Tenemos concesión de unos 65 hectómetros anuales con arreglo a nuestro perímetro regable, así que fueron excedentes. Este año, la situación nos permitía hacerlo también, de otros cinco hectómetros, y aunque estaba pactado y acordado, finalmente no se ha hecho. El año que viene Dios dirá. Si hay agua en cantidad suficiente... En resumen, lo que le cuento es que por sistema que no piense nadie que se va a hacer una cesión de uso cada año. Pero ojalá se pudiera, porque sería señal de que tenemos agua en cantidad suficiente. Pero lo primero son nuestros huertanos y nuestros hacendados, y nadie va a imponernos nada siempre que nosotros creamos conveniente no hacerlo.

- ¿Tiene algún proyecto concreto que le gustaría llevar a cabo?

- Ahora mismo, no. Hay cosas por ahí muy necesarias de hacer, como en la acequia de Alguazas, en el lado de Barreras, donde yo riego, donde hay que mejorar la toma de la tubería del cinturón... Pero la meta es la mejora del regadío y la forma más factible de aprovechar el agua. Creo que ésta es la meta del huertano.

- ¿Cómo ve el relevo en la Huerta, hay gente joven queriendo trabajarla?

- El problema es el que antes comentábamos. Los jóvenes se quieren implicar, pero como las parcelas están muy divididas por la forma de heredar de esta zona, se van empequeñeciendo. En un porcentaje muy elevado, la gente no puede vivir de lo que le produce sus dos o tres tahúllas. Pero, indudablemente, quien tiene su parcelica, que en la mayoría de los casos le procede de la herencia y eso lo ha vivido, y le sirve para el autoconsumo, pues sí la mantiene y tiene mucha estima a la misma.