Musgos: la vida a los pies
La mejor alfombra biológica se ve amenazada por Navidad y Semana Santa
Parece que, asomándose la Navidad por el picoesquina del calendario, todo conduce a hablar de los musgos y del peligro que estas fechas suponen para su supervivencia. Juan Guerra Montes, catedrático de Botánica de la Universidad de Murcia nos revela, sin embargo, que éstas no son las únicas celebraciones que los amenazan. "La recolección masiva de musgos para belenes no es recomendable, incluso está prohibida en algunas regiones; no obstante, la gente suele recoger ejemplares vulgares que no se encuentran en ninguna de las figuras de especies amenazadas. Hay que decir, insistiendo sobre la cuestión, que hemos visto situaciones peores, como tronos de Semana Santa decorados con musgos, en cantidades muy importantes, y recolectados en zonas donde la retirada de plantas, de forma general, está prohibida por la Ley, por ser áreas de especial protección o microrreservas vegetales", advierte el experto. Guerra destaca asimismo que "el peligro más relevante para las poblaciones de musgos es la pérdida de hábitats. La tala de bosques, la desecación de lagunas o turberas, la construcción de campos de golf, la contaminación de las aguas o la silvicultura mal gestionada e insostenible son, entre muchas otras, las amenazas más notorias".
BENEFICIOS DE LOS MUSGOS
Los musgos son relevantes en numerosos procesos biológicos, de entre los cuales el profesor Juan Guerra Montes cita los siguientes:
- Detienen la erosión interceptando la lluvia torrencial (tienen una enorme capacidad de retención de agua).
- Ayudan a mantener la humedad en los bosques y matorrales.
- Son los primeros colonizadores de suelos desnudos o que se han quemado en incendios forestales (foto superior).
- Favorecen la acumulación de materia orgánica (humus).
- Son sustratos para la germinación de semillas en los medios naturales.
- Incrementan la disponibilidad de nitrógeno en el suelo.
- Absorben contaminantes de la atmósfera y son indicadores de polución.
- Son sustratos para que puedan vivir muchas algas microscópicas y bacterias que fijan nitrógeno atmosférico.
- Son además alimento propicio para pequeños animales, sobre todo insectos.
Y merece la pena salvaguardar esta alfombra biológica que crece silenciosa a nuestros pies, no solo, por supuesto, por su mera existencia y por los beneficios que generan (ver despiece de la derecha), sino también porque toda la investigación aplicada en este grupo "está concentrada en el aislamiento de sustancias antibióticas, alcaloides y anticancerígenos. La actividad antibiótica de muchos de ellos ya se conocía, y se sigue investigando en ello", asegura Guerra.
Además, en la Región de Murcia, "existe una flora de musgos peculiar, nada semejante a la flora de territorios del norte o noroeste de la Península Ibérica", expone el catedrático. Aquí, describe, las especies de musgos suelen ser de pequeño tamaño y con adaptaciones muy singulares a la falta de agua o fuerte insolación. Suelen presentar hojas con papilas y con pelos largos translucidos (técnicamente: hialinos) que les sirven de defensa frente a estas características del medio ambiente. Así, por ejemplo ocurre con algunas especies del género Grimmia, que crece sobre rocas calizas (ver imagen superior, izquierda).
Al mismo tiempo, añade que así como en regiones más húmedas de España los musgos son plantas comunes, casi vulgares, en los muros, árboles o riachuelos, en la Región de Murcia son muy raros en estos ambientes, de forma que para encontrarlos en abundancia hay que buscarlos el lugares de cierta altitud (Sierra Espuña, Sierra de la Pila y similares) o del noroeste más lluvioso (Sierra de Moratalla, Villafuerte...). La mayoría son plantas perennes que pueden verse todo el año, sin embargo a principios de invierno y primavera se pueden encontrar muchos musgos anuales creciendo sobre suelos yesíferos o margosos de toda la Región, como Bryum argenteum (ver imagen superior, derecha).
Entre ellos se encuentra una especie muy popular en la Región, por la que la población siente cariño, y que conoce como "musgo estrellado". Es muy común, sobre todo en terrenos calizos y claros de matorrales. Vive desde casi el nivel del mar a las más altas montañas, y responde al nombre científico de Pleurochaete squarrosa.
Y es que no son pocos los representantes de este grupo vivo. En esta Comunidad existen alrededor de unas 200 especies, "lo que puede considerarse una flora relevante, más aún si se tiene en cuenta que representa casi el 30% del total de especies de musgos conocidas en la Península Ibérica", matiza el investigador, quien añade que "el territorio esta muy bien estudiado, pero no es descartable que puedan encontrarse especies nuevas", aun cuando en los últimos 20 años se han descrito como novedades para el territorio alrededor de unas 20 especies, como Didymodon sicculus (imagen de arriba). Además, no sólo es relevante la flora de musgos por su número, ya que en la Región se encuentran especies muy raras o inexistentes en Europa central o septentrional y que son propias de regiones muy áridas de Asia u Oriente Medio. Por contra, la superficie que cubren es insignificante comparados a grupos de plantas superiores.
En España, no puede hablarse de una región administrativa concreta que concentre más superficie de musgo, "pero sí que se ha realizado un catálogo importante y numeroso, científicamente contrastado, sobre las zonas geográfica con mayor diversidad en musgos de la Península", apunta el experto. De este trabajo se concluye que en el sur de España son relevantes, sobre todo, las sierras de Algeciras-Tarifa en Cádiz, los bosques de pinsapos (Abies pinsapo) de Cadíz y Málaga, Sierra Nevada (Granada) y los desiertos de Tabernas-Sorbas y el Cabo de Gata en Almería. "Estas últimas zonas podría parecer sorprendentes, si no fuera por que en sus suelos yesíferos, volcánicos y margosos se encuentran las especies de musgos más raras de Europa", recalca.
En todo caso, existen muchas especies de musgos en peligro de extinción y muchos otros que se consideran extinguidos, pues no se han vuelto a encontrar en más de 50-60 años. Los datos sobre estas especies pueden encontrarse en una publicación titulada 'Atlas y Libro Rojo de los briófitos amenazados de España', indica el profesor. La obra está agotada en la edición impresa, pero puede consultarse la versión digital en la web de la Sociedad Española de Briología, que recoge los datos de todas las especies en peligro de desaparición, el grado de vulnerabilidad de todas ellas y las causas de las diversas situaciones.
Briofitos: mucho que investigar
Si le gusta el mundo de los musgos, quizá le interese saber que en España se está llevando a cabo un estudio, que dura ya 12 años, sobre la Flora de Briófitos (musgos en sentido amplio, que incluye, de hecho, a los musgos propiamente dichos, los conocidos popularmente como tales; a las hepáticas - pequeñas plantas con una forma que recuerda a un hígado (de ahí su nombre)-; y a los 'antoceros' -seres muy primitivos-) de la Península Ibérica y Baleares.
El proyecto incluye la publicación en varios tomos de la colección científica Flora Briofitica Ibérica, elaborada bajo la responsabilidad de las universidades de Murcia y Autónoma de Barcelona, y cuyo responsable e investigador principal es el doctor Juan Guerra Montes, catedrático de Botánica de la Universidad de Murcia. Guerra defiende la necesidad de este trabajo "desde el momento en que la única obra más o menos relacionada con el conocimiento de los musgos ibéricos es de principios del siglo XX, de Casares-Gil, incompleta, muy desfasada y que no cubre las necesidades científicas de los investigadores en briología en la actualidad", reflexiona el profesor. El propósito es de tal envergadura que probablemente no finalice antes del año 2016.
La obra se compone de seis volúmenes, de los cuales ya se han editado cuatro. "En la actualidad es probablemente uno de los libros más vendidos en la Universidad de Murcia. Escrita en español, se ha difundido por todos los centros de investigación en Botánica y universidades del mundo, como prueba la web, con más de 2.000 visitas en los últimos tres meses. Algunos de los volúmenes se encuentran ya en la segunda edición" subraya Guerra.
Está dirigida a científicos e investigadores en Botánica en general, y briólogos en particular, de todo el mundo, ya que es profunda, seria, rigurosa y elaborada por especialistas de primera categoría y punteros en taxonomía de musgos. "No es una obra para estudiantes de primeros ciclos", concluye el profesor Guerra.
La página oficial de este proyecto científico, Flora Briofítica Ibérica, recoge más información sobre el trabajo realizado y sobre la colección, y en ella se pueden adquirir los tomos ya editados. Además, en su página de FB se pueden seguir sus avances y publicaciones.
El valor de las ilustraciones
Todas las obras florísticas de cualquier grupo de plantas incluyen siempre láminas de dibujos científicos, que requieren dibujantes de calidad y con experiencia. "El uso de fotografía, aunque parezca poco entendible, es siempre menos práctico que el de iconos a plumilla, pues en estos casos se dibujan caracteres taxonómicos que sirven a los especialistas para poder identificar las especies", detalla Juan Guerra Montes, catedrático de Botánica de la Universidad de Murcia y responsable de la colección Flora Briofítica Ibérica. "Los libros de fotos suelen dirigirse más a los aficionados a la Botánica, aunque no se excluyen totalmente en esta obra. En el volumen I, por ejemplo, se ha añadido un anexo con fotos de especies del género Sphagnum, un musgo de turberas", apunta.
En esta caso, la encargada de realizar las ilustraciones es la artista Inmaculada Guijarro Zamora (a la derecha), quien lleva ya cuatro años en el proyecto. "Al principio hay que acostumbrar la mirada y adaptarse al proceso de trabajo, pero ahora todo es más eficiente. Suelo emplear varios días en acabar una lámina completa, dependiendo de la complejidad de cada especie. También me ocurre que no puedo estar muchas horas porque se resienten los dedos, la muñeca y la vista, ya que es un trabajo preciso", relata.
Guijarro acude durante unas horas al laboratorio de la Facultad de Biología para dibujar el boceto del 'hábito' (al lado), "que es, para entendernos, el briofito entero", explica. También dibuja el esporófito o 'cápsula' (abajo). "Para ello, me ayudo de un aparato que es una lupa, con la que puedo ver el hábito aumentado hasta el punto de percibir detalles concretos, siendo lo más importante su morfología, de manera que los técnicos pueden diferenciar unas especies de otras", detalla la ilustradora.
Para el resto de dibujos que componen una lámina (como la del despiece de la izquierda), le proporcionan imágenes impresas de partes concretas, que los especialistas previamente han diseccionado y mirado por el microscopio y otros aparatos. Puede tratarse del ápice o la base de las hojas, por ejemplo. Una vez recapitulados, la autora remata el trabajo en casa, pasando imágenes y bocetos a tinta sobre papel vegetal con rotrings del 0,1 y del 0,2. Después se escanean y finalmente se hace un montaje, que ingresa en el libro.