Las Salinas de Rambla Salada, como hace 200 años
Las Salinas de Rambla Salada están de estreno: hace apenas unos días, han reabierto una línea de extracción de sal al completo y ahora, el último tramo de esta vieja industria vuelve a estar rebosante de agua. Son las charcas que cierran la cadena de recolección de sal, las llamadas eras de sal, y que han permanecido secas durante unos 50 años, digeridas por una vegetación que ha ido ganando terreno sobre ellas. En las próximas dos semanas, remozadas y llenas por primera vez de agua en este siglo, el sol incidirá sobre ellas, evaporará el agua y hará brillar de nuevo la sal en las 20 eras recién restauradas, dando comienzo así a la recolección de sal en la nueva era de estas salinas de interior. Una recolección que, aunque se llevará a cabo en pleno siglo XXI, se practicará según los usos y costumbres de hace 200 años.
Y ello será posible gracias a que el llenado de estas eras, de un palmo de altura, es el fruto de un largo y cuidadoso trabajo de rehabilitación de cauces, paredes, canales y pisos. Una lenta labor llevada a cabo con mucho esmero por los miembros de la Asociación La Carraca, interesados desde la misma fase de documentación en rescatar las técnicas antiguas de construcción. Así, la argamasa de arena y cal y la cal hidráulica han sido las protagonistas de este proceso, y siguiendo su uso tradicional, e incluso utilizando herramientas similares y modos de hace dos siglos, se han reparado todos los tabiques de obra. Pero también ha habido que hacer otras tareas, como insertar separadores de madera o elaborar tapones de taray para los orificios de entrada del agua. Un par de llenados parciales han bastado para comprobar la estanqueidad del trabajo y, finalmente, este llenado inaugural con el que arranca la primera cosecha de flor de sal en las eras, la que aún flota en las aguas, ayudará también a que cuaje toda la masa.
Para poder obtener la sal, el primer paso es derivar del cauce el agua más salada, cuya surgencia se sitúa en un punto concreto de Rambla Salada. Gracias a un molino de viento, la 'molineta', esta agua alcanza los balsones, grandes piscinas que han sido a su vez recuperados en fases anteriores de este proyecto, llamado 'Eras de la sal'. Los balsones están situados una posición justo anterior a las eras y elevados sobre éstas, y allí el agua se calienta previamente. Una vez alcanzada la temperatura deseada, se abre la llave de paso y esta agua discurre, ágil y tintineante, por el largo canal que comunica, una tras otra, la fila de eras, que tardan un buen rato en llenarse. “Pretendemos que el proceso de producción de sal sea lo más fiel a como era antiguamente, tanto en la forma de trabajar como en los materiales que empleamos para recuperar las diferentes partes de las salinas”, recalca Miguel Ángel Núñez, presidente de la Asociación La Carraca y responsable, junto a una decena de voluntarios, de esta adecuación.
Para ello, cuentan con algunas herramientas añejas. Así, un antiguo rodillo (una pequeña tabla con un largo mango incrustado en el centro), sirvió y servirá para empujar la sal desde el perímetro de la era hacia el centro. El que posen tiene historia, ya que se lo regaló José Solano, popular salinero que trabajó en las Salinas de La Ramona, en Calasparra. Allí, la base de las eras estaba hecha de arcilla, como en la mayoría de las salinas de interior y a diferencia de éstas de Rambla Salada, por lo que había que evitar rascar el fondo y romperlo.
José Solano les cedió también una pala salinera, que es una chapa de hierro con un mango lateral para arrastrar la sal cuando la era tenía mucha, o para trabajarla fuera de la era; y una sera: un capazo de esparto más grande de lo habitual -y más aún eran los serones, pero no tienen ninguno- y con una forma adaptada a las mulas con las que se transportaba la carga (en la foto de la derecha, sólo las seras son modernas).
Mulas no hay, y parece que sería difícil recuperar su uso, entre otras cosas "porque hay que darles actividad, no valen como mascota" , apunta Núñez; además del coste de su mantenimiento. Antes se interesan por recuperar el viejo aljibe, ahora derrumbado y lleno de escombros, pero eso quedaría para otra fase de esta minuciosa rehabilitación de las salinas.
Lo que sí les queda de esas costumbres antiguas ha sido aprovechar los materiales del terreno, como hacían antes, utilizando sillares, arena lavada, cantos rodados -en el primero de los balsones, ahora sin uso- y cal que producían ellos; o ajustando el uso de la madera, ya que la zona no rendía mucho; y servirse de los conocimientos sobre esos materiales de la gente de la zona.
Así se hacía tradicionalmente, y Núñez espera que así puedan contemplarlo también los visitantes veraniegos del Paisaje Protegido del Humedal del Ajauque y Rambla Salada, el espacio natural que alberga a estas salinas, ya que, al ser también los voluntarios de La Carraca quienes atienden el Punto de Información, podrán recrear ante las visitas un llenado de las charcas, que irá acompañado de una muestra de sal obtenida en estas instalaciones. De esta forma, espera que tanto vecinos de los cuatro municipios por los que se extiende el Paisaje Protegido (Fortuna, Abanilla, Santomera y Molina de Segura), como turistas, conozcan y se lleven un poco del sabor de estas salinas agazapadas durante años en un rincón de la Comarca Oriental de la Región de Murcia.
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En elclickverde, ya visitamos Rambla Salada a finales de 2011 para contar las labores de rehabilitación de estas eras. Entonces, esperaban obtener sal en enero de 2012. Puedes saber en qué circunstancias se encontraban en este artículo.
Y aquí te dejamos el enlace a la asociación La Carraca.
Te lo cuentan en un vídeo
Miguel Ángel Núñez, presidente de la Asociación La Carraca, nos cuenta varias curiosidades de la rehabilitación de las eras de la sal de Rambla Salada en este vídeo: