Las relaciones conflictivas entre el águila real, la perdicera y la tortuga mora

El águila real, el águila perdicera y la tortuga mora son tres especies protegidas que mantienen relaciones conflictivas en el entorno natural. Allí fuera no todo responde a las imágenes bellas y reposadas que inundan las redes sociales; al contrario, la naturaleza acostumbra a ofrecer diariamente episodios de notable severidad. La marcada competencia que surge entre las dos imponentes rapaces y la depredación de águila real sobre la tortuga mora son ejemplos de ello en los que la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia (CARM) quiere ahondar. Por eso, ya está preparando a sus agentes medioambientales para la captura y marcaje de algunos individuos con dispositivos GPS/GSM, además de las tradicionales anillas de PVC.

TRES ESPECIES PROTEGIDAS

 

ÁGUILA REAL (Aquila chrysaetos) - Con 1.553-1.769 parejas, según estimas del año 2008, España alberga una de las poblaciones más numerosas del continente. Aparece en el Libro Rojo de las aves de España (2004) como 'Casi amenazada' y está incluida en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, según apunta SEO/BirdLife. Se encuentra en la categoría 'De interés especial' en el Catálogo de Especies Amenazadas de Fauna Silvestre de la Región de Murcia, donde hay 66 parejas por la mayoría de las sierras regionales. El aumento poblacional se esta produciendo principalmente por la zona centro y sur, donde ha ocupado algunos de los territorios clásicos de águila perdicera, además de la aparición de nuevas localidades de cría antes no conocidas, según la citada Memoria.

 

ÁGUILA PERDICERA (Aquila fasciata) - Según la misma fuente,está incluida en el Libro Rojo de las aves de España como 'En peligro' y como 'Vulnerable' en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial. En el Catálogo de Especies Amenazadas de Fauna Silvestre de la Región de Murcia está en la categoría 'En peligro de extinción'. La Región cuenta en torno a 25 parejas reproductoras, según la Memoria de 2019 del censo, control reproductivo y marcaje de grandes águilas de la CARM. En España hay unas 733-800 parejas (1999-2002) con una tendencia negativa.

 

TORTUGA MORA (Testudo graeca) - Incluida en la Lista Roja del IUCN de especies amenazadas de extinción; y también el Atlas y Libro Rojo de los Anfibios y Reptiles de España la considera en peligro de extinción. Está protegida por la Convención de Berna e incluida en la Cites y en la directiva 1332/2005 de la Comunidad Europea, quedando absolutamente prohibida la captura de ejemplares salvajes y está reglamentada la cría y el comercio en cautiverio. La subespecie española se denomina Testudo graeca graeca, de la que sólo quedan tres poblaciones: dos en el sur de la Península y una residual en Mallorca. De las dos peninsulares, la de mayor distribución está en el sur de la provincia de Murcia y el norte de Almería, donde ocupa aproximadamente 2.700 kilómetros cuadrados. En Murcia se encuentra fundamentalmente en tres áreas: la Sierra de Torrecilla, las Sierras de Almenara, Cantar y Carrasquilla, y el Parque Regional de Cabo Cope y Puntas de Calnegre. ​Aparece en el Catálogo de Especies Amenazadas de la Región de Murcia como 'Vulnerable'.

Las interrelaciones entre las dos aves, ambas amenazadas, podría suponer un problema destacado para la conservación del águila perdicera, ya que el águila real la desplaza de los territorios de cría, tal y como recoge el Plan de Recuperación del Águila Perdicera. Detalla este texto, por ejemplo, que cuando desaparece uno de los miembros de la pareja, la defensa del territorio es más difícil y posibilita la ocupación del cortado por una pareja de águila real. No en vano, la real es la mayor y más poderosa de las águilas ibéricas, con sus más de 90 centímetros de longitud y una envergadura alar de entre 1,80 y 2,30 metros, frente a la perdicera, de entre 150 y 170 centímetros de envergadura y hasta 70 de longitud. Con ese poderío, se pelea también con otras especies, como el búho real, ofreciendo memorables espectáculos a los observadores de la naturaleza.

Por otra parte, el águila real ha desarrollado una técnica de caza de tortugas -que recuerda a la del quebrantahuesos-, consistente en elevarse con la pieza y lanzarla contra superficies rocosas, los rompederos, para así partir el caparazón y acceder a la carne del interior. Según un trabajo de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche, elaborado por Mari Carmen Martínez Pastor en 2016, las águilas seleccionan tortugas de tamaño grande, mostrando preferencia por hembras adultas primero -lo que podría afectar a la viabilidad poblacional-, seguidas de machos subadultos -lo que podría incidir en diferencias en la estructura de la población-. La autora considera que la tortuga mora podría tener relevancia como presa alternativa en años y/o territorios en los que las densidades de conejo sean bajas. De este modo, esta depredación de águila real sobre la tortuga mora podría ocasionar extinciones locales del reptil, según estos estudios llevados a cabo en los últimos años por la UMH con la colaboración de la Dirección General de Medio Natural (DGMN).

Y en este escenario, "las águilas reales, al tener una alimentación necrófaga facultativa -pueden comer cadáveres o no- tienen más ventajas en algunos territorios. Especializarse en tortugas puede ser también otra ventaja adaptativa, y eso. Hay que estudiarlo", recomienda Emilio Aledo, técnico responsable de Fauna Silvestre de la CARM.

Durante los años 2018, 2019 y 2020, dentro distintos programas, esta DGMN está llevando a cabo el marcaje y anillamiento de ambas especies mediante anillas de lectura a distancia de PVC, que "son muy útiles cuando quieres identificar el individuo una vez que se establece en un territorio, si bien se precisa de un buen telescopio", detalla Aledo. En concreto, en el marco del Plan de Recuperación del Águila Perdicera, el objetivo es conocer las interacciones existentes con el águila real debido al crecimiento poblacional experimentado por esta última especie y al desplazamiento constatado de algunas parejas en la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) de Almenara, Moreras, Cabo Cope, que se extiende sobre los municipios de Águilas, Mazarrón y Lorca.

Esta actividad ofrece datos de gran interés y, de cuando en cuando, alguna anécdota. Así, Aledo relata que "el año pasado tuvimos un caso muy espectacular. Un pollo de perdicera, marcado con anilla C1T el 23 de abril de 2019 en la Sierra de Cartagena, fue capturado en el norte de Marruecos (con aviso de la Association Marocaine pour la Fauconnerie et la Conservation des Rapaces) porque quedó atrapado en una red tras colarse en una jaula de perdices el 21 de enero de 2020. Al animal, después de ser recuperado por investigadores de la Universidad, le instalaron un emisor satélite y lo liberaron el 5 de febrero de 2020. El día 18 ya había cruzado Gibraltar y al poco tiempo nos comunicaron que estaba de vuelta en la costa regional. En julio tuvimos el penúltimo reporte y seguía moviéndose por la costa de Alicante y Murcia. En el que hemos recibido recientemente subió hasta Gerona por toda la costa y ahora anda por el límite entre Murcia y Alicante".

Los emisores que se van a emplear ahora son muy parecidos, pero en lugar de marcar a pollos se trabajará con adultos, ya territoriales, de perdicera y real. La acción es, en principio, una iniciativa de la Universidad Miguel Hernández, que recientemente ha solicitado a la Dirección General de Medio Natural colaboración en un proyecto de investigación denominado 'Estudio de la relación de depredación entre dos especies amenazadas de extinción, el águila real (Aquila chrysaetos) y la tortuga mora (Testudo graeca) (proyecto Esquilo)' en el que se pretende profundizar en el conocimiento de esta interacción predador-presa mediante seguimiento por emisores GPS/GSM de las águilas y el estudio de dieta en nido mediante fototrampeo.

Para ello, se pretende capturar tres adultos de águila perdicera y cuatro adultos de águila real. La captura y marcaje de estas dos especies de grandes águilas requiere un esfuerzo considerable de tiempo, que pasa por lograr que se desarrolle la atracción de estas especies a lugares determinados mediante la generación de puntos de alimentación y ceba, donde poder instalar la trampa de captura, llegado el momento, cuentan desde la Consejería. El pasado miércoles, técnicos de la DGMN y agentes ambientales de la Región compartieron una jornada preparatoria de estas tareas de seguimiento, según anunció en Twitter la cuenta oficial de Agentes Medioambientales de la Región de Murcia. Porque van a tener tarea en este "proyecto de sinergias", tal y como lo define Aledo. La Administración se hace responsable de las capturas y la colocación de los emisores, para lo que intervendrán agentes medioambientales, el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre y técnicos del Programa de Seguimiento Biológico. Los emisores de real los paga la UMH y los de las perdiceras corren a cuenta de la DGMN. Cada cierto tiempo se descargará la señal de localización de estos emisores en un móvil, lo que permite seguir la ruta. El seguimiento con la tecnología satelital se realizará de forma conjunta, aunque el análisis de los datos y el programa de manejo sea más tarea de los investigadores con el fin de analizar la competencia interespecífica, la predación de la tortuga, áreas de campeo de estos ejemplares, e información similar.

Se da la circunstancia que las sierras del suroeste de la Región presentan status de protección, entre otras, por estas especies. Así ocurre con la citada ZEPA de Almenara, Moreras, Cabo Cope, por águila perdicera; y los Lugares de Importancia Comunitaria (LIC) de Almenara, Cabo Cope, Calnegre, Cabo Cope y Sierra de las Moreras por tortuga mora. Asimismo, son escenario de los dos procesos mencionados, ya que determinadas parejas de águila real han desplazado a parejas de águila perdicera y además depredan regularmente sobre el quelonio. El estudio de estos fenómenos resulta "de gran interés para la gestión y conservación de las especies amenazadas, así como para las investigaciones científicas que aportan un mayor conocimiento de la interacción entre especies convivientes", señalan desde la Comunidad Autónoma.

RECUPERAR A LA PERDICERA

 

Desde la Comunidad de Murcia hay intención de poner en marcha un proyecto de recuperación de un territorio abandonado del águila perdicera, asunto que está recogido en el plan de recuperación de la especie. "Por el momento estamos valorando el esfuerzo de trabajo y el presupuesto para llevarlo a cabo, porque un proyecto de esta naturaleza requiere un estudio de viabilidad con el desarrollo de distintas fases preparatorias y de tipo experimental antes de su implantación", explica Emilio Aledo, técnico responsable de Fauna Silvestre de la CARM.

"La ZEPA y LIC de la sierras de Almenara constituyen un territorio muy especial por estas tres especies", destaca Aledo. En el año 2003 y 2004 ya se marcaron cuatro águilas perdiceras en la ZEPA con emisores de radio. Durante dos años se hizo un seguimiento de los ejemplares adultos que aportó mucha información sobre el uso del hábitat. Casi 17 años después algunos de estos territorios han pasado a ser de águila real y se han producido movimientos de intercambio entre ambas especies. "Será muy interesante conocer las áreas de campeo que en la actualidad tienen estas águilas respecto a las de 2003 y 2004. En la actualidad hay un mayor dominio de la población de real en la zona de costa, que a principios del año 2000 era muy escasa. Por otro lado, las investigaciones sobre predación de tortuga son muy interesantes ya que están influyendo en la población adulta de tortugas que son vitales para la conservar la especie. El estudio de la dieta que va a desarrollar la UMH mediante la técnica de fototrampeo aportará una información muy valiosa que es exclusiva para el área de distribución de la especie en el sureste peninsular", concluye.

NOTICIA RELACIONADA: Un buen año para nuestras grandes águilas (2020-02-20)


En cabecera: perdicera y tortuga mora (CARM) a la izquierda; águila real (Pixabay) a la derecha. Resto de imágenes (CARM): mapa del viaje del joven de perdicera -marca C1T- que llegó a Marruecos, el mismo ejemplar durante su recuperación, y abajo, una tortuga mora.

Mónica Rubio. Periodista y Bióloga.