Igual que Atapuerca

La Unesco declara el Arte Rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica como Lugar de Excepcional Valor Universal

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La Unesco acaba de declarar al Arte Rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica como Lugar de Excepcional Valor Universal, el máximo escalón al que puede aspirar un bien que ya ha sido declarado previamente Patrimonio de la Humanidad.

La resolución ha tenido lugar en la 39 reunión del Comité de Patrimonio Mundial, que se prolongó entre junio y julio en Bonn, Alemania, y en la que se aprobaron "las Declaraciones retrospectivas de Valor Universal Excepcional" para varios lugares mundiales, entre ellos cinco españoles, de los que el más llamativo es la Sierra de Atapuerca, pero entre los que también están el Conjunto Arqueológico de Tarraco, el Paisaje Cultural de Aranjuez y el Parque Nacional de Garajonay, en las Islas Canarias.

Para la Unesco, un Lugar de Excepcional Valor Universal debe contener al menos una de las diez características que incluye en un listado, y que van desde "ser ejemplos eminentemente representativos de las grandes etapas de la historia de la tierra, incluyendo el registro de la vida" hasta "llevar un testimonio único o al menos excepcional de una tradición cultural o de una civilización viva o que ha desaparecido", pasando por "representar una obra maestra del genio creativo humano".

El Arte Rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica es Patrimonio de la Humanidad desde 1998. Se trata de los vestigios que dejó "una sociedad prehistórica postpaleolítica que habitó las sierras y paisajes montañosos del levante de la Península, entre el Prepirineo oscense y las sierras del sudeste, ocupando amplias zonas de las comunidades autónomas de Cataluña, Andalucía, Murcia, Comunidad Valenciana, Aragón y Castilla-La Mancha", indica el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte en su página web. Según esta fuente, "constituye el conjunto de arte rupestre más grande de Europa", con más de 750 localizaciones, y muestra "imágenes excepcionales de la vida cotidiana en un periodo fundamental de la evolución cultural de la humanidad" entre el 10.000 y el 3.500 a.C., época en la que se estabiliza el clima y comienza nuestra actual era geológica".

Los sitios se sitúan "en abrigos rocosos o acantilados" con "signos e imágenes de tipo figurativo" en las que predominan el rojo, el negro y el blanco, y "que van desde simples trazos geométricos hasta escenas que representan animales y seres humanos en composiciones de caza, recolección, danza o guerra". Muestran la "recolección de la miel o combates de arqueros, así como rituales funerarios, de magia o chamanismo y escenas cotidianas de los grupos humanos, que nos aportan datos fundamentales sobre la indumentaria y el comportamiento social". "Se trata de las primeras escenas narradas de la Europa prehistórica, lo que las convierte en un documento socio-económico de valor excepcional", señala el Ministerio.

En concreto, esta entidad, que forma parte de Naciones Unidas, considera que el Arte Rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica "constituye un conjunto de excepcional envergadura, en el que se muestra de forma vívida una etapa crucial del desarrollo del ser humano mediante pinturas que, por su estilo y temática, son únicas en su género", indican en su página web. Situados a lo largo del litoral mediterráneo del citado accidente geográfico, estos sitios de arte rupestre datan del final de la Prehistoria y constituyen un patrimonio bien nutrido pero muy disperso.

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El hecho de que esta declaración llegue apenas unos días después del incendio que ha puesto en riesgo las pinturas rupestres de Cieza y Calasparra es mera coincidencia, porque "estas decisiones se toman con mucho tiempo", señala Juan García Sandoval, experto en Patrimonio y Arte.

Al respecto, García Sandoval apunta que "es como si nos hubieran dado tres Estrellas Michelin" con las que "la Unesco reconoce lo excepcional", e indica que este reconocimiento es una fórmula para "llamar la atención sobre el importante patrimonio que tenemos en la Región". Así, no deja escapar la ocasión para citar el mítico monte Arabí de Yecla, las Cuevas del Pozo en el Barranco de Almadenes a la altura de Calasparra, las de Cieza, con la Serreta, el abrigo del Milano en Mula, o en Moratalla, con el Calar de la Santa, "que son visitables". En el listado también cabrían, por añadir algunos nombres más, la cartagenera Sima de La Higuera, la Cueva del Peliciego, en Jumilla, o la Cueva del Humo, en Cehegín.

Se trata de un patrimonio que soporta en su contra el hecho de que no tiene un icono único que lo represente, como puede ocurrir con Altamira o la propia Atapuerca, "sino que Patrimonio de la Humanidad son todas ellas" destaca García Sandoval.

dsc_0168_pq.jpgEl también Conservador de Museos considera que esta declaración es asimismo una llamada de atención "para que se apueste por este patrimonio y se facilite al ciudadano el conocimiento y la visita de estos recursos regionales, más allá de lo que ofrece Internet". Al hilo, le viene a la cabeza el Centro de Interpretación de Arte Rupestre Casa Cristo de Moratalla (imagen de la derecha y arriba, cedidas por Juan García Sandoval), que surgió "con la idea de dar a conocer el patrimonio y ser una acogida para que la gente fuera a visitar los conjuntos de arte rupestre", y al que quizá se le pueda dar una mayor presencia.

Además, apunta que la Unesco puede retirar la distinción, como amenazó con hacer con el Albaicín en Granada, cuando se abandonó al descuido, con basura y falta de limpieza. En este sentido, añade que "la obligación de conservación está en la propia Ley de Patrimonio nacional y las distintas leyes autonómicas. A lo que sí obliga es a cuidar y mantener esos valores que ya posees". "Los valores hay que conservarlos, y eso implica que la gente lo viva", ahonda el experto.

Este reconocimiento, recapitula García Sandoval, es importante porque Murcia tiene un patrimonio de primera magnitud, con unos conjuntos sobresalientes". Es, además, de las regiones que más patrimonio de este tipo posee, con 105 conjuntos datados desde el Paleolítico Superior hasta la Edad del Bronce. "Estamos hablando de los primeros restos de representación pictórica en pared", insiste el experto, quien detalla que las pinturas, en diversos estilos como el levantino o el esquemático y que se prolongan hasta el Neolítico y Calcolítico, "se asocian tradicionalmente a dioses de la naturaleza como la lluvia, el viento, el agua, el sol... a los ciclos naturales o a la esencia de la naturaleza que se ve en los animales, con los ciclos propios de la vida y la muerte".

De este modo, el nuevo galardón, que no se acompaña de remuneración económica alguna, puede hacer que nuevos visitantes vuelvan la vista a esta Comunidad y suponer así un incentivo para impulsar la visibilidad y protección del extenso patrimonio rupestre regional.

Mónica Rubio. Periodista y Bióloga.