La migración en directo desde ambas orillas del Estrecho


Paso de cigüeña negra (Ciconia nigra) en el Estrecho, visto durante la transmisión de datos para este reportaje. Abajo: águila imperial ibérica (Aquila adalberti) y águila calzada fase oscura (Hieraaetus pennatus).

Año tras año, la migración de las aves se mantiene como uno de los espectáculos más mágicos del mundo natural. Es una exhibición del poderío de la naturaleza, una demostración de fuerza que atrapa y emociona a partes iguales y que los aficionados no se cansan de contemplar. El estrecho de Gibraltar, ese emblemático lugar de unión/desunión entre Europa y África, es uno de los rincones del planeta donde el tránsito de aves alcanza sus cotas más álgidas. Y estos días sucumbe al pleno paso de la migración prenupcial.

Allí han coincidido dos viejos amigos, ambos voluntarios del Colectivo Ornitológico Cigüeña Negra (COCN) -de larga trayectoria en Tarifa recopilando datos del evento- para hacernos testigos de una jornada de observación. Ambos están conectados por las tecnologías y ambos observan el mismo cielo, pero uno desde las laderas del Jebel Moussa, al norte de Marruecos, y otro desde Tarifa, al sur de España. Son Rachid El Khamlichi y José Antonio Sarrión, y nos detallan, hora a hora, la migración en directo desde ambas orillas del Estrecho.

En la playa de Los Lances (Cádiz), a eso de las 09:30 h sopla Poniente y está nublado. José Antonio Sarrión 'Sarri', coordinador de la Estación Ornitológica de Tarifa en representación de COCN, mira hacia arriba y no detecta aún signos de migración. Dirige la vista al otro lado del Estrecho y le parece distinguir que en Marruecos está lloviendo. Allí, en el Jebel Moussa, Rachid El Khamlichi, coordinador regional del Grupo de Investigación para la Conservación de las Aves en Marruecos (Grepom/ Birdlife Maroc), confirma su sospecha. Muy nublado, viento de Poniente Fuerza 2, y a esperar a las aves... Así ha arrancado la jornada.

Otro día más en el que las aves, procedentes del sur, deben calibrar si tendrán fuerzas para cruzar el mar. Un esfuerzo más, de los muchos que ya llevan acumulados en sus alas. Y quizá ni siquiera será el último. Pero tienen que hacerlo. Buscarán el tramo más breve, el que les deje pronto en tierra. Al otro lado, las costas gaditanas.

Cada día de observación de aves en Tarifa es un arcano. La variabilidad de la climatología es brutal y se puede pasar de amanecer con sol y calor a precisar un cortavientos al mediodía. Por ello, el observador no sabe qué se va encontrar en los cielos, si muchas o pocas aves, si serán de especies muy diversas o dominará una en concreto, o si cruzarán el accidente geográfico concentradas en unas pocas horas...

En Tarifa, cuando sopla Poniente (esto es, desde el oeste) los observadores suelen irse a Punta Carnero, Torre del Fraile o Guadalmesí. Y cuando sopla Levante, prefieren Punta Camorro, la playa de Los Lances, la isla de Tarifa o Cazalla, por ejemplo.

'Sarri' decide trasladarse a Punta Carnero, a ver si hay mejor suerte. Y la hay. Recién pasadas las 12:00 van entrando grupos de unas 20 aguilillas calzadas cada diez minutos. También algún milano suelto y bastante paso de golondrinas... Siempre mirando al punto de procedencia de las aves, echa un ojo a la cumbre del Jebel Moussa: está cubierta de nubes; pero en la orilla europea, a 14-15 km de distancia, está totalmente despejado y con viento Fuerza 3.

En Marruecos, apenas un poco más tarde, Rachid anuncia que empieza a haber movimiento. Son las 12:15 h y ya se ven milanos, aguilillas calzadas y águilas culebreras.

Las golondrinas han ido en aumento y el paso es importante para las 13:25 h. Y unos minutos después se lanzan a cruzar el mar también los vencejos comunes y pálidos.

A esa hora, en Tarifa entran dos cigüeñas negras pegadas al faro y sigue pasando un flujo bastante potente de águilas calzadas y milano, con alguna águila culebrera. Sobre el mar, pardelas baleares y algunos alcatraces.

Pasan las 14:30 h y un bando de 78 cigüeñas blancas atraviesa el cielo de Tarifa, pero el tránsito decae por la tarde. Sin embargo, la situación no pinta mal porque más tarde, desde el Jebel Moussa, Rachid anuncia la llegada de decenas de rapaces y algunos buitres leonados, así como de 20 cigüeñas blancas. “Pronto pasarán al otro lado”, asegura. A ellos se unen varios grupos de pinzones vulgares, los estrepitosos jilgueros y los alegres verdecillos. 'Sarri' no tarda en dar la confirmación al otro lado. “Acaban de entrar nueve buitres leonados, y de nuevo empieza el movimiento”, indica a las 15:46.

Esto no ocurre siempre. Hay grupos de aves que alzan el vuelo en Marruecos, pero luego les fallan las fuerzas, o sufren un cambio de viento, o se encuentran con condiciones adversas en la otra orilla, o por la razón que fuere deciden darse la vuelta y no acabar el viaje ese día. En otros casos, van tan agotadas que apenas pueden justo volar, y las gaviotas patiamarillas, que ven en ellas un futuro festín, las acechan hasta que caen al agua y, una vez allí, se las comen.

Pero cuando tienen éxito, la comunicación entre ambas orillas puede aportar muy buenos datos. Así, COCN sabe, por ejemplo, cómo un bando de cigüeñas negras cruzó en 2016 el Estrecho en 13 minutos, y pudieron determinar que habían ido a 70 km/h batiendo alas sobre el mar.

La migración sigue empujando desde el sur, a donde llegan más aves, entre ellas un busardo ratonero, un aguilucho lagunero y un águila pescadora. Son las 16:18 y para estas horas, en Marruecos ha bajado considerablemente la densidad de las nubes, el viento sigue de Poniente Fuerza 2-3, y hay paso continuado de aves por el islote de Punta Cires (Tánger Med). Sopla más en Tarifa, desde el Noroeste con Fuerza 4, pero entran dos alimoches.

Pasan las 17:00 y Rachid, que es a su vez coordinador de proyectos de COCN en Marruecos, concluye la jornada. A él le queda todavía la tarea de atender a su negocio, el Jbel Moussa Lodge, desde donde también da a conocer la migración.

A las 17:30 más o menos se cierra la observación en Punta Carnero, pero 'Sarri' y otros voluntarios tienen intención de seguir pajareando hasta las ocho. Es lo que tiene El Estrecho, que merece apurar las jornadas porque en cualquier momento surge el espectáculo de la migración.

   
A la izquierda: buitre leonado (Gyps fulvus), a la derecha, buitre de Rupell (Gyps rueppelli), águila calzada (Hieraaetus pennatus), abejero europeo (Pernis apivorus) y águilas culebreras europeas (Circaetus gallicus).

Mónica Rubio. Periodista y Bióloga.