"Hay una ofensiva para quedarse con el agua y el suelo de la huerta"
Así lo afirmó la profesora de la UMH Julia Martínez en la Mesa Redonda sobre este paisaje tradicional del pasado viernes en la galería Léucade
"Hay una ofensiva para quedarse con el agua y el suelo de la huerta", a pesar de que es un paisaje tradicional "con mucho futuro", defendió el pasado día 28 Julia Martínez, directora ejecutiva de la Fundación Nueva Cultura del Agua, en la Mesa Redonda sobre la Situación de la Huerta Murciana que tuvo lugar en la galería Léucade, en una cita en la que también estuvo presente José Antonio Moreno Micol, coordinador de la Comisión de Patrimonio Cultural y Medioambiental de la Asociación para la Conservación de la Huerta de Murcia (Huermur), y que fue convocada por la asociación Regenera Consciencia.
"Necesitamos una gran rebelión ciudadana de defensa de la Huerta", reivindicó Martínez, porque "se están dando dos tipos de apropiaciones: una de la tierra, para la transformación urbana del suelo, que comenzó en los años 80, y otra del agua, que está empezando ahora".
La apropiación está teniendo lugar en forma de venta de agua y de tramos entubados, según detalló la experta. "Estos entubamientos se justifican, en parte, por la modernización de regadío y ahorro del agua. Pero en la Huerta tradicional el agua funciona de manera totalmente distinta a los nuevos regadíos". Así, explicó que en el sistema heredado, hay tres flujos del agua: longitudinal -de la cabecera a la desembocadura-; horizontal -hacia el bosque de ribera, la llanura de inundación-; y vertical -entre el río y sus acuíferos-. En los regadíos tradicionales, cuenta, solo se altera, y muy poco, el flujo horizontal, y los sauces, álamos y chopos se cambiaron históricamente primero por trigo o moreras, y después por cítricos. "Se cambia el bosque, pero el funcionamiento ecológico es muy parecido. E incluso ha permitido la llegada de especies adaptadas a estos ecosistemas transformados", describió. Y defendió: "por eso podemos regar a manta, por eso, esos argumentos son mentira". Y si argumentan con mentiras, añadió, "no es por desconocimiento, existen también intereses, y esa es la "ofensiva para quedarse con el agua y el suelo de la huerta", expuso.
Aportando una visión amplia de la situación, la profesora de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche alertó de que, con esta 'ofensiva', "nos están robando un patrimonio colectivo, nuestra identidad, los espacios de nuestra niñez, nuestro territorio emocional".
Además, con la pérdida de la Huerta se van "unos servicios naturales que son irrecuperables, como el suelo fértil, que es insustituible. Si las circunstancias cambian, la única tierra fértil sin necesidad de insumos es la de las vegas fluviales. Es el suelo natural fértil que no se puede fabricar", insistió.
Añadió además que se trata de "áreas que nos ayudan a suavizar las temperaturas, más aún frente al cambio climático. La Huerta de Murcia suaviza la temperatura del centro de la ciudad en 4 ó 5 ºC, pero este efecto se va a perder al perder huerta. Es otro servicio que no se puede fabricar ni pagar".
"Bien gestionada, profundizaba la técnico, es una medida blanda contra las inundaciones", y es responsable de ofrecer a las sociedades "otros muchos servicios ecosistémicos". Pero no cree que esté todo perdido. "Aún queda mucho espacio no cubierto por edificios, y muchos recursos de agua y suelo productivo, patrimonio medioambiental y patrimonio arqueológico", por lo que reclamó la protección de las administraciones mediante un plan integral y un apoyo ciudadano.
Martínez cree además que el futuro de la Huerta se puede ligar a la demanda de productos de calidad y del mercado de proximidad. "La Huerta puede ser enormemente rentable. Es capaz de ser productiva donde otros no lo son, con agua que llega sola, por gravedad. Pero hay un plan para que parezca que está muerta, que no es rentable, se obliga a que no sea rentable", se quejó la también doctora en Biología. En este contexto, razonó, "el mercado de proximidad hace que los precios no se disparen para el consumidor, porque el producto ecológico no tiene por qué ser más caro, al no tener intermediarios".
Al hilo de esta afirmación, José Antonio Moreno alertó de que “en Murcia ha desaparecido el mercado local, ya nadie compra al vecino. Hay que incentivar este comercio porque nos han borrado esta conciencia”.
El miembro de Huermur, por su parte, ofreció un detallado repaso de la red hidráulica Huerta de Murcia, mostrando la vega de Murcia y el curso de los cauces del Segura y del Guadalentín, sus sistemas ramblas y hasta los yacimientos arqueológicos, y puso especial énfasis en señalar que "solo hay alrededor de veinte parajes de huerta tradicional en todo el Mediterráneo, de manera que es una singularidad dentro del paisaje europeo".
Entre su riqueza, destacó la presencia del galápago leproso, el fartet, la anguila o el barbo, así como el patrimonio cultural en forma de viviendas, molinos, acueductos, castillos y demás construcciones. Igualmente comentó la importancia de los setos entre los huertos -que favorecen la biodiversidad-, las variedades frutales, o las riberas con olmos. Sin embargo, señaló, "en el municipio de Murcia solo existen unos 17 árboles protegidos".
"Se está dando una apropiación de la tierra, que comenzó en los años 80, y otra del agua, que está empezando ahora".
Con la pérdida de la huerta, dijo, "perdemos señas de identidad, valores culturales, disminuyen las garantías alimentarias de la población, se transforma el microclima, aumentan las consecuencias negativas de los incendios y se deteriora el paisaje por desertización, mayor erosión y pérdida de suelo, además de que las acequias entubadas terminan siendo un basurero", se lamentó.
Y todo, apuntó, con una finalidad: "el solar en venta, es un negocio urbanístico". Y lo es de tal calibre que "uno de los polígonos industriales más grandes de España es la Huerta, porque no se pueden construir naves industriales, pero está lleno". Y de casas ilegales porque, como ocurre en otros lugares, "el afán es recaudatorio", para cobrar la multa. Y "hasta una acequia del siglo IX se está vendiendo a trozos".
Ante todo ello, su propuesta consiste en crear un órgano de coordinación y revisar el Plan General de Urbanismo, "tal y como lo dice la Unión Europea con el plan Naturba", un trabajo de cooperación para definir unos proyectos urbanos sostenibles a orillas de la ciudad y de la naturaleza, con el objetivo de superar los conflictos de uso y devolver un valor compartido a los espacios abiertos, que definitivamente "se guardó en un cajón".
"La Huerta de Murcia es uno de los polígonos industriales más grandes de España, porque no se pueden construir naves, pero está lleno"
Si bien, tanto un ponente como el otro coincidieron en que parte de la estrategia debe pasar por la comunicación y difusión de la situación que atraviesa la Huerta y llegar al máximo de público posible, a los regantes, a los estudiantes de instituto, a los universitarios y a la población en general. "Pero necesitamos apoyo, porque somos pocas asociaciones las que estamos en esto y no damos abasto ni tenemos presupuesto suficiente. Necesitamos personas que os ayuden a divulgar, porque somos blanco y diana de las administraciones públicas", concluyó Martínez.
A la Mesa Redonda, moderada por la periodista Carmen Castelo, estaba invitado también Antonio Soler, profesional de la Educación Ambiental especializado en el tratamiento de la problemática que rodea al cambio climático, el mundo de las energías renovables y el ahorro y eficiencia energética, pero finalmente no pudo asistir.
La Mesa Redonda se prolongó con las numerosas intervenciones del público asistente, que planteó, entre otras, cuestiones como la actuación de la Confederación Hidrográfica del Segura, el derribo de edificios construidos sobre el cauce, la rentabilidad de la huerta o las próximas elecciones en la Junta de Hacendados, entidad responsable de las gestiones del agua de la Huerta, que tendrán lugar el 18 de este mes.
Añoranzas
La Mesa Redonda sobre la Situación de la Huerta Murciana se organizó en el marco de la exposición de acuarelas sobre la Huerta titulada 'Añoranzas', realizadas por el pintor José Miguel Masiá, Siama. Una colección monográfica sobre rincones de la huerta de Murcia que el artista llevaba en la memoria, en la experiencia y en algunas antiguas fotografías en blanco y negro. Delante de alguna de las obras, Siama recordaba cómo un hijo suyo había jugado en uno de los paisajes retratados que, como la mayoría, "ya han desaparecido o se encuentran completamente alterados", evocaba.