REAPERTURA DEL CENTRO DE INTERPRETACIÓN DE LA NATURALEZA DE BLANCA
Héctor Quijada: «El Valle de Ricote no lo conoce realmente casi nadie»
El Valle de Ricote ocupa un lugar preferente entre los referentes paisajísticos de la Región de Murcia. A la memoria colectiva acude sin esfuerzo su enérgica orografía, la película azul y serena del Azud de Ojós y las finas palmeras que le chivan distraídamente al visitante que a sus pies se derrama el río Segura. Escondido entre las montañas, que lo abrigan como el cuenco que forman las dos manos, este idílico rincón «parece muy conocido para los vecinos de la Comunidad Autónoma, pero realmente no lo conoce casi nadie», repara Héctor Quijada, guía de naturaleza y uno de los responsables del recién reabierto Centro de Interpretación de la Naturaleza de Blanca que, gestionado por la asociación Caramucel Naturaleza e Historia, nace con vocación de equipamiento público para mostrar los múltiples valores naturales y culturales de la zona.
Para comenzar, cuando Quijada habla del Valle de Ricote no se queda en las tierras que abrigan al río, sino que extiende su mirada hasta los confines de los siete municipios que lo conforman. De esta manera, incluye los senderos que se adentran por las sierras de interior o las estribaciones de la Sierra de La Pila, que nace en terrenos de Blanca y Abarán y que a menudo quedan excluidas de la fotografía, entre otros motivos porque la Autovía de Murcia a Madrid fragmenta el territorio, aislando a la izquierda el propio Valle y separando a su derecha, visual y anímicamente lejos, las elevaciones de la sierra.
Para Quijada hay una cosa importante, y es que los municipios del Valle son los que tienen un porcentaje de superficie protegida más alto de la Región. Ojos, 50%; Ricote, 49%; Abarán ronda el 40%; Blanca, 37%... recuenta. Y concluye: «es un porcentaje altísimo y eso no se traduce realmente en conocimiento». Sin embargo, por sus actividades con Caramucel son conscientes de que «a la gente le gusta venir a las rutas, hemos contado con mucha asistencia tanto local como de pueblos cercanos y de la Región, porque quieren conocer cosas nuevas» defiende.
El Centro de Interpretación de la Naturaleza (CIN), de carácter municipal, se ubica en la antigua fábrica de la luz, un viejo edificio remozado a orillas del Segura. Allí se situó en su día la Oficina de Turismo -ya trasladada- y el Museo y Centro de Interpretación de la Luz y el Agua, cuyas funciones también asume la nueva gestión. La recepción es una salita que acoge una pequeña exposición informativa, con cartelería que se irá actualizando, y que comparte la planta baja con la estancia de la turbina, antiguo y valioso patrimonio industrial. Arriba, el espacio lo ocupa una sala de proyección donde impartir charlas, con tres maquetas y tres ordenadores interactivos -para cuando se puedan compartir-. Todo el edificio es accesible para que pueda ser disfrutado por personas con alguna discapacidad.
CIN: DATOS PRÁCTICOS
- Ubicación: Avenida Río Segura s/n. Blanca (Región de Murcia).
- Email: caramucel@gmail.com
- Web: www.cinblanca.wordpress.com/
Y afuera, la naturaleza. El también técnico de Senderos reconoce que hay cierta infraestructura y que se han mejorado senderos y señalización, «pero, por ejemplo, no hay ningún equipamiento público dirigido a la población para enseñar todos sus valores; no existe un lugar de referencia en el Valle de Ricote al que se puedan dirigir para indagar en ello. Este papel es el que nos apetece cumplir», señala
Blanca será el epicentro de las actividades y protagonista primordial de la gestión; y así, el primer objetivo del Centro será consolidar los valores locales. No en vano, está en sí misma en el corazón del Valle y es el único municipio que contiene parte de los dos espacios protegidos más importantes de la comarca: el Parque Regional de la Sierra de La Pila y el Espacio Natural de la Red Natura 2000 Ricote-Navela.
«La gente sabe de la ruta de las norias, del azud, del río… Se habla mucho del Valle, aparece en la prensa, pero realmente la experiencia que tenemos es que no lo conocen mucho» retoma Quijada. Por ejemplo, detalla, quizá hayan oído que hay un espacio protegido «pero no se conocen los valores naturales que conserva: ¿por qué es importante que Ricote y Navela esté protegido? Pues gracias a la Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA) y al Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) se mantienen sus valores de flora y fauna, y también valores culturales que se ignoran». Y comienza la torrentera de ideas.
La travesía prosigue por la sierra de La Pila, «incluso la parte de Blanca, que es la que parece mucho más seca y muestra menos bosque, tiene mucho interés por sus rapaces rupícolas». Es donde viven las águilas reales, donde hay una colonia de chovas piquirrojas, donde están los nidos de halcones y la mayor población de búhos reales de la sierra… Y, curiosamente, al mismo tiempo, esta área seca es donde surgen las fuentes. «Hay una cantidad increíble», apunta. Al estar en zonas áridas, algunas exhiben vegetación muy selecta -hasta orquídeas-, «y son los valores ambientales por los cuales el espacio está protegido, pero no se conocen», insiste. Su presencia es, de hecho, lo que ha generado que toda la zona esté salpicada de pequeñas aldeas, «que por eso existen, y eso gusta a los visitantes».
ÉPOCAS PARA VISITARLO
El Valle de Ricote siempre espera al visitante. «La mejor época quizá sea la primavera temprana, muy interesante por el movimiento de la fauna», recomienda Quijada, si bien detalla que «el plazo para ver floración es amplio y se extiende hasta bien entrado mayo. De hecho, en algunas zonas de La Pila, si no vas en junio no ves ciertas floraciones, como el tomillo cantueso o algunas orquídeas, para las que hay que dejar que avance un poco la primavera». No en vano el Valle es cálido, por eso hay cítricos, algarrobo o palmito, y vegetación termófila.
En otoño resultan interesantes los madroños, solos o entremezclados con cornicabras, gracias al colorido rojizo de los primeros y al amarillo de las hojas a punto de caer de la segunda. Madroño hay en zonas concretas y mejor conservadas de las sierras de Ricote y La Pila.
Verano es, por el contrario, la época más dura, como en general en toda la Región de Murcia, pero da pie a actividades en la zona cercana al río, donde hay playas fluviales -este año cerradas- o en las horas más frescas, e incluso nocturnas.
Anfibios hay repartidos por los rincones del Valle, desde la rana común, dueña de los hábitats acuáticos, al sapo corredor, que se deja ver en áreas de monte y en las ramblas. Aquí están también el sapo de espuelas, el singular sapo partero común o el sapillo moteado, que anda por las sierra de La Pila y de Ricote.
En la sierra de Ricote hay un pozo de la nieve, que parece que lo van a restaurar. Aquí «no hace falta adentrarse en la montaña para ver el valor que tiene, porque está ahí mismo, mezclado entre los pueblos. Ahí al lado estamos conviviendo con el cárabo, el búho real, vencejos reales e incluso con el águila perdicera, que es un animal que no rehúye a la gente, todo lo contrario…», alaba el lugar.
MUNICIPIOS DEL VALLE
Decir qué municipios pertenecen al valle depende de cómo se mire. Aquí, unos datos:
- Mancomunidad de municipios: Villanueva del Río Segura, Ulea, Ojós y Ricote.
- Murcia Turística: incluye 7 municipios; los 4 anteriores más Blanca, Archena y Abarán.
- Firma del convenio para solicitar la candidatura del Valle de Ricote como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco: 8 municipios, añadiendo Cieza (así viene también en la la web Turismo Valle de Ricote).
- Comarca Histórica del Valle Morisco: desde Bolvax, situado al sur de Cieza, hasta Cabezo del Tío Pío, en Archena, 22 km a lo largo del Río Segura -según fuentes consultadas-.
Le queda un capazo de halagos, por eso continúa: «también son muy visitable los senderos de esta sierra, que es más conocida por la escalada o la bicicleta, pero en la que hay una repoblación de principios del siglo pasado que es un ejemplo de reforestación, un caso parecido a Sierra Espuña». Estos trabajos dieron lugar a «unos cambios brutales de paisaje a lo largo del tiempo» que aún se aprecian para el que sabe ver. «La sierra de Ricote es fruto de esta acción de hace más de un siglo», dice. Varias sendas, diques y hasta cinco casas forestales -alguna ya en ruinas- provienen también de esa época.
El repaso de Quijada se asoma asimismo al río Segura: «podemos estar paseando por la ribera, por ejemplo en El Solvente, un entorno a punto de declararse Bien de Interés Cultural, y al mismo tiempo estar viendo las cabras montesas que bajan por la ladera del Chinte, o tropezar con alguna de la flora más vulnerable de la Región de Murcia, como el rabogato rosado en los cortados o el palmital de la ribera».
En el mismo río, en el Azud de Ojós puede verse el calamón o el martín pescador. Es un buen sitio y «un entorno que queremos recuperar porque permite observar bien aves; es accesible, sencillo para no iniciados y tiene cosicas graciosas, como las colonias de garzas, que anidan todos los años, lo que posibilita ver cómo salen los pollos. Tiene mucho campo de visión y resulta paisajísticamente agradable».
Jaime el Barbudo, los Yesos de Ulea, el esparto, las rapaces forestales, el vencejo real y otros valores naturales que se quedan en el tintero compartirán protagonismo en el CIN con los valores culturales. Así, para difundir el patrimonio hidráulico, heredado del Museo de la Luz, cuentan con la colaboración de la asociación cultural La Carrahila, que abordará la huerta tradicional, las norias, las acequias… En este apartado, en otoño se pondrá en marcha el ciclo ‘Las noches de la fábrica de la luz’, con una primera ponencia en la que María Dolores Piñera Ayala hablará precisamente sobre las fábricas de luz, aprovechando que en la planta baja se exhibe la antigua turbina. Se trata de una valiosa pieza que viene del tiempo en que cada pueblecito del valle tenía su central hidroeléctrica. Todavía se mantienen dos funcionando, la de Abarán y la de Ojós. De las otras quedan algunos edificios; en otros casos, ni eso. La de Blanca es la única cuya maquinaria se ha conservado y está musealizada.
Desde el CIN quieren dinamizar toda esta difusión del patrimonio con múltiples actividades. Muchas se desarrollarán en las instalaciones del Centro, como cursos, conferencias o talleres, y otras arrancarán directamente en los destinos escogidos. Habrá rutas abiertas a cualquier interesado, voluntariado como el del Proyecto Cárabo, actuaciones en el río Segura y educación ambiental dirigida a centros educativos. A Caramucel le quedan por delante cuatro años de convenio, muchas ganas y un maravilloso territorio que dar a conocer.
Todas las imágenes, cedidas por CIN de Blanca. De arriba a abajo: el Azud de Ojós, detalle de madroño, una nutria y un martinete. Justo encima de estas letras, tres roll up que pueden verse en el Centro de Interpretación de la Naturaleza.
Edificio de la Fábrica de la Luz, donde se aloja el CIN de Blanca.
Visitantes en el Valle de Ricote, Héctor Quijada (centro), y fauna de la zona: una anguila arriba y un calamón abajo.