El lobo y la recuperación de corzos en la Cordillera Cantábrica
Unos lobos alimentándose en la Cordillera Cantábrica, en el Principado de Asturias. Imagen: captura de vídeo, cedida por Fapas.
El lobo favorece la conservación de los ungulados silvestres. Así lo aseguran desde el Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (Fapas) tras estudiar cómo la presencia del depredador ha contribuido a impulsar la recuperación de una población concreta de corzos en la Cordillera Cantábrica. En la organización conservacionista han llegado a esta conclusión después de revisar miles de fotografías obtenidas durante varios años. En ellas se aprecia la decadencia de una población de corzos, debido a un enfermedad, y su posterior recuperación precisamente en una parte del territorio ocupada por una población estable de lobos. El presidente de la entidad, Roberto Hartasánchez, defiende que se trata de "un dato real, científico y contrastado".
El trabajo realizado por Fapas con cámaras automáticas, muchas de las cuales llevan doce años en el mismo sitio, ha permitido registrar primero el descenso de la población de corzos, que se atribuye a la aparición en España del gusano del corzo (Cephenemyia stimulator), que "ha afectado en los últimos años hasta a un 70% de la población de esta especie", cuenta Fapas en su blog. Sin embargo, desde hace un par de años la entidad está notando un aumento del cérvido. "En muchas zonas de montaña nuestras cámaras dejaron de fotografiar corzo, donde llegó a desparecer temporalmente, y ahora está otra vez presente", asegura Hartasánchez.
Cuando esta especie está disminuida físicamente se convierte en una presa fácil del lobo, recuerda el presidente de la entidad, quien añade que durante el estudio del corzo, "lo que comprobamos con las cámaras es que estamos trabajando también en un territorio con una presencia estable de lobo". De manera que se encontraron con que "tenemos una población de ungulados enferma y una de lobos alta y más o menos estable, así que esa especie tiene que estar siempre sometida a la presión del lobo. Pero una vez que la especie está en unos mínimos poblacionales, de repente las cámaras empiezan a fotografiar corzos en un aumento que nos están llamando la atención, y los lobos siguen estando ahí. Luego es de suponer con mucha certeza científica que los lobos han tenido la oportunidad de capturar mucho las presas enfermas, y lejos de presionar tanto como para que la población se extinga, en todo caso la presencia del lobo la favorece porque con toda seguridad ha incrementado mucho la eliminación de individuos enfermos", asegura.
El técnico lamenta al respecto la frase esgrimida por los cazadores que advertía de que “hay tan pocos corzos que los van a matar todos los lobos”. "Pues no, los lobos no son los autores de la extinción de la especie", sentencia.
De hecho, ambas especies conviven en la misma zona. Los corzos no la abandonan por la presencia del lobo porque "la dinámica de uso del territorio por parte de la fauna es muy concreta. Las especies ocupan nichos ecológicos específicos", detalla. En la Cordillera Cantábrica, en las horas centrales de día, los corzos se mueven por los valles en las zonas más cercanas a los arroyos y también las más frescas, donde haya hierba, "y si ese hábitat existe, pues lo ocupan, aunque esté el lobo", recalca. "Ninguna especie se marcharía del territorio porque haya lobos, el lobo forma parte de la ecología de un territorio. Consume presas, en algunos casos presas que están bien, pero evidentemente tendrá mayor preferencia por consumir presas que tengan dificultades físicas o enfermedades. Pero lo que siempre se ha establecido y es un criterio científico muy claro es que la presencia de un predador como el lobo nunca implica, por su presión predatoria, la desaparición de una especie. Nunca sucede en la naturaleza porque él mismo se estaría autocondenando a desaparecer, nunca un predador acaba con su presa", explica el técnico.
Desde Fapas tienen la "certeza desde un punto de vista estratégico de la ecología" de que el lobo ha favorecido esta recuperación, aunque les hubiera gustado contar con otros medios. Por ello han solicitado repetidamente la autorización para radiomarcar ejemplares de lobo. "Habría sido interesante para, entre otras cosas, haber identificado físicamente si los lobos han entrado en la zona, y contar con la posibilidad de terminar encontrando los restos". Pero no se la han dado. Ante la última y reciente negativa, han terminado por desistir. "Pero el hecho de que no lo solicitemos no quiere decir que no vamos a seguir trabajando en investigación", aclara.
Hartasánchez se queja de que "desgraciadamente, en Asturias han autorizado ya a matar los lobos en prácticamente todos los territorios. En los últimos años hay un giro radical del gobierno del Principado en su política de conservación de la biodiversidad y ha apostado por eliminar una gran parte de la fauna salvaje sobre todo para tratar de bajar los daños que causa. Unos daños que son pequeños pero que en muchos casos están sustentando un gran engaño, y en vez de corregir los aspectos negativos han optado por matar los animales". Y considera que en esa línea se ha restringido la investigación medioambiental por parte de las iniciativas privadas.
Como la que ellos llevan a cabo. Porque Fapas está estudiando al corzo y otras especies desde hace tiempo en la cadena montañosa más occidental del viejo continente. Y lleva unos veinte años manejando cámaras automáticas. De ellas obtienen una información "muy exhaustiva y muy constante", describe Hartasánchez. Ahora están trabajando en una superficie que ronda los 2.000 kilómetros cuadrados. Se mueven en lugares como el concejo de Somiedo, Teverga, Quirós, Proaza..., "que proporcionalmente son los terrenos más montañosos de Europa". Son paisajes muy forestales. "Es el hábitat donde la estructura ecológica se establece con la presencia de unas especies que llevan ocupando este territorio cientos de miles de años. Corzos y lobos han cohabitado posiblemente desde el último medio millón de años y los lobos nunca han acabado con los corzos", concluye el experto.
Un corzo, que en las horas centrales del día visita los valles frescos. Imágenes: capturas de vídeo, cedidas por Fapas.
NOTA: todas las imágenes, cedidas por Fapas.