El hallazgo de dos nuevos pepinos de mar refuerza la tesis de la 'mediterranización' del mar Menor
El descubrimiento en el mar Menor de dos nuevas especies del equinodermo conocido como pepino de mar u holoturia refuerzan la tesis de que la laguna está sufriendo un proceso de 'mediterranización'. Así se desprende del estudio publicado este año y realizado por los investigadores Mercedes González-Wangüemert, Jorge Antonio Domínguez-Godino y Fernando Cánovas, de la Universidade do Algarve, en Portugal, en el que también se señala que la presencia de estos animales podría suponer una competencia por el hábitat y recursos alimentarios con especies nativas.
El artículo científico, titulado 'Nuevos registros de pepinos de mar que habitan la laguna costera del Mar Menor (SE España)' (enlace al artículo), recoge la presencia por primera vez de las especies Holothuria impatiens (arriba) y Oestergrenia digitata (abajo). De la primera se hallaron hasta siete ejemplares en Los Narejos, mientras que solo se dio con un individuo de la segunda, que se localizó en Los Urrutias. Ambas especies conviven ya, por tanto, con la única conocida hasta ahora que había sido capaz de colonizar la laguna regional, la Holothuria polii.
Los equinodermos se consideran en general, y según el texto, especies con baja adaptación a los cambios de salinidad, hecho que explica su baja aparición en la laguna regional. La presencia de las nuevas especies en el mar Menor "significa básicamente que las condiciones ambientales de la laguna están cambiando y siendo cada vez más parecidas a las que detectamos en el Mediterráneo, de ahí que se hable de un proceso de 'mediterranización de la laguna'. Este proceso es negativo en el sentido de que el mar Menor pierde su “caracter de laguna costera”, es decir su idiosincrasia. Con ello quiero decir que las características que la definen como laguna costera y que han restringido la presencia de determinadas especies animales y vegetales, cambian, y por tanto las “nuevas condiciones” pueden permitir la desaparición de las especies que estaban adaptadas a las condiciones extremas de la laguna, así como la entrada de nuevas especies del Mediterráneo que pueden llegar a desplazar por competencia de espacio o recursos alimentarios a las especies lagunares, y puede producirse también colonización de especies invasoras ya presentes en el Mediterráneo, como por ejemplo la invasión que se lleva produciendo ya varios años en el mar Menor por la especie Bursatella leachi, molusco que invadió el Mediterráneo a través del Canal de Suez y que está extendido ya por todo él y que también fue registrada en el mar Menor desde 2012/2013”, profundiza González-Wangüemert, investigadora principal del Grupo de Investigacion Marine Resources Management (Maresma) de la Universidade do Algarve.
Este proceso de 'mediterranización' es ya conocido. "Existe un registro a lo largo de los años de otras especies mediterráneas pertenecientes a otros grupos animales o vegetales que han ido colonizando también el mar Menor debido al cambio de sus condiciones ambientales. Por tanto, la 'mediterranización' del mar Menor ha sido ampliamente monitorizada desde hace décadas", defiende la doctora en Biología, quien añade que el fenómeno no es natural en tanto que “se ha producido por acción antrópica, principalmente por la creación y/o los dragados de los canales de Marchamalo y El Estacio; pero, esperable era, considerando la presión humana a la que está sometida la laguna especialmente en las vertientes de turismo, agricultura y pesca”, lamenta la investigadora, adscrita al Centro de Ciências do Mar.
En este sentido, el estudio afirma que “estos hallazgos podrían apoyar el proceso de 'mediterranización' de la laguna favorecida por la ampliación de El Estacio en 1972”, y describe que a partir de ese momento, “el mar Menor ha perdido paulatinamente sus características de laguna y se asemeja cada vez más al mar Mediterráneo. Ha habido una disminución en la salinidad y un suavización de la temperaturas extremas. Estos cambios junto con otras acciones antropogénicas, como la construcción de puertos deportivos, dragado de fondos, llenado de algunas playas y entrada de materiales alóctonos terrígenos, han dado lugar a importantes modificaciones en la cobertura de praderas marinas y algas marinas”, y todo ello, además, ha causado “un aumento de la materia orgánica en los sedimentos. Estas modificaciones, junto con los patrones actuales, están favoreciendo la colonización del mar Menor por especies mediterráneas”.
Además, detalla en concreto que también Las Encañizadas como Marchamalo, las otras dos de las tres entradas -junto a El Estacio- que atraviesan la barra de arena del mar Menor y que regulan el intercambio de agua, “son dragados con frecuencia, lo cual está influyendo en las condiciones del mar Menor" al permitir "un fluir de agua desde el mar Mediterráneo hasta la laguna". Y, señalan, las nuevas condiciones traen nuevas características que "definen la fauna y flora encontradas en esta laguna costera principalmente en los últimos años”.
En este contexto, puesto que los pepinos de mar son comedores de depósitos y utilizan la materia orgánica directamente de la superficie del sedimento, las nuevas condiciones ambientales “han permitido el establecimiento de poblaciones permanentes de Holothuria polii (a la derecha, un juenil) alcanzando densidades muy altas”, y a su vez “la disponibilidad de recursos alimentarios y los hábitats podrían también estar favoreciendo la colonización de la laguna para las nuevas especies de pepinos de mar, principalmente sedimentívoros”, como los recién hallados.
El descubrimiento se produjo en el marco del trabajo de prospección habitual del fondo marino que lleva a cabo el equipo de investigación Maresma, actualmente centrado en el grupo de los equinodermos y principalmente holoturias y erizos. De estos animales estudian diferentes aspectos de su biología, ecología, genética, comportamiento, su dinámica de poblaciones, su valor y su gestión como recurso pesquero. De hecho, desde el 2014 están desarrollando también la acuicultura de algunas de estas especies. En concreto, las especies descritas en el artículo fueron descubiertas durante los muestreos de seguimiento de las poblaciones de H. polii realizados en el mar Menor.
Así, en marzo de 2016, los buceadores encontraron siete individuos de Holothuria impatiens bajo pequeños bloques de roca en Los Narejos. A este equinodermo común le gustan particularmente las lagunas y arrecifes, y se limita en gran medida a las aguas poco profundas, de menos de 10 metros, aunque también se ha registrado hasta 158 m. Además, se trata de una especie comercial de bajo valor de que se pesca en el Pacífico Oriental, Madagascar y Palau.
La Oestergrenia digitata fue localizada en julio de 2015 parcialmente enterrada en fondos arenosos limpios en los que crecía una hierba conocida como seba (Cymodocea nodosa), en la localidad de Los Urrutias.
“Por probabilidad y considerando el tipo de muestreos que hacemos (censos visuales a lo largo de transectos localizados al azar), el hecho de encontrar un ejemplar de una especie y siete de la otra denota que ambas especies son ya habitantes estables y más o menos comunes de la laguna", aclara González-Wangüemert, quien suma a lo ya visto la posibilidad de que algún especimen les pase desapercibido debido a su pequeño tamaño y a "la baja visibilidad de las aguas del mar Menor en los últimos años".
¿Y cómo llegan a la laguna? El texto describe al respecto que “la profundización y el dragado de las entradas ha modificado en gran medida la topografía del fondo”, y en consecuencia, los movimientos de las masas de agua de la laguna también han sido alteradas, lo que ha favorecido la entrada de las nuevas especies en forma de larvas.
Y esta colonización de la laguna costera por especies del Mediterráneo “podría producir efectos negativos debido a la competencia por el hábitat y recursos alimentarios con especies nativas adaptadas a las condiciones ambientales del mar Menor, como H. polii". Así, si se suavizan las condiciones de la laguna "podríamos tener un doble efecto. Por un lado, las poblaciones de H. polii lagunares serían menos competitivas en el mar Menor que las especies que están entrando desde el Mediterráneo; por tanto, si se establecen poblaciones de mayor densidad de H. impatiens y O. digitata, podría existir competencia por los recursos tanto alimentarios como por el espacio. Por otro lado, y como ya demostramos y publicamos anteriormente, las poblaciones de H. polii lagunares tienen unas características genéticas diferentes a las poblaciones de H. polii del Mediterráneo adyacente (Torre de la Horadada y Cabo Palos), que les ha permitido en cierto modo sobrevivir en el mar Menor hasta ahora. Si las condiciones ambientales de la laguna ahora se suavizan, implica que las poblaciones de H. polii del Mediterráneo son “más aptas” ahora para sobrevivir dentro del mar Menor pudiendo cambiar el pool (o patrimonio) genético de las poblaciones de H. polii en el mar Menor”, avanza la doctora, quien, por todo ello, sostiene que “se precisan futuros estudios centrados en el seguimiento de estos nuevos colonizadores, ya que sería necesario para el manejo de esta área protegida”.
Un área protegida muy querida por la investigadora. No en vano, González-Wangüemert (a la derecha), que nació en Alicante, pasó muchos años en la Universidad de Murcia, primero como estudiante de Biología y después como tesinanda, doctoranda y finalmente doctora. Así que tiene “un gran apego emocional a Murcia, a su costa y especialmente al mar Menor” y por ello intenta incluir siempre en sus proyectos de investigación ese “cachito de costa”, dice. “Gracias a esos proyectos continuamos haciendo muestreos en el mar Menor, al menos una campaña cada tres meses, para tener controladas las poblaciones de Holothuria polii que estamos siguiendo ya varios años, también para el seguimiento de las nuevas poblaciones de otras especies de holoturias y el registro de la colonización de nuevas especies en el mar Menor, no sólo de holoturias, en general de invertebrados marinos”. De hecho la idea era crear un voluntariado para hacer este seguimiento de las poblaciones de holoturias más asiduamente en el mar Menor. “En el Algarve y especialmente en la Ria Formosa trabajamos con un programa de voluntariado durante tres años para el seguimiento de las poblaciones de holoturias y organizamos también varias actividades de concienciación de la importancia de estos animales en el medio marino, y tuvimos resultados muy satisfactorios y experiencias muy gratas”, recuerda la experta.
Porque “detener la 'mediterranización' del Mar Menor es ya 'misión imposible' considerando todos los años durante los cuales se han realizado dragados en el canal de El Estacio y en Marchamalo, cambiando la hidrodinámica de la laguna. Más válido podría ser minimizar las fuentes de contaminación de la laguna, y tratar que el ecosistema retome su equilibrio ecológico”, defiende González-Wangüemert.
Limpian el ecosistema y son anticancerígenas
Las holoturias son las “aspiradoras” del ecosistema marino, reduciendo la materia orgánica (bacterias, microalgas y detritos) de los sedimentos. Además, debido a su tipo de alimentación (principalmente sedimentívora y detritívora), producen alta bioturbación de los sedimentos favoreciendo su oxigenación y la resuspensión de nutrientes en la columna de agua. Por otra parte, dicha bioturbación junto con el amonio que excretan las holoturias, benefician también el crecimiento de microalgas y de la comunidad bacteriana en el sedimento. Por lo tanto, las holoturias juegan un papel muy importante en el ecosistema marino, especialmente en el ciclo de nutrientes en la interfase sedimento-agua.
Las holoturias no sólo tienen un papel fundamental en el ecosistema marino, también son un alimento muy cotizado económicamente en los países asiáticos, especialmente en China, y además han sido usadas desde la dinastía Ming como remedio para muchas enfermedades en medicina tradicional china. De hecho, estudios científicos de los últimos años han confirmado que algunas especies de holoturias tienen compuestos con actividad anti-inflamatoria, quelante, anti-cancerígena, etc., que ayudan a mejorar la circulación sanguínea, a disminuir la inflamación, a mejorar el funcionamiento de riñones y corazón, a mejorar los síntomas de la artritis, protegen de las radiaciones solares y de los radicales libres y por tanto ralentizan el envejecimiento celular, etc. Al respecto, el equipo de investigación Maresma de la doctora González-Wangüemert ha publicado algunos trabajos sobre el perfil nutricional de las especies de holoturias con las que trabajan y todas ellas presentan un perfil que permite su consumo como alimento; y en otros casos algunas especies demostraron su actividad anti-inflamatoria y anti-cancerígena.
En la imagen superior, en el centro, Holothuria polii, la única, hasta el momento de este hallazgo, que había sido capaz de colonizar el mar Menor. Esta fotografía fue tomada en la isla del Ciervo.
La difícil identificación de las holoturias: el recurso de la taxonomía genética
Distinguir unas holoturias de otras no es fácil. En la taxonomía tradicional de estos animales, la que usa caracteres de la morfología externa y de la interna, uno de los principales caracteres es la forma y tamaño de las espículas (pequeñas piezas de carbonato cálcico que están en el interior de la pared del cuerpo de estos animales). El problema es que las espículas presentan algunos problemas que pueden impedir una correcta identificación de las especies, tales como el hecho de que su forma y tamaño depende de la temperatura y pH del agua de mar, del contenido en carbonato cálcico del sedimento, de la edad del individuo, de su origen geográfico, etc.
Por situaciones como ésta, en las últimas décadas se han incorporado a la taxonomía tradicional (morfológica) diversas herramientas moleculares para tratar de alcanzar resultados más objetivos y fiables en la identificación de las especies, pero siempre bajo una perspectiva de colaboración entre ambos métodos, la taxonomía tradicional o morfológica y la taxonomía molecular.
Así que, en este caso, unidos a esos caracteres morfológicos de la taxonomía tradicional, deben usarse herramientas moleculares del tipo barcoding o “código de barras genético”, que consiste en la amplificación de una parte del genoma del individuo (generalmente el gen COI o el 16S o 18S), cuya secuencia después se compara con cientos de miles de secuencias disponibles en una base de datos de acceso mundial (existen varias bases de datos, una de las más conocidas es el GENBANK o el BOLD SYSTEMS, Barcode of Life Data Systems), buscando la mayor similitud con otras secuencias de individuos de la misma especie.
El uso del barcoding molecular está ya ampliamente extendido, pero en este caso, el avance del equipo de investigación es que en O. digitata no existía en esas bases de genes mundiales ninguna secuencia del gen COI, y ellos la han registrado por primera vez.
En la imagen superior, Holothuria impatiens captada en el mar Menor.