El Grupo de Anillamiento Científico de Aves de ANSE cumple 50 años, en los que ha anillado cerca de 200.000 ejemplares

El cuidado de la avifauna está de enhorabuena en la Región de Murcia. El Grupo de Anillamiento Científico de Aves de la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE) cumple 50 años y lo celebra este viernes a través de una jornada que combina varias ponencias con el reconocimiento a miembros destacados. «Sin duda es una actividad que cada vez tiene más adeptos. Murcia es una provincia muy activa y hay mucha gente joven muy prometedora entrando en el mundillo», se alegra Francisco A. García Castellanos, coordinador del equipo, quien recuerda que en este medio siglo han anillado cerca de 200.000 ejemplares, siendo probablemente el grupo que más búhos reales ha anillado en España y en Europa.

El germen de esta fructífera historia «fue la pasión por la naturaleza y una curiosidad desmesurada que llevó a un grupo de amigos a empezar a marcar aves para ayudar a resolver preguntas. Sin duda muchos menos que ahora, con medios mucho más precarios pero con ganas de abordar cualquier reto que se presentara», repasa el biólogo, quien ronda la treintena y no estuvo en el aquellos momentos iniciales.

Hoy, todos los anillamientos están enmarcados en proyectos, ya sean específicos -como el proyecto Chotacabras, Alzacola o Canastera-, o más generales -como las estaciones de esfuerzo constante del río Segura en Archena, el río Quípar en Calasparra o isla Grosa-, trabajos estos últimos en los que la serie temporal es muy importante y resulta relevante poder darles continuidad en el tiempo. También anillan aves marinas en las colonias de reproducción o rapaces, entre otras.

El éxito de esta dedicación depende del escenario escogido, que está a su vez supeditado del objetivo del estudio. Así, para análisis de migración buscan sitios que actúen como lugar de refugio para las aves migratorias. En el caso de las estaciones de Archena y Calasparra, anillan en hábitats riparios más o menos estables para poder analizar parámetros poblacionales a largo plazo. En otros casos, seleccionan los lugares en función de la presencia o no de la especie objetivo. Y siempre, dice García Castellanos, es importante que sean lugares tranquilos donde poder desarrollar la actividad.

Redes japonesas, acceso a nidos e imaginación

La metodología está supeditada a la especie objetivo. El anillamiento de paseriformes (pájaros generalmente pequeños) se hace principalmente con redes japonesas, las más adecuadas para su captura. Otras especies, como rapaces o gaviotas, se anillan en el nido cuando aún no pueden volar. «Y a veces hay que jugarse el tipo y aplicar técnicas de escalada para llegar hasta ellos. O tenemos que lidiar con especies sorprendentemente inteligentes que no se capturan fácilmente y toca tirar de imaginación», apunta el también biólogo, quien subraya que todos estos métodos de captura se utilizan bajo el amparo de una autorización y enmarcadas en un proyecto concreto.

La especie más anillada en la Región es el petirrojo europeo (Erithacus rubecula), seguido de cerca por la golondrina común, el mosquitero común, la curruca cabecinegra, curruca capirotada y mosquitero musical. «Al fin y al cabo son las especies más comunes», explica el biólogo. La mayoría de ellas se anillan en isla Grosa, donde el petirrojo es por mucho la especie más capturada en las campañas de otoño, si bien depende del año y de los proyectos en marcha. En todo caso, «el grupo de anillamiento ANSE destaca más por el marcaje de algunas especies con las que no se suele trabajar mucho en otras regiones: por ejemplo, es probablemente el grupo que más búhos reales ha anillado en España y en Europa, con cerca de 3.000».

La Región, lugar privilegiado para el pajareo

Para Francisco A. García Castellanos, «la Región de Murcia es un lugar privilegiado para la observación de aves. Tenemos una gran diversidad de ambientes y por lo tanto también de especies. Desde humedales costeros hasta zonas de montaña, pasando por saladares, zonas esteparias (cada vez menos), bad lands, etc. Sin duda, el Mar Menor y sus humedales asociados constituyen el mayor hot spot de Murcia para los pajareros. Pero otras zonas como los saladares del Guadalentín, las lagunas de Campotéjar o masas forestales como las de Sierra Espuña o el Noroeste son muy interesantes».

     El biólogo por la Universidad de Murcia recuerda que la primera vez que se interesó por las aves tenía 15 años. «Pregunté a mi profesora de Biología del instituto, y a través de un conocido me llevaron a un anillamiento. Ahí se despertó una pasión en mí que no conocía. Dieciocho años después sigo igual. Los que tenemos pasión por la naturaleza en general y las aves en particular no necesitamos excusas para salir al campo, es nuestra particular terapia ante los devenires de la vida. Las aves siempre están ahí para alegrarte el día. En cada jornada, aunque no vaya con los prismáticos en mano, siempre les presto atención y una parte de mí está pendiente del canto de las aves al otro lado de la ventana».

En ocasiones, por supuesto, localizan también aves raras, que «siempre nos marcan. Sorprende mucho encontrar especies de distribución asiática o africana que jamás habríamos esperado ver aquí», destaca. Pero también hay especies comunes que les dan sorpresas. Por ejemplo, algunas aves anilladas en Murcia han sido recapturadas a miles de kilómetros, siguiendo en ocasiones rutas migratorias inesperadas. O el caso de un pollo de búho real albino que encontraron hace unos años y al que tuvieron la suerte de poder hacer el seguimiento con la asociación Ulula. Sin embargo, recalca el experto, «las aves raras no dejan de ser anecdóticas. Sólo hay unos pocos casos (por ejemplo el mosquitero bilistado), en los que las especies están aparentemente cambiando su ruta migratoria y/o su área de reproducción, y esto podría estar relacionado con procesos de cambio climático».

La importancia de las aves comunes

Por el contrario, «la alerta nos la dan las aves comunes, ésas de las que tenemos muchos datos y vemos que cada vez adelantan o acortan sus migraciones».

Para el experto, «es complicado sacar conclusiones ya que en la naturaleza hay muchos factores en juego», pero en estudios a gran escala ya han detectado cambios en la fenología de las aves, es decir, en los fenómenos biológicos que, como la migración, son periódicos y están acompasados a ritmos estacionales, al clima y al curso anual del tiempo atmosférico en un determinado lugar.

«Hay que echarle ganas»

Al trabajo del anillador «hay que echarle ganas, supone un sacrificio importante de tiempo, estudio y dinero». No en vano, según el nivel que se desee alcanzar, hay que reconocer muy diferentes especies de aves en sus distintas edades, sexos o época; y hay que saber manipularlas y dominar la legislación que rodea a esta disciplina. A ello se une que «la gran mayoría de anillamientos que llevamos a cabo los hacemos de manera totalmente voluntaria. Y eso implica muchos madrugones, renunciar a otros planes (todos hemos dicho que no a amigos o familia por tener que levantarnos a las cuatro de la mañana al día siguiente). Además del aspecto económico. Actualmente no contamos con ninguna fuente de financiación específica del grupo más allá de la venta de calendarios o los cursos que organizamos. El material de anillamiento es muy caro y el combustible, también», lamenta García Castellanos.

No obstante, el también miembro de la Junta Directiva de ANSE recuerda a su vez que mucha gente acude a anillar «sólo porque le gusta echar una mano, no es imprescindible tener el objetivo de conseguir el permiso cuando empiezas».

Además, como es de suponer, las tareas no acaban en el campo. Todos los datos hay que informatizarlos y enviarlos siguiendo un formato concreto a la oficina de anillamiento, en su caso Aranzadi, aparte de los análisis que cada responsable haga con el proyecto concreto que lleva entre manos, que es «la parte que menos suele gustar,», detalla el investigador.

La irrupción de la inteligencia computacional hace que «actualmente el acceso a la información sea muy fácil, y eso nos ayuda sin duda. Pero no hay herramientas concretas para aplicar al anillamiento, que yo sepa. Seguimos trabajando con hojas de campo en papel y confiando en la bibliografía y nuestros conocimientos para la identificación, datado y sexado de las aves. Hay quien piensa que las nuevas tecnologías sustituirán al anillamiento, pero en realidad el anillamiento seguirá siendo indispensable, simplemente se complementará con esas tecnologías y eso nos abrirá nuevos horizontes. Al fin y al cabo, hay que capturar a las aves de todas formas y es una oportunidad inigualable para el marcaje y la toma de distintas medidas y parámetros».

García Castellanos relata cómo en este medio siglo la disciplina ha experimentado cambios «más allá del número de personas implicadas: en general hay un mayor conocimiento de la sociedad sobre el anillamiento -aunque seguimos siendo unos grandes desconocidos-, los anilladores cada vez están mejor preparados e incluso en algunos casos se están profesionalizando. Ya no es sólo un hobby, sino que aportamos información muy valiosa para estudios científicos, y para unos pocos afortunados es una herramienta de trabajo. También cada vez hay más mujeres: el grupo de anillamiento ANSE ya está formado en una tercera parte por ellas, y aunque aún queda mucho camino por recorrer, es uno de los grupos con mayor proporción de anilladoras de España».

«Nuestro mayor logro es haber llegado hasta aquí. Crear un grupo de trabajo tan específico que dure tanto tiempo, no es fácil. Durante todos estos años ha habido muchas personas clave sin las cuales esto no habría sido posible. El grupo ha pasado por varias etapas, y no fue hasta el 2005 más o menos cuando el número de anilladores y proyectos aumentó. Y sigue aumentando. Hemos pasado todo tipo de desafíos: falta de personal en activo, falta de suministro de anillas, falta de reconocimiento por las administraciones... Pero tengo que reconocer que estamos en un buen momento. Quizás el mayor reto que tenemos ahora mismo es ser capaces de poner en valor nuestra actividad frente a quienes, desde puestos de poder, no valoran la importancia de nuestra actividad», concluye Francisco A. García Castellanos, coordinador del Grupo de Anillamiento Científico de Aves de ANSE, que esta semana está de celebración.

 

 

LISTADO DE IMÁGENES. Todas las fotos, cortesía de ANSE:

1- Chotacabras cuellirrojo (Caprimulgus ruficollis) anillado y en pleno vuelo. Foto José Alfonso Lacalle Martínez.

2- Autillo europeo (Otus scops). Foto: María Ángeles García de Alcaraz.

3- Extracción de las golondrinas de las redes ANSE.

4- Francisco A. García Castellanos, anillando un charrán ártico en la estación de anillamiento de Ammarnäs (Suecia).

5- El Grupo de Anillamiento Científico de Aves de ANSE es probablemente el que más búhos reales -como el de la imagen- ha anillado en España y en Europa, con cerca de 3.000 ejemplares. Foto: Francisco A. García Castellanos. 

6- El precioso torcecuello euroasiático (Jynx torquilla). Foto: Francisco A. García Castellanos.

7- Un equipo de anillamiento trabajando en octubre de 2021.

8- Lugares de anillamiento y recaptura de un mosquitero común.

9- Un ejemplar jovencísimo de verdecillo (Serinus serinus).

10- Un ruiseñor pechiazul. Foto: Francisco A. García Castellanos.

11- El mitico martín pescador, habitante de ríos y humedales. Foto: Francisco A. García Castellanos.

Mónica Rubio. Periodista y Bióloga.