endemismo compartido con argelia
El futuro negro y blanco de la manzanilla de Escombreras
La manzanilla de Escombreras (Anthemis chrysantha) es un endemismo curioso y delicado. Lo es, de una parte, porque elige para vivir laderas con pendiente donde sienta cómo un mar cercano deposita sutilmente sobre sus hojas la sal en suspensión. Y, de otra, porque genera dos tipos de semillas, unas blancas, que enraízan rápidamente, y otra muy oscuras, negras, que germinarán años después... Todo ello, con un estudiado fin.
Su nombre se debe al parecido de la flor con la de la popular manzanilla, con la que comparte familia; pero, a diferencia de ésta, no tiene sus conocidos usos en medicina popular. Estas flores aparecen en primavera, pero duran poco y la planta muere en junio. Sin embargo, sucumbe de tal manera que “retiene la semilla, la protege de pájaros, insectos, escarabajos, hormigas y otros depredadores”, explica la doctora Mayra Aguado, que está estudiando ésta y otras características de la especie en los laboratorios de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT). En el conjunto de los esqueletos de las plantas muertas, cuenta Aguado, surge así lo que se denomina “el banco aéreo de semillas”.
Familia de las margaritas
La manzanilla de Escombreras es una planta anual de la familia de las margaritas, que alcanza una altura de unos 30 centímetros. Surge del suelo en otoño, rinde en primavera unas pequeñas flores amarillas en rodales, los frutos maduran en junio y después muere. Es su ciclo anual, que se reiniciará con las próximas lluvias...
Estas semillas blancas y blandas están listas para germinar al siguiente otoño, en el ciclo natural de la planta. Aunque la manzanilla de Escombreras aguanta bien la sequía, lo cierto es que germina con los pulsos de lluvia, así que las primeras precipitaciones de la estación impulsan a la nueva generación. No precisa grandes cantidades de agua y coincide, además, con un momento en el que no se constatan las mayores concentraciones de sal. Y así, a cada chubasco, a cada gota en la tierra, van germinando grupos de semillas, unas aquí y otras allá. Aparte de este mecanismo, Aguado ha comprobado que esta planta no recurre al viento como modo de dispersión, pero no descarta otras estrategias secundarias tales como el traslado por animales... Lo que ocurre, en todo caso, es que las semillas blancas van germinando y siendo dispersadas por la lluvia entre septiembre y febrero principalmente. Las que germinen en marzo ya se desarrollarán muy poco... Y esto es lo que sucederá con el 90 por ciento de las semillas blancas de la manzanilla de Escombreras, y al 70% del total de las semillas.
Pero no todas las semillas germinarán. Es una argucia que protege a la especie de posibles fenómenos adversos, pues si el total de las semillas hubieran brotado y, por ejemplo, se produce una inusual y prolongada sequía o un incendio, todas las plantas morirían y se extinguiría la población. Sin embargo, un buen porcentaje de semillas no echa raíces, resiste y se acumula en el suelo formando “el banco de semillas edáfico”. Son semillas más oscuras, muy duras, casi impermeables. Constituyen, en realidad, una reserva de semillas tal cual se puede entender en un laboratorio. Se quedan ahí, cerca de la planta madre, donde el ambiente, hasta el momento, les ha sido favorable. Pueden aguantar unos dos años sin germinar pero manteniendo su viabilidad. Con el tiempo, sin embargo, la cubierta se va erosionando y principian. Pero esta fina estrategia no es perfecta y tiene dos carencias: por un lado, la especie no gana terreno, no se dispersa; y, por otro, las semillas quedan muy expuestas a los depredadores y en medio de una pendiente, con alto riesgo de caer al mar y perderse...
Y es que, como hemos comentado, para vivir bien, esta manzanilla “necesita de un poco de pendiente; le viene bien, aún no se sabe por qué, pero siempre está ahí”, detalla la doctora Aguado. Y precisa asimismo de la maresía, ese aire salado y muy húmedo. Con todo ello, en España, que se sepa, vive solamente en dos lugares, ambos en Cartagena (Región de Murcia): la Punta de La Azohía, donde, con unos 40.000 ejemplares, surge la población más numerosa; y la Isla de Escombreras, la que se cree que es su ubicación más antigua y que hoy tiene unos 12.000 individuos. Antes, al parecer, existió otra población en la cercana Punta de Aguilones, pero ya no se la encuentra; por lo que la extensión actual en nuestro país no alcanza los 0,02 kilómetros cuadrados. Por ello, esta manzanilla está catalogada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en 'Peligro crítico de extinción'. Existen otros poblamientos en Argelia, que hacen de ella un importante iberoafricanismo, pero la especialista alerta de que no se conoce bien cuántos son, si bien se juega con la cifra de tres emplazamientos seguros; sin embargo, detalla que estas poblaciones “se están perdiendo y ya no se localizan algunas de las que habían sido definidas, cuando lo conveniente sería reservar estas poblaciones y realizar estudios genéticos que ya apuntan a la existencia de algunas diferencias con las poblaciones españolas”, defiende.
De las localidades nacionales, la de La Azohía presenta una importante pendiente y, por tanto, es muy erosionable. “El suelo se pierde cuando llueve, la cruza una ruta con mucho senderista que puede pisotear la planta y hasta existe el riesgo de un posible desarrollo urbanístico o la llegada de especies invasoras”, mientras que "en la Isla de Escombreras el suelo está muy nitrificado por las deposiciones de las gaviotas", hace recuento de las amenazas la técnico del Departamento de Producción Vegetal de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica de la UPCT.
Todos estos motivos justifican el estudio que están llevando a cabo en estos momentos en el Banco de Germoplasma de la universidad cartagenera, y que tantea las posibles técnicas de introducción de la especie con plantas crecidas en vivero o bien por dispersión de la semilla. Por ahora, el equipo se ha fijado en una zona cercana al paraje de Castillitos para probar el trasplante y otra próxima al Fuerte de Navidad para las semillas. Las dos técnicas han sido totalmente efectivas en sendas pruebas llevadas a cabo en 2010, pero en 2012 llovió tan poco que en ambos casos las plantas murieron sin producir siquiera semillas. Al llegar ese invierno, sin embargo, se volvió a recuperar a partir del banco edáfico, de forma que se superó un año malo, y la posterior primavera de 2013 tuvo un régimen de lluvias normal, por lo que la planta mostró su usual floración. Pero si llegaba "otro año malo, no sabemos si esta reserva se podría gastar o salvarse”, dudaba la experta antes del pasado otoño.
Y este crucial otoño, estación en la que lo propio es que el banco se recargue, Aguado ha visitado las poblaciones naturales y, "a pesar de que está siendo un año muy malo hidrológicamente hablando, vi que había una emergencia de planta normal atendiendo a las precipitaciones, aunque una cosa son las poblaciones naturales y otras las introducidas, que son demasiado jóvenes y necesitan establecerse", apunta.
Ambas introducciones han sido, de todas formas, prácticas experimentales. Lo que se pretende en realidad es hacer una introducción en el litoral de Cartagena, con la intención de conservar la especie a largo plazo. “Probablemente, la técnica escogida sea la dispersión con semillas porque es menos costoso. Quedaría por identificar las áreas con la Dirección General de Medio Ambiente. Nos gustaría que fuera para el otoño”, avanza la doctora, quien medita si la actual situación económica puede dejar un recoveco para el hallazgo de financiación. Ojalá que el futuro no sea tan negro...
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En busca de la microrreserva... y de un LIFE
En lo que a distribución se refiere, la manzanilla de Escombreras es una especie muy amenazada. Afortunadamente, su presencia en la Región coincide con el interior de un espacio protegido, el Lugar de Interés Comunitario (LIC) y Zona de Especial Protección de las Aves (ZEPA) La Muela – Cabo Tiñoso, y existe una propuesta de microrreserva botánica para la población situada en la Punta de la Azohía. Esta figura de microrreserva botánica funciona ya en algunas comunidades, como Castilla-La Mancha y Valencia. En la Región solo hay propuestas que conforman un listado, pero aún no se han aplicado y la decisión compete únicamente a la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia. Uno de los aspectos que complica la protección de esta planta es que, a diferencia de otras especies amenazadas más populares, la manzanilla de Escombreras no posee un proyecto LIFE que lleve su nombre. De hecho, la circunstancia de poder cobijarse en un LIFE hace que las especies que caen bajo su abrigo se hagan más conocidas, “pero la manzanilla de Escombreras no lo tiene, no hay nada que la promueva”, lamenta la doctora Mayra Aguado, técnico de apoyo en el Banco de Germoplasma de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT).