El ataque del cernícalo a las jaulas
Imágenes cedidas por Imágenes cedidas por el Club Senderista Amigos de la Naturaleza-Mazarrón ©
A menudo, los dueños de pajarillos nos consultan qué les ha podido ocurrir cuando sacan sus jaulas a asolearse a la terraza. El animal aparece asustadísimo en el mejor de los casos, y en el peor, solo queda de él algún trozo de carne o un rastro de plumas. Lo que ha ocurrido, en efecto, es el ataque de las rapaces.
Las aves rapaces, tanto diurnas como nocturnas, ven en estas mascotas encerradas una comida fácil. Para ilustrarlo sin margen de error, Rafael Peral Pérez, presidente del Club de Senderismo de Mazarrón, nos cede amablemente las fotos que aparecen en este artículo, y que en su día colgó en el blog 'Amigos de la Naturaleza – Mazarrón'. En ellas puede apreciarse el momento exacto del ataque de un cernícalo común, probablemente el agresor más habitual, a un pájaro enjaulado.
Los cernícalos vulgares viven habitualmente en la Región; mientras que los primilla, nos cuenta Rafael, llegan entre noviembre o diciembre y ambos crían desde febrero a mayo. Les gusta anidar alrededor de los pueblos y escogen para ello viejas iglesias, catedrales o casas antiguas. Y aunque en la guía Svenson diga que comen insectos o topillos, “yo les he visto comer conejos chicos, y ratas y ratones, además de saltamontes, lagartijas o escarabajos”, relata, para añadir: “y también come pajarillos, que ahora salen del nido y no vuelan mucho”. De este modo, el ataque que vemos en las fachadas de las casas nos impresiona porque es 'nuestro jilguero, nuestro canario o nuestro agaporni', pero no es más que lo que ocurre ahí fuera, en el entorno donde el cernícalo evoluciona libremente.
Para evitar, más que el ataque en sí, la posibilidad de que la rapaz se salga con la suya, Peral aconseja rodear las jaulas con una tela metálica de agujeros cuadrados de 3 ó 4 mm de luz (a la izquierda), por donde no puedan pasar las garras de los cernícalos, “ni tampoco las de las gaviotas, que también atacan, así como los mochuelos o las lechuzas por la noche”, advierte. Cuanto más lejos de la jaula, menos susto pasará la presa, porque seguramente el cazador, cuando aviste al pájaro atrapado, hará alguna intentona de apresarlo y llevárselo al nido. De este modo, resulta un buen recurso para estas fechas, en que, tras unos meses extrañamente lluviosos, ya el sol calienta y anima a asomarse al balcón.
Y es que por Mazarrón se pueden avistar cernícalos con relativa facilidad. Están por el Llano de Alcanara de Alhama, la Sierra de las Moreras y la zona de las Minas de Mazarrón, cuenta el también monitor de senderismo. “Se les ve mucho en los márgenes de la autovía Murcia–Mazarrón y otras carreteras, posados en los cables, a la espera, como los mochuelos o los zorzales, de hacerse con algún animal atropellado”. Y dice haber visto, además del cernícalo vulgar y el primilla, algún cernícalo patirrojo, “aunque menos que los otros”, matiza.
Así pues, ahora que el buen tiempo se ha instalado definitivamente y que perdurará un buen rato, merece la pena estar atentos al cielo a la hora de sacar a las mascotas al sol de la terraza... por si los cernícalos.
Al pie del sendero por culpa de un pollo asado
Peral es un experimentado naturalista. “Llevo casi 40 años saliendo al campo”, asevera. Al respecto, ríe al recordar cómo surgió el Club de Senderismo de Mazarrón, hace unos quince años. Por entonces, era presidente de la APA del Colegio Las Cañadicas. Un día, Antena3 emitió la noticia de un profesor que sugirió a los alumnos que pintaran un pollo, y todos pintaron un pollo a l'ast (asado). A raíz de aquello, creyeron oportuno empezar a acercar a los menores a la naturaleza, y comenzaron poniéndoles diapositivas y vídeos de Félix Rodríguez de la Fuente, para terminar haciendo rutas al campo y al mar... hasta hoy.
Una web llena de rutas
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