“Los búhos reales nos la están jugando, cambiando de oquedades para hacer los nidos, y no sabemos el motivo”

Eduardo Romero, el fiel guardián del búho real


Eduardo Romero sostiene momentáneamente a un ejemplar de búho real en su finca durante una sesión de tomas de muestras. Foto: Mario León.

Estamos en plena época de reproducción del búho real. El gran duque, silencioso pero activo, está esforzándose por sacar adelante a su pollada. Los padres despliegan sus vuelos sobre la planicie para llevar el alimento a sus retoños, que esperan, ojos abiertos como platos, la llegada de los progenitores. El veterinario Eduardo Romero es testigo de este ritual año tras año desde la privilegiada posición de la finca familiar, elegida por al menos media decena de parejas de esta prodigiosa ave para ubicar sus nidos. Y todos los años, Romero, como el fiel guardián de los nidos, los vigila, los estudia, los atiende y los cuida con mimo para asegurar su crucial éxito reproductivo.

Como en ejercicios anteriores, Romero colabora con diversas entidades ecologistas en el estudio de la fauna local cediendo altruistamente su tiempo y el acceso a sus terrenos. Enclavados en el generoso Campo de Murcia, a la espalda de las Sierras de Altaona, Escalona y Columbares, esta geología prelitoral alberga un paisaje típico de ecosistema mediterráneo y monte bajo con dominancia de lentisco, esparto, romero, tomillo, quejigo, palmito y pino carrasco. La finca posee unas 600 hectáreas. Romero acaba de escuchar los primeros abejarucos.

El búho real anida en oquedades que encuentra aquí y allá. En noviembre-diciembre comienza este naturalista a realizar las escuchas, estando atento a los cantos nupciales en varios territorios, determinando si se oye al macho o a la hembra, y recorre la finca oteando los huecos que conoce con el fin de constatar si han sido ocupados o no. Si descubre una hembra echada, no vuelve hasta pasados veinte días para comprobar si contínúa allí... y quizá deja pasar otra veintena hasta asomarse por segunda vez a ver si, felizmente, hay pollos.

De la mano de la asociación Ulula, hace dos años consiguieron grabar a algunas parejas y emitir su quehacer diario en los primeros streaming del proceso de nidificación de este genuino 'territorio búho' de la Región de Murcia. En 2022 retransmitieron un nido con dos pollos. Este año querían anticiparse a la entrada al nido y tener la cámara lista para ofrecer incluso la llegada al paraje y la elección del hueco para anidar, mostrar el momento en que las parejas entran en los nidos, cómo hacen los cuencos... Pero el año no les ha sido propicio. “Nos la están jugando, porque están usando agujeros que llevan hasta ocho años sin usar, así como otros que no han usado normalmente, o escogiendo huecos nuevos… y no sabemos el motivo”, se sorprende el veterinario.

Pero no desespera, ni mucho menos. De hecho, ya tienen las primeras grabaciones. “Al principio rodábamos sin infrarrojo para que los animales se fueran acostumbrando, no se asustaran y el impacto fuera menor, pero después ya lo hemos activado y no ha habido problema”, detalla. Y como “ya están casi todos en fase, sacando los pollos, hacemos directos con las crías crecidas, y se puede ver a los padres aportando presas al nido, la evolución de los pollos, el cambio del plumaje…”. En todo caso, agrega, “parece que la temporada va con un poco de retraso, hay pollos de 30 -50 días y otras hembras que se han metido al nido hace 10 días o una semana. Así que va bastante distanciado entre unas y otras. Esperamos en breve hacer al menos otras dos grabaciones. Y más adelante cambiaremos el búho real por la lechuza común”, relata animado.

Además de instalando cámaras, Romero colabora con diversas entidades en acciones variadas, como el anillamiento científico de búho real y otra avifauna, actividades a las que en ocasiones se han sumado doctorandos del grupo de Toxicología de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Murcia para tomar muestras de sangre y plumas de ejemplares. El anillamiento es importante, dice. Gracias a esta posibilidad de identificación y seguimiento, “si luego hay muertes o recapturas sabemos la procedencia de cada ave, su año de nacimiento, hacia dónde se desplaza cada población o si hay problemas de fallecimientos elevados por atropello al trasladarse a otros territorios o por la construcción de nuevas carreteras, así como bajas por tendidos eléctricos”.

Por su formación y experiencia es ya ducho en el manejo de estas aves. Sabe así que “conviene llevar las manos limpias y asearlas a su vez después de tocarlos”. Por lo demás, agrega, “los pollos son bastante tranquilos, lo único que pueden hacer es clavarte las garras, ya que no son pájaros que piquen. Así que hay que sujetar las patas y mantener las garras un poco separadas del cuerpo, y siempre intentando pegar el pollo a tu persona con las alas recogidas para que no las pueda abrir y dañárselas al intentar aletear”, recomienda. Y recuerda: “lo que hay que procurar es que desde mediados de enero hasta final de abril no se pasee por ramblas, no desviarse de los caminos del monte, no atravesar la zona donde pensamos que están anidando los búhos”.

Enorme diversidad, "significativo es todo"

Romero disfruta en esta finca, en la que reside al menos la mitad del año. “No sabría decirte el número de especies que cobija. Aves hay muchas distintas, desde un pequeño mito hasta las grandes águilas, ha ido creciendo la población de urraca y críalo, y destacaría las cinco o seis parejas nidificantes de búho real, las de chotacabras cuellirrojo, cernícalo vulgar, alcaraván o el mochuelo”, repasa. Hay también pequeños carnívoros mustélidos como el tejón, una pareja de vivérridos como la gineta, y los típicos zorros. Y se siente incapaz de escoger lo más notable: “ver tejones en las cámaras de fototrampeo, ya que iba tras ellos porque había visto huellas, pero no en directo. Vi hace años un águila imperial, supongo que de paso. Este año, haciendo escuchas para búhos reales, he visto una pareja de búho chico… Significativo es todo, desde encontrarte en un garrofero antiguo un nido de cernícalo con seis pollos hasta nidos de mochuelo en huecos de algarrobos”.

Para el naturalista “esto es un paraíso para las aves, sobre todo para las rapaces que vienen a cazar o dormir”. Además, recalca, aquí siempre hay puntos de agua, bebederos para los animales en pequeñas balsas, y otra mayor, de acumulación de agua de lluvia en gran cantidad, muy buena para disfrutar de acuáticas como tarros blancos, ánades reales, moritos o garzas… Asimismo, se distribuyen bidones para alimentar sobre todo perdices y conejos. En medio de la producción, toda ella ecológica, “ahora se está plantando almendro y algarrobo, que son dos especies de árboles que crean mucha biodiversidad y dan mucha protección a muchos animales”.

Si bien se trata de un coto de caza, “no hay mucho cazador, viene muy poca gente y lo hace ya para febrero, al reclamo de la perdiz; y como conozco a la mayoría de ellos intento que cacen sin afectar al resto de especies que habitan en la finca, que sean respetuosos, que recojan los cartuchos… Eso va calando. Este año, por ejemplo, los trabajadores de la finca vieron un búho atrapado en la alambrada y me avisaron para ver qué había que hacer, y eso me sentó especialmente bien porque he conseguido que la gente del campo participe y ayude a estas especies y a estos paisajes”, se felicita.

Enamorado de su tierra

Enamorado de la tierra que pisa, coloca de cuando en cuando cámaras de fototrampeo, ya a nivel personal, “porque me gusta ver las especies que hay en la finca, la vida nocturna que no vemos. Hago escuchas al amanecer y al anochecer, me recreo en la observación desde algunos puntos altos con telescopio para ver el movimiento de los animales. Intento fijarme en la época en que empiezan a venir los críalos, los chotacabras…”.

Un encanto que comparte con los alrededores, por donde también suele salir a pasear, en ocasiones acompañado de sus perros, como hace ahora solo con NanaBanana y antes también con Galán, al que sacó de la protectora ‘Galgos del Sol’, en la que echa una mano como voluntario. En esas tierras cercanas a la finca “hay mucha naturaleza y zonas muy buenas de movimiento de aves, rapaces o pequeños mamíferos. Son desconocidas -deja caer- pero con paisajes espectaculares”.

“Aquí se está muy tranquilo”, resume, para pormenorizar que “no hay carreteras cercanas, hay total silencio, sólo se escuchan los sonidos de la naturaleza y las noches son espectaculares, el anochecer se pinta de rojizo, ocres, amarillos… es cuando empieza el canto de las aves: búhos, mochuelos, alcaravanes… más adelante el chotacabras…, en la época que están los zorros en celo se les oye chillar, y todo esto, a veces, desde la misma puerta de casa”, recapitula Eduardo Romero antes de dedicar el último pensamiento a las parejas de búhos reales, la mayor de las rapaces nocturnas europeas, que año tras año eligen su finca para anidar y que él cuida con esmero.

Vídeo en directo desde la finca de Eduardo Romero, visible en el canal de Youtube de la Asociación Ulula. Reporta la ubicación de un posadero comunal de cernícalo vulgar, grajilla y búho real, entre otros.

     
A la izda., Romero soltando un chotacabras; foto: J.M. Zamora. A la derecha, durante el anillamiento de búho real en sus terrenos.

   
De izda. a dcha., aprendiendo sobre restos de fauna -deposición de ciervo- en Cazorla; con un autillo de los alrededores; de paseo con su inseparable galgo Galán, que ya se fue; y liberando a una cotorra enredada.

 
Panorámica de un rincón de la finca, en cuyo interior se ha establecido un genuino 'territorio búho' de la Región de Murcia.

Relación de fotografías arriba, tras la imagen de portada:

  • Foto 2- Sosteniendo una cría de búho real. Foto: cortesía de E. Romero.
  • Foto 3- Con Pedro Jiménez y Alessandro Di Marzio en una sesión de la Universidad de Murcia tomando muestras a buitres en Alcoy. Foto: cortesía de E. Romero.
  • Foto 4- Un punto de agua de la finca. Foto: cortesía de E. Romero.
  • Foto 5- Con una tortuga mora durante una actividad de muestreo, un voluntariado por Lorca y Puerto Lumbreras. Foto: cortesía de E. Romero.
Mónica Rubio. Periodista y Bióloga.