Cariño y admiración en el homenaje a tres grandes ornitólogos regionales

El recuerdo de Paco Rosique, Eloy Pérez Romero y Richard Howard propició un bonito encuentro entre 'pajareros' coincidiendo con el Día Internacional de las Aves


Marta García Pérez-Cuadrado, viuda de Paco Rosique; Carol Benet Marshall, exmujer de Richard Howard; y Javier Pérez, hijo de Eloy Pérez Romero, con los organizadores del homenaje Jorge Balibrea, Antonio Fuentes 'Cuco' y Mario León. En fotografías aparte, los tres homenajeados, Paco, Eloy y Richard.

El recuerdo de tres grandes y queridos ornitólogos aleteó ayer sobre la Región en un sentido homenaje que reunió a sus familiares, amigos y discípulos y que se impregnó de principio a fin del cariño que los tres supieron compartir así como de la admiración que despertaban. La memoria de Paco Rosique, fallecido en 2016, Eloy Pérez Romero, al año siguiente, y, recientemente, Richard Howard, propició una de las mayores quedadas ‘pajareras’ de la provincia, un reencuentro con amistades de 20 atrás y la posibilidad de ‘poner cara’ a esos interlocutores virtuales con los que se discute y aprende de aves en el grupo de whatsapp ‘BirdNet’, nexo de unión de muchos de los asistentes y 'nido' en el que se ha gestado esta muestra de respeto.

La cita comenzó al punto de la mañana, donde un buen racimo de ornitólogos conocieron, justo en estas fechas se cumplen ahora once años, a Richard Howard. Antonio Fuentes ‘Cuco’ era y sigue siendo el responsable de una actividad de seguimiento de aves marinas (llamada RAM) en Cabo de Palos, y por allí apareció Howard un buen día. “Nos pusimos a hablar, tomamos café, se fue la gente y se nos hizo de noche tomando cervezas”. A partir de entonces empezaron a salir a pajarear “y al final fue una amistad íntima”, recuerda Fuentes.

Con Howard, y esto es algo que tenían en común los tres homenajeados, “se aprendía muchísimo porque era muy sencillo, muy humilde y generoso al mismo tiempo. Salvando el tema del idioma, que hablaba un español nefasto a pesar del tiempo que pasó aquí, te sorprendía lo que sabía y lo que contaba. Estabas hablando con él algo de pájaros y el tipo sabía tres veces más que tú, pero se quedaba callado y te escuchaba, y era al final cuando te terminaba de explicar cosas”, refiere Fuentes, quien añade que además “era muy abierto a enseñarte, a dejarte una guía, a diferenciar pajarillos contigo, el canto... era un apasionado que no sabíamos que lo teníamos ahí al lado”.

Howard, que era británico, llevaba ‘pajareando’ desde los 15 años, de joven creó un club y a los 17 ya estaba anillando aves. ‘Cuco’ detalla asimismo que era muy ducho en rarezas “y tocaba todos los palos dentro de la ornitología”.

Para la Región, cree Fuentes, “consiguió algo que no había conseguido antes absolutamente nadie, que es olvidarse de otros asuntos dentro de este mundillo y, poco a poco, al ir conociendo a gente y colaborando en distintas actividades siendo siempre muy independiente, llegó a tener una agenda llena de contactos con la que creó BirdNet”, el grupo que ahora reúne a casi un centenar de aficionados a las aves.

Pero no es éste su único legado. Hay citas de especies que en la Región vio él por primera vez, hizo estudios de aves en Cabo Palos, participó en censos y “creo que hay muy poca gente que recopilase tantas anillas como él”, sonríe Fuentes.

Y en lo personal, la huella que deja es extensa. Sencillez, humildad y, para Fuentes, también independencia: “era la persona que yo conozco, que más ha ido ‘a su bola’ en el mejor sentido de la palabra, y eso en lugar de impedirle compartir con la gente sus conocimientos y sus salidas al campo, lo que hacía es todo lo contrario, le permitía no tener prejuicios y salía con gente de todas las asociaciones, de más o menos nivel, y ahí nos enseñó a todos. Y abrió su cuaderno de campo y su experiencia a todo el mundo”.

Carol Bent Marshall, exmujer de Howard, se pasó ayer por la mañana por el homenaje. Atendió con esmero a los amigos de Howard, repartió abrazos y contó cómo apreciaba la vocación de su marido por las aves y cómo era poco dado a hacerse notar. “Un cacharro vacío hace más ruido que uno lleno”, tradujo al vuelo un dicho anglosajón para describir su modesta actitud.

Tras la parada para comer y una breve visita a Portmán, por la tarde, ella y parte del grupo, así como nuevas caras movidas por el homenaje, se acercaron a la Estación Depuradora de Cabezo Beaza, en Cartagena, destino escogido para el acto principal de la jornada porque allí Howard colaboraba con los censos que se hacen todos los meses a través de un proyecto de la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE) con Hidrogea, es también donde Paco Rosique diseñó los jardines que circundan el observatorio de aves y era el lugar de trabajo de Eloy Pérez. Un escenario en el que, en ocasiones, los tres compartían ratos de observación.

Así pues, los asistentes cruzaron ayer el jardín ideado por Paco Rosique, uno de sus últimos trabajos. Su mujer, Marta García Pérez-Cuadrado, que al final del día tuvo para él unas hermosas palabras, lo recuerda como “un espíritu libre, una persona carismática y muy líder. Y como aficionado a la ornitología, siempre rodeado de los pájaros”.

“A mí me contagió, le he acompañado mucho y he aprendido mucho con él, yo y mucha gente; creo que era una persona tan apasionada que todo lo que sentía vivo en él lo hacía que llegara a los demás”, recalca, y describe: “Ir con él por el monte era como ir con 50 guías turísticos. Te iba contando de todo. Y como era tanta pasión lo que tenía por las aves, pues aunque tú vieras un punto negro, él te decía ‘nombre y apellidos’ y los colores que tenía, y yo creo que eso siempre ha sido muy atractivo”.

Su pasión por la vida, la naturaleza y las aves “y cómo él era dentro de la naturaleza, cómo los pájaros eran para él la libertad” es para ella un recuerdo destacado. “Las aves eran su puerta hacia la naturaleza. Era Maestro Jardinero y en sus diseños siempre ha dado un lugar de privilegio a los pájaros: en los jardines dejaba los árboles podados para que pudiesen anidar, o les instalaba casitas, o los protegía… No es que se lo encargaran, sino que él contemplaba todo el cuidado de las aves”, subraya.

García Pérez-Cuadrado evoca que fue de los primeros que participó en la creación de ANSE, de los pioneros, y que “ha sido un luchador nato, de anillar pájaros, de recoger pájaros heridos, de buscar… Era una persona abierta, todo el mundo sabía que podía contar con él”; y puntualiza: “lo que yo creo que le ha dado a la gente de forma espontánea, porque él era así, es compartir todo eso que a él le había llevado muchas horas de estudio, de ver documentales, además de las salidas. Por eso daba tanto gusto pasear a su lado y recibir todo ese conocimiento y ese amor”.

Mario León, que defendió su doctorado sobre el búho real, conoció a Eloy cuando era aún adolescente. “Era 20 años mayor y me enseñó desde muy joven todo lo que sabía e iba aprendiendo de sus salidas de campo. Cómo descubrir y buscar sus queridas aves rapaces, y cómo protegerlas y ayudar a conservarlas. Él me enseñó a caminar por el monte, a andar por los rincones más agrestes de las montañas de Cartagena, Murcia, Cazorla, Sierra Morena, Tarifa... descubriendo lugares escondidos de ensueño, donde muy pocos llegaban y podías disfrutar de la paz de la naturaleza sin cruzarte con nadie en todo el día”.

“Eloy ni mucho menos tiene sucesor pues era único cómo él solo, una persona especial que emitía una luz que pocos tienen, una bondad y nobleza admirable. Seguramente puedo afirmar que si Mario León no hubiera conocido a Eloy Pérez, no estaría donde estoy, no sería el biólogo, el naturalista y el científico, ni la persona que soy. Era un libro abierto y era muy fácil aprender de él”, defiende.

El naturalista cree además que Pérez “ha marcado un antes y un después en el seguimiento de las aves rapaces aquí en la Región de Murcia e incluso fuera de ella”. “Como gran campero e incansable buscador de los rincones ocultos donde habitan las aves, descubrió y constató infinidad de lugares anteriormente no descubiertos por ningún otro ornitólogo, principalmente lugares de nidificación de grandes aves rapaces como águila real, águila perdicera y búho real”.

Al respecto, destaca como su contribución más marcada “sin duda, el haber generado y creado una capacidad de búsqueda y seguimiento de poblaciones de aves rapaces jamás antes conocida para la Región de Murcia. Y no solo ahí: gracias a sus incansables salidas al campo, su astucia y fortaleza, su vista aguda y eficaz como la de un lince, nos enseñó a más de un ornitólogo en ciernes el arte de hacer un buen seguimiento de poblaciones de aves rapaces, de controlar todos los rincones, de buscar donde nadie pensaba que podían existir éstas aves. Gracias a Eloy se ha controlado y se está controlando, con un número reducido de personas, el mayor número de territorios conocidos de búho real del mundo, solo equiparable al seguimiento de la población de búho real de toda Alemania, realizado por más de 100 ornitólogos de centro Europa… por eso Eloy es el inestimable ‘Señor de los búhos’, sostiene.

Pero, además de en el ámbito de la ornitología, resalta León, “lo más marcado sin duda de Eloy Pérez fue su amistad. Su constante apoyo por todo y para todo, su inestimable ayuda, en cualquier momento y de cualquier forma, él siempre estaba allí, con una sonrisa y con unas ganas y fuerza maravillosas que nos hacían volar por el monte. Salir a dar una simple vuelta por el campo con él era siempre toda una aventura, hacía aflorar en ti las ganas de investigar y seguir campeando todo el día y volvías a casa del monte, aun cansado, cargado de energías y ganas de más”.

¿Qué dirían si supiesen del homenaje? Antonio Fuentes cree que, en su momento, para asegurar la asistencia de Richard Howard a un acto así “tendría que haber sido una sorpresa, sino, no participaría, se inventaría un viaje a cualquier lugar para ver bichos. Pero no le costaría demasiado trabajo imaginárselo. Creo que percibía perfectamente el cariño que le tenía todo el mundo, que era además recíproco. Enseguida te consideraba su amigo. Tenía algo que tiene muy poca gente que es empatizar con todo el mundo”.

Mario León imagina que Eloy Pérez “me mandaría a pasear y diría: ‘Lacalle vámonos para el monte ¡¡que al Ortega se le ha ido la cabeza!!’. Eloy no era ni mucho menos amante de los homenajes, ni de portar honores ni medallas. Como persona sencilla le gustaba estar rodeado de buena gente, como José Alfonso Lacalle, Juan Capel -integrantes del equipo de seguimiento de búho real- y un largo etc. de personas queridas. A Eloy le gustaba estar tranquilo y disfrutaba del sosiego de la naturaleza, en lugares sin mucho alboroto, y de irse temprano a la cama, que a la mañana siguiente antes del alba había que estar ya en el monte. Aun así creo que una pequeña parte de él estará contenta de que nos acordemos de él y recordemos sus andanzas. Creo que los homenajes en realidad son buenos y necesarios para la gente que recuerda a las personas que ya se han ido, y se quiere mantener viva y cercana una gran parte de ellas”.

Marta García Pérez-Cuadrado siente que, si supiera de este homenaje, su marido sonreiría, “se sentiría orgulloso y agradecido de este reconocimiento y se sentiría formando parte de un equipo, no como alguien solo sino como un caminar de muchos juntos hasta llegar aquí”.

En el acto central del día, al borde de las lagunas ocupadas por malvasía cabeciblanca, pato cuchara o ánade real, entre otras aves, bañados por los últimos rayos anaranjados del sol y refrescados por la brisa, Javier, hijo de Eloy Pérez, recordó con cariño y emoción la figura de su padre y sus salidas compartidas al campo; Carol Bent Marshall recitó una poesía para Howard, “Deseo que vueles como un pájaro en el viento…”, y Marta García Pérez –Cuadrado describió a un ”curioso hasta el infinito” Paco Rosique que “alzó el más alto vuelo”.

Rodeándolos, familiares, amigos, allegados, reconocidos nombres de la ornitología actual como Antonio Fernández-Caro, Antonio Jesús Hernández Navarro, Diego Zamora, Jorge Balibrea, Pedro Antonio Sánchez, o Pedro García, y grandes promesas que despuntarán en breve, así como aficionados, que entre la sesión de la mañana y la vespertina superarían el medio centenar de personas de todas las edades, tanto es así que el participante más joven apenas contaba con cuatro semanas de vida… Y todo ello, con el empuje de gran número de ausencias que mostraron su pena por no haber podido acudir.

Un homenaje, celebrado precisamente en el Día Internacional de las Aves, e impulsado, como punta de lanza, por Antonio Fuentes ‘Cuco’, Mario León y Jorge Balibrea pero en el que se ha implicado la familia ‘pajarera’ compartiendo un espíritu de amistad, compañerismo y amor por las aves siguiendo la estela de tres grandes como Paco Rosique, Eloy Pérez y Richard Howard.

(NOTA: Imágenes de Paco Rosique y del petirrojo, cedidas por Marta García Pérez-Cuadrado; imágenes de Richard Howard, cedidas por Alfonso Samper; imagen de Eloy Pérez Romereo, cedida por Mario León).

 

 

 

Mónica Rubio. Periodista y Bióloga.