Así se hace el anillamiento científico de aves

El anillamiento científico de aves ha demostrado ser un método de estudio indispensable que ha contrastado largamente su valía. Gracias a los anilladores y a los investigadores que recopilan los datos, se pueden conocer las rutas exactas que hacen las aves cada año para escapar de las condiciones climáticas más extremas, aquellas que les impiden tener la certeza de que se alimentarán bien los próximos meses.

Cada vez más, las entidades ofrecen actividades de anillamiento abiertas al público en general. En ellas se puede iniciar un acercamiento a la práctica o ser simplemente testigo del trabajo.

Usualmente se invita a que los asistentes liberen, con delicadeza, alguno de los pajarillos estudiados. Normalmente, suelen hacerlo los niños. Esta sencilla acción permite experimentar una emoción que, casi con total seguridad, atrapará al pequeño para siempre.

Porque una cosa es ver una bandada de grullas surcando los cielos de su localidad, y otra es constatar que esos animales, precisamente esos, salieron de un pueblecito de Rusia, atravesaron la Península Ibérica por encima de su cabeza, cruzaron el Mediterráneo, saltaron el desierto del Sáhara y fueron a aterrizar en una remota aldea centroafricana.

Y saber en cuánto tiempo lo hicieron y qué retos climáticos enfrentaron; sus edades, sus enfermedades, su forma física al salir y al llegar... y decenas de datos que antes se ignoraban por completo y que ahora nos descubren la magia de la vida.

O de la muerte. Porque no todas las aves sobreviven al esfuerzo de la migración. Un ave anillada encontrada en el suelo es también valiosa. En esos casos, la anilla guardará la información para siempre, porque ya nunca se volverá a colocar en otra ave.

El anillador científico prepara primero las redes para la captura temporal de las aves, y después invertirá el menor tiempo posible en su recogida y estudio. Especie, medidas, peso, grasa, si lleva o no anilla... Todos los datos pasan rápidamente a la ficha.

El trabajo rinde una provechosa información de la que, hace años, no se tenía constancia. Y la satisfacción de colaborar con la ciencia.

Dejamos aquí un vídeo en el que el anillador Ángel Sallent, biólogo de la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE), explica los pasos que sigue un anillamiento. En este caso, el realizado en Isla Grosa en octubre de 2015, durante la migración postnupcial (después del emparejamiento y la crianza) cuando las aves que se detienen en la isla están atravesando Europa de norte a sur hasta llegar a África para pasar el invierno.

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Mónica Rubio. Periodista y Bióloga.