Almansa, donde los vencejos caídos vuelven a encontrar un nido


A la izquierda, un nido bajo teja, con la numeración y las fechas de uso en 2018 y 2019. A la derecha, parte de la colonia del matadero y uno de los primeros ejemplaes recuperados este año. Imagen: Francisco Martín García.

Almansa es un pequeño municipio del sureste de la península Ibérica situado en la provincia de Albacete. Es conocido por su Vía Augusta, su imponente castillo, su calzado de caballero, unos buenos viñedos y, ahora también, por vivir volcado en sus vencejos. Un novedoso proyecto que no llega al lustro de vida invita a todos los vecinos a recoger los pollos caídos de estas aves para que sean reintroducidos en alguno de los nidos de las magníficas colonias que adornan la localidad, dando mejores resultados que la tradicional técnica de cría y suelta. Este año, con la ola de calor, ya han superado los números de reintroducciones del año pasado, alcanzando más de 100 crías recuperadas, y continúan.

Francisco Martín García (a la derecha) es uno de los cerca de doce voluntarios más activos, "pero la mayor gozada de este proyecto es que está todo el pueblo implicado", repite una y otra vez. A este capataz agrícola le ha tocado la zona del antiguo matadero y, como sus compañeros, este año están haciendo un seguimiento más controlado de cada individuo que reintroduce, cumplimentando distintas fichas.

La historia empieza siempre igual para cualquier pollito que por calor, o por peleas intestinas entre hermanos, cae al suelo y es visto por algún vecino. Es el momento en que lo recogen y avisan o bien al Ayuntamiento, a la Policía Municipal, a una patrulla que pasa, a una de las dos clínicas veterinarias implicadas, o a algún voluntario, como Francisco. El pollito termina, de hecho, en manos de uno de estos voluntarios, quien lo cuida durante uno o dos días en su hogar o sus instalaciones -la 'casa nido', o la 'sala de espera'-, para, a la jornada siguiente, proceder a la reintroducción. El cuidado principal pasa, por supuesto, por la alimentación. Los vencejos caídos de Almansa comen principalmente paté -ofrecido gratuitamente por las clínicas asociadas al proyecto- que se provee en estado casi líquido con una jeringuilla, y agua, porque muchos de ellos llegan deshidratados. 

Si superan este par de días, y la inmensa mayoría lo hacen, llega la hora de buscarles un hogar. Para ello, cuenta Francisco, cada voluntario debe conocer bien su zona, porque hay que elegir el nido adecuado al tamaño de cada criatura. "Los nidos más centrales suelen tener los pollos más grandes porque al llegar antes pudieron coger los mejores sitios. Los últimos nidos suelen tener los pollos más pequeños", explica.

Así pues, el voluntario, que conoce su colonia, vigila cómo ésta se va desarrollando y llegado el día, escoge un nido adecuado bajo teja. A primera hora del día, a eso de las 07:30 h, observa que haya actividad fuera -los padres están ya entrando y saliendo para dar de comer a la prole-, comprueba que hay movimiento dentro, la existencia de excrementos... apoya su escalera en la pared y asciende con el pollo en la mano. Un pequeño empujoncito basta para que el animal entre. Apunta el número de vencejos y la fecha en la teja para tener el nido identificado, y desciende. Una vez abajo, medio escondido, continúa contemplando la escena aún entre media hora y tres cuartos, porque aunque en la mayoría de las ocasiones el nuevo inquilino es aceptado sin problemas, todavía puede ser rechazado. En caso de que la cría caiga de nuevo, la recoge otra vez, la cambia de nido o bien vuelve de nuevo a otro par de días de cuidados. Hay que estar ojo avizor, porque los gatos ferales merodean, y los hay asiduos a las colonias. Pero "este año solo me ha ocurrido una vez", apunta Francisco. 

Cuando se han pasado 15-20 días, si le parece bien, podría repetir el nido para nuevas introducciones. En las fichas, para los años venideros, queda anotado la dirección, las fechas, el estado de la vivienda, de la teja, del canal y del alero, si hay cableado en la fachada, el número de nidos -con dibujo, si procede- y cualquier otro dato de interés.

El ejercicio 2019 "está siendo espectacular por la cantidad de pollos y porque sólo tres de ellos no han pasado la primera noche y han muerto", refiere. Así, han tenido ocasión de reintroducir ya más de 100 crías, cuando el año pasado contabilizaron 38. Y a ello hay que sumar los ejemplares que se han recuperado y se han podido lanzar al vuelo directamente -"salen como un rayo", describe-. Además, el inicio de la temporada, prematura este año, se adelantó unos días al coincidir con la ola de calor que tanto está afectando a esta espléndida especie, que es una máquina de cazar insectos.

Este productivo proyecto surgió hace cuatro años al amparo de la Concejalía de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Almansa, cuando, en el marco de un Plan de Empleo, el entonces técnico de Medio Ambiente propuso a un integrante del Plan elaborar un censo de golondrinas, aviones y vencejos del municipio. El responsable de los censos comentó que conocía un sistema que daba muy buen resultado por el que los animales no se llevaban a un Centro de Recuperación de Fauna Silvestre (CRFS), que es el método de proceder más habitual y que conlleva generalmente que estos centros estén colapsados por vencejos todos los veranos. En el caso concreto de la localidad, recuerda Francisco, el CRFS más cercano está en Albacete, a 69 kilómetros por autovía. "¿Qué haces cuando te llega uno, esperas a tener siete o cuántos?", se plantea el capataz.

Hace unos tres o cuatro años, siguiendo otros métodos, se instalaron nidos de barro en algunos edificios remozados en los que habían desaparecido los huecos tan necesarios para la anidación de los vencejos. Sin embargo, esta práctica no funcionó. Algunos de ellos están ocupados por gorriones y algún jilguero. Tampoco es mal asunto.

Hoy Almansa tiene algo más de 24.000 habitantes y 10.000 nidos de vencejos, con algunas colonias fuertes muy localizadas en casas bajas, donde las aves hacen uso de tejas viejas o agujeros. El tramo de Francisco, el antiguo matadero municipal, tiene más de 200 nidos. Desde la Concejalía de Medio Ambiente, que en Facebook anuncia que el método de reintroducción en nido ha alcanzado por ahora una tasa de éxito de casi el 95%, se preocupan también de regular aspectos pequeños, pero de gran relevancia, como no tapar bocatejas o que el canalón esté a una distancia tal que permita la entrada de las aves al nido. "Es muy importante favorecer las condiciones para que se mantengan las poblaciones de vencejos, sobre todo desde el ámbito público, ya que pocas especies resultan tan beneficiosas para los ecosistemas urbanos como los vencejos, por su excelente función de control de las poblaciones de insectos y mosquitos durante el periodo estival. Cada uno de los ejemplares de vencejos puede llegar a comer hasta 60 insectos a la hora, casi 800 insectos diarios, o lo que es lo mismo, unos 50.000 insectos durante el periodo en el que está nidificando en nuestra población, lo que demuestra el importantísimo papel que desempeña en la ecología urbana y en la mejora de las condiciones de vida en las ciudades", defienden en la red social.

"Este nuevo método que se está desarrollando supone una mejoría con respecto al de años anteriores, donde era necesaria que algunos colaboradores alimentaran a los pollos recogidos hasta que tuvieran un tamaño adecuado para el vuelo, con el inconveniente de que algunos tenían luego dificultad para emprender el vuelo y asumieran su nuevo hábito alimenticio", añade el Consistorio, al tiempo que detalla que en Almansa se han inventariado dos especies, el vencejo común (Apus apus) y el vencejo pálido (Apus pallidus). 

Y en el grupo está muy satisfechos también por pequeño avances, como que la televisión local siempre les dé cabida para explicar sus adelantos, que un colaborador, Santiago Gasset, haya instalado una webcam de reintroducción de varios pollos en nidos existentes (https://youtu.be/Yl8VsmdqoQ8) o que el pintor Paco Catalán, que cada día publica una viñeta en las redes sociales, les haya dedicado una. Ojalá tuvieran más difusión, dice Francisco. "Nos gustaría que esto se extendiera a nivel nacional, porque se salvarían miles de aves, que son unos enormes insecticidas" anima.

Es más barato que llevarlo a los CRF, más fácil, totalmente eficaz, da buenos resultado y, sobre todo, ha logrado que "estamos disfrutándolo todos, todo el pueblo vamos a la misma". Es en Almansa, donde los vencejos caídos vuelven a encontrar nido. 


Sala de espera,  o urgencias, aquí pasan las crías un día o dos antes de introducirlos. Imagen: Francisco Martín García.


Viñeta de Paco Catalán sobre el proyecto de Almansa hacia sus vencejos. Cortesía del autor.
 

Mónica Rubio. Periodista y Bióloga.