¿Es este cálido invierno el culpable de que no lleguen los chorlitos dorados?

El aumento de las temperaturas y su relación con las aves acuáticas invernantes

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El frío, que hace disminuir la disponibilidad de alimento, es el motor que empuja a miles de aves a abandonar sus territorios del norte de Europa cada invierno en busca de las temperaturas más suaves que acarician la Península Ibérica. Murcia es tradicional territorio de acogida. Desde hace varios eneros, Antonio Fernández-Caro Gómez coordina un detallado registro anual de las que alcanzan nuestros humedales. Este extraño otoño, cálido como nunca antes, y el casi estival invierno que aún perdura, pueden hacer que el Censo Invernal de Aves Acuáticas de la Región de Murcia de este año, que ahora mismo se está realizando, ofrezca conclusiones significativas sobre los cambios que estamos viviendo. Por ahora, y a falta de estos últimos datos, "en Marchamalo hasta hace una semana no habían llegado los chorlitos dorados”, apunta el experto.

garza_real_02.jpg“Yo no soy biólogo, tan sólo hablo desde una perspectiva más intuitiva que racional. Pero lo que está pasando no es normal. Si las aves disponen de alimento allá donde estén, no van a desplazarse en busca del mismo. Obvio. Si más al norte, donde se supone que tiene que estar cayendo nieve o con temperaturas bajas, también se están atemperando los valores de temperaturas.... mal rollito...”, deja caer Fernández-Caro.

El naturalista, que acaba de remitir por correo electrónico a la Oficina de Anillamiento de Doñana la última observación del día de una anilla perteneciente a un ave, añade que “tendremos que ir acostumbrándonos a que algo va a cambiar, seguro. Especies que no deberían estar en determinada época se quedarán y, otras, buscarán cobijo al norte o al sur...”. No obstante, aclara, “tendremos que ver qué resultados nos aportan los datos de este año y compararlos con los de años anteriores”.

Los de años anteriores ya los tiene. Hace poco más de un mes presentó la ‘Revisión histórica del Censo Invernal de Aves Acuáticas de la Región de Murcia 1972- 2015’, donde recopila el trabajo de alrededor de 350 voluntarios que han llegado a contar hasta 223.476 aves acuáticas. La media anual cifra en 5.587 las aves vistas cada año, repartidas en 43 especies.

composicion-3-aves_pie_rec.pngY es que en cuanto a nuestras aves acuáticas invernantes parece que, en general y hasta ahora, estamos bien. Según el citado trabajo, todas las categorías de aves acuáticas “presentan una tendencia creciente”. Y son un buen número. Las hay que corretean entre el barro de la orilla -las limícolas-, las que prefieren el mar, las vistosas zancudas, los activos zampullines y somormujos, las anátidas nadadoras o buceadoras, sus parientes las fochas y las aves del carrizo. Aun y todo, Fernández-Caro matiza estas conclusiones ya que “no todos los años se censaron los mismos humedales, ni el esfuerzo realizado es siquiera comparable, por la mayor cobertura de humedales y mayor número de censadores en los últimos años”, apunta.

En total, los observadores han recogido 90 especies diferentes. “La única que muestra una significativa tendencia decreciente es la Serreta mediana (Mergus serrator). Y este hecho es lo suficientemente grave para que todos, poderes públicos, académicos, naturalistas y usuarios en general, nos planteemos qué vamos a hacer para que la Laguna del Mar Menor, único humedal en el que la especie se presenta en la Región de Murcia, pueda acoger a esta especie tan emblemática. Ojalá la Plataforma por el Pacto del Mar Menor pueda conseguir sentar las bases para hacerlo posible”, anhela el experto.

malvasia_cabeciblanca_pie_ecv.jpgSin embargo, la situación general no es mala. Especies como la garceta grande (Egretta alba) es ya una habitual en la invernada durante los últimos once años en los humedales del entorno del Mar Menor. Otra ave representativa es la malvasía cabeciblanca (Oxyura leucocephala), que en sólo trece años ha alcanzado una abundancia total de 1.633 aves, principalmente en Lagunas de Campotéjar y en las Lagunas del Cabezo Beaza. “Fuera del período concreto de invernada, se da el caso de que cuando en El Hondo (Elche) tiene malos niveles hídricos, los humedales de la Región alcanzan números bastante altos de abundancia”, relata.

En esta misma  línea, advierte de que “vista la negativa tendencia de los últimos años de avefría europea (Vanellus vanellus), el que los datos demuestren ahora que, en verdad, la tendencia de su población es estable en el tiempo, no hace sino confirmar que en demasiadas ocasiones las sensaciones pueden llevarnos a percibir una realidad un tanto distinta a la verdadera. E igualmente añade cómo “aunque sus resultados no se han tenido en cuenta para este estudio, los datos de gaviota reidora (Chroicocephalus ridibundus) también muestran una tendencia estable, cuando parecía asimismo una especie en declive”.

Los humedales, paisaje imprescindible

Los paisajes receptores de estas aves son los humedales. El término humedal tiene una acepción amplia en este tipo de estudios. Así, se analizan desde grandes lagunas hasta charcas de purines o estaciones depuradoras de aguas.

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Y hay, cómo no, algunos muy significativos. Entre ellos, el área geográfica compuesta por la Laguna del Mar Menor y algunos de los humedales de su entorno (Gola de La Encañizada, Salinas de San Pedro del Pinatar, Playa de La Hita-Punta Galera, El Carmolí, Lo Poyo, Salinas de Marchamalo y Salinas del Rasall) ha alcanzado una abundancia total de 127.724 aves y 79 especies, que representan el 57,15 % de la abundancia y el 87,78 % de la riqueza. Para Fernández-Caro, “esto sólo, ya de por sí hablan de la importancia de esta zona. Y es que aparte de la Laguna, las Salinas de San Pedro del Pinatar adquiere una importancia trascendental para la invernada de las aves acuáticas en la Región, pues además de ser el humedal de mayor abundancia (51.073 aves), es también el de mayor riqueza, con 67 especies”.

En su opinión, son también destacables el Embalse de Santomera para focha común (Fullica atra); las Lagunas de Campotéjar para garcilla bueyera (Bubulcus ibis), además de malvasía cabeciblanca (Oxyura leucocephala); Lagunas del Cabezo Beaza para cuchara común (Anas clypeata); el Embalse del Quípar para porrón europeo (Aythya ferina); las Balsas de regadío del Campo de Cartagena para zampullín común (Tachybaptus ruficollis)  y el Azud de Ojós para garcilla bueyera (Bubulcus ibis).

De entre todos los humedales, es necesario mantener los naturales en el mejor estado de conservación. A este respecto, Fernández-Caro considera que “toda acción de mejora de hábitats tanto para la invernada como para nidificación de las aves, lleva implícito un esfuerzo por parte de la Administración, que en demasiadas ocasiones no está por la labor, y de algún tipo de restricción del uso público por parte de los usuarios, quienes no siempre entienden la necesidad de hacerlo”. Pone como ejemplo las Salinas de San Pedro, donde se instaló un vallado que impedía el paso desde El Mojón a la torre de observación para preservar la zona entre la charca y la playa. “Muchos ciudadanos no sólo saltaban el vallado, sino que incluso lo rompían. ¿Qué solución tiene ésta situación? Primero, sin duda, intentar explicar por qué se hace. Después, aplicar la norma del Parque”. Añade un ejemplo más, la Laguna del Mar Menor, donde “no es raro que las motos acuáticas avancen directamente contra los bandos de zampullín cuellinegro, gaviotas, somormujos, etc. Las soluciones pasan por la prohibición del uso de vehículos a motor en la Laguna y creación de una zona de reserva, anima.

balsa_01_chicas.jpgEl censo se está realizando estos días. Las fechas más indicadas son las del próximo fin de semana de 16 y 17 de enero, si bien también son válidos los datos recabados el fin de semana anterior y el siguiente. Y aunque todos los humedales considerados prioritarios están cubiertos, “´la verdad es que nunca sobrarán voluntarios, pues o bien pueden unirse a un equipo o bien hacer una zona libre de las propuestas de censo”, apunta el coordinador de la cita, que está organizada por la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE). “El esfuerzo que realizan los voluntarios para que una actividad como ésta perviva en el tiempo es admirable y digno de elogio. No obstante, está claro que la Administración rehúye su responsabilidad tanto en éste como en otros temas, y esto no es nada trivial dado que hay muy buenos profesionales formados en la materia, y si ellos realizasen los censos se generarían no pocos puestos de trabajo y la gestión de las especies de aves acuáticas invernantes en los espacios naturales de la Región sin duda daría un salto de calidad importante. Si los seguimientos de avifauna fuesen continuados y constantes durante todo el año, cualquier alteración, por mínima que fuese, tendría una rápida respuesta y solución inmediata”, defiende.

Y mientras, los voluntarios salen a primera hora, dispuestos a sorprender, casi al asalto, a las aves. Quizá los puedan ver este fin de semana, en los alrededores de un acúmulo de agua. Se acercan sigilosamente, prismáticos en una mano y libreta en la otra. "Una cigüeñuela", dice uno; "tres zampullines...,, cuatro..., ¡cinco!", dice otro. Hay que tratar de distinguir, si se puede, si son  machos o hembras, o jóvenes. Hay que apuntar la hora, el lugar, el estdo de la vegetación y cuantos datos sean importantes para el estudio final. Y hay que ir deprisa, pues se dispone de un lapso de tiempo para cubrir el recorrido, que puede abarcar dos, tres o, en más de un caso, una decena de humedales. 

Otros años ha hecho fresco. Había que abrigarse, al menos para las primeras horas. Este 2016 la cosa es distinta. Lo mismo los ven en manga corta. El tiempo está revuelto y la naturaleza lo nota. El monte está florecido en pleno enero, “y si has visto a los verdecillos como locos.... es verdad. Hace tres días también los oí totalmente desquiciados en la Sierra litoral”, confirma Fernández-Caro.

Mónica Rubio. Periodista y Bióloga.

A la avefría le van las charcas de purines

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La entidad Charcas de Purines, tan sólo representada por cinco humedales, “no se censa porque sea un sistema que merezca ser conservado, sino porque debido a su propia dinámica acoge a unas poblaciones de aves nada desdeñables”, aclara Antonio Fernández-Caro, coordinador del Censo Invernal de Aves Acuáticas de la Región de Murcia. Así, en estos entornos se han observado hasta 15 especies de limícolas, y 11 de aves del carrizo y de zancudas. “Y es, por ejemplo, la entidad donde mayor número de avefría europea (Vanellus vanellus) se ha censado”, detalla.

También los campos de golf cuentan para esta inicitiva. Así, el técnico describe cómo en la entidad Encharcamientos, donde está incluido el Humedal Campo de Golf La Manga Club, “evidentemente no se propone su conservación por sí mismo. Sucede que, además de los lagos que componen el humedal -donde por cierto, son demasiadas las ocasiones en que acogen especies exóticas como el pato joyuyo (Aix sponsa) o pato criollo (Cairina moschata), o domésticas como cisne vulgar (Cygnus olor)-, hay anexas unas balsas de regadío y esa conjunción hace interesante la existencia del humedal no sólo para la invernada de aves acuáticas, sino también para la nidificación de especies como focha, gallineta, zampullín común y azulón”.

 

¿Y cómo están nuestros humedales?

Los 105 humedales censados están clasificados en catorce tipos.

Cinco de ellos presentan una tendencia creciente. Son los Grandes Embalses, Salinas en funcionamiento o abandonadas, Laguna del Mar Menor, Balsas Artificiales de Regadío y Encharcamientos Litorales e Interiores.

En otros cinco, la tendencia es estable. Y en los cuatro restantes faltan datos para determinar las tendencias.

A los humedales también se les aplican las diferencias que presenta la metodología experimentada a lo largo de los 22 años de censo, que ha experimentado un cambio en la nomenclatura, número de entidades estudiadas y cantidad de censores.

Un ejemplo característico de ello es la categoría de Grandes Embalses, que ha pasado de estar representada por cinco humedales en el año 1975, a 18 en 2015, lo que ha conllevado un importante incremento de la abundancia de aves en la Entidad.

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Igualmente, las Balsas Artificiales de Regadío han pasado de estar representada por un sólo humedal en los primeros años (hay que tener en cuenta que todas las balsas de regadío de un municipio se consideran como un sólo humedal), a contar con hasta siete en los últimos, con valores similares en ambos casos, lo que podría interpretarse como una pérdida gradual de hábitat, ya que las balsas de regadío tradicionales, con márgenes de piedras, tierra y vegetación, se están sustituyendo por otras totalmente plastificadas. Como ejemplo cita una balsa situada en el entorno de San Ginés de la Jara, “semiabandonada durante un tiempo por formar parte del proyecto Novo Carthago y donde habitualmente invernaba el porrón pardo (Aythya nyroca). Pero acaba de ser reformada, con lo cual esa anátida ya no va a aparecer en los censos en ése humedal”, se lamenta.

Al respecto, Fernández-Caro se queja de que “a pesar de que ningún humedal de los considerados prioritarios muestre tendencia decreciente, no debe interpretarse, en ningún caso, como que los poderes públicos hayan 'hecho sus deberes'. Antes al contrario, ya que en demasiadas ocasiones su inoperancia y dejadez, no exenta de irresponsabilidad, ha permitido la pérdida de hábitats de especial importancia para la invernada de aves en la Región de Murcia”.

Estas son las catorce categorías en que se agrupan los humedales de la Región:

Grandes Embalses, Salinas en funcionamiento o abandonadas, Humedales del Litoral del Mar Menor, Laguna del Mar Menor, Balsas Artificiales de Regadío, Tramos de Ríos, Humedales asociados a Cauces de Rambla, Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales de Lagunaje, Encharcamientos Litorales e Interiores, Charcas de Purines, Tramos Litorales, Arrozales, Tramos de Acequias e Islas del Mar Menor.

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El cormorán grande, el más numeroso

Una de las conclusiones de la extensa  ‘Revisión histórica del Censo Invernal de Aves Acuáticas de la Región de Murcia 1972- 2015’ elaborada por Antonio Fernández-Caro Gómez es que el cormorán grande es el ave más común en los humedales de la Región en la época en que se realiza el censo, que suele ser a mediados de enero.

Los de la foto se observaron en la Marina de Cope, pero cada vez son más habituales en embalses y otros humedales. En enero de 2013 se realizó el III Censo Nacional de Cormorán Grande Invernante.