Esther Merino, portavoz de la Plataforma Ciudadana StopQuemasMurcia

«Quemar restos de poda es como quemar la basura de casa en la calle»

«Quemar restos de poda es ilegal; no se puede hacer y esto es así de claro» repiten insistentemente y con firmeza, casi a modo de mantra, desde la Plataforma Ciudadana StopQuemasMurcia, conformada por personas y colectivos afectados por estas prácticas en diferentes puntos de la Región de Murcia y que cuenta ya con más de un centenar de miembros en apenas seis meses de vida.

Esther Merino es una de sus fundadoras. Como el resto de sus compañeros, lucha contra esta actividad, tan prohibida como perjudicial para la salud y el medioambiente. El asunto es relevante. Desde el punto de vista ambiental, las quemas agrícolas no solo contaminan el aire, sino que sus emisiones contribuyen al efecto invernadero, favoreciendo el calentamiento global. Además, desprenden gases y partículas que, aparte de las conocidas dificultades en la respiración o irritación de ojos, afectan de manera grave al ser humano. Así, refiere que se ha demostrado un importante peso de la contaminación atmosférica en dolencias respiratorias, cardiovasculares, oncológicas, alteraciones del sistema inmune, insuficiencia renal y hasta en muertes prematuras. Y luego está ese atosigante olor a humo que se adueña de todo el espacio. El detonante, en su caso, fue su hijo. Notó cómo tras pasar temporadas fuera de casa, estaba perfecto, pero al llegar a Murcia padecía una tos que le duraba meses. «Si los niños inhalan unas partículas de estos gases -como las llamadas PM 2,5 y PM 10-, se puede iniciar una reacción en cadena que puede resultar en una patología respiratoria u otra cosa más grave», alerta.

Pero el problema pasa desapercibido para el grueso de la población. «Lo peor de todo es que en la conciencia ambiental del ciudadano de Murcia aún persiste que esto son quemas de toda la vida y que es legal. ¡Si hasta tenían un horario!», exclama, para describir que su empeño «es una lucha impresionante contra un titán que es el hábito, y contra un engaño a la población, que permanece absolutamente dormida porque está dentro de esta ‘olla’ que no ve».

A ella le pasó lo mismo, pero despertó. «Llevo unos 25 años en Murcia, con esto quiero decir que llevo 25 años aguantándolo sin saberlo. Fui consciente cuando, de cara a escolarizar a mi hijo, decidí que fuera a una escuela de la huerta para tener más aire puro. Pero me salió el tiro por la culata porque empezaron las clases y alrededor del centro había quemas diarias. De hecho, a menudo, en el colegio activan el protocolo de contaminación porque tienen quemas al lado, y se ven obligados a bajar las persianas del todo. Tengo un vídeo de hace tres semanas con un humo que te tienes que tapar y no ves más allá, de esos que te dan una bofetada en la cara al bajar del coche… Y esto sucede día sí y día también. Lo he fotografiado incluso en agosto», dice.

E, insiste, esto no es legal de ninguna manera.

Incluso a la gente le llega la idea de que los huertanos pueden recibir permisos especiales para la quema. «Los permisos podrían darse en casos muy excepcionales, pero están mal regulados. Hay contradicciones en todos los sentidos», defiende, y se explica. Tenemos una Ley Nacional de Residuos (22/2011, del 28 de julio), que es una transposición de una ley europea (de 2008), por la que todo residuo responde a una jerarquía de gestión. Una normativa local o autonómica no puede estar por encima de la europea, recuerda al hilo. En esta ley «la quema no está contemplada. La norma aporta un orden de gestión de residuos (a- compostaje, b, c…) que indica que toda persona que genera residuos debe hacerse cargo de su tratamiento posterior de una manera sostenible que no interfiera con el medioambiente y mucho menos con la salud pública. La última opción admite que, siempre y cuando los anteriores métodos hayan fallado, se considera la eliminación, donde entraría como una forma excepcional la incineración, que no es lo mismo que la quema a cielo abierto. Esa incineración tendría que desarrollarse bajo unas estrictas condiciones, en instalaciones industriales concretas y con el objetivo de producir calor y/o electricidad», detalla.

De hecho, en su recorrido para aclararse por el intrincado laberinto que es la quema de poda, preguntó por qué la Unión Europea no daba ayudas a los agricultores para esta actuación. «La respuesta es que ni siquiera contempla las quemas, así que no puede dar ayudas para algo que es ilegal. Lo que entendemos como quema, a cielo abierto, no existe, no se tendría que dar, equivale a quemar la basura de tu casa en la calle».

Pero «tenemos una cultura antigua, un hábito muy arraigado -como ha sido el de fumar en los bares-, y el agricultor cree que no tiene otra alternativa, mientras que al Ayuntamiento le ha interesado esta solución porque conlleva coste cero», agrega Merino, cuyo desempeño profesional recala en el ámbito de la salud.

Ahora, sin embargo, la gente empieza a concienciarse y a quejarse. Ante ello, desde la Comunidad Autónoma se redactó una resolución (recogida en el BORM el 21 de marzo de este año) en la que se implicaron cuatro Direcciones Generales, pero «no sólo no ha dado una solución real al problema, sino que está llena de fisuras por las que se cuelan quienes pretenden mantener la costumbre de la quema», previene.

A Merino le preocupa que ocurra aquello de que una mentira tantas veces repetida parece una verdad y que los usuarios lleguen a aplicar esta resolución con sus incorrecciones. No obstante, la portavoz recalca que este documento contiene dos puntualizaciones claves, positivas «e importantísimas. Una es que no se puede quemar en condiciones de inversión térmica, es decir, cuando el humo no puede ascender, que esto, por las características propias de Murcia, es una constante. Y la otra, que no se puede quemar a menos de 1.500 metros de un área de colegios. Nosotros hemos hecho un mapa con todos los colegios y esto querría decir que no se puede quemar en toda ciudad de Murcia». Puesto que la resolución es de ámbito regional, esta condición es extrapolable a todos los municipios de la Comunidad. Y a ello se agarran como a un clavo ardiendo.

«Pedimos la erradicación absoluta de algo que ya está prohibido»

«El objetivo es que esto pare», suspira Merino, y sienten que es un deseo compartido por la ciudadanía, políticos incluidos. No en vano, una moción presentada el 31 de julio en el Ayuntamiento de Murcia fue la única aprobada por unanimidad por todos los partidos. «Pedíamos la erradicación absoluta de algo que ya estaba prohibido».

¿Qué solicitan en concreto? Lo que dictan las leyes: cumplir las normas, informar y ayudar al agricultor. «Y para ayer».

Una de las acciones que parece más sencilla es la informativa. «El alcalde Ballesta dijo que iban a hacer información itinerante, y no se está dando. Esto lo hacemos la plataforma y ciudadanos ya concienciados. Y no cuesta nada enviar una circular a todos los agricultores comunicando que está prohibido quemar. Incluso en los teléfonos de atención al ciudadano, como el 010, me han llegada a dar la información al revés… Imagina las consecuencias cuando llame un agricultor».

La ayuda a los agricultores es otra medida. La normativa obliga a las autoridades locales a facilitarles los recursos para la correcta gestión de los residuos de poda. Trae a colación el convenio entre el Consistorio y Asaja por el que se incorporó una trituradora y un tractor que cree que es insuficiente y supone una ayuda solo para un porcentaje mínimo del sector. Además, sus requisitos limitan mucho la posibilidad de uso: se precisa un acceso de más de dos metros, un tipo de ramas... No dejan de aplaudir cualquier iniciativa que se sume a este cambio, pero «imaginando que puede suponer una ayuda a un 15% de los casos, ¿qué hace el resto?», se plantea.

Pues se impone un análisis de necesidades. Triturar es una de las gestiones que más valor aporta al suelo: conserva la humedad, contribuye a la formación de humus, evita la desertización, enriquece el suelo… Todo el mundo gana. En este sentido, habrá quien pueda optar a la trituradora y quien no. Cuando esto ocurra, una posibilidad es unirse para que una empresa recoja la poda y la triture fuera. Otra solución serían pequeñas trituradoras municipales para alquilar al igual que se alquilan bicicletas. A otros colectivos les bastaría con contenedores específicos. Habrá quien no necesite el material vegetal generado en su finca y prefiera que se lo retiren, y esos restos podrían entonces destinarse a otros fines: en distintos suelos, para la fabricación de pellet… La cuestión es que «siempre hay una manera de reciclar este tipo de residuos. Lo que no tiene ningún sentido es crear con ellos un problema de medioambiente o, peor aún, para la salud pública». 

Y es que la quema de la poda más pequeña causa una contaminación equivalente a 18 coches diésel en el mismo tiempo, compara. Y que el 36% de las partículas PM 2,5 proviene de las quemas, frente al 12% que emiten los coches. «Se trata de un contaminante que no se mide en Murcia aun siendo, por su menor tamaño, uno de los que más peso tiene en la generación de patologías». Los datos en la web de la CARM que miden los contaminantes revelan que el fin de semana, cuando no hay tanta circulación rodada, los contaminantes están igual o más altos que el resto de los días, «lo cual demuestra la incidencia de esta práctica en la calidad del aire. La disminución del parque automovilístico es difícil de lograr, no así las quemas. Si se abordan se reduciría gran parte de la contaminación total», aconseja. Xavier Querol, investigador del CSIC, acaba de subrayar que en Murcia y Valencia las quemas agrícolas generan cifras de contaminación que no son superados por los peores datos de Madrid y Barcelona. No le ha parecido raro: «Murcia es la tercera región más contaminada de España, a, nivel de Ankara, en Turquía», se queja Merino.

«La incongruencia y la insensatez de las administraciones es tal», dice, que el Ayuntamiento de Cieza hasta publicó hace unas semanas una imagen en sus redes sociales sobre cómo debían protegerse los ciudadanos ante el humo. «¿Cómo puede ser que le recomiendes al ciudadano que se ponga un trapo con agua y no evites la quema, que está prohibida? Y sobre todo sabiendo que incluyen velas antihelada. ¡Es una grave irresponsabilidad!». Y ahonda: en otros municipios como en Águilas o Mazarrón, o en el Valle de Ricote y el Campo de Cartagena, la quema de plástico de los invernaderos está implícita en la quema de poda, advierte. Y en el mejor de los casos, cuando solo van ramas, están tratadas con plaguicidas y fitosanitarios, la mayoría clorados, que liberan dioxinas en la combustión, un contaminante cancerígeno cuyo tiempo de residencia en el aire es muy alto. Éstas terminarán en las personas, sobre todo las de mayor sensibilidad (bebés, embarazadas, deportistas y en cualquiera que tenga una patología de base) y alcanzarán el suelo entrando en la cadena alimenticia. «Tú no puedes tener una huerta de la que presumes y no tener una gestión de residuos en tu huerta», sentencia.

La portavoz, como sus compañeros, dedica gran parte del día y de sus esfuerzos a dar a conocer esta situación, sus peligros y sus soluciones. Sin ir más lejos, acaba de venir de la COP25 de Madrid. Allí ha intercambiado opiniones y pareceres y ha compartido sus reclamaciones. «Pedimos que amanezcas por la mañana y puedas abrir la ventana sin asumir un riesgo. Parece exagerado pero no lo es: vivo en un edificio alto, hago las grabaciones rápidamente mientras mi hijo desayuna, y cierro enseguida para que a él no le afecte. Mis ventanas se abren solo por las tardes. El tema preocupa a la ciudadanía cuando se entera. Si la gente viera lo que yo veo cada día, empatizaría mucho más y entenderían mi necesidad de coger a mi hijo e irme; pero sería injusto... porque aquí somos felices».


Montones de leña preparados para la quema en la huerta de Murcia. Todas las imágenes, cortesía de Esther Merino / StopQuemasMurcia.

Mónica Rubio. Periodista y Bióloga.