¡Más libélulas que en verano!
El calor tiene la culpa
Ahora que parece que el otoño ha decidido por fin instalarse en este sureste español, aprovechamos para contaros cómo el calor inusual y fuera de fechas recién pasado, y del que aún pueden quedar algunos coletazos, ha afectado a unos de los insectos más apreciados de nuestra fauna: las libélulas y los caballitos del diablo. Y es que este calor les ha trastocado “de una forma espectacular. Al ser básicamente veraniegos, como casi todos los insectos por ser de sangre fría, asocian el calor a comida, ya que se alimentan de mosquitos; y las crías, llamadas ninfas, han salido del agua de las charcas en grandes cantidades”, nos cuenta la aficionada a la fotografía premiada por la misma National Geographic Eulalia Rubio. Estas ninfas, describe la naturalista, no pueden vivir fuera del agua en tanto que sigan estando inmaduras, pero “durante este tiempo de calor he visto multitud de ellas subiendo por las orillas de los estanques, aprendiendo a respirar aire y haciendo la última muda antes de llegar a ser insectos adultos”. De hecho, concluye, “he visto mayor cantidad de ninfas y adultos en los estanques de los jardines urbanos durante toda la primera quincena de noviembre que en verano, que es su época de vida y reproducción”.
Como a la mayoría de los insectos, lo habitual es verlos desde la primavera hasta el otoño, en las horas de sol. Llegan al estado adulto o época de vuelo cuando termina su periodo larvario “y esto se produce según la temperatura del agua y la disponibilidad de alimento, por estas razones hay diferencias regionales en épocas de vuelo. También en esta época, el adulto se empareja y la hembra deposita los huevos”, apunta Rubio. Como dato curioso, añade, en climas calurosos las libélulas en posición de descanso apuntan el abdomen hacia arriba para limitar la superficie corporal expuesta al sol, y si hace frío lo aplanan para captar el calor, y así termorregularizan su cuerpo.
En la Región hay más de 40 especies de odonatos de las 75 que habitan en la Península Ibérica
El conjunto de libélulas y caballitos del diablo, a veces aún indistinguibles para la mayoría de la población, recibe el simpático nombre de Odonatos. En la Región de Murcia, por la gran variedad de zonas húmedas que tenemos, tales como ríos, acequias, salinas y humedales costeros, arroyos de aguas dulces en alta montaña, embalses o balsas de riego, se puede constatar la presencia de más de 40 especies de las 75 que habitan en la Península Ibérica, destaca Rubio, y detalla que “las libélulas (Anisopteros) y los caballitos del diablo (Zygopteros) son las familias más conocidas dentro del orden de los odonatos”. Además, por la ubicación cercana a las costas africanas, aquí se puede observar un variado número de especies muy raras en el resto de la península. Un ejemplo muy claro, propone, “lo tenemos con la libélula roja de alas ámbar (Trithemis kirbyi) que empieza a hacerse popular por sus frecuentes apariciones y sus características alas manchadas de color azafrán”.
"Prácticamente no hay nada que una libélula no pueda hacer volando", dice Rubio, aficionada a la fotografía
De estos odonatos, a Eulalia le atrajo en primer lugar su belleza: “junto con las mariposas, son los insectos más bonitos. Las alas, el extraordinario colorido…”, destaca. También, el hecho de que sean grandísmas voladoras. “Prácticamente no hay nada que la libélula no pueda hacer volando: cazar, desplazarse kilómetros a gran velocidad, parar casi en seco y permanecer estática en el aire el tiempo que desee, subir y bajar verticalmente y, para colmo, volar hacia atrás”. Y añade como “otro dato interesante” que poseen una vista excelente, ya que los ojos le permiten casi 360º de campo visual y pueden ver a su presa desde una distancia de hasta 12 metros”, recalca. Pero se reserva lo mejor para el final: “les doy el premio a la originalidad: son únicos en el reino animal en muchas cosas como en el modo de fecundar, o que las ninfas, sus crías, sean acuáticas…”.
No pueden picar ni morder y, en general, estos insectos caen bien, pero hay que evitar estresalos
Porque, en general, estos animales caen bien. “Para empezar, carecen de elementos en su cuerpo que pueda provocar daño en los humanos. No puede picar ni morder, por lo tanto podemos estar tranquilos para observarlos siempre que no les molestemos a ellos, ya que hay estudios que dicen que padecen un gran estrés”, recomienda. Sin embargo, poseen una gran capacidad para devorar a otras especies de menor tamaño como mosquitos y moscas, lo que los convierte junto a algunas especies de aves y murciélagos en un depredador ideal para el control de plagas. Por otro lado, en general son buenos indicadores de la calidad del medio acuático, pero, advierte, “esta afirmación hay que matizarla pues algunas especies toleran bien altos grados de contaminación de las aguas donde viven”.
Y es que esta arquitecta técnica nacida en Murcia y afincada en Valencia lleva algunos años como aficionada al estudio de la naturaleza, lo que la ha impulsado a conocer a estos y otros animales en profundidad. En su caso, primero fue la fotografía artística, “donde siempre vas buscando ‘lo bello’ y cómo no, recurres a las flores y al paisaje. Después, rememora, vino la combinación perfecta de fotografía y naturaleza como mi afición favorita”. Y sus fotografías no caen en saco roto. Tres han sido premiadas con Spotting of the week por la National Geographic, entidad que no convoca concurso, sino que visualiza páginas y eligen las fotos que consideran interesantes. “La verdad es que es muy agradable que te premien una foto. A veces no te imaginas que una simple y minúscula mariquita pueda ser interesante por el macro conseguido, o que la ascidia estrella tan extendida por nuestro Mar Menor pueda resultar un prodigio de la naturaleza para los que están al otro lado del Atlántico”, sopesa.
Y aún posee otro premio más, un Spotting of the day, en una web sobre biodiversidad mundial llamada Project Noah a la que se ha sumado. Project Noah es una página creada en Nueva York pero con la finalidad de recoger la información sobre la biodiversidad de todo el mundo a través de fichas que completan los colaboradores, en las que se debe incluir a través de un mapa geolocalizador el hábitat donde se encontró la especie, el nombre común y científico, enlaces a otras páginas que informen sobre ella, etc. A esta web llegó a través de su hermana, que al igual que ella pasó de aficionada a la fotografía a tener su web (marmenomarmayor.org) sobre la biodiversidad del Mar Menor y del litoral de Murcia. “Hace cuatro años descubrimos Project Noah a través de un anuncio del periódico y empezamos a colaborar; esta página estaba dando sus primeros pasos, mi hermana y yo fuimos las primeras de España que pertenecimos a esta familia y nos nombraron ‘ranger’ que significa que aportamos de todo: identificamos especies, ayudamos a otros colaboradores, etc.”. En este portal, Eulalia tiene actualmente casi 1.700 fichas de animales, plantas y hongos que ha elaborado en cuatro años. “Casi todos los días le dedico media hora a esta actividad. Primero veo las fotos que he hecho, selecciono las mejores, si es una nueva especie ¡tanto mejor! voy a identificarla, y con todos los datos realizo una nueva ficha”. Precisamente, hace quince días subió la ya citada libélula roja de alas ámbar, “una especie que proviene del norte de África y de la que estoy muy contenta de haber fotografiado, porque sólo hace unos cinco años que se ve en la Península debido al cambio climático”, deja caer.
Y, entre todos los odonatos, no sabría elegir uno. “Los que más me gustan son los de colores fuertes y vivos, azul, rojo, tanto libélulas como caballitos". Ofrecen, a su parecer, un estética destacable “no sólo por los maravillosos colores, sino también por su aspecto delicado y elegante. Para mí, son unas de las especies con las que más disfruto. Como se posan en los lugares donde les da el sol se producen unos reflejos a través de las alas que parece que lleven oro incrustado”, describe. Y, culmina, "hay una especie de libélula que se llama Trithemis aurora que tiene un color rosa precioso. Los caballitos son muy difíciles de fotografiar, pero contemplarlos por el campo en un día luminoso es un regalo para la vista”.
Quizá, si se prolonga este calor, podamos observarlos un poco más por nuestros campos. Sino, ¡hasta el verano que viene...!
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Libélula o caballito del diablo: Cómo distinguirlos
La mayoría de los ciudadanos apenas sabe que libélulas y caballitos del diablo son familias distintas; pero con un poco de observación cualquier aficionado puede distinguirlas con facilidad. “Recuerdo cuando para mí todos los insectos que volaban, de maravillosos colores y grandes alas, eran libélulas. Claro que si hacía memoria de mis clases de Ciencias de la Naturaleza del Bachiller, recordaba que también había caballitos del diablo, pero no me detenía en saber más. Ahora, desde que a través de la fotografía he hecho una inmersión en la biodiversidad, disfruto identificando especies e indagando en sus características y costumbres”, dice Eulalia Rubio, arquitecta técnica murciana, aficionada a la naturaleza y premiada por National Geographic por tres de sus fotografías. Para ella, “distinguir una libélula de un caballito del diablo es muy fácil”, y apunta estas claves:
- POSTURA: Cuando están posadas, las LIBÉLULAS tienen las alas extendidas perpendicular y horizontalmente al cuerpo, en ocasiones ligeramente inclinadas hacia abajo y hacia adelante. Sin embargo, los CABALLITOS DEL DIABLO las tienen juntas y pegadas al cuerpo cuando están en reposo.
- TAMAÑO: Además, La LIBÉLULAS son más grandes y más activas por lo tanto son más fáciles de observar.
- ALAS: Las alas posteriores de las LIBÉLULAS tienen diferente forma a las anteriores, cuando en los CABALLITOS son similares.
- OJOS: Tanto las libélulas como los caballitos tienen ojos grandes y prominentes, pero los de la LIBÉLULAS están muy juntos y en algunas especies se tocan; sin embargo, los de los CABALLITOS están separados una distancia como la del tamaño de un ojo.
- PUESTA DE LOS HUEVOS: También son diferentes a la hora de poner sus huevos, los CABALLITOS tienen unos tubos para perforar los tejidos vegetales y depositar allí los huevos o dejarlos debajo del agua. Las LIBÉLULAS simplemente dispersan sus huevos sobre el agua o sobre la superficie de la vegetación flotante.
- VUELO: Durante el día, las LIBÉLULAS están constantemente volando; pero los CABALLITOS hacen vuelos cortos para cazar o investigar, e inmediatamente regresan a su percha.
Así que, en la siguiente salida al campo, ánimo y ¡a probar con estas claves!