Refugios para atraer murciélagos al Segura
Hemos estado en la primera inspección de las cajas-refugio para murciélagos instaladas en la orilla del río Segura. Fueron colocadas hace cosa de un mes y medio en varios puntos estratégicos y ahora toca ver si han sido ocupadas. Si, finalmente, los murciélagos se animan, conseguirán reducir en muy notoria medida la cantidad de los molestos mosquitos que, según la época, invaden la zona. Ése es el objetivo.
Ángel Guardiola y Pilar Fernández Martín son los responsable técnicos de la instalación de estos refugios portátiles. Eligieron como destino las paredes del cauce en el tramo urbano de Murcia (15), los pilares de los puentes de los sotos de Rincón de Gallego -entre el Llano de Brujas y Alquerías- (4), y una más, en un plátano de sombra de este paraje (imagen superior). Su ubicación no es casual: son los lugares donde se están depositando los lodos del dragado del río, y que podrían ser foco de atracción de mosquitos. No en vano, el proyecto, que se realiza a través de la asociación Caramucel, forma parte de las medidas ambientales compensatorias de las obras que está llevando a cabo la Confederación Hidrográfica del Segura.
La idea es, por tanto, "favorecer la ocupación por colonias de murciélagos con la intención de utilizarlos como apoyo en la lucha contra plagas, fundamentalmente contra mosquitos. En Murcia hay un problema social por su proliferación y se gasta mucho dinero en fumigaciones con éxito varible. Así no se usa tanto insecticida", defiende Guardiola, quien lleva ya unos 30 años trabajando con murciélagos en Murcia. Él y Fernández Martín son miembros de la Sociedad Española para la Conservación y el Estudio de los Murciélagos, dentro de la cual han participado en muchos proyectos estatales coordinados. Asi, han colaborado en la publicación del Atlas de Mamíferos de España, han publicado muchos artículos y capítulos de libros, o han llevado a cabo censos, seguimentos, inventarios de refugios de murciélagos y anillamientos.
Situadas a unos tres metros sobre el suelo pueden verse las cajas cilíndricas, negras, robustas, con su estrecha ranura expuesta para que entren los murciélagos. Lo esperable, a tan corto lapso de tiempo, es que no hayan sido colonizadas. Sería un hecho muy afortunado toparse con alguno dentro. Pero no es fácil. Estos animales tardan en acostumbrarse a sus nuevas viviendas. Sabedores de ello, Ángel y Pilar se lo toman con calma. Han escogido ubicaciones con las que esperan conseguir diferencias de orientación y temperaturas. De este modo, si a un posible huésped no les gusta una caja, quizá se traslade a la que está un poco más allá y que acumula más horas de sombra. Así las cosas, han ido a ver si ha habido suerte.
Y la ha habido en su justa medida. Tal y como auguraban, no han encontrado -aún- murciélagos aposentados, pero sí buenos datos de ocupación, ya que se halló guano -restos de excrementos de murciélagos generados en ambientes áridos y sin humedad- dentro o sobre cinco de las cajas. Esto da esperanzas de que, en las próximas revisiones -que se harán a razón de una al mes- se encuentren ya murciélagos habitando estos refugios.
Además, aparecieron dos salamanquesas comunes dentro de otras dos cajas, más otras dos que se refugiaban entre la caja y la pared. Es una buena circunstancia, también comen mosquitos.
¿Y a quiénes esperan los técnicos? Las cajas- refugio, así como las cajas-nido, en general, exhiben distintos diseños según la especie a la que estén dirigidas. Éstas, en concreto, están ideadas para que entren dos tipos de murciélagos, pero sus puertas son intercambiables por otras que tienen un gran orificio para pájaros, por ejemplo. Por si hicera falta... Mientras tanto, este modelo es para especies de murciélagos fisurícolas, es decir, aquellas que viven en el interior de grietas de pardes o fachadas de edificios.
En este sentido, se ha demostrado que estos refugios son óptimos para los murciélagos hortelanos (al lado), esos ejemplares grandes que salen al atardecer desde Murcia hacia la huerta para cazar; y también los pipistrellus como el murciélago enano o el de Cabrara (abajo), de menor tamaño. Este "es tan pequeño que se puede meter en sitios inimaginables; se cuenta que encontraron una vez uno refugiado en un grifo", apunta Guardiola, quien añade que "son, en general, animales muy sociables". En todo caso, ambos géneros (de los que, a su vez, hay varias especies) se posan aplanados como las mariposas y por eso pueden penetrar por la rendija horizontal. La razón de pensar en ellos es porque "son los quirópteros más abundantes en el casco de Murcia. De hecho, los refugios también valen para nóctulos, pero aún no está claro si hay aquí...", concluye el técnico.
Gracias a su tamaño, una caja puede dar cobijo a unos 50 a 70 pipiestrellus fácilmente. Hortelanos, que son mayores, caben 15 ó 20. Las inspecciones van a prolongarse durante todo un año, así que se podrá cuantificar su efecto. "Estos murciélagos no van a controlar a los mosquitos totalmente, pero se va a notar con seguridad cómo van a reducir su número", asegura Guardiola. Un murciélago, detalla, es capaz de consumir en una noche el equivalente a un tercio de su peso. Eso, si un pipistrellus pesa 7-8 gramos, puede significar 1.000 mosquitos ingeridos esa noche. "Así que son muchos kilos y kilos de mosquitos los que se quitan de enmedio", concluye. Y recuerda: "Yo he vivido cómo, censando por las noches donde hay muchos mosquitos, en el momento en que aparecen los murciélagos y empiezan a cazar alrededor de ti, desaparecen los mosquitos".
Las cajas se han instalado, además, en una buena estación, porque ahora estos mamíferos están la época de cópula. Es el momento en que los machos forman su harén de siete u ocho hembras, a las que reúnen en un refugio, que podría ser una de estas cajas, y lo defienden contra otros machos. "Por eso es fácil que las ocupen. Ahora, cuando salen a cazar, están a la vez sondeando el terreno para localizar refugios", se anima el experto.
En cualquier caso, no hay que esperar en breve a las crías, llegarán en la temporada más favorable. Ocurre así porque la reproducción en estos murciélagos es curiosa: la cópula se produce cuando el macho está en su momento más pletórico, y el parto, cuando las hembras se hayan recuperado de la hibernación y haya alimento para las crías ahí fuera. Si parieran ahora, en invierno, las criaturas tendrían que enfrentarse a una estación fría y escasa en presas. Así, la hembra utiliza sus resevas para pasar el invierno, salir a alimentarse y volver a estar fuerte para el parto. De hecho, en breve, tras la cópula, pueden empezar a hibernar. En principio, hibernan del todo, pero las temperaturas benignas de la Región pueden hacer que, en un momento determinado, alguno se despierte y salga a cazar.
Ha terminado la revisión por hoy. Fernández Martín, cuyo trabajo de Fin de Carrera de la licenciatura de Ciencias Ambientales se centró, precisamente, en las figuras de proteccón ambiental y su cobertura de los principales refugios de murciélagos, revisa las anotaciones finales en la última ficha. La inspección ha ocupado toda una tarde.
Aún les quedan más. El proyecto incluye la instalación de los refugios y su seguimiento durante un año. Pero una vez que finalice, "nos interesa personalmente seguir controlándolas todo el tiempo que podamos, por curiosidad científica", revela Guardiola. Y la intención es que las cajas se queden ahí para toda la vida.
Eso estaría bien. De hecho, fue el pedáneo de una de las zonas quien pidió específicamente a la CHS la colocación de estas cajas. Y es que, poco a poco, los murciélagos son más apreciados. "Hay un poco más de sensibilidad ahora, aunque no sea excesiva, comparado con lo que se pensaba hace 30 ó 40 años. Ahora hay más conocimiento, se ha difundido más la información, y la gente de la calle sabe más de lo que se sabía antes. Pero, en término medio, siguen teniendo mala fama y siguen resultando poco simpáticos", reflexiona Guardiola.
Habrá que esperar e insistir. Quizá si dentro de un año, se obtienen datos de aumento de presencia de murciélagos y los vecinos puedan comprobar sobre su piel que ya no sufren tantas molestias de los mosquitos, mejore la percepción que tenemos de estos mamíferos nocturnos.
(NOTA: imágenes de los murciélagos: Ángel Guardiola).
Las batboxes
Cajas-refugio para murciélagos ('batboxes' en inglés, nos ha hecho gracia el término) hay de varios tipos. Éstas son negras y grises, de unos 40 cm de alto y un diámetro de unos 20 cm. Están fabricadas de cemento-madera, "y son prácticamente indestructibles, salvo ante el vandalismo", describe Ángel Guardiola, técnico responsable de su instalación.
Al estar dispuestas en varios lugares, con diversas exposiciones al sol, soportan diferentes condiciones. Así, el registro de hoy ha mostrado diferencias de hasta 12 ºC de temperatura en su interior. Una de las más soleadas ha alcanzado los casi 42 ºC. "Esa temperatura seguramente está en el límite de lo que estos murciélagos pueden llegar a tolerar. En ese caso, se pueden trasladar a una caja cercana, ya que en cada puente hemos puesto cuatro, que tendrán diferente gradiente de temperatura", recuerda Guardiola.
Estas cajas, en particular, poseen dos diseños. Uno de ellos cuenta con dispositivo ranurado que facilita la colonización por los murciélagos. El dispositivo no es más que una sencilla pieza de madera añadida a la cara interior de la puerta, como se observa en la imagen de abajo.
Las cajas van a ser revisadas una vez al mes durante un año. "Se entiende que si, en un año, no han ocupado una de ellas es que la caja tiene algo que no les interesa: la exposición al sol, o por lo que sea... porque la han ocupado otros animales, por ejemplo", añade el experto.
Y es que si llegan primero las avispas, los murciélagos ya no entran. También pueden ocuparlas abejas, abejorros y similares. Y las salamanquesas, pero en este caso, si aparecen los mamíferos, suelen ser ellas las que se van.
En todo caso, la instalación requiere un mantenimiento, y al menos una vez al año hay que limpiar el guano -acúmulo de los excrementos generados en ambiente seco- que se desposita debajo si hay una colonia grande de murciélagos, o eliminar el nido de las avispas cuando se vayan...
Hay ahora una buena oferta de talleres para elaborar cajas-refugio. No es mala idea, compradas cuestan unos 30-40 euros cada caja.
El protocolo
El trabajo va despacio. Lo primero es la seguridad personal, en forma de casco. Después, se apoya la escalera contra la pared, al lado de una caja, y se asciende.
Al llegar arriba, se observa el estado de la caja y la presencia de residuos de los murciélagos, es decir, restos de deposiciones, conocidas como el guano. Si aparecen, se cuentan y se anotan.
El siguiente paso es introducir un termómetro por la hendidura que da paso a los murciélagos. Si están dentro, lo van a notar, pero no pasa nada. Hay que esperar hasta que el aparato se asiente antes de tomar la medida. Hay notables diferencias entre unas cajas y otras, eso está bien. La hora a la que se toma la temperatura es también un dato importante para luego poder analizar los resultados.
El último movimiento es abrir la puerta de la caja y comprobar su interior. De nuevo, se anota la presencia de guano.
Si hay murciélagos, lo más probable es que estén aferrados a las ranuras -en los casos de las cajas que llevan una pieza de madera ranurada- o a cualquier saliente de las paredes de la caja. En ese caso, cada individuo se mide, se pesa, se les observa los indicios que revelen su edad, sexo, estado de preñez, si es un macho en celo... prácticamente todo lo que pueda extraerse de una sola observación.
Aun y todo, no es buena época para investigar su edad. La diferenciación de los juveniles suele hacerse por dos características: la osificación inacabada, que permite detectar zonas claras al mirar los huesos al trasluz, y el color del pelaje, característica que se pierde en cuanto sobreviene la muda. "Esas diferencias se dan durante el desarrollo y hasta poco después de la emancipación de los juveniles, como mucho hasta agosto-septiembre, pero ahora los jóvenes están totalmente desarrollados", repasa Ángel Guardiola, responsable técnico de instalar las cajas y de su revisión.
Otra forma de observar el interior de estos refugios es con una sonda, cuenta el experto, pero esto no permite apenas más que determinar que el refugio ha sido ocupado. "Puede ser difícil hasta contarlos o identificar la especie, y no digamos ya el resto de los datos...", advierte.