Un equipo de investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid (MNCN-CSIC) ha analizado la abundancia de aves en cada tipo de cultivo agrícola para conocer cuál es la tendencia de sus poblaciones y descubrir los hábitats más favorables para su conservación. El estudio revela una tendencia negativa de las aves agrícolas, según anuncia la entidad en una nota de prensa en la que detalla que los resultados obtenidos muestran qué causa el aumento o descenso de las poblaciones en cada hábitat agrario, lo que permite mejorar las políticas de conservación.
Para el trabajo, los autores realizaron un análisis exhaustivo de las tendencias de las comunidades de aves que han vivido en hábitats agrícolas de la Península durante los últimos 20 años. Estudiaron las poblaciones según los tipos de hábitats (cultivos anuales, perennes y en mosaico), dentro y fuera de la Red Natura 2000, y calcularon la riqueza y abundancia para todo el conjunto de especies de aves detectadas, para el subconjunto de aves más vinculadas a los hábitats agrícolas y para las aves amenazadas. Los resultados mostraron que los descensos de las comunidades de aves agrícolas españolas varían entre los tipos de cultivo, su ubicación dentro o fuera de la Red Natura 2000, y los grupos de aves relevantes.
Por un lado, los autores identificaron una tendencia en general negativa de las especies más ligadas a medios agrícolas dentro de los espacios Natura 2000, sobre todo en cultivos perennes y en mosaico, y con descensos más pronunciados para las aves esteparias. “Nuestros resultados muestran que el éxito local de las medidas de la PAC para reducir los efectos de la intensificación no se ha traducido en tendencias poblaciones positivas a gran escala en España”, indica Elena Concepción, investigadora del MNCN.
Por otro lado, las especies amenazadas mostraron tendencias estables y crecientes fuera y dentro de la Red Natura 2000 respectivamente, sobre todo en los cultivos anuales. “Esto indica que la Red Natura parece haber sido eficaz para proteger a las aves amenazadas, pero no asegura la conservación del conjunto de aves esteparias. Por eso, es necesario que se amplíe el enfoque de las medidas de conservación en los espacios Natura 2000 para proteger a una gama más amplia de aves esteparias y no solo a las más amenazadas”, declara Concepción.
Las aves no agrícolas descubren las tierras de cultivo
El estudio también revela un aumento general de la abundancia y riqueza de aves en general en todos los tipos de hábitats agrícolas, tanto dentro como fuera de la Red Natura 2000, pero especialmente fuera de ella. Ahora bien, este aumento no puede atribuirse a las diferencias en la gestión de los distintos tipos de hábitats agrícolas ni a su protección por la Red Natura 2000, sino a un aumento de la ocupación de las tierras de cultivo por parte de aves no agrícolas. “Los hábitats agrícolas españoles han sido ocupados cada vez más por una variedad de aves no agrícolas. Esta tendencia inesperada puede ser paralela al mayor uso de los hábitats urbanos por parte de muchas especies de aves en Europa y es conveniente analizar en profundidad sus causas y posibles consecuencias”, aclara Mario Díaz, investigador del MNCN.
El investigador agrega que “combinar el método oficial de evaluación con el estudio propuesto a escala de hábitat ayudará a desentrañar las causas de las dinámicas poblacionales observadas para desarrollar recomendaciones más eficientes en las medidas de conservación en las zonas agrícolas”.
Las aves agrícolas están amenazadas por el rápido cambio en los usos del suelo, debido a la intensificación de la agricultura en las zonas más productivas y al abandono de las explotaciones poco rentables económicamente, pero de gran diversidad. Por eso, la conservación de estas especies depende de los fondos que la Política Agraria Común (PAC) destina al mantenimiento de las tierras de cultivo dentro y fuera de la Red Natura 2000, una extensa red de espacios protegidos creada con el objetivo de preservar las especies y los ecosistemas más amenazados y de mayor relevancia ecológica en Europa según las Directivas de Hábitat y de Aves.
Hasta ahora, la eficacia de esas inversiones para la mejora ambiental se ha estimado basándose en el Índice de Aves Agrícolas, un indicador oficial que calcula sus tendencias poblacionales a través de los datos de seguimiento obtenidos por voluntarios en los programas de ciencia ciudadana. “Este método calcula la tendencia de las comunidades de aves agrícolas sin tener en cuenta la variedad de hábitats que ocupa cada especie, lo que puede llevar a interpretaciones erróneas con aquellas especies que están vinculadas a varios hábitats, como es el caso del triguero (Emberiza calandra), que vive en medios cultivados, pero también en pastizales y dehesas”, explica Díaz. “Por eso, si el objetivo de evaluar las políticas generales de conservación es saber si son eficaces o no, es más preciso analizar las tendencias de abundancia y riqueza de especies en cada tipo de cultivo”, apunta.
El artículo se ha publicado en la revista Ecological Indicators con el título de 'Site-based vs. species-based analyses of long-term farmland bird datasets: Implications for conservation policy evaluations'.
2022-08-24