La asociación conservacionista Acción por el Mundo Salvaje (AMUS) está desarrollando un original proyecto que pretende validar las revisiones de los tendidos eléctricos y su involucración en la muerte de aves sirviéndose de algo tan sofisticado como el olfato de los perros, según informa la entidad en una nota de prensa.
El proyecto se ha denominado Unidad Canina para el Rastreo de Aves Electrocutadas por Tendidos Eléctricos (UCRA) y es pionero en España. Surge de la alerta de que "el impacto de los tendidos eléctricos se presenta como una de las más preocupantes afrentas para muchos grupos de aves y para ciertas especies en peligro como puede ser el águila imperial, el águila perdicera, alimoche, milano real o buitre negro", explica el texto. Asimismo, parte de la base de que "muchas (muchísimas) líneas no se revisan, los esfuerzos de prospección casi se reducen a los espacios protegidos y la periodicidad de visitarlas es muy escasa, y consideramos que los datos con los que se trabaja no es que sean insuficientes, es que son inaceptables".
La idea de AMUS es comparar el dispositivo electrónico y humano empleado hasta el momento para la revisión de estos tendidos con la trufa de unos perros seleccionados y dirigidos para este fin.
El trabajo, además, contempla cubrir varios objetivos. Uno de ellos es demostrar, sirviéndose del olfato de canes adiestrados, que los números de mortandad con los que se trabaja son solo la punta del iceberg. Al respecto señalan que las cifras oficiales consideran que unas 33.000 mil aves se ven afectadas por este problema. Y "aun así, estas cifras están muy por debajo de las que seguramente sean las reales; se deben de contar por muchos miles más", sopesan.
Igualmente, pretenden testar una metodología con el uso de estos animales, consiguiendo en el proceso salvar muchos ejemplares heridos al tiempo que se consigue "presionar a las distintas compañías para que corrijan los tendidos y apoyos que suponen una amenaza para las aves".
El proyecto, que se está llevando a cabo en Extremadura, finaliza en diciembre de 2020 con la celebración de un seminario técnico que se impartirá a las distintas Administraciones y cuerpos de seguridad del Estado exponiendo los resultados y la metodología empleada. Para AMUS, "este proyecto es sólo el despegue de una innovadora estrategia que debería transfundirse a otras comunidades autónomas y ser incorporada a los planes de conservación de aquellas especies más incididas por este elemento eléctrico tan común en el paisaje actual".
El trabajo o el uso de perros para el rescate de personas, actividades policiales diferentes, escenarios bélicos o desastres naturales es algo conocido por toda la sociedad. "El perro lleva desarrollando funciones muy diversas en beneficio del hombre desde aquel proceso de domesticación que se pierde en la noche de los tiempos", recuerda la nota, que agrega que en la actualidad está presente en diversas acciones de ayuda humanitaria. Además, en los últimos años contribuyen a la conservación de la naturaleza desarrollando labores de rastreo y biodetección. En esta disciplina es conocido cómo buscan heces, orina de animales salvajes, rastros de diferentes especies (murciélagos, nutrias, tortugas, osos, lobos...) y además, ahora, dentro del proyecto de AMUS, detectan aves electrocutadas o colisionadas con tendidos eléctricos, "una de las problemáticas más graves que afecta a la conservación de muchas especies de aves seriamente amenazadas y rarificadas".
El proyecto cuenta con el apoyo del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, a través de la Fundación Biodiversidad, con la asistencia de la Dirección General de Sostenibilidad de la Junta de Extremadura y del dispositivo de sus Agentes del Medio Natural y con la ayuda del SEPRONA de la Guardia civil, y desde el mismo se agradece también la colaboración a los agentes del Medio Natural, el Hospital veterinario Bodión de Zafra, la Plataforma SOS Tendidos eléctricos -de la que AMUS es una entidad adscrita- y al equipo de voluntariado.
2020-12-02