SACA ADELANTE LA PRIMERA CRÍA EN LA COMUNIDAD DESPUÉS DE CIEN AÑOS
El buitre negro vuelve a la Región y podría ser para quedarse
La hembra de la primera pareja de buitre negro que anida en la Región de Murcia en cien años, con su pollo. Imagen: CARM.
El buitre negro, la rapaz más grande de Europa, desaparecida de nuestros bosques hace ya cien años, ha vuelto a anidar en estas tierras y parece ser que con notables posibilidades de que sea para quedarse. Para su disfrute, aquí se conservan aún esos agrestes paisajes forestales tan del agrado de esta magnífica y amenazada ave. Nuestra primera pareja de este siglo sacó adelante su única cría el año pasado. «Sin lugar a dudas es un acontecimiento muy importante. Nosotros esperamos y deseamos que no sea un hecho aislado, que continúe la reproducción del buitre negro en la Región de Murcia y que se pueda llegar a formar no una, sino varias colonias», señala esperanzado Mario León, miembro del equipo de Seguimiento Biológico de los Vertebrados Amenazados de la Dirección General del Medio Natural de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia.
«El nido es precioso y está situado en un enclave de ensueño», suspira León. El paraje elegido han sido los viejos y bastos pinares de la Sierra del Gigante, Pericay y Almirez, en el municipio de Lorca, y concretamente en lo más alto de un pino carrasco de gran porte y unos 25 metros de alto. El biólogo detalla que se emplaza en el tercio medio/superior de la ladera de una montaña que mezcla bosquetes de viejos árboles entre abruptos barrancos de fuertes pendientes con roquedos y canchales. Lo rodean sierras de macizos de roca, principalmente caliza, de altitudes del orden de los 1.300 metros, con el vértice Gigante y sus 1.494 metros enseñoreándose en el espacio. La vegetación está compuesta por bosque de pinos carrascos entremezclados con encina (Quercus rotundifolia) y con importante desarrollo del matorral de monte bajo salpicado de enebros, sabinas (Juniperus), lentiscos, terebintos (Pistacia) y majuelos (Crataegus). Y desde esas alturas contempla las partes bajas del paisaje, en las que dominan los terrenos margo-calizos donde se pueden encontrar principalmente cultivos de secano (cereal y almendro) y explotaciones agroganaderas de ovino, caprino, porcino y bovino.
¿POR QUÉ LLEGÓ A LA REGIÓN?
La principal causa es sin duda su tendencia al alza a nivel nacional, según explica el biólogo Mario León. La especie ha triplicado su población en estos últimos 20 años pasando de apenas 1.000 parejas registradas en la primera década del siglo XXI a cerca de 3.000 en la actualidad. «Sin este hecho no hubiera sido posible la aparición del buitre negro en la Región de Murcia. Aun así, este acontecimiento denota que todavía se conservan viejas y grandes masas forestales, principalmente en las sierras del noroeste y oeste regional, con unas características ambientales y hábitats adecuados para la nidificación de la especie». Sin embargo, «resulta curioso que el ave se haya asentado en las sierras del Gigante, Pericay y Almirez, saltando el majestuoso Parque Natural de las Sierras de Cazorla y Segura y las Villas, donde el quebrantahuesos está recuperando una población gracias a la ayuda y la labor de nuestros compañeros de la Junta de Andalucía y a la Fundación Gypaetus».
Por otro lado, la población de buitre leonado en la Región ha crecido de manera exponencial en las últimas décadas, en sinergia con otras poblaciones de buitre localizadas en otras provincias españolas del sureste ibérico, como la Comunidad Valenciana, que son las provincias que han tenido mayor crecimiento poblacional en estos últimos diez años. Para el doctor, muchas son las razones que han afectado a este incremento, «como el aumento de poblaciones de ungulados salvajes (en nuestro caso, el arruí y la cabra montés, especies que sufren descastes en la Región de Murcia, la primera para controlar su población al ser especie exótica invasora y la segunda para prevenir posible brotes de sarna, que puedan mermar en gran medida sus poblaciones). También la aparición de otras especies en nuestros montes como el ciervo y el muflón de Córcega, e incluso hemos "pillado" algún ganadero, “amigo de los buitres”, dejando cadáveres sin permiso...», deja caer. Aún así, «lo que ha hecho que estas poblaciones aumenten ha sido sin duda la puesta en marcha de muladares tanto a nivel nacional como local, que han puesto a disposición de estas aves una fuente de alimentación importante constante» y recuerda que estas aves necrófagas pueden recorrer grandes distancias para alimentarse, y desplazarse a cientos de kilómetros de su colonia, por lo que un buitre murciano puede estar alimentándose en tres o cuatro regiones administrativas distintas de la península Ibérica.
La anidación se conoció en marzo del año pasado cuando un agente medioambiental, José Navarro, observó movimientos familiares en un par de ejemplares y, por fin, la puesta. «El encuentro fue muy emotivo, y de gran alegría y satisfacción de haber encontrado este tesoro. La observación tuvo momentos magníficos, puesto que las aves me regalaron vuelos casi acrobáticos en los que pasaban rozando con las puntas de sus alas las ramas de los árboles», recuerda. Y es que esta especie, una de las aves más voluminosas del planeta, además de prodigarse en mimos el uno al otro cuando la cosa va bien, se exhibe durante el cortejo en llamativos y arriesgados juegos aéreos así como en persecuciones entre los dos individuos. «Aún así, me costó realizar varias visitas a distintas zonas, pues las sierras del Gigante y Pericay, aun teniendo relativamente baja altitud, están compuestas de grandes y extensos macizos que presentan muchos barrancos cubiertos por una buena estructura vegetal», cuenta Navarro.
Las parejas de buitre negro no tardan mucho tiempo en construir su nido, tarea que les ocupa una o dos semanas, y los arreglan entre ambos, macho y hembra. El agente recuerda haber hecho «con los nervios y la emoción, una o varias fotografías con el teléfono móvil donde apenas se veía un punto negro encima de un gran pino carrasco, que daban un leve testimonio del hallazgo. Rápidamente, pero sin levantar la liebre, avisé a los compañeros, al biólogo del Programa de Seguimiento Biológico y al técnico responsable de Fauna de la Unidad Técnica de Vida Silvestre. Así desarrollamos un protocolo de seguimiento, tomando todas las precauciones oportunas, pues lo que estaba muy claro es que el revuelo o la repercusión de haber encontrado el primer nido de buitre negro en más de cien años podría tener también consecuencias que le pudieran pasar factura a la reproducción de esta especie, por lo que se decidió tener cautela y observar desde la distancia este primer evento reproductor, confiando y esperando que acabaría en éxito con este pollo».
«Llevábamos ya varios años observando acompañar a los buitres leonados algún que otro individuo juvenil o inmaduro de buitre negro, y se nos pasaba por la cabeza la posibilidad de que este hecho pudiera ocurrir, aunque tampoco nos lo terminábamos de creer», reconoce Navarro.
En realidad, agrega León, «desde hace un par de años o tres teníamos la mosca detrás de la oreja, pues para 2015-2016 ya se empezaban a observar individuos inmaduros en época reproductora. Y los cada vez más frecuentes avistamientos de individuos de esta especie en la Región de Murcia empezaban a dar entender la posibilidad de que antes o después empezarían a criar. El dilema era el dónde y el cuándo: los ojos estaban puestos en muchas zonas donde se observaban individuos, como las sierras de del Gigante de Lorca, Sierra Seca, Mojantes en Caravaca, río Alharabe en Moratalla e incluso había avistamientos en Sierra Espuña».
Y ahora que la reproducción ya se ha constatado, desde la Comunidad Autónoma esperan y desean que se pueda llegar a conformar una colonia en la Región, y se apoyan en hechos, porque «además de la pareja reproductora y el primer pollo murciano del siglo XXI, se han podido observar e identificar, durante el otoño de 2019, otros cuatro ejemplares distintos de esta especie en la Región de Murcia. De hecho, tres de ellos portaban anilla de lectura a distancia o marcas patagiales -en las alas-, y se pudo comprobar que dos de los individuos habían sido anillados como pollos en Francia, y el otro en Portugal. De momento, para hacernos pensar en su reproducción en 2020 estos otros cuatro ejemplares son todavía juveniles e inmaduros, sin embargo uno de ellos fue observado también en el otoño de 2018, por lo que la especie muestra querencia por la Región de Murcia. Aun así, es posible la llegada de otros individuos adultos, que no han sido localizados», anhela el técnico.
León defiende que la Región de Murcia, debido a su sinuosa geomorfología con gran cantidad de cadenas montañosas y grandes valles, además de una diversidad de ambientes y características ambientales, presenta todavía amplias extensiones de bosque y pinares de cierta madurez que son los lugares seleccionados por la especie para nidificar. Lugares escondidos y tranquilos donde la presencia del ser humano es escasa y puntual. «Creemos que la Región de Murcia reúne todavía las características esenciales para que se puedan crear y generar no solo una sino varias colonias de cría de esta emblemática especie», sostiene, para añadir que la mayor preocupación recae en «la gestión de la disponibilidad de alimento -principalmente ungulados y conejos-: el rumbo y tendencia de las poblaciones de ungulados salvajes, la gestión de los muladares, de la ganadería y explotaciones ganaderas, el control de cadáveres dejados en el campo, así como la tendencia de las poblaciones de conejo». Y es que esta especie, aun siendo un gran buitre, basa gran parte de su dieta en el conejo, principalmente en época de cría. Al menos así ocurre en las poblaciones estudiadas a nivel nacional. Además, es un alimento que consume más en época estival, cuando las poblaciones densas de este lagomorfo sufren brotes y altas mortalidades por enfermedad. Así, a diferencia del leonado, el buitre negro acostumbra a buscar su propio alimento, suele seleccionar especies de menor tamaño, y limpia el monte barriendo el territorio en vuelos bajos, lo que le permite explorar lugares y rincones recónditos de las montañas.
En tanto se analiza esta situación, la filosofía de la Comunidad es dejarlos tranquilos y ver qué acontece esta temporada 2020 -la puesta suele producirse de febrero a marzo-. «En realidad estamos expectantes», revela el también doctor, con larga experiencia en buitres y búho real. De momento la única actuación de manejo que están realizando es la captura de buitres (principalmente leonados) en uno de los muladares autorizados para realizar un marcaje individual con anillas de PVC o marcas patagiales de los distintos individuos. Por supuesto, si en estas acciones fuese capturado algún buitre negro, sería marcado para su seguimiento e identificación.
Y si finalmente esta majestuosa ave llega a asentarse en nuestro territorio nos ofrecerá la posibilidad de disfrutar de sus vuelos, su poderosa silueta, sus nidadas y sus beneficios al ecosistema. El regreso del buitre negro a la Región de Murcia es «una mejora indiscutible en la biodiversidad y un consecuente avance en el estado de salud de sus hábitats montanos, que abarcan gran parte de nuestras sierras», se alegra Mario León. Es también una responsabilidad, no en vano es una especie catalogada como ‘Vulnerable’ en el Libro Rojo de las aves de España y en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas. Y toda una esperanza: el primer pollo nacido en la Región desde hace cien años rompió el cascarón en abril, abandonó el nido en septiembre y ya vuela solo quién sabe con qué destino. Y quizá ahora mismo, en algún viejo pinar de esta Comunidad, una nueva pareja ha empezado a hacerse carantoñas. Que tengan todos suerte.
El pollo, con tres meses. A media página, buitre negro con el marcaje FUH en la pata. Todas las imágenes: CARM.