Un grupo de paseantes encontró ayer viernes hasta siete aves de tres especies distintas víctimas de la electrocución en un tendido eléctrico de Moratalla (Región de Murcia). En un recorrido de apenas un kilómetro de distancia, cinco cernícalos vulgares (Falco tinnunculus), una grajilla (Corvus monedula), y lo que parecía tratarse de una corneja (Corvus corone), que no llegó a caer y se divisaba en las alturas de la torre, conformaban una "dantesca situación", lamenta Bartolomé López Romera, quien encontró los animales cuando caminaba junto a su pareja y un amigo, todos naturalistas y aficionados a las salidas para observar pájaros.
El hallazgo tuvo lugar en un momento del paseo, cuando detectaron en un poste la posible corneja, arriba en la cruceta; en una segunda torre hallaron tres cernícalos y una grajilla, y por último, acercándose ex profeso a un tercer poste, dieron con los otros dos cernícalos.
López Romera sospecha de que éste pueda ser un tendido, aparentemente, con antecedentes de aves electrocutadas, dada su coincidencia con un punto señalado en el Informe Mortalidad Rapaces en Tendidos Eléctricos, 2016, si bien la localización en este trabajo no es precisa. En todo caso, "se puede comprobar cómo la empresa propietaria no ha aplicado las medidas correctoras de los apoyos eléctricos, desoyendo en ese caso el RD 1423/2008 para la protección de avifauna e incumpliendo también la Ley 26/2007 de Responsabilidad Medioambiental", apunta. De manera que estos hechos puede suponer una infracción muy grave, lo que podría conllevar asociado importantes sanciones económicas que pueden alcanzar cantidad de 2.000.000 euros.
Y por eso han puesto el hallazgo en conocimiento de las autoridades competentes, tras lo cual los agentes medioambientales ya se han hecho cargo del asunto. Más aún, teniendo en cuenta que estos postes son posaderos de águilas culebreras, como las que los han visitado en primavera y verano, y de los busardos ratoneros que los frecuentan ahora y apuntan a pasar el invierno aquí, e incluso, detalla uno de los participantes en el descubrimiento, hace unos días se dejó ver un águila pescadora en uno de ellos. Además de cuervos y otras especies protegidas, y de las bellas carracas y abejarucos en su época.
"Creemos que la mortandad de nuestra avifauna es una grave y silenciosa lacra que diezma nuestra biodiversidad y además suele pasar desapercibida ante la sociedad, ya que es habitual que los cadáveres electrocutados sean consumidos por la fauna carnívora del entorno, como zorros o ginetas, haciendo desaparecer así los restos e infravalorando aún más si cabe esta problemática", advierte el naturalista.
Cuando se encuentra el cadáver de un animal silvestre en el medio natural no hay que tocarlo, ya que contiene información muy valiosa para una futura investigación y que podría perderse al manipularlo. Por ello, hay que informar a las autoridades (Cecofor: 968 177 500; o al 112).
La electrocución se considera una de las principales amenazas para la biodiversidad. La Comunidad Autónoma de la Región de Murcia tiene contabilizados, entre mayo de 2001 a diciembre de 2016 un total de 1.788 casos de electrocución de aves -que son solo la parte que se ha podido registrar, pues muchos no son detectados-; la mayoría de las aves electrocutadas son rapaces. Por su parte, un estudio de 2017 elaborado por dos ingenieros del Ministerio de Turismo, Cultura y Medio Ambiente y la empresa pública Tragsatec cifra en más de 7.000 lo ejemplares fallecidos anualmente en esta Comunidad electrocutados o a causa de un choque o enganche con cables; el trabajo (titulado 'Primera aproximación general al impacto provocado por la electrocución de aves rapaces: incidencia sobre las aves e impacto económico asociado') califica a la Región de Murcia con una incidencia 'Alta'.
2019-11-02