Juan Guerra Montes. Catedrático de Botánica, primer español Premio Hattori de la International Association of Bryologists

“Los briofitos son pequeños, pero fundamentales en nuestro planeta”

El catedrático de Botánica del Departamento de Biología Vegetal de la Facultad de Biología de la Universidad de Murcia Juan Guerra Montes es el primer español en recibir el Premio Hattori, otorgado por la prestigiosa International Association of Bryologists (IAB) a “la mejor publicación o serie de publicaciones mundial de los dos últimos años en Briología”. La entidad reconoce en particular uno de los volúmenes de la colección Flora Briofítica Ibérica, del que es autor y/o editor de la mayoría de los capítulos, destacando además la capacidad de liderazgo y la constancia para sacar adelante, como uno de los coordinadores generales, una obra monumental que ha durado 20 años. Guerra, que se enteró del galardón apenas 48 horas antes de que fuese oficialmente anunciado, suspira que “mejor así, pues la gente que me conoce debía sospechar que quizás hubiese reaccionado pidiendo que no se me propusiera”.

Los briofitos constituyen un grupo de plantas poco conocido o popular, “la mayor parte de la gente sólo ha tenido contacto con ellos a la hora de 'montar' un Belén navideño”, medio bromea, para recalcar que “son pequeños, pero fundamentales en nuestro planeta”.

Se trata plantas de pequeño tamaño que comprenden musgos propiamente dichos, hepáticas y antocerotas, “estos últimos muy raros en la Península y primitivos entre los briófitos, quizás también de entre las primeras plantas que colonizaron la tierra”, destaca.

No obstante, añade, se trabaja con ellos en muchos campos “ya que son plantas de enorme interés”, citando entre sus beneficios su capacidad de detener e interceptar la lluvia por su facultad de retención de agua, de manera que ayudan a mantener la humedad edáfica en los bosques. Son también los primeros colonizadores de suelos cuando ocurren desastres naturales como incendios forestales, favorecen la acumulación de material orgánico, son sustrato para la germinación de las semillas, favorecen la fijación de nitrógeno atmosférico en los suelos, absorben contaminantes de la atmósfera, son bioindicadores de polución atmosférica, algunos se empiezan a utilizar como fuente de sustancias medicinales (antibióticos), en Oriente se están empleando en jardinería y resultan capitales para el mantenimiento de la microfauna en todos los ecosistemas, enumera el experto.

Y, en el sur de Europa, les hacía falta una puesta al día. “Los datos sobre brioflora ibérica estaban extraordinariamente dispersos y muchos de ellos carecían de un respaldo científico moderno, de acuerdo con las nuevas técnicas de estudio en botánica, de tal forma que trabajar con ellos no proporcionaba seguridad sobre lo que estabas trabajando o sobre las conclusiones que se obtenían. No había otra salida, para los profesionales de la briología, más que elaborar una flora briofítica de la Península y Baleares”. Y así, se puso, o se pusieron manos a la obra, y nació Flora Briofítica Ibérica, con seis volúmenes “que compendian en un formato más o menos clásico, todas las especies de musgos del territorio”. “A partir de ahora todo lo que se investigue, teniendo briófitos ibéricos como sustrato de la investigación, debe tener y tendrá el respaldo científico necesario a nivel internacional”, defiende. Y compara: “Esto es así a nivel global, hasta tal punto que incluso los briólogos de EEUU, con muchos años de briología a sus espaldas, han tenido que publicar también, no hace mucho, una puesta al día de su flora. Bien es cierto que en un formato distinto al nuestro, pero una flora briofítica de Norteamérica, al fin y al cabo”.

BRIOFITOS EN MURCIA: MUCHOS E INTERESANTES

“Es una idea equivocada y generalizada pensar que los territorios áridos o semiáridos son pobres en briófitos, pero es un error comprensible”, sopesa Juan Guerra Montes, catedrático de Botánica en la Universidad de Murcia y reciente Premio Hattori. “En estas zonas del planeta, como es el sudeste árido de España, la biomasa de briófitas nunca es espectacular, ni siquiera aparente, no es comparable con las masas de musgos que suelen encontrarse en bosques, por ejemplo, del norte de España, centro y norte de Europa o Canadá, pero el grado de biodiversidad es mucho mayor. Así que es posible encontrar más especies de musgos, y mucho más raros, en una zona subdesértica de Almería que en un hayedo de León, por ejemplo. En Murcia el número de especies de briófitos ronda las 200, concentradas en ecosistemas de montaña y zonas yesífero-margosas”.

El empeño ha sido bárbaro. “Es difícil describir en pocas palabras el trabajo de 20 años de investigación”, dice el catedrático, que describe que “algunos datos que se han recopilado son espeluznantes cuando los ves juntos”. No en vano, Flora Briofítica Ibérica comprende –en sus seis volúmenes– 1.895 páginas, 562 láminas de iconos y fotos, y de forma aproximada 11.240 dibujos científicos realizados por ocho dibujantes. El número de nombres científicos manejados oscila alrededor de 2.650. “De haber podido hacer estos cálculos en los años que empezamos, quizás algunos hubiésemos desistido de tal empeño. Bueno, hecho está”, deja caer con la guasa granadina.

Un enorme trabajo y esfuerzo que, ahora, a propuesta de varios colegas españoles y extranjeros, se recompensa con un premio internacional, siendo además el primer español en recibirlo. “Ciertamente impone un poco, pues la producción científica en briología es mucha a nivel mundial, de excelente calidad y se publica en las mejores revistas científica de Botánica del mundo. Por otra parte, nosotros nunca hemos trabajado pensando en este tipo de premios, es más, desde hace dos años ni siquiera pertenezco a la IAB. Es decir, ya no era uno de sus miembros. Por tanto agradezco que aun así se me haya tenido en cuenta para este premio”, señala Guerra, quien asume que ”sin la ayuda de otros editores (mejor dicho editoras) hubiese sido imposible terminar la obra, pero es bien cierto que si alguien no se ocupa de coordinar, motivar y editar, estas 'cosas' no salen, no se terminan. Hay muchas floras inacabadas por cansancio, disgustos y hastío de sus editores, pues el trabajo es ingente y sin recompensa, salvo la del trabajo bien hecho, eso es lo que creo, con toda sinceridad”.

Pero tiene tiempo para recordar a otros colegas apuntando que “no es un caso aislado en el panorama científico español, recientemente el doctor Carlos Herrera, un ecólogo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha publicado un trabajo monográfico sobre procesos de polinización en ambientes no humanizados, con miles de observaciones, que comenzó hace también 20 años, con conclusiones de un enorme peso en el campo de la ecología a nivel mundial. Parece que los españoles nos estamos especializando en trabajo a largo plazo”.

Tan duro ha sido el esfuerzo que, premio aparte, le cuesta recopilar otras satisfacciones que le haya dado la obra, aunque al final las encuentra: “he viajado tanto, recolectando las plantas, que he llegado a conocer los sistemas montañosos de toda la Península como nunca pude imaginar, desde los valles de los Pirineos o las sierras cántabro-astur-leonesas a Sierra Nevada o el Algarve; el sistema Central o el Ibérico son casi como el salón de casa, esto me ha producido muchas satisfacciones profesionales y magníficos días de trabajo en el campo”. A lo que se suma que “a lo largo de los 20 años de este proyecto he dirigido, en colaboración con mis compañeros del grupo investigador, varias tesis doctorales a gente joven, esa sí que ha sido una auténtica y verdadera labor satisfactoria con la que he disfrutado, no hace falta explicar el porqué”.

 INVESTIGACIÓN MUNDIAL

La investigación en todo campo científico es de una relevancia suprema. En este caso, Guerra puntualiza que puesto que se trata de un grupo de plantas poco numeroso comparado con las superiores (vasculares), el número de investigadores que se dedican a ellas, desde la fitoquímica a la taxonomía molecular o la ecología, es proporcional. No obstante, existen revistas científicas especializadas de impacto: Cryptogamie (Francia), The Bryologist (EEUU), Journal of Bryology (UK) y algunas más que en los últimos años han aparecido en el panorama internacional. Así, estima que el número de publicaciones anuales en briología, a nivel mundial, debe superar fácilmente el medio millar. En España existen igualmente varios grupos de investigación activos en la Universidad Autónoma de Madrid, Autónoma de Barcelona, Valencia, Museo de Ciencias Naturales de Vitoria, Universidad de la Rioja y Real Jardín Botánico (Madrid), Universidad de Murcia.

En este sentido, y respetando de cuando en cuando los ratos de mayor ocio para coger el pincel y el lienzo, también ha tenido tiempo para dedicarse a otros menesteres científicos, publicando artículos en revistas -“deben rondar el centenar desde el comienzo del proyecto Flora Briofítica Ibérica”- calcula. Artículos, la mayoría sobre filogenia, taxonomía y evolución de briófitos, que han surgido de las investigaciones del grupo no sólo en la Península, “también hemos hecho un gran hueco a estudios en Sudamérica, que han sido dirigidos por mi compañera la catedrática María Jesús Cano y los profesores María Teresa Gallego y Juan Antonio Jiménez”.

Guerra Montes lleva toda su vida profesional estudiando a los briofitos, “desde que terminé la carrera en Granada y contacté con mi maestro, el profesor Juan Varo, que fue la persona que me puso en contacto con esta rama de la Botánica”. De hecho, asegura que “sólo de forma esporádica y puntual he colaborado con algunos colegas del Departamento en algunas investigaciones sobre flora de plantas vasculares de Murcia, especialmente con el doctor Pedro Sánchez Gómez, uno de los botánicos más relevantes que han pasado por la Universidad de Murcia y con amplios conocimientos sobre la flora de España y particularmente del sudeste ibérico”.

Por su parte, y la de decenas de científicos en el mundo, no dejarán de ser objeto de investigación. ¿Por dónde irán los descubrimientos en un futuro cercano, qué nuevas contribuciones aportarán a la sociedad? “Es difícil aventurarlo, pero hace muy poco tiempo se ha puesto en marcha un grupo de trabajo internacional, en el que hemos participado, para detectar aquellos campos de la investigación sobre briófitos, que parecen prioritarios a nivel general. De esta forma, a partir de casi unas 30 propuestas, se van a desarrollar de forma prioritaria, las que se consideran deben abordarse con mayor intensidad”.

Entre ellas, seguramente, las que derivan de su sencillez estructural y que los hace tan fascinantes. No tienen hojas, tronco, raíces ni vasos conductores... pero son plantas. “Precisamente por ello han sido y serán objeto de muchos estudios sobre el origen de las plantas leñosas, la colonización del medio terrestre, los procesos reproductivos en plantas primitivas, su papel como bioindicadores de cambios climáticos -por su enorme sensibilidad a cambios atmosféricos-, origen de floras primitivas, dispersión de plantas a larga distancia, mecanismos de interrelación con pequeños artrópodos, su papel en los ecosistemas sensibles a los cambios, evaluación de su papel como organismos fijadores de CO2, etc.”, repasa el doctor, y algunas más que se dejará en el tintero, al hablar de los briofitos, tan pequeños, pero, efectivamente, tan fundamentales en nuestro planeta.

   
A la izquierda, Pseudotaxiphyllum laetevirens, musgo que en la península Ibérica sólo se conoce de las sierras de Algeciras (Cádiz). A la derecha, Weissia personii, musgo de acantilados marinos del norte de la península Ibérica. Imágenes extraídas del Facebook de Flora Briofítica Ibérica.

Mónica Rubio. Periodista y Bióloga.