Está ultimando el primer atlas de plumas de aves ibéricas
Iván 'el Plumas': "Mi intención es sacar algo tremendo”
Iván Esteban 'El Plumas', ante un águila-azor perdicera, águila perdicera o de Bonelli (Aquila fasciata) recién desplumada, en su casa.
La mayor colección de plumas de aves ibéricas del mundo se está fraguando casi en silencio en dos inmuebles de Toledo. Reúne ya más de 52.000 plumas analizadas, clasificadas y archivadas con mimo a la espera de formar parte del que será un documento único: el primer libro físico para la identificación de plumas de aves ibéricas. Lo que nació para ser un manejable libro de bolsillo aspira ahora, debido a su colosal envergadura, a convertirse en una trilogía de gran formato en cuyas cuidadas páginas las fotografías de alas y colas bellamente desplegadas puedan revisarse con fruición al calor del hogar. Iván Esteban, conocido con el apropiado apelativo de 'El Plumas', ultima su trabajo, al que le ha dedicado muchas horas. “Mi vida, aparte de mi familia, son las plumas y las aves; es parte de mí”, deja caer. Ha manejado centenares de datos y medidas, ha atravesado España hacia un lado y hacia el otro, ha consultado literatura, ha hallado rarezas y singularidades, y ahora se entusiasma al confesar: “Quiero hacer, no una guía, sino un atlas de plumas de aves ibéricas. Mi intención es sacar algo tremendo”.
El primer tomo se encuentra en su fase final. Estará dedicado a todas las rapaces, incluyendo seguramente alguna rareza, y a las circónidas (cigüeñas), ardeidas (garzas), otídidas (avutardas, sisones y hubara canaria), las espátulas, moritos..., repasa. Son aves muy atractivas, fascinantes. “Quiero que sea lo primero porque es lo que más atrae a la gente, lo más llamativo. En este sentido, no es lo mismo un verderón que un águila imperial ibérica o un quebrantahuesos”, apunta. Posteriormente llegarán las paseriformes, anátidas, limícolas o las aves marinas.
A estas alturas, posee ya aproximadamente el 85% de las especies, muchas de cuyas plumas ya lucen extendidas componiendo una atractiva lámina de tamaño considerable. No sabe si al final podrá tenerlas todas “porque hay algunas muy complicadas. Mi deseo es abarcar lo máximo posible, pero ya con las que llevo, es un éxito”, se reivindica. Y es que, aunque hable de especies ibéricas, en el atlas va a introducir asimismo ejemplares de la Región Macaronésica, para abarcar también a las inexcusables Islas Canarias.
Esteban quiere editar “algo que no esté visto”. No en vano, conoce otras publicaciones sobre el tema, principalmente las que se ofrecen on line, y deja claro que “no existe una guía de plumas a nivel nacional, nada físicamente. Por Internet hay algo, pero son páginas alemanas, algunas inglesas..., y no incluyen especies como el buitre negro, la imperial ibérica, la perdicera... que es lo que nosotros necesitamos saber realmente. A la gente de aquí no le interesa tanto una pluma de gallo lira porque no le va a ser tan práctico”, razona.
Y con esa intención de que el atlas resulte útil y sea algo más que una 'mera' exhibición de plumas -aunque sea una exhibición formidable-, su publicación irá más allá. Y es que para Esteban, constituyen todo un universo: “Mucha gente se queda con que son bonitas y sirven para volar, pero el plumaje cumple funciones protectoras que es necesario que la gente conozca. Es como si fuera una piel externa de las aves, no protegen mucho pero sí de pequeños arañazos y similares, y mantienen la temperatura además de aportar otra información. Por ello, no se trata solo de coger la pluma y decir 'es de ratonero, o de azor', sino identificar si el dueño es adulto o joven, si tiene más de una muda, si está enfermo, si ha tenido periodos de hambruna o de estrés que quedan reflejados en la pluma igual que en una corteza de árbol”. Así que ya está redactando una introducción a las plumas desde su nacimiento en un alveolo de la piel hasta su crecimiento, pasando por los tipos de muda, “porque no puedes empezar a nombrar 'remige primaria de buitre negro' -en referencia a un tipo de pluma-. Hay que explicar antes y poner dibujos para ir entrando en materia”, explica el también monitor medioambiental.
LAS PASERIFORMES, DIFÍCILES DE IDENTIFICAR
Iván 'el Plumas' no reconoce todas las plumas al instante, pero sí la mayoría porque “me levanto con las plumas y me acuesto prácticamente con plumas, y más ahora que por las noches me estoy dedicando escribir”. “Algunas que me llevan más tiempo las dejo unos días, y luego me viene a la cabeza de qué especie se puede tratar y lo miro”.
La más difíciles son las de los paseriformes. “Diferenciar las plumas de los sílvidos (currucas...) es muy difícil porque siguen un patrón estándar muy parecidos unas con otras, sobre todo los machos”.
En esta misma línea, el texto incorporará datos técnicos como casos de heridas o soldaduras, la manera de limpiar y conservar las piezas, y otros aspectos interesantes. Aquí, 'el Plumas' no se reserva nada: "estoy escribiendo todo lo que sé".
Esteban no va pateando el campo en busca de estos rastros. “Completar un ala con plumas que me vaya encontrando hoy aquí y pasado mañana más allá es imposible”, aclara. En su lugar, se dirige a centros especializados, autorización en mano, y solicita las especies que precisa, para que cuando los especialistas localicen un cadáver, lo llamen. De este modo, despluma el ave con cuidado y va apuntando el orden de las piezas, “y así es más seguro colocar correctamente todo”. Hay especies más fáciles que otras. Le han resultado más engorrosas de desplumar, por este orden, el buitre negro, la avutarda, el quebrantahuesos, el águila real y el alcatraz. Las primeras, por ser muy grandes y porque “estaban un poco congeladas todavía”. Y el alcatraz, porque las aves marinas tienen una capa de grasa subcutánea que cumple funciones de reserva y de protección que le ha complicado un tanto la tarea.
Antes de arrancar las plumas, además, determina el hueso que las sujeta y examina dónde y cómo van unidas. “Mi trabajo abarca más que simplemente identificar una pluma. A la gente también le debe interesar cómo algunas de ellas van soldadas al hueso, por ejemplo; eso le choca mucho porque creen que van clavadas y ya está”, detalla.
En sus búsquedas intenta aprovechar el viaje al máximo y recoger varias especies en una sola escapada. Ha estado en Doñana tres veces, en Albacete, Cáceres, Ciudad Real... Cuando puede, acompañado por su familia (su mujer y la peque de cuatro años), y hay salidas en las que no sabe si le dará tiempo en un día o tendrá que hacer noche. A Zaragoza ha ido en un par de ocasiones y este pasado fin de semana ha vuelto “a desplumar un águila real, un quebrantahuesos y un alcotán”. Y ahora mismo le urge dar con una garcilla cangrejera “porque quiero que vaya en el primer tomo”. Hace tres semanas que mandó un escrito a un centro y está a expensas de la autorización. Ambas visitas le corrían prisa “para no perder el ritmo de la escritura”, puntualiza.
En ocasiones pide ayuda por la red social Facebook, pensando no tanto en que algún particular tenga una pieza entera, sino en que conozca algún centro donde puedan disponer de una. Aunque hace poco solicitó un lagunero “y luego miré ¡y resulta que tengo cuatro o cinco desplumados!, pero es que como tengo tantas plumas, a veces se me olvida...”, reconoce.
Por ahora, la colección está dividida en dos partes. En casa de sus padres, en un rincón del garaje, guarda material sin limpiar envuelto en un plástico y en un cartón, son plumas identificadas pero conservadas en sal a la espera de que, entre tanto trajín, les llegue su momento. Y cuando las traslada a su domicilio, lo primero es adecentarlas. Las lava con agua y champú, las seca y después hay que peinarlas bien, echar insecticida y antiácaros “y yo, también, una pastilla tipo antipolilla para preservarlas”. Luego toca clasificar y enumerar. Y finalmente hay que hacer la ficha e informatizar todo para, por último, pegarlas en una gran lámina de exhibición. “La gente piensa que tengo ayudantes, pero no, yo me lo guiso y yo me lo como”, se queja un poco.
Las láminas que servirán de modelo para ilustrar el libro -y que ahora utiliza en los cursillos que imparte sobre identificación de plumas- son notables y poseen el mayor recorrido que le ha sido posible recopilar de plumas que identifican al ave. Tiene al menos una lámina por especie y por estructura (ala y cola). “Para montar el panel, cada especie me lleva mínimo una hora si tengo el ala, pero cuando no la tengo y me las tengo que arreglar mediante la medición de la curvatura de la pluma... ahí le dedico más tiempo, y además hay muchos factores y -asume con modestia- me puede ocurrir que falle en el orden”.
Así, en la futura publicación aparecerán alas y colas enteras, hembras, machos, adultos, juveniles, morfo claro y morfo oscuro, aberraciones del plumaje, ejemplos de animales melánicos, albinos o leucísticos... Igualmente, si encuentra una pluma peculiar por sus colores o forma, se le hará una foto a esa pluma o a una parte de ella, “pero lo que quiero es mostrar toda la estructura completa, todas esas pumas de vuelo, montadas en el panel para la foto”, avanza.
MÁS RESPETUOSOS
Iván Esteban cree que la ornitolgía atraviesa un buen momento en España y "está creciendo mucho la buena práctica hacia las aves, ser más respetuoso con la naturaleza. Aunque la gente diga que, no la inmensa mayoría de las especies protegidas están en auge, salvo unas pocas como el urogallo o la perdicera... Ahí están el quebrantahuesos o la imperial ibérica. Tenemos ejemplos de que los ornitólogos están trabajando y de que cada vez hay más respeto hacia la avifauna", se alegra.
TODO CON AUTORIZACIÓN
Esteban, que es también monitor medioambiental, recuerda que "no se puede estar en posesión de una pluma salvo que sea de especie cinegética, cazable. La inmensa mayoría no se pueden tener. Ni pluma, ni parte de ellas, ni hueso, piel o lo que fuere. Eso, la autoridad te la puede quitar y denunciar". 'El Plumas' recalca que, por ejemplo, es muy difícil localizar una pluma de águila imperial ibérica, ni debajo de los nidos porque no suelen tirarla ahí. Y si te acercas demasiado a donde estén se pueden generar molestias en el ave y que no vuelva ya más a la zona. Si ves una pluma en el campeo, mejor sacar una foto y volver a casa a consultar el atlas, "sin necesidad de meterse debajo de un águila imperial".
El águila imperial ibérica ocupará un lugar especial, no en vano es su águila preferida, por la que siente pasión. En el libro seguramente sea la especie que más páginas se lleve, ya que espera describir cinco plumajes: joven, inmaduro, subadulto, adulto macho y adulto hembra. “Las tengo todas completas. Tiene tanta transición y tanto plumaje, y como es algo endémico de la península Ibérica, quiero que quede constancia de que ahí está. Y ésa es la diferencia entre este atlas y otras recopilaciones extranjeras”, sentencia. Eso sí, distingue entre su águila preferida y su ave favorita, que es el buitre negro. “Son las que más he visto desde muy crió y las que más me han cautivado”.
Y en cuanto a plumas sueltas, “me encantan las plumas corporales de avutarda, con las bandas transversales negras sobre fondo naranja, y también las caudales de milano negro. Pero ahora que me han mandado plumas completa de avutarda canaria (la hubara) también me gustan mucho”, sonríe.
Porque nunca se termina de avanzar. “Llevo coleccionando plumas más de 25 años y no me veía donde me veo ahora. Esto empezó como un hobbie, fue adquiriendo mayor proporción y los amigos me animaron a hacer el libro. Luego la gente se fue interesando por el tema y me entraron ganas de más, porque que la gente te siga y se interese es lo que realmente importa, lo que te da energía para seguir". Y así, en septiembre, un fotógrafo profesional empezará a realizar las primera fotografías, y a partir de ahí, tocará buscar editor.
Pero es que una vez que está inmerso en el atlas, "lo más difícil de todo está siendo no 'enrollarme' mucho en escribir". Lo dice de verdad. "Eso de coger una pluma y describirla detalladamente me gusta mucho, me encanta escribir. Los borradores míos son súper extensos, luego será trabajo de los correctores y del editor resumir eso. Yo le estoy poniendo mucho cariño y mucha dedicación. Me está gustando esto de escribir, después de tanto tiempo desde que terminé los estudios... es una manera de olvidarte, de desestresarte de los problemas. Es una experiencia bonita".
El libro 'amenaza' con ser imponente. De tamaño suficiente para que las fotografías se puedan disfrutar y permitan distinguir los patrones del color. Esto no lo posibilita una guía de bolsillo. Y hay que hacerlo en varios tomos porque “sacar una única guía de todas las especies ibéricas se me demoraría a lo mejor casi diez años. De esta forma será más ameno para la gente, que la podrá utilizar ya”.
Pero 'el Plumas', a quien le gustaría dedicarse a enseñar "porque me encanta que la gente me pregunte", se acuerda de los más pequeños. Para ellos tiene pensado un pequeño manual de bolsillo, "poniendo un poco de cada especie, una pluma o dos y una descripción ligera de la especie...". Literatura no le va a faltar.
Quizás, a sus 35 años, se recuerde a sí mismo de niño allá en Toledo capital, cuando muchos de su amigos se quedaban jugando a la consola y él enfilaba el camino del campo, a veces acompañado pero en la mayoría de las ocasiones solo, para ver dormideros de búho chico o a buscar nidos de perdiz, a coger egagrópilas de búho real o a contemplar los pollos de águila perdicera de un nido que conocía... Aprendizajes, experiencias y sensaciones que ahora se colarán por las páginas del futuro atlas de plumas ibéricas de Iván 'el Plumas'.
Dos momentos de algunos de los cursillos que imparte Iván 'El Plumas' por toda España.
A la izquierda, un caso de leucinismo parcial en cogujada común (Galerida cristata) ("no confundir con albinismo"). A la derecha, dimorfismo sexual invertido en azor ibérico (Accipiter gentilis).
A la izquierda, plumas de espátula (Platalea leucorodia) antes y después de lavarlas. A la derecha, Iván Esteban de campeo y observación.
Alas completas de gaviota reidora (Chroicocephalus ridibundus) y alcaraván común (Burhinus oedicnemus). Al lado, una explicación de la estructura alar.