campaña 'desnuda la fruta'
Tus fotos luchan contra el abuso de envases en los alimentos frescos
Una manzana solitaria, unos tomates y hasta gajos de mandarina pelados dispuestos en bandejas de poliestireno y cubiertos de plástico son ejemplos cada vez más comunes de la práctica de sobreenvasar los alimentos para su venta. En los casos de fruta pelada, el despropósito parece aún mayor puesto que le retiran a la pieza su 'envase' natural para colocarle un plástico de un solo uso, que nada más llegar a los hogares acabará en la basura. Ante esta situación, acaba de nacer la campaña 'Desnuda la Fruta', que pretende denunciar el abuso del plástico en la venta de estos alimentos a través de fotografías realizadas por los consumidores, imágenes con las que esperan inundar las redes sociales bajo la etiqueta #DesnudaLaFruta, y que desde hace un mes puedes compartir en el Grupo de Facebook creado con este fin.
"Todo empezó cuando comenté la frustración que me provocaba ver cada vez más y más plástico en la zona de productos vegetales frescos. Me dijeron que había un grupo de Facebook dedicado al activismo electrónico sobre estos temas, gestionado por Vivir sin Plástico. Allí propuse hacer algo que llamase la atención y que avergonzase a los que vendían productos de esta manera, y poco a poco la campaña empezó a tomar forma", relata Isabel Vicente, ingeniera técnica agrícola y responsable de la web La Hipóstesis Gaia, en la que ha colgado, a modo de reto, la imagen de una única cebolla en su cesta de plástico espumoso y cubierta del plástico film.
Vicente lamenta que cada día haya más ejemplos. "He llegado a ver incluso ramilletes de perejil", dice. Y para Fernando Gómez Soria -la mitad de Vivir sin Plásticos, junto a Patricia Reina Toresano- "hay tantos ejemplos que casi habría que plantear la pregunta de: '¿habéis encontrado alguna fruta que nunca la sobreenvasen?' Yo creo que no. Frutas como mandarinas, naranjas o plátanos se encuentran muchas veces en bandejas de poliespán. ¿No tienen protección suficiente con su propia piel? Incluso a los cocos a veces los recubren de film de plástico", se queja.
"Una de las cosas que más nos indignó fue ver cuatro rodajas de pimiento envasadas en una bandeja de porexpam", añade Reina. "La etiqueta no ponía ni siquiera peso, simplemente 'unidad 1'. Hicimos una foto y la compartimos en redes sociales, pero el supermercado no tenía perfil en ninguna red social y no se enteró del revuelo que provocó. Les escribimos en dos ocasiones quejándonos por el sobreenvasado absurdo y no obtuvimos respuesta. Fue muy frustrante. Lo peor es que han pasado dos años y siguen haciéndolo".
Para Vicente, que es también licenciada en Ciencias Ambientales, "el problema es que cada vez estamos más acostumbrados al plástico. Parece tan habitual que ni lo vemos, y desde luego, no ayuda que en ocasiones no haya más opción que llevarte una ración de plástico con las cosas que compras. A veces me he ido sin comprar lo que quería por no llevarme un producto envasado". El hecho de no tener tiempo para ir a mercados donde la fruta envasada es la excepción fue para ella uno de los detonantes para lanzar esta campaña.
¿Cómo se ha llegado a este sobreenvasado desmedido? Los tres impulsores de la campaña tienen visiones bastante coincidentes. Así, Vicente apunta que "a veces he pensado que es para provocar compras más rápidas o por intentar simplificar la compra, pero no encuentro ninguna razón que justifique tal desperdicio". Reina pone el ejemplo de que "los establecimientos abusan de él para que en vez de llevarte dos manzanas, te lleves cuatro" y tiene claro que el hecho de "que en la distribución se utilicen envases no es excusa para, una vez en el comercio, los quiten y sustituyan por otros individuales". Mientras que Gómez Soria defiende que "les interesa que la gente compre lo más rápido posible, por eso lo ponen fácil" y cree igualmente que "los supermercados y productores buscan el máximo beneficio y los envases pueden ayudar a esto". Pero sobre este extremo advierte de que la fruta y verdura envasada suele ser más cara: "a simple vista puede parecer una ganga, pero en ocasiones si observas el precio por kilo te das cuenta de que no lo es. Muchos productos 'gourmet' los sobreenvasan, como si por el envase les diera un valor añadido".
Aunque este naturópata aprecia también que "es una mezcla de todo, una responsabilidad compartida" en la que el consumidor también tiene su parte, ya que "cada vez se va con más prisas a todos los lados, y cuando vamos a comprar queremos acabar lo más rápido posible. No nos damos cuenta de lo que está ocasionando nuestra forma de consumo". Por su parte, Reina considera asimismo que gran parte del problema de los envases "viene porque actualmente traemos la fruta de muy lejos y tienen que envasarla para que se conserve bien durante el trayecto. Acostumbrarnos a consumir local y de temporada es otra forma, aunque sea menos visible, de luchar contra el derroche de plásticos y comida", anima. Y sobre este punto, lamenta gestos repetidos de los consumidores, por ejemplo, que "como las bolsas son gratis, nos damos el lujo de olvidarlas en casa y coger otras cada vez que vamos a hacer la compra".
Y por último, el asunto atañe también a las instituciones. "Debería de haber una legislación fuerte que controlara el envasado. La que tenemos en la actualidad está claro que no funciona", sentencia Gómez Soria.
Esta campaña no tiene día de cierre. Recién abierta -empezó el pasado 12 de febrero- finalizará "cuando las grandes superficies cambien su manera de hacer a la hora de envasar las frutas y verduras en plástico sin sentido", sostiene Vicente en su web. Gómez Soria es positivo y cree que cada vez hay más gente sensible, pero sigue habiendo más que no lo son. "Hay muchas personas dispuestas a hacer algo pero no lo hacen porque desconocen el daño que está causando en el planeta todos los envases innecesarios que utilizamos. Cuando lo comprenden empiezan a tener un poco más de cuidado con lo que compran. Serían necesarias campañas de concienciación a nivel estatal". Y también detecta avances en los comercios: "aunque cada día encuentras más productos envasados, yo creo que las grandes superficies empiezan a tener un poco más de cuidado cuando se trata de sobreenvasados exagerados", deja caer con esperanza.
Si, a pesar de todo, la sociedad no se moviliza, Vicente seguirá denunciándolo "ya sea desde el blog, desde las redes sociales o en el mismo supermercado. Y desde luego, seguiré intentando que la gente cambie de opinión y que vean lo que sucede más allá del contenedor de basura". Para Reina, la campaña no tiene una fecha de caducidad. "Puede que no consigamos que los supermercados cambien de prácticas pero si conseguimos concienciar a una parte de la población para que dejen de consumir estos productos ya habremos ganado. No se trata de conseguirlo todo o abandonar, sino de hacer lo que esté en nuestra mano por mejorar la situación. Esperamos que esta campaña se extienda y trascienda las redes sociales para concienciar a la población y acabar con este tipo de prácticas absurdas".
Una futura normativa sobre el envasado
La campaña 'Desnuda la Fruta' aboga porque esta práctica del envasado de alimentos se regule de otro modo.
A Isabel Vicente, responsable de la web La Hipótesis Gaia, de hecho le encantaría que se prohibiese el envasado de productos frescos, como frutas o verduras, "pero también estaría bien que se eliminasen los guantes de plástico que hay en algunos supermercados para hacer más 'higiénico' el proceso de compra de fruta. Desde mi punto de vista no son necesarios, no aportan más higiene y sí suponen un incremento del consumo de plástico en el proceso de compra-venta".
Para Fernando Gómez Soria, de Vivir sin Plástico, "el sobreenvasado directamente debería de estar prohibido". Cree que se necesitaría un control riguroso sobre todo envase que entra en el mercado. "En la actualidad se ponen envases en el mercado no sabiendo ni tan siquiera si se pueden reciclar. Además, en la industria del plástico hay mucho secretismo, hay envases que no se saben ni los aditivos que llevan", se queja. Defiende también que habría que fomentar la reutilización: "hay muchos productos que se pueden comprar con envases reutilizables. Incluso las compras a granel se pueden hacer utilizando tus propias bolsas de tela pequeñas. No hace tanto tiempo que se compraba así".
Y añade que en la actualidad casi todo lo que se está planteando gira en torno a sustituir un material por otro menos dañino. "De plásticos convencionales vamos a pasar a plásticos compostables, lo que puede ser un avance, pero esos plásticos seguirán siendo muy dañinos si acaban en el medioambiente. Sólo se degradan en unas condiciones específicas, que se dan en las plantas de compostaje industriales pero no en la naturaleza. No se trata de buscar soluciones menos malas, habría que ir la raíz del problema y poner fin a nuestra absurda cultura de usar y tirar".
Nuestra relación con el plástico
"El plástico es un material maravilloso. Es resistente, duradero, económico y muy moldeable que, bien utilizado, tiene muchas ventajas. El problema no es del material en sí sino del uso que estamos haciendo de él. Se debe utilizar para objetos de muy larga duración y no para desechables pero, al ser tan barato, hasta los objetos de larga duración se tratan como si fueran desechables", lamenta Fernando Gómez Soria, uno de los dos responsables de la web Vivir sin Plástico.
Gómez Soria cree que este uso está causando un gran problema: "el plástico no se biodegrada, es decir no es consumido por ningún ser vivo (microorganismos y hongos) que lo transformen en elementos químicos naturales, reintegrándose al ciclo natural de carbono que ha sustentado la vida durante millones de años. Solo se descompone en partículas más pequeñas, pero sin cambiar su composición química. Pueden descomponerse hasta ser imperceptibles al ojo humano, lo que no significa que no sigan ahí. Esto hace que haya plástico dispersado por todo el planeta. Estudios recientes han encontrado microplásticos en el agua potable, en la miel, en la sal y hasta en el aire", advierte.
Patricia Reina, la contraparte en Vivir sin Plástico, matiza además que "el plástico es muy barato y esto hace que no le demos valor". El problema es que "es un material muy duradero que estamos utilizando para fabricar productos de usar y tirar. Todo el plástico que se ha fabricado en la historia sigue en algún lugar de la Tierra y la mitad de todos esos plásticos se han fabricado en los últimos 13 años. Es algo que va en aumento y es urgente plantearnos un cambio radical en el uso que hacemos de este material. De seguir así, en 2050 habrá más toneladas de plástico que de peces en los océanos. ¿Realmente queremos vivir en un planeta así?", se pregunta.
En esta misma línea, Isabel Vicente, de La Hipótesis Gaia, considera que parte del problema está en que "no somos conscientes del impacto que genera en el medioambiente la cantidad de plástico que usamos". Hay una gran cantidad de materia prima que se necesita para su fabricación, y el coste que tiene su tratamiento y lo tremendamente difícil que es dar una salida medianamente sostenible a la enorme generación residuos que se generan día a día no es algo de lo que se tenga información".
Y añade más: "creo que hay una adicción al plástico, no sé muy bien por qué, pero cada vez hay más productos que se venden en plástico, y no solo se restringe al tema de la alimentación. Hay tiendas que venden la ropa interior en plástico y ya a nadie le sorprende". Por todo ello, considera estas ingentes cantidades algo innecesario y alerta de la escasa vida útil que tiene: "una vez en casa acabará, en el mejor de los casos, en el contenedor de reciclaje. Pero reciclar no es la solución ideal ni de lejos. Reciclar está bien, no tiene nada de malo, pero debe ser la última opción, antes hay que evitar el consumo de plástico".
Para Vicente fue muy sencillo dejar de usar plástico en los productos de higiene personal. "La solución siempre ha estado ahí. Solo tuve que cambiar el gel de ducha y el jabón de manos por las pastillas que se han usado siempre, pasarme al champú sólido… Ahora no volvería atrás, no solo por el plástico, también porque la calidad de estos productos es mayor", aconseja.
Gómez Soria está en el mismo camino. "Por suerte, la gran mayoría de plásticos desechables son muy fáciles de eliminar. Los más sencillos son las bolsas, botellas, vasos, cubiertos, envases de muchos productos de limpieza". De hecho, recalca que "no nos hace falta un producto para cada parte de la casa, incluso los puedes hacer tu mismo, con bicarbonato, vinagre y limón se puede limpiar casi todo". Lo mismo ocurre, apunta, con muchos envases de cosmética, las pajitas de las bebidas, las tazas de café para llevar -que llevan una capa de plástico-... "También ayuda dar preferencia al vidrio en lugar de plástico cuando se tenga que comprar algo envasado", recuerda. Y alienta al cambio: "cualquier persona puede reducir a la mitad del plástico desechable que usa sin esfuerzo, sólo es cuestión de proponérselo".