Un estudio internacional acaba de demostrar que el aumento de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera, con la consecuente acidificación de las aguas superficiales, podría afectar en treinta años a una amplia comunidad de arrecifes de corales de aguas frías, que son la base de unos delicados ecosistemas marinos profundos (a más de 3.000 metros) con miles de años de historia, según informa en una nota de prensa el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), entidad que ha participado en el trabajo.

La investigación ha visto que este aumento de CO2 ha reducido las sobresaturaciones en el Atlántico Norte de una forma de carbonato de calcio denominada aragonito, que es un indicador de buena condición medioambiental. Y esta reducción puede afectar a los corales de la zona.

“Estos corales existen fundamentalmente en el Atlántico Norte porque la circulación oceánica de retorno meridional trae aguas cálidas y salinas con valores altos de pH hacia el norte, donde se enfrían fuertemente y se hunde circulando de vuelta hacia el sur. Estas aguas favorecen la presencia de corales porque generan un ambiente con altas sobresaturaciones de aragonito en zonas muy profundas”, explica Fiz Fernández, investigador del CSIC en el Instituto de Investigaciones Marina de Vigo.

Pero “actualmente la circulación de retorno meridional transporta un 44% menos de sobresaturación de aragonito, y en unas tres décadas este descenso será de entre 64 y 79%, por lo que muchas comunidades se verán inundadas con aguas corrosivas (subsaturadas de aragonito) para sus estructuras calcáreas”, añade Fernández, quien sitúa en un 70% la cantidad de comunidades que podrían verse afectadas por este hecho.

Desde la Revolución Industrial, el Atlántico Norte ha estado acumulando dióxido de carbono antropogénico y experimentando acidificación oceánica, es decir, un aumento en la concentración de iones de hidrógeno (una reducción en el pH) y una reducción en la concentración de iones de carbonato. Esto último hace que el horizonte de saturación de aragonito, debajo del cual las aguas están subsaturadas de este carbonato, "se eleva a menores profundidades, exponiendo a los corales profundos a aguas corrosivas”, indica Fernández.

En este estudio se ha utilizado un análisis a base de observaciones para mostrar que la tasa actual de transporte de aguas acidificadas al Atlántico profundo podría causar que el horizonte de saturación de aragonito ascienda entre 1.000 y 1.700 metros en el Atlántico subpolar en las próximas tres décadas.

“Deducimos que la duplicación de los niveles atmosféricos de CO2 antropogénico, que podría ocurrir en tres décadas según un "escenario habitual" de cambio climático, podría reducir el transporte de las sobresaturaciones de aragonito en un 64-79% del habido en condiciones naturales, lo que podría poner en grave peligro los hábitats de coral de agua fría”, explica Fernández. La circulación de retorno meridional del Atlántico también exportaría estas aguas profundas acidificadas hacia el sur, extendiendo aguas corrosivas al océano mundial.

El estudio se publica en la revista Nature.

2018-02-13