Alegría desmesurada vinculante
Menos mal. La cumbre COP21 (Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático) ha terminado con un acuerdo 'legalmente vinculante'. Por un momento esta narradora se temió lo peor. De hecho, un inquietante escalofrío se apoderó de su persona cuando, a mediados de la negociación, cayó en sus manos un diario cuyo titular advertía de que dos de las partes habían llegado a un "acuerdo no vinculante" en materia de protección del clima. A acuerdos así me comprometo a llegar yo todos los martes, oiga. Firmica, foto y mucha difusión para mi causa. Pero no. Al final, el acuerdo parece ser vinculante. Bueno, no del todo. No lo es a la hora de que cada país establezca los objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, ni sus fechas, ni plazos ni modo de hacerlo. Y en fin, tampoco se ha puesto el ojo en que el ascenso de temperatura del planeta no supere los 1,5 grados centígrados antes de fin de siglo -que es lo que pedían los ecologistas- ya que, los expertos han detenido el mercurio en los dos grados. Es curioso. En un libro de texto de esos tochos que estudiaba una en la carrera, de los calificados como la Biblia en la materia, la cifra considerada límite era de un solo grado centígrado... Pero minucias aparte, se siente una mucho mejor, qué quieren que les diga. Copenague 2009 no fue vinculante, y en virtud de acuerdos no vinculantes de Kioto 2008 España iba a reducir en tropecientos sus emisiones de efecto invernadero y luego ha sido uno de los países donde más se han incrementado, y no pasa nada: se compran más derechos de emisión de CO2 y ya está (cheque aquí y cheque allá, maquíllate, maquíllate...). Ojo, lector, que otros países sí cumplieron. Alemania redujo sus emisiones incluso más allá de lo que había pactado. Se conoce que en nuestro país la cosa funciona de otra manera. Pero ahora será distinto. Porque, ya se sabe, nuestros políticos siempre cumplen su palabra. ¿O no? Pues eso, que una está tan decepcionada que no solo en este ámbito, sino en todos, esperará a ver los hechos antes de echar las campanas al vuelo. Que lo que ha visto hasta ahora es una alegría desproporcionada, que casi parece una escenografía pactada y vinculante de besos, abrazos y alguna lágrima. Foto asegurada, vamos. Con lo que queda por hacer, que es todo. Seguimos cavilando.