La avispa asiática, que podría alcanzar la Región...
La avispa asiática (Vespa velutina) se ha convertido en la amenaza más temible, mortal y fulminante para las colmenas. Y ya es una realidad en el norte del país. En el año 2010 cruzó los Pirineos y ahora se extiende desde Galicia (desde Portugal, en realidad) hasta Cataluña, y va descendiendo por Navarra y Aragón. Por su propia capacidad de vuelo puede avanzar casi 100 kilómetros al año, pero, por supuesto y como es común en la mayoría de las especies invasoras, son otras las vías más comunes de introducción, incluidos los medios de transporte, como parece ser el caso.
Es muy voraz y muy agresiva con las abejas. Puede acabar con una colmena en una semana
La cuestión preocupante es su voracidad. Como ocurre en todas las avispas, las abejas forman parte de su dieta, pero sus ataques pueden ser muy agresivos y en los casos más virulentos son capaces de acabar con una colmena en una sola semana. La velutina no tiene compasión: atrapa a la víctima, la lleva al suelo, le arranca la cabeza y con el tórax de la abeja hará una pasta, que se lleva al nido para alimentar a sus crías. Y lo hará con todas las abejas que pueda atrapar. Si llegan a ser muchas atacando, entrarán en la colmena, devorarán también las larvas y se comerán la miel. Y a veces pueden ser muchas: hay nidos de 17.000 avispas, según cuentan en la página web de la asociación Apicultores de Navarra (Apidena) www.apidena.org; aunque no es lo normal, lo habitual ronda las 2.000. Pero, además, el problema va más allá, como cuenta Julián Urkiola, presidente de la Asociación de Apicultores de Gipuzkoa. “Me preguntan por el daño causado este año, pero en realidad no lo sabré hasta la primavera, porque una cosa es que destroce la colmena, pero además, por su forma de actuar, al quedarse un número importante de avispas vigilando las colmenas, las abejas no salen, por lo que no se alimentan, enferman, bajan en número y no dan suficiente calor a la reina..., así que puede ser que parte de las colmenas que han sobrevivido también estén afectadas, e incluso si la temperatura baja este invierno, puede que no lo resistan”, relata este experto.
Urkiola, que ha capturado entre 50.000 y 60.000 ejemplares de esta avispa este año pasado -”es una invasión”, lamenta-, no descarta en absoluto la llegada de este insecto a la Región de Murcia. “Si llegó desde Francia y está en toda la cornisa cantábrica, creo que puede ir a cualquier otro sitio. Dicen que es más difícil que llegue a las tierras de interior, pero quién no me dice a mí que no se adapte...”. “Ojalá no llegue”, desea, pero, por si acaso, le preguntamos por una manera de estar alertas desde aquí. Y lo que nos recomienda es PONER TRAMPAS POR ZONAS, “pero no muchas”, indica, “para TESTEAR SI HA LLEGADO”. Para ello, hay que elaborar un ATRAYENTE de esta avispa. No hay que hacer demasiada cantidad, un vaso pequeño de líquido suficiente para que el animal se ahogue. La MEZCLA que recomienda Urkiola tiene un dedo de vino blanco y otro de cerveza, más dos o tres cucharadas de sirope o jugo de arándanos o de melocotón..., “algo con olor fuerte, dulce; pero sin mucha azúcar, porque sino van también las abejas”, apunta. “O incluso, cuando ya las hayan visto, un trozo de carne colgando”, añade, ya que esta avispa es carnívora. Luego, en esta PRIMAVERA, se pueden ya instalar las trampas. Urkiola recomienda que se testee en primavera porque es la época en que es la propia reina la que busca ubicaciones para su nido, de manera que cada reina capturada significará un nido menos. No hay que olvidar que de cada nido saldrán, cada año, entre 6 y 7 reinas que abandonarán la vieja estructura para construir, siempre, un nido nuevo. En otoño, otra época hábil para testear, lo que se capturan son obreras, ya que la reina no sale del nido porque le llevan la comida 'a casa'.
En cualquier caso, el hallazgo del nido en primavera no resulta tarea fácil. Y no lo es por dos motivos: uno, porque el nido es aún pequeño; y dos, porque los árboles han comenzado a llenarse de hojas que los ocultan muy eficazmente. Más adelante, ese nido puede alcanzar tamaños más que considerables, una bola impresionante de unos 70 - 80 centímetros de diámetro situada hasta a unos 20 - 30 metros de altura.
En otoño, cuando las hojas caen de los árboles, el inmenso nido se ve a distancia. Pero ya es tarde
Sin embargo, en otoño, cuando las hojas se caen, el inmenso nido se ve a distancia. Pero ya es tarde, aunque puedan quedar cierto número de obreras rondando la construcción. En septiembre – octubre, el nido está en pleno apogeo. Es cuando nacen las reinas, provocando la muerte de la antigua reina madre. Después serán fecundadas y pasarán el invierno refugiadas en huecos en los árboles, grietas, cornisas, alerones... Más tarde, en primavera, las reinas saldrán a buscar emplazamientos para su futuro nido: árboles, muros, graneros, establos, casetas... Los datos conocidos señalan a febrero como el mes en el que puede vérselas ya buscando localizaciones y junio como el mes en el que comienza la formación del nido, pero aún estaría por ver qué puede ocurrir en lugares como Murcia, con temperaturas más altas. A partir de este momento, las obreras irán haciendo primero una pequeña bola y, después, un fenomenal nido. En verano, saldrán en busca de su comida hacia las colmenas. Y de nuevo llega el otoño, con el nacimiento de las nuevas reinas. Como son “muy territoriales”, según relata Urkiola, se empujan unas a otras y van conquistando nuevos territorios.
En este sentido, es interesante su observación de que “tienden a arrimarse a la urbe”. Cree este entendido que, en otoño, “puede ser que las farolas posibiliten que los árboles cercanos tengan mayor temperatura, por lo que aún tienen hojas y quizá eso les interese...”, pero agrega que “todo está por estudiar. Hay que fijarse en todo. Por eso me gusta escuchar a todo el mundo, las tormentas de ideas, en las que a lo mejor se dice algo que no habíamos observado, porque no tenemos buenas estadísticas”, se queja.
Para erradicarla va a ser necesario el trabajo conjunto de los apicultores y la administración
Esas reuniones forman parte de su interés y de su trabajo. Entre sus mayores preocupaciones está la de dar con un atrayente específico, “porque ahora estamos dando palos de ciego y en nuestras trampas caen también otras avispas, abejas, moscas... Necesitamos algo más selectivo”, clama. Sabe que en Chile, frente a otra vespa, la germanica (también llamada vespula germanica), utilizan polvo de hueso y un gel, en una mezcla no letal pero que impide que las larvas crezcan bien. “Dicen que es efectivo en un 70%”, deja caer. En el país sudamericano se pusieron a trabajar más seriamente cuando la plaga afectó al turismo, apunta; esperemos que aquí no tardemos tanto. Para ello, seguramente haga falta un trabajo conjunto de apicultores y administración. En Navarra ya están en ello. Según cuenta José Antonio Burusko, de la Asociación de Apicultores de Navarra (Apidena), en la última reunión que tuvo lugar en el Valle del Baztán se acordó solicitar a los ayuntamientos que instaran al Gobierno de Navarra a que se implicara en la lucha, “porque les desborda”, advierte. Y, como dato, en Gipuzkoa se han destruido, entre finales de mayo y fin de 2012, hasta 657 nidos. Y en toda la zona afectada en el país, muchos apicultores han perdido sus colmenas, las han tenido que trasladar y hay hasta quien ha abandonado la actividad.
Julián Urkiola no es positivo de cara al futuro: “Me parece que va a ser muy difícil erradicarlas, igual tendremos que acostumbrarnos a vivir con ellas”, sentencia.
Cómo reconocerla y qué hacer con el nido
La Vespa velutina tiene la parte posterior de la cabeza marrón-negruzca, la cara amarilla y el abdomen negro salvo el tramo final, claramente amarillo. También es amarillo el final de las patas, que en el resto tienen ese color marrón-negruzco. Se diferencia de la avispa grande más común, la Vespa crabro o avispón, porque ésta es más marrón. En el caso de la invasora, la obrera es poco mayor a los 2,5 centímetros; los machos pueden llegar fácilmente a los 3; y la reina puede llegar hasta los 3,5. (En el avispón: la reina mide también de 2,5 a 3,5 centímetros).
Una vez detectado el nido, hay que avisar a las autoridades. En Gipuzkoa, los destruyen de forma gratuita. Si están en zona urbana, se encargan los bomberos; y si están en zona forestal, los guardas forestales a balazos, por lo que se tiene en cuenta si merece la pena realizar esta actuación una vez que el nido ha sido abandonado. En cualquier caso, cabe resaltar ésta ha sido la causa que ha motivado más salidas de estos servicios, lo que da una idea de su expansión y de la alarma que provocan.
Poca agresividad hacia el hombre
A la hora de hablar de la agresividad que esta avispa muestra hacia el hombre, habría que diferenciar que una cosa es la peligrosidad de su picadura y otra la tendencia a atacar a las personas. En cuanto a la peligrosidad, no es un factor despreciable sobre todo en casos de alergia. Al respecto, se recomienda no acercarse a menos de 5 metros del nido, distancia a la que parece ser que empieza el ataque.
Y como ejemplo de su desinterés por nosotros, Julián Urkiola, presidente de la Asociación de Apicultores de Gipuzkoa, cuenta cómo se ha paseado delante de unas 25 colmenas en mangas de camisa, sin recibir picotazo alguno, debido a que delante estaban, vigilantes, las avispas asiáticas. “Era entre agosto a octubre. En condiciones normales, las peligrosas habrían sido las abejas. Pero no había ni zumbido. No querían salir porque las avispas asiáticas las exterminaban si salían. Nosotros andábamos tranquilamente por allí y las avispas no atacaban”, recuerda