Hoteles para insectos y otros bichos

¿En qué habitación ponemos la crisopa?

hoteles-insectos-composicion_pq.png

La crisopa es un insecto verde y espigado, algo desconocido y bastante bonito -no en vano recibe también el nombre de “alas de encaje”- que se alimenta de plagas de los cultivos. Y es, junto con otros compañeros como las abejas y avispas, arañas, mariquitas, ciempiés, tijeretas o escarabajos, miembro de ese formidable batallón de microfauna beneficiosa para las las plantas, los huertos y, por prolongación de la cadena que nos une, para los humanos. Para ellos, y en medio de una sensibilidad creciente hacia el medio natural -véase la alarma mundial ante el declive de las abejas- ha surgido una corriente que consiste en construir unos elaborados refugios que les ayuden a sobrellevar cerca de los agricultores las épocas más difíciles, a saber, el invierno. Son los hoteles para bichos -porque son algo más que solo insectos-. Algunos de hasta media docena de plantas, y todos ellos con habitaciones con distintos equipamientos. Para que el hotel funcione, la clave es saber dónde instalar a la crisopa y al resto de los huéspedes.

Estos hoteles consisten en unas sólidas construcciones de esmerada estética, con texturas, tonos y materiales diversos, cuyos recovecos ofrecen refugio a la flor y nata de los tradicionalmente denominados 'bichos'. Tiene, en su mayoría, aspecto de casita de cuento, con techo tejado escarlata y varias plantas y habitaciones para acoger a sus distintos inquilinos, aunque también pueden ser algo más sobrios, totalmente cuadrados y con cubierta de plástico, o llegar hasta donde la imaginación del arquitecto vuele, atendiendo siempre a los requerimientos técnicos de un experto.

"Hay miles de diseños de hoteles para insectos", comenta Raúl Carpena, de la asociación D-Sobras y monitor de talleres para aprender a levantar estos curiosos establecimientos hosteleros.

Las cuestiones a resolver pasan por determinar para qué se quiere instalar el hotel. Una razón puede ser por ayudar a la naturaleza en general: "Tener insectos es bueno”, recuerda Carpena, quien añade que “hay muchos que no nos son favorables, pero otros sí, ya que nos ayudan a mantener a raya a las plagas. Y los productos químicos acaban tanto con unos como con los otros, con lo que se produce un desequilibrio".

Sin embargo, los más habituales van dirigidos a la mejora de la explotación de un huerto cercano o de un “balcón comestible”, que viene a ser un pequeño huerto en una terraza y que Carpena también enseña a crear (ver aquí). Por eso, pueden instalarse más o menos cerca del huerto pero alejados de las viviendas, o en la propia fachada. Esta proximidad también estará en relación con qué bichos se desee que ocupen el hotel.

hotel_casa_fachada.jpgPorque un usuario puede decidir, por ejemplo, que solo quiere mariquitas, mientras que a otro le puede interesar una mezcla más variada. Puede decantarse por abejas carnívoras, mariposas, escarabajos..., y los más atrevidos, también por tijeretas, avispas o abejorros solitarios, entre otros ejemplos.

En este caso, su hotel precisará también de diversos materiales. Desde D-Sobras animan a que éstos sean recuperados de los desechos. “Así, además de reutilizar, el mantenimiento será más sencillo, ya que es más fácil encontrar un trozo de madera que una determinada pieza de plástico para reparar un daño”, apunta el técnico. Aunque aclara que el mantenimiento no conlleva grandes esfuerzos, apenas una limpieza cuidadosa -sobre todo de cara al propietario- a los dos años de instalarlo, “pero no es una gran tarea”, alienta.

Carpena utiliza mucho palets -enteros o restos de ellos-, piedras, ladrillos y trozos de maderas. También caben pedazos de macetas, astillas, paja, piñas y una rejilla de alambre que servirá para sostener la instalación y evitar la entrada de pajarillos. “Construirlo es sencillo, pero depende de las habilidades manuales de cada uno. Un taller de dos o tres horas pueden ser suficiente para aprender no solo a levantarlo, sino a decidir dónde instalarlo, distancia del suelo, más cerca o más lejos del huerto....”, repasa el educador ambiental. Y a la hora de la verdad, manos a la obra. “Con un paquete de dos o tres herramientas básicas como un serrucho, lápiz y tornillería, es suficiente”, anima. Y todo ello, por supuesto, libre de productos químicos, excluidos la pintura y el barniz, que alterarían la función ecológica que tienen estos hoteles, y hasta las posibles sustancias atrayentes. Acaso “el tejado puede llevar un plástico que no perjudique, o algo de cola de carpintero”, apunta.

Pero los hoteles para bichos no son mágicos. Carpena recuerda que “no es que lo pongas y los animales empiecen a llegar. El hotel ha de quedar integrado, y poco a poco los insectos, que ya están e el entorno, van ocupando ese espacio. El tiempo que tarden en hacerlo dependerá mucho de lo que haya en el huerto, pero no va a ser inmediato. Además, los terrenos suelen estar muy castigados por los químicos... así que es recomendable generar todo un ecosistema que favorezca su presencia. Por ejemplo, irá mejor si hay una charca en el huerto ecológico con peces que controlan las larvas de moscas, o un muro de piedra para atraer pájaros insectívoros. De este modo, los hoteles para bichos son otro extra, una ayuda más. El resto, será el ritmo que marque la naturaleza”, describe.

Una ayuda es saber cuál es la mejor época para su colocación. Suele coincidir con la llegada de la estación más dura para ellos. “Lo mejor es instalarlos cuando cesa casi por completo la actividad en el huerto. Por ejemplo, en Yecla el frío entra antes que en Murcia”, detalla el experto. Por eso, además, hay que ubicarlos protegidos del mal tiempo y de los vientos, “porque son sus cuarteles de invierno y con ellos se les ofrece una ayuda para que permanezcan cerca”, recuerda. Esta ubicación también es fundamental para que el hotel acoja unas especies y no otras, y es distinta según en qué zona se halle el terreno. “No es lo mismo instalar un hotel para insectos en el Mediterráneo que en el norte de Francia”, pone como ejemplo.

Y ya está listo para que comience a funcionar. Allí, desde su posición, esperará la llegada de una microfauna que se alimentará de plagas, como los pulgones -hay un montón de tipos-, que resultan ser la gran reserva alimenticia de esta fauna, o también orugas defoliadoras, escarabajos, insectos, caracoles, moscas, garrapatas o gusanos; o polinizará las flores.

Pero, además de resultar beneficiosas para los cultivos y coloristas para el huerto, estas casetas cumplen otra bonita función, que es la de acercar a la población en general a una serie de animales por los que tradicionalmente ha sentido rechazo. “La gente en general, y sobre todo los niños, se suelen sorprender, porque les dan asco, o pegan un grito al verlos, o los cazan... pero cuando les cuentas que son beneficios y colaboran en las tareas, ven las cosas de otra manera”, extrae Carpena de su experiencia como monitor creando hoteles para bichos.

Mónica Rubio. Periodista y Bióloga.

Cada bicho, su material y su comida

Sirva este listado para hacerse una idea de qué necesita cada animal beneficioso para sentirse atraído por una habitación, pero lo mejor es consultar con un técnico para alojar solo a los bichos deseados y asegurarse de que quedan bien instalados.

crisopa.pngCRISOPAS: come pulgones, mosca blanca, arañas, polillas, langosta y algunas cochinillas. En primavera y verano liba flores, pero en forma de larva es una gran depredadora. Le gustan la paja y la madera.

mariquita.pngMARIQUITAS: quizá la más atractiva. Es un reconocido depredador de pulgones, ácaros, piojos… Ponga tacos de madera con ranuras o restos de astillas que dejen espacios huecos.

escarabajo-longuicornio.pngESCARABAJOS: la mariquita es un escarabajo, pero hay más, que comen gusanos, orugas y similares. Su equipamiento: madera, troncos o leña que tienda a podrida, roca que genera escondites y montoncitos de hojas.

avispa.pngAVISPAS: también se comen los pulgones y otras larvas de insectos dañinos. En la naturaleza, muchas son solitarias y anidan en troncos de árboles. Corte una 'rodaja' de un tronco y hágale algunos agujeros.

abejorro.pngABEJAS Y ABEJORROS. Otras que también comen pulgones. Además de los troncos con agujeros, lo suyo son la caña de bambú y sobre todo los ladrillos. También les atraen las flores vistosas, que puede incluir en el hotelito y, de paso, darle color.

mantis.pngMANTIS RELIGIOSA: voraz como ella sola. Este magnético insecto que te sigue con la mirada girando inquietantemente su cabeza, se lanza prácticamente hacia cualquier insecto que se ponga a su alcance.

ciempies.pngCIEMPIES: es de los que más repelús causa, pero es un depredador muy activo que se alimenta de otros insectos. Para ellos, lo mejor son piedras con huecos para esconderse. También troncos y hojarasca.

TIJERETAS: comen pulgones, pero ojo, que son omnívoras. Equipe su hotel con macetas con paja o trozos de loza. ARAÑAS: comen moscas, orugas, polillas... además de avispas, mosquitos. Les gustan las hojas y hierbas secas. LIBÉLULAS, MARIPOSAS...

OTROS ANIMALES: ya no tan microfauna, hay otros animales beneficiosos para el huerto, como lagartijas, salamanquesas, ranas y sapos, lombrices...

Insecto, araña, bicho

Aprovechamos este reportaje para aclarar la diferencia entre insectos, arañas, artrópodos y bichos. Hay un número para distinguir a un insecto: el tres, de cabeza-tórax-abdomen.

insecto.png

Y es que el cuerpo de los insectos se divide en esos tres fragmentos: cabeza con antenas; tórax, de donde salen seis patas (a veces faltan) y las alas, cuando hay; y abdomen.

arana-22-ok_0.pngLas arañas, con ocho patas y dos fragmentos (tienen la cabeza y el tórax fundidos), no son insectos; ni los ciempiés. Eso sí, tanto estos como los insectos son artrópodos, esto es, que están articulados y tienen un esqueleto exterior.

Bichos son, ya, lo que usted quiera.