X Aniversario de la plataforma ciudadana Pacto por el Mar Menor
«Creíamos que iba a ser más fácil y que Pacto por el Mar Menor sería efímero»
Isabel Rubio, miembro del Grupo de Coordinación

La historia bien pudo tener su arranque el día que Isabel Rubio, miembro del Grupo de Coordinación de Pacto por el Mar Menor, observó cómo un cardumen de agujas ascendía en la columna de agua. Sin formación aún en la ecología de esta y otras especies, no supo a qué achacarlo, «pero el agua ya estaba verde», recuerda la activista. Por aquellas fechas, estando en Greenpeace, recibió la llamada de dos personas preocupadas por el estado del ecosistema advirtiéndoles de su ya perceptible deterioro. Eran Alberto Nicolás y Ramón Murcia. El verano de ese año, 2015, Nicolás les apremia a celebrar una reunión con científicos, economistas y ciudadanos conscientes de la situación. «No sabíamos ni nombrar el término "eutrofización"» reconoce. De ahí a la creación de la plataforma Pacto por el Mar Menor hubo un paso adelante, valiente y decidido, y se convoca en noviembre la primera jornada con participantes de muy diversos sectores para dar a conocer el problema y buscar soluciones entre todos. «Creíamos que iba a ser mucho más fácil y que íbamos a disolvernos inmediatamente. Que íbamos a ser efímeros. Aún nos reímos de eso», sonríe. Este año, Pacto por el Mar Menor cumple un decenio de vida, y lo recuerda esta semana con un emotivo acto.
Desde aquella primera jornada, todos en la plataforma ciudadana «no hemos parado de trabajar». Sus logros han sido varios, principalmente el cumplimiento de los dos objetivos que se propusieron. De un lado, informar a lo población en su conjunto de la dimensión del problema, con encuentros en toda la escala, desde asociaciones de vecinos -incluidas organizaciones de anglohablantes-, centros educativos, universidades y diversas mesas redondas hasta reuniones con representantes políticos. Y de otro, hacer presión en la Administración para que pusieran remedio, convocando marchas, concentraciones náuticas, limpieza de playas y actividades que sirvieran para poner el foco en su reivindicación. Ha sido una labor, dice, sin fines de semana, sin vacaciones, de dedicación constante. Como resultado añadido, cree que «la gente siente que se le informa y que está integrada en la defensa del Mar Menor». A esta satisfacción se suma el hecho de sentirse refrendados por más de 1.300 personas y más de 30 organizaciones que ya se han adherido a la entidad.
Recalcan también de estos dos lustros de trabajo la creación de un nuevo marco normativo de protección del ecosistema costero más popular de la Región de Murcia. A la sombra de su empeño, y siempre sumando a otras asociaciones y entidades porque «está en nuestro espíritu trabajar con más gente», han surgido la Ley 3/2020, de 27 de julio, de Recuperación y Protección del Mar Menor, y la Ley 19/2022 de 30 de septiembre, que otorga personalidad jurídica a la laguna del Mar Menor y su cuenca. La primera busca proteger el ecosistema con medidas dirigidas a reducir la contaminación, especialmente por nutrientes agrícolas, estableciendo normas para el uso del suelo, la gestión del agua y la protección de la vegetación. La segunda «es una evolución de la sociedad. Si los animales domésticos tienen derechos, ¿cómo no los va a tener un ecosistema entero?», se pregunta. Ambas han llenado un vacío que se había prolongado desde 2001, cuando se derogara la fallida ley de 1987 de Protección y Armonización de usos del Mar Menor. Importante recordarlo porque significa que «ya en 1987, cuando se promulgó esta ley que fue recurrida por el Partido Popular, había muchos síntomas de que el Mar Menor estaba entrando en un proceso de no retorno. Por esta razón, en 2015, cuando nace Pacto por el Mar Menor, no hay leyes específicas para su protección», subraya.
En esta misma línea, últimamente gusta de recordar las palabras plasmadas por un científico en unas jornadas del Instituto Español de Oceanografía en 1980, que planteaban que «si se pone en regadío todo el entorno del Mar Menor, con sus fertilizantes, insecticidas y plaguicidas, podría producirse la aniquilación de la flora y fauna. Me ha llegado al corazón cuando lo leí porque ¿cómo es posible que fuera algo que ya había sido previsto por los científicos y que no se hubiera hecho caso?».
También junto con otras asociaciones se ha logrado que el Gobierno central haya destinado la mayor inversión en un territorio -más de 650 millones de euros- «para intentar paliar el grave problema ocasionado desde tiempos inmemoriales por la minería, y a partir de los años 70, por la urbanización salvaje, la agricultura intensiva», en un espacio que además sufre las consecuencias el ensanche del Estacio. Otro de los éxitos es la supresión de hasta 9.000 ha de cultivos que estaban utilizando el agua sin tener derecho a ello. «Que dejen de llegar esas aguas al Mar Menor es muy positivo, pero no es suficiente», sentencia.
Cronología del Mar Menor de memoria
Isabel Rubio hace, casi sin pensárselo, una cronología de las afecciones que han marcado al Mar Menor y los hitos de la plataforma en estos años clave. Parece que lo llevara ya en su ADN: en 2016 se produce la primera gran crisis, la 'sopa verde'. Las fotos expuestas en la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo en 2016 y 2017 impactan a los asistentes, y la manifestación de respuesta masiva que organizan ese mismo año con el apoyo de Greenpeace y Ecologistas en Acción les da energía para seguir. En 2018, el agua de la laguna se pone un poco transparente «pero no nos confiamos, porque los vertidos seguían llegando». En 2019 se produce la primera gran mortandad, «generando un shock en la población», con una manifestación en Cartagena seguida por más de 55.000 personas.
Un año después, en 2020, se aprueba la Ley de Recuperación y Protección del Mar Menor, que «empieza a funcionar de una manera muy suave. Hoy ni siquiera está en marcha su Plan de Ordenación Territorial y falta mucha inspección sobre el uso de los fertilizantes y lugares donde se aplican», alega. Se empieza a trabajar en la recogida de firmas para la ILP. En 2021 llega la segunda gran mortandad de peces y crustáceos. De nuevo, otra gran manifestación, convocada por los colectivos con los que han ido en distintas ocasiones hombro con hombro, entre ellos Ecologistas en Acción, GreenPeace, Favcac, ANSE, Banderas Negras, Mar Menor Vivo, Adepemm.
No quieren ofrecer soluciones, no es su cometido. «Las tienen que dar la comunidad científica y las Administraciones. Eso sí, tenemos claro que mientras haya vertidos, el Mar Menor no va a mejorar», asegura. Que no es una tarea fácil se refleja en el problema generado en los acuíferos, ante el cual ni siquiera esa comunidad científica tiene una respuesta unánime. Al respecto, están sopesando como una posible vía que en cada finca del entorno marmenorense se coloque un biorreactor para filtrar el agua, haciendo a los agricultores responsables de su instalación «y que no sean siempre los ciudadanos quienes tengan que pagar estas actuaciones».
«El Mar Menor está perdiendo su esencia»
Diez años más tarde, «el Mar Menor sobrevive», deja caer Rubio aún preocupada. Se le nota en el rostro. «Creo que no está mejor. Sobre todo, cuando buceo, veo muchísimas especies exóticas. Lo primero que me encuentro son, como mínimo, tres especies que vienen del Mar Rojo o del Atlántico. Noto no solo la disminución de los caballitos del Mar Menor, que ha sido una tragedia, y de las agujas, muy drástica; sino también de las especies comerciales. Me da mucha tristeza. Lo último son las ostras perlíferas del Pacífico, que se están reproduciendo de manera disparatada, y que no son lo peor porque son filtradores, pero cuando veo al cangrejo azul, que se come todo lo que ve, o unas caracolitas que está ocupando las hojas de caulerpa y de cymodocea, o un alga ((Batophora sp.) que es una locura cómo está cubriendo los fondos...», suspira, dejando vagar la mirada en la lejanía. Y resume: «el Mar Menor está perdiendo su esencia».
¿Hay esperanza? «Sí, claro. Si no hubiera futuro, te aseguro que no estaría dedicando mi jubilación a este empeño», argumenta, para elevarse de nuevo: «tengo esperanza de que se recupere, de que haya vida de la que caracterizaba antaño a este ecosistema», señala.
Para remar en este camino de la esperanza, Pacto por el Mar Menor convoca a la ciudadanía a un repaso de estos 10 años de trabajo en un evento «al que no hemos querido llamar celebración, no es una fiesta porque no se ha conseguido la recuperación del ecosistema, pero sí es un acto para recordar esta trayectoria». La cita es el próximo jueves, 6 de noviembre, en el Paraninfo de la Universidad de Murcia (Campus de La Merced), a las 19:30 h. En el mismo, habrá intervenciones de María Luisa Mestre Rodríguez, profesora jubilada de Derecho Civil de la Universidad de Murcia; Celia Martínez Mora, doctora en Ingeniería Agrónoma e investigadora del IMIDA; y Ramón Pagán, ingeniero químico, que son además integrantes del Grupo de Coordinación, seguidas de una conferencia del profesor de Sociología Andrés Pedreño.
El acto está presentado por la propia Isabel Rubio, experimentada buceadora, que tiene por costumbre realizar durante el verano frecuentes inmersiones en este frágil ecosistema, que posteriormente tan bien refleja en su blog Mar Menor Mar Mayor. Unas inmersiones que, esperemos, le lleven a observar de nuevo agujas, como aquel día de 2015, pero esta vez nadando libres por el fondo, ajenas a episodios de anoxia o de contaminación. Y que no se tarde diez años más.
