Vacaciones en miniatura

Nos ha sorprendido el Duero estas imprevistas vacaciones. Y lo ha hecho porque no esperábamos hallar unas aguas tan vivas lamiendo el borde una capital. Las orillas soportan una vegetación de ribera notablemente bien conservada, algo fundamental para la vida, y entre sus sauces, majuelos o álamos nos hemos topado, así, sin avisar y a punto de pisarlos, con ardillas y pajarillos variados que te cantan casi al oído. Y todo esto, a dos pasos del centro de la ciudad tranquila de Soria. Por eso, nos hemos animado a  incorporar este rincón del mundo como uno de esos buenos destinos a través de los cuales mostrar la naturaleza a los más jóvenes, e iniciar con él esta sección de 'Vacaciones en Miniatura'. 

El camino avanza -o retrocede, según guste el caminante- paralelo al río, en un trazado de tierra clara, ocasionalmente sustituido por tablones de madera. Tarabillas y carboneros saltan de rama en rama; las lavanderas chapotean en el centro del cauce y decenas de golondrinas surcan el aire lanzándose a beber al agua, dibujando los típicos círculos en el líquido que se van ensanchando hasta tocar las orillas. Aquí, subida a un madero de la baranda, una hembra de papamoscas cerrojillo nos contempla sin pudor, y un colirrojo se rasca la cabeza a nuestros pies.

Y no hemos hecho más que empezar. El suave sendero se recorre sin apenas esfuerzo y nos presenta a otros visitantes a los que saludamos cortésmente. Río arriba, nos ofrece las vistas de una vegetación fresca, que da sombra a los ralos piragüistas y abriga a nuevas aves apenas distinguibles desde la distancia, pero que divierten al visitante con sus rápidos vuelos.

Sobre nuestras cabezas, un cernícalo es echado del territorio por las bravas golondrinas que, siempre en grupo, no paran de chillar. Cerca, el avión común, también bien agrupado, se confunde con sus 'primas' y comparte con ellas aire y agua. 

No fuimos apenas más allá, porque no era nuestra intención viajera, pero sabemos, nos cuentan, que el río es frecuentado por truchas que avanzan a saltos, visitado por garzas y poblado por nenúfares...

Todo ello nos ha empujado a elclickverde a incluir este paraje en la lista de destinos con los que iniciar en el respeto a la naturaleza a los más pequeños. Porque la vida está aquí mismo, sin apenas cansarte, es muy variada y se ofrece sin miedo.

Tan cerca está de la ciudad y tanta presencia tiene que podríamos decir que es el Duero el que surca las orillas de Soria y que Soria lo ha tratado bien.

Al otro lado del puente que soporta a la carretera nacional, el camino se vuelve más urbanita y hay un paseo adoquinado, para quien prefiera un suelo más regular bajo sus pies. Y arriba, la ciudad, serena, recogida y limpia.

Desde allí partimos, siguiendo las buenas recomendaciones de aún mejores amigos, hasta Numancia. A unos 8 kilómetros, nos indican desde la Oficina de Turismo.

Numancia empieza en diminutivo: a primera vista es pequeña y apenas hay tres casas recuperadas. Pero abandona los diminutivos en cuanto el guía comienza a contar su historia; y se vuelve grande, hasta en mayúsculas, y al visitante le entran ganas de empuñar la espada y el escudo, que se puede, y aliarse con los numantinos en la enorme defensa del lugar. O bien con sus actuales vecinos, en la también enorme empresa de su restauración. 

Para nuestro asombro, los profesionales de la entrada nos comentaron que no se puede volcar vídeos del lugar en la página web sin pedir permisos varios, cosa que no entendemos y que entorpece toda gestión, porque nos hubiera gustado contagiar el espíritu guerrero de esas gentes que causaron estragos a Roma y de esas calles arrasadas cuando sus habitantes decidieron inmolarse... Pero nos gustó tanto la visita y la disfrutamos de tal manera, que mejor dejamos que vosotros mismos os acerquéis a las ruinas del despoblado y os sumerjáis en su historia de la mano de los expertos.

En el vídeo que insertamos podéis ver imágenes de estas vacaciones inesperadas. No fueron tomadas con afán de hacer un documental, ciertamente, sino que las captamos al vuelo, como quien no quiere la cosa, mientras avanzábamos por el río y por el yacimiento. Luego, de vuelta a la oficina, pensamos que bien merecían la pena ser compartidas... Esperemos que os gusten. 

 

 

 

  • El  Duero en las orillas de Soria
    Duero por Soria 1
  • Duero por Soria 2- Vegetación
  • Duero por Soria 3- Piraguas
  • Duero por Soria 4- El camino
  • Numancia 1- Las reconstrucción
  • Numancia 2- Vivienda
  • Numancia 3- Despoblado
  • Numancia 4- Armas y escudo