Proyecto LIFE Riverlink

Un proyecto 'a gran escala'

La Confederación Hidrográfica del Segura prevé instalar hasta ocho escalas que permitan a los peces remontar el río

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El río Segura, alimento y refugio de aves, territorio de caza de mamíferos y soporte de los últimos reductos del bosque de ribera... es un río compartimentado. La causa está en las decenas de infraestructuras que lo atraviesan y que se elevan como obstáculos insalvables para gran parte de sus peces. Ahora, un ambicioso proyecto trata de eliminar algunos de los azudes situados a su entrada en la Región y dejar vía libre para que estas especies puedan corretear río arriba y río abajo, culminar sus migraciones para desovar, volver rápidamente a los tramos bajos, dispersarse y colonizar nuevos recodos.

La idea consiste en crear ocho escalas para peces en sendos azudes situados entre Calasparra y Abarán y contempla también derruir uno de ellos por haber caído en desuso. En opinión de Eduardo Lafuente, jefe de servicio de Comisaría de Aguas de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS), entidad que lidera este proyecto europeo LIFE Segura Riverlink, el mejor obstáculo es el que no existe, pero “si no hay otra opción dado que existen unas concesiones con unos derechos que no se pretenden alterar, la construcción de escalas de peces es una muy buena opción”. La CHS ha escogido este tramo alto por dos razones principales. De una parte, “allí fluye normalmente un elevado caudal y el río es muy recuperable”, asegura Lafuente; y, de otra, se apoya en la presencia de unas poblaciones de fauna bien establecidas. “Desde Murcia hacia abajo, el río es morfológicamente un canal. Aunque biológicamente haya mejorado muchísimo en estos últimos cuatro o cinco años, aún hay que continuar con su proceso de mejora”, apunta, para concluir que “cualquier actuación en la zona de arriba es más fácil que perdure”.

“Los proyectos LIFE se detienen mucho en que las zonas escogidas tengan valores ambientales”, detalla Lafuente

En este curso alto del Segura, donde se van a construir estas escalas, se encuentran zonas de un gran valor ecológico. En él se extiende la Reserva Natural de los Sotos y Bosques de Ribera de Cañaverosa, un tipo de paisaje que favorece la biodiversidad en las orillas; y el popular Cañón de los Almadenes, incluido en un área calificada como Lugar de Interés Comunitario (LIC), con sus impresionantes cortados de hasta 100 metros de altura. Por estas aguas bucea la nutria, surcan el aire el rapaces y murciélagos protegidos, pino y esparto cubren sus orillas y, paredes arriba, la Cueva de la Serreta abriga sus pinturas rupestres y su casa romana, única en la Península ubicada en la interior de una sima. "Los proyectos LIFE se detienen mucho en que las zonas escogidas tengan valores ambientales", detalla Lafuente.

Aguas adentro, el gran beneficiado de esta medida aún no se puede dar por enterado. Es el barbo gitano (Luciobarbus sclateri Gunther), una de las pocas especies autóctonas que aún viven en este río. Otros autóctonos, como la trucha común o el cacho, nadan aún aguas más arriba, en otro 'compartimento'. Nuestro barbo es un pez robusto, pero no tiene la vistosidad de esos salmones de los ríos norteños, capaces de saltar con facilidad alturas de 1,5 metros y hasta superar los espectaculares 3 metros. “El barbo gitano desarrolla una media de salto de unos 50 centímetros. Tiene problemas para cruzar incluso el azud de Manterola en la capital murciana, de aproximadamente 1,5 metros. Aquí, algunos individuos la superan con esfuerzo y trepando aferrados a la rugosidad de la rampa, pero la mayoría no puede. Es imposible que un barbo gitano pueda superar una presa como La Mulata”, recuerda Lafuente. Pero todos los años lo intentan, hacia finales de mayo o junio. Tratan de ir aguas arriba para el desove (técnicamente, la freza), buscando zonas de poca profundidad y leve corriente donde depositar la puesta, y después volver río abajo. En ríos sin obstáculos, se mueven con facilidad desde los tramos medios hasta mayores altitudes si otros parámetros, como la temperatura o el oxígeno, se lo permiten; pero aquí, “tiene las poblaciones compartimentadas, y se produce un menor cruce genético”, apunta el también ingeniero de Montes.

Tipos de escalas

Así que, para ellos, se están barajando hasta tres tipos de escalas. Están las llamadas Escalas de Artesas, a modo de pequeños estanques sucesivos, de unos 20 centímetros de profundidad, y que constituyen la construcción más usada. También pueden diseñarse las Rampas de Piedra, para aplicar en los azudes más bajos. En estos, se rebaja la pendiente y se distribuyen piedras sobre ella, con lo que se consigue un aspecto más naturalizado. Y, por último, han pensado también en los Ríos Artificiales, un canal a modo de by-pass que sale del río y vuelve a desembocar en él, y que habitualmente conlleva más cálculos hidráulicos y ha de respetar otros derechos de uso del agua del río.

 

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A la izquierda, un obstáculo para los peces. A la derecha, construcción de una rampa para peces con fondo naturalizado. Imágenes: CHS.

En cualquier caso, construir una escala para peces no es algo automatizado. Los expertos saben que existe lo que han denominado 'la llamada del río', y que hace que los peces escojan instintivamente una esquina del obstáculo para saltar sobre él, de modo que si los cálculos y la elección de la disposición de la infraestructura no han sido los correctos, nos podemos encontrar con una escala situada en una orilla mientras los peces, insistentemente, se arremolinan en la otra orilla... donde no hay acceso posible.

En este sentido, Lafuente considera que este proyecto es ambicioso precisamente por la temática. Al respecto, puntualiza que en la cuenca del Segura sólo sabe de la existencia de dos escalas para peces y las dos fuera de la Región. De hecho, incide, la que está en el Río Mundo queda fuera del cauce, “¡el agua no pasa por ahí!, es enorme, de hierro, y ya no funciona”, aún se asombra. Y, dice, en España existen pocas escalas y están generalmente en ríos salmoneros, por el interés económico. Ahora están construyéndolas en el Duero, algo en el Tajo..., “pero en el Mediterráneo y en el Sur de España esto no era tan tenido en cuenta porque los ciprínidos (barbos, carpas, gobios...) no suelen ser foco de interés frente a especies como el salmón o la trucha”, reclama.

Por su parte, la anguila “tampoco está en esta zona y ni siquiera se había detectado su recuperación cuando se redactó el proyecto”, apunta el técnico de la CHS, si bien deja caer que “quizá hasta se haga algún paso anguilero...”, una estructura algo diferente a estas escalas, ya que la anguila no precisa de las mismas condiciones que los peces para remontar el río.

No es la única medida que se le queda en el tintero a Eduardo Lafuente. “Nos gustaría hacer una escala tipo artesa en el azud de Manterola en Murcia, o en Abarán, e incluso poner un cristal transparente para que, desde el lateral, la gente pudiera ver cómo los peces suben por la escala”. Todo ello, “para acercar a la gente al río, contarles que no sólo la química del río, su contaminación, es importante; sino también su biología. Los peces están muy mal en casi todos los ríos, la vegetación es más controlable”, apunta.

Y es que el proyecto tiene una gran parte dedicada a la difusión y sensibilización, parte de la cual se unirá a otro de los objetivos previstos, también notorio: la restauración de las orillas en las proximidades de las escalas construidas. 

Esta medida busca extender el bosque de ribera, tan beneficioso y escaso en la Región; y en ella participarán voluntarios

La CHS ya ha realizado sus ensayos para determinar cuál es la mejor técnica para lograr retirar la caña, ajena a estos ecosistemas, y el carrizo, que se ha extendido más allá de su espacio natural apoderándose de rincones propios de las galerías de álamos, chopos, sauces, fresnos y otras especies boscosas. El sistema es un difícil equilibrio entre el agua, el frío, la sal y la sombra, donde este último factor parece ser, finalmente, el más determinante en el éxito de esta actuación.

Igualmente, para esta divulgación se realizarán talleres sobre cómo muestrear pájaros próximos al río, o las propias aguas. “Eso hace que la gente mire al río de forma diferente. Entendemos que los primeros interesados y que tienen que cuidarlo son los propios usuarios, desde el regante hasta el vecino del pueblo, y los alumnos de los colegios. A ellos va a estar dirigida la difusión del proyecto”, apunta el experto.

Y a esta misma intención se incorpora la creación de una red de Custodia del Territorio que, al incidir sobre custodia fluvial, tiene sus particularidades. De hecho, solamente existe un convenio de este tipo en España, en el Duero, que lleva en vigor menos de un año. “Nosotros queremos ir a la vera de ellos”, cuenta el técnico.

Pero, por ahora, el proyecto está en fase incipiente. Acaba de comenzar y se prolongará hasta septiembre de 2017. Y, en realidad, ha sido todo un logro. Por su envergadura, por su temática novedosa en el Sureste español, y porque es la primera vez que una Confederación Hidrográfica española lidera un proyecto LIFE. “Suele coordinarlos el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, ¡pero no los pedía! Se nos ocurrió pedirlo a nosotros y nos lo concedieron. En España, a ninguna Confederación Hidrográfica se le había ocurrido; ahora, y dada la ausencia de fondos propios, se están solicitando muchos más”, recalca Lafuente.

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Mónica Rubio. Periodista y Bióloga.

Agua: física, química y exóticos

El río Segura ha mejorado notablemente sus condiciones químicas en los últimos años. Hoy tiene menos contaminación gracias al trabajo de las depuradoras, pero también debido a que ahora mismo lleva mucha agua. “El ejercicio 2010-2011 fue muy húmedo, y éste ha sido el año más lluvioso en cabecera de los últimos 50 ó 60 años. Abrir los embalses en abril durante un mes para soltar agua, porque las presas de cabecera se llenaron por primera vez en 40 años, ha sido un hecho histórico. Ahora vienen dos o tres años tranquilos, pero hay que saberlos gestionar”, reflexiona Eduardo Lafuente, jefe de servicio de la Confederación Hidrográfica del Segura.

Sin embargo, con las medidas que se van a realizar dentro del proyecto LIFE Segura Riverlink, no se va a atender tanto estas condiciones físico químicas del agua, como su estado biológico y las características del propio curso del agua. Es decir, se contemplan estudios de las plantas, de los macroinvertebrados (insectos y semejantes) y de otros seres, así como de las alteraciones del cauce. De esta manera, cualquier mejora en el cauce supondrá, a priori, una mejora en la vida que alberga. Pero esto hay que demostrarlo, y ya se han empezado a muestrear estos parámetros aguas arriba y abajo de los azudes a remozar. Los técnicos del proyecto están así estudiando los peces, plantas o algas como las diatomeas; la Asociación de Natrualistas del Sureste (ANSE), como socio del mismo, está hace lo propio con aves y tortugas, y de igual modo se detendrán sobre el bosque de ribera. “Hay que controlarlo todo y ver si estas poblaciones realmente mejoran. El proyecto LIFE pide que lo monitorices todo”, apunta Lafuente. Y, entre otras cosas, hay que prestar especial atención a las especies ajenas a estos ecosistemas. Al respeto, conocen que en el río hay especies exóticas que también pueden interferir pero, según indicaciones aportadas por otro de los socios del proyecto, la Universidad de Murcia, estas exóticas no son tan migradoras como el barbo gitano y los expertos han concluido que, abriendo las escalas, “tenemos más que ganar, que que perder”, señala el experto, quien concluye que “nosotros partimos de que el efecto previsible es positivo, pero los estudios, que presentaremos al LIFE, nos dirán si esto es así o no”.

El proyecto LIFE. Dotación económica, plazos y socios.

El proyecto LIFE Segura Riverlink cuenta con un total de 3,4 millones de euros. De ellos, la mitad los aporta la propia UE; mientras que la otra mitad se añaden, en distintas proporciones, por el coordinador del proyecto: la Confederación Hidrográfica del Segura, y por el resto de los socios: la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, la Universidad de Murcia, la Universidad de Valladolid y la Asociación Naturalistas del Sureste (ANSE).

Lafuente recalca esta cuestión económica: “hemos obtenido una buena cantidad, teniendo en cuenta la crisis”, dice. “Por nosotros, el objetivo es restaurar todo el río, eliminar los azudes en desuso e instalar escalas en los que queden”, señala, e incluso afirma que “mejor que construir una escala es hacer desaparecer un azud”, pero esto no es posible por diversos motivos. Así que, con ese montante, “se pueden hacer muchas cosas, aunque tenemos que ser imaginativos, y de hecho se va a hacer mucho”, asegura